La noticia más notoria fue que al ex director de la policía política del Estado, Jorge Noguera, le libraron Resolución de acusación. Esto quiere decir, palabras más, palabras menos, que los jueces encontraron suficientes elementos de juicio para procesarlo por sus vínculos y relación con el paramilitarismo, en casos como homicidios, organización de operativos para asesinar a los opositores al establecimiento, entrega de información a terceros para que pudieran consumar estos propósitos, estímulo para, y conformación, de grupos paramilitares. O sea que, como se reconoce en variados espacios, el paramilitarismo es un crimen de Estado, aspecto que distintos testimonios evidencian pero que Mancuso confirmó diciendo: “[era tanta la relación entre] el ejército y los paramilitares [que] hasta 1997 era considerado prácticamente un soldado más en la brigada asentada en Montería”.
Pero también sucedió algo que todo el mundo esperaba y sin embargo no llegaba: fue conducida al Buen Pastor la ex representante Rocío Arias, quien de inmediato vinculó en las investigaciones en curso al representante Bernardo Elías, al ex representante Carlos Clavijo, al senador caucano Luis Fernando Velasco y también a la senadora, ya relacionada con estos procesos, Zulema Jattin.
Como si fuera poco, los jueces llamaron a indagatoria a 23 industriales de la palma africana por concierto para delinquir, despla- zamiento forzado, usurpación de tierras, falsedad en documentos públicos y delitos contra el medio ambiente. En anteriores indagatorias ya se había vinculado a los industriales del banano, pero también se relacionó a Bavaria, Postobón, Vikingos y Carbones del Caribe, así como a los ganaderos de Sucre.
Estos son algunos hechos. Pero ya se había precisado en la financiación de los paramilitares a empresas como Bavaria, Postobón, Vikingos y Carbones del Caribe, además de los ganaderos sucreños.
Esas mismas declaraciones (de Mancuso) vincularon a todo el establecimiento colombiano, desde el vicepresidente Francisco Santos, “quien les propuso crear el Bloque Capital, que actúo en la capital del país”; hasta Juan Manuel Santos, que “los buscó para conspirar contra el presidente de entonces, Ernesto Samper; el ex presidente César Gaviria, “aliado con los narcotraficantes para lograr la baja de Pablo Escobar y que como contraprestación había autorizado la creación de las Convivir”; el ex ministro del Interior Sabas Pretelt, actual embajador en Italia, quien “vino a vernos en nombre de los industriales de este país”; el ex general Rosso José Serrano, “quien dijo que tuvo relaciones con Carlos Castaño, en virtud de esta situación
Como se puede deducir, en este proceso de paramilitarismo está vinculado todo el establecimiento, el mismo que ahora posa de impoluto. Surge entonces una pregunta: ¿Por qué estas investigaciones no han prosperado? ¿o será que la única intención de los jefes de bloque hoy presos es dejar claro que pueden hundirlos a todos si no les arreglan su situación jurídica?
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