Con luz intermitente está la salud del Presidente, tal como lo evidenció su ausencia durante la VI Cumbre de las Américas. El hecho, más allá de la polarización política, saca a relucir que la actual campaña por la Presidencia en Venezuela remolca otra preocupación: un Chávez candidato con viajes y con quietud parcial, o, peor, incapacitado o grave. Sin el papel de una fuerza crítica, y de movimientos sociales con márgenes de autonomía e interpelación, el proceso muestra la debilidad o la ausencia de un proyecto colectivo que, con estos años de gobierno y poder, ya tuviera la estructura integral y de dirección colectiva para asumir todo riesgo y toda dificultad. ¿Cualquier escenario favorece la continuidad del proceso y su victoria electoral? En la situación, el cargo de la Vicepresidencia adquiere un realce y un juego interno nuevo.
La discusión, y para muchos la duda, tenía varios meses. Sin embargo, hoy toma proporción, una vez que, con el presidente de los Estados Unidos a punto de noticia internacional, de decirle algo o mucho en la cara, con 1.200 periodistas atentos a titulares y portadas, por recomendación médica –trámite por primera vez, desde el 8 de junio de 2011, cuando fue pública su enfermedad– el presidente Chávez no hizo presencia en Cartagena. Aún tiene referencias de que en el encuentro anterior con Barack Obama, en un gesto con éxito y efecto mediáticos, el presidente Chávez le entregó en mano el libro Las venas abiertas de América Latina.
Ante los hechos y el nuevo espacio en fricción interna con los disminuidos partidos Acción Democrática, AD y Copei, que la derecha y su ‘candidato único’ tienen en marcha –con eje en la Caracas rica, los negocios, los cruces de corrupción, la tradición importadora y la pujanza bancaria privada, siempre obediente a la política global de los Estados Unidos y el maltrato con nuestro continente–, el Presidente tiene una mayor exigencia de ajuste y definición de su campaña, hoy, con puerta sólo abierta para la adherencia del PSUV, al líder y su forma de “gran Polo Patriótico”, inmersa en vanguardismo, manejos, exclusión y formas de culto al caudillismo, dada una “cúspide de vértice único”. Se trata de una particularidad, sin desconocer el fondo humano en el reciente impulso de la Misión Vivienda, Misión Anciano Mayor y Misión Hijos de la Patria.
Ante la disputa por el gobierno que tendrá elección el 7 de octubre próximo, está en el orden para el Presidente un ajuste por supuesto y sin equivocar la prelación: de la mejor y mayor eficiencia en el aspecto general de su gobierno y la rama ejecutiva, y de rectificación en procedimientos, concepción y formas del discurso, y la decencia. Discurso y forma que transfieren alejamientos –no “radicalización del proceso”–, precauciones o distancias de jóvenes, sectores de la población, de comunidades urbanas con reivindicaciones inmediatas, sin espera; y de partidos del campo de la Revolución (Partido Comunista de Venezuela y sectores del partido Patria Para Todos, y de activistas y sectores sociales, de la academia y la investigación, con trayectoria y lucha).
Un ajuste del instrumento de poder característico del proceso bolivariano con sus dos planos, por caracterizar más adelante. Aunque ‘institucional’ en sus funciones, de nombramiento propio del Presidente, dentro de este acople adquiere condición de punta el ‘cercano’ –con ‘pistas’ desde noviembre– nombramiento del Vicepresidente de la República. Es conocido por todos que el vicepresidente Elías Jaua y el ministro de Relaciones Exteriores Nicolás Maduro fueron designados a mediados del año anterior como candidatos en las elecciones citadas para diciembre de este año a la gobernación de Miranda y Carabobo, respectivamente. De inmediato, o más temprano que tarde, ambos dejarán sus actuales cargos.
En ese marco tuvo papel la conversación del martes de Pascua, cuando el Presidente regresó de una de las jornadas de tratamiento en La Habana, y de inmediato, entre 11:00 p.m. y 1:35 a.m., hizo una cadena nacional en compañía de una pequeña sala de invitados. Su trasfondo pudo indicar la forma como el Presidente deshoja la margarita para nombrar al Vicepresidente.
En la ocasión asistieron José Vicente Rangel, ex Canciller y ex Vicepresidente, quien en su haber como periodista haría preguntas, y en tres oportunidades el Presidente ha mencionado como posible Vicepresidente; el vicepresidente Elías Jaua; Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional (segundo en la lista constitucional de sucesión presidencial), hace poco con ascenso a primer vicepresidente del PSUV, ex vicepresidente de la República en los previos y la coyuntura con riesgo de abril de 2003; el Ministro de Defensa, el canciller Nicolás Maduro; el ex general Jorge Luis García Carneiro, gobernador del estado Miranda (con comentarios de posible vicepresidente); Adán Chávez, hermano del Presidente y gobernador del estado Barinas (en condición familiar que inhabilita la sucesión). La ministra para el Servicio Penitenciario Iris Varela, con el rostro femenino necesario en la reunión, y el asesor y ex general retirado, con reintegro a las filas, Jacinto Pérez Arcay.
La conversación sobre los hechos del 11-13 de abril de 2003, como primer acto del regreso tras el paréntesis de semana santa, pudo constituir un ‘traer a la mesa’ y anuncio de José Vicente y el ex general García Carneiro como presentes en el corazón del Presidente para su decisión definitiva.
Un intríngulis en los dos planos –sin discusión pública hasta hoy–, de juego en el poder y consolidación y defensa del “socialismo del siglo XXI”: uno, en el manejo de los poderes públicos y la jerarquía institucional, y, dos, “la jerarquía de poder y del movimiento 4F/27N”, con militares en retiro y las simpatías de activos, más ahora con el avance político de la FAN, como instancia de dirección del proceso y de motor de las acciones, con sujeción del PSUV.
Es significativo el papel por cumplir de un Vicepresidente ante el escenario de una gravedad, ojalá nunca en la salud del Presidente, como quedó dicho, en los días complejos del abril del golpe, cuando hubo la movilización inicial, pronta, de militantes, activistas, sectores políticos, sociales y de la FAN, que de inmediato actuaron con planes de retaguardia y clandestinidad –sin abandono de las responsabilidades de articular agitación y resistencia–, que al calor de su experiencia y las evidencias tenían en mente. Dicha la situación provisoria del Vicepresidente en funciones, en tránsito a la candidatura por Miranda, el segundo en lista según la Constitución, presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, está en los transluces de la situación.
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