Rodeados por los restos de una batalla campal que se ha prolongado hasta esta madrugada, los diputados griegos han vuelto esta mañana a la plaza Sintagma de Atenas, sede del Parlamento y epicentro de las revueltas desatadas ayer por la aprobación de un duro plan de ajuste, para votar la forma en la que se llevarán a cabo los recortes. Los enfrentamientos entre jóvenes encapuchados y policías en el centro de la capital griega, con lanzamiento de bombas de petróleo, piedras y gases lacrimógenos, han dejado un saldo de más de 700 personas atendidas de crisis respiratorias, contusiones y heridas, y 43 detenidos, además de aniquilar el mobiliario urbano, dejar algunos edificios incendiados y obligar incluso al desalojo de un hotel de lujo.
Desde primeras horas de la mañana, los servicios de limpieza del ayuntamiento de Atenas despejan el centro de la ciudad, y en especial el entorno del Parlamento. El tráfico se ha restablecido, y por el momento el ambiente es tranquilo, a lo que contribuye el fin de la huelga general de dos días, aunque se teme que se produzcan nuevos disturbios tras la votación de la ley de implementación del plan de ajuste, que tendrá lugar entre las dos y las cuatro de la tarde. Si se aprueba, el duro programa, que permitirá acceder al quinto tramo del rescate de la UE y el Fondo Monetario Internacional, entrará en vigor mañana mismo, 1 de julio.
El texto detalla el calendario de las privatizaciones que se llevarán a cabo por valor de 50.000 millones de euros, y los primeros aumentos de impuestos (sobre productos como el tabaco, el gasóleo de calefacción o los refrescos). En principio, se prevé que pase, aunque se especula con que algunos diputados, tanto del gobernante PASOK como de la fuerza principal de la oposición, Nueva Democracia (derecha) puedan cambiar el sentido de sus votos respecto a los de ayer. Ayer, el Gobierno del socialista Yorgos Papandreu logró el apoyo de 155 diputados a los recortes, con 138 en contra y cinco abstenciones, desatando violentos enfrentamientos entre grupos de encapuchados y antidisturbios.
Según los últimos datos, más de 700 personas necesitaron asistencia médica, sobre todo por problemas respiratorios causados por los gases lacrimógenos. De ellos, 181 fueron atendidos de urgencia, entre los cuales había 56 policías, y más de un centenar de personas fueron hospitalizadas.
Los incidentes se iniciaron hacia las cuatro de la tarde de ayer en la plaza Sintagma, donde se asienta el campamento de los indignados, pero las revueltas se extendieron a varios barrios del centro de la capital, algunos turísticos como Monastiraki; otros, acomodados, como Kolonaki.
El resultado: adoquines, mamparas, jardineras, fuentes, marquesinas y semáforos arrancados de cuajo; quioscos de prensa carbonizados; lunas rotas y cierres metálicos arrugados como una bola de papel. No escaparon los hoteles de la plaza Sintagma: el martes, primero de dos días de huelga general, los radicales rompieron los escalones de mármol del Plaza Athens con enormes mazos para utilizar los cascotes como munición contra la policía; en la tarde de ayer, el King George, contiguo al anterior, fue desalojado al no poder garantizar la dirección la seguridad de sus clientes.
Los bomberos también desalojaron un céntrico edificio de viviendas por las llamas de uno de los locales, que alberga una sucursal bancaria. En el Ministerio de Finanzas, la garita de seguridad de la entrada estuvo a punto de convertirse en una tea con los guardas dentro. La contigua sucursal de Eurobank, la segunda entidad crediticia del país, fue consumida por las llamas. Y las instalaciones de una oficina de correos, en la misma manzana, quedaron pulverizadas.
Cientos de afectados por los gases lacrimógenos se refugiaron en un puesto de socorro improvisado en el vestíbulo de la estación de metro de Sintagma, a escasos 50 metros del Parlamento. Las cadenas de televisión reiteraban el llamamiento a los médicos disponibles en la ciudad para que se trasladasen al lugar. A primera hora de la noche, una furgoneta de la ONG Médicos del Mundo se abría paso con dificultad entre las columnas de antidisturbios desplegadas en torno a la plaza. No había tampoco suficientes botellas de oxígeno dentro; la calidad del aire empeoraba a medida que afluía más gente a refugiarse de los disturbios.
La Embajada de Estados Unidos en Atenas emitió a última hora de la tarde un aviso recomendando a trabajadores y familiares no trasladarse al centro de la ciudad en los próximos días, por temor a que continúen los disturbios. Mientras, el cierre, por tercer día consecutivo, de los puertos de pasajeros de Grecia, sobre todo el del Pireo, en Atenas, supone un fuerte golpe al turismo. La huelga de hoy de los trabajadores portuarios, que se suma a los dos de huelga general de martes y miércoles, mantiene a miles de turistas atrapados sin poder desplazarse a las islas.
Por M. ANTONIA SÁNCHEZ-VALLEJO | Atenas (Enviada Especial) 30/06/2011
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