Home » Exportación exótica ‘soldado universal’

Exportación exótica ‘soldado universal’

Exportación exótica ‘soldado universal’

A nadie le debiera extrañar que los mismos que proponen la pena de muerte para resolver la cuestión de la seguridad se inclinen por reclamar el retorno del servicio militar obligatorio […]. En el fondo están convencidos de que el cuartel es sinónimo de educación y que la solución a la crisis juvenil es militar.
Rogelio Alanís, docente universitario
y periodista argentino

El pasado 20 de marzo se dio a conocer en los medios masivos de comunicación colombianos la propuesta del Ministerio de Defensa para crear un “soldado universal”. Desde ese día, más allá de los comentarios que ha generado el nombre de la propuesta (algunos porque lo consideran muy llamativo, y otros porque lo consideran exagerado o inapropiado), no se ha dado un debate público sobre las implicaciones que pueda tener esta iniciativa en términos políticos y sociales.

Desde la Acción Colectiva de Objetores y Objetoras de Conciencia (ACOOC), consideramos necesario recordar que no es la primera vez que se propone la ‘universalización’ del servicio militar, razón por la cual debiéramos analizar el contexto en el cual se dieron las propuestas anteriores y cuáles fueron las consecuencias de su implementación.

La primera versión del servicio militar obligatorio universal en Colombia deviene del surgimiento de esta iniciativa en Chile con las misiones militares prusianas de 1900, que pretendían implementar este modelo en América Latina. Pero un elemento clave de éstas estriba en que, luego de nueve años de formación en el país austral, el resultado no fue el esperado:

“La idea central que impregnaba su pensamiento era el concepto del pueblo en armas, lo que implicaba la movilización total de la ciudadanía en pos de los objetivos militares. […] Por eso sostuvieron la tesis de que también Chile debía incorporar un sistema de reclutamiento universal que no diera cabida a excepciones de ningún tipo. De allí también la frustración que embargó a los oficiales alemanes al percatarse que la idea de una conscripción universal en Chile era simplemente una utopía”1.

El obstáculo más fuerte con el que se topó esta misión consistió en que, en la mayor parte de Latinoamérica, el servicio militar tenía como principal característica ser selectivo y excluyente. La mayoría de los jóvenes reclutados eran del campo o de sectores marginales de las urbes; culturalmente se empezó a considerar que el joven que se convertía en soldado pertenecía al “rango de los pobres”2.

De allí en adelante, este proyecto de construcción de ejércitos “nacionales” tuvo un desarrollo distinto del que se pensó desde Europa. La creación de un ejército que no discriminara por razones sociales, económicas o políticas no pasó de ser una herramienta demagógica que usaban los gobernantes de turno para promover la vinculación de los ciudadanos a las fuerzas armadas. Sin embargo, esta dinámica, combinada con la formación recibida a partir de 1950 por parte de asesores militares de los Estados Unidos, facilitó la generación de agresiones internas con intereses políticos y económicos. Esto desembocó en los golpes de Estado y las sucedáneas dictaduras que dejaron más de 200.000 muertos en menos de 20 años.

El caso colombiano o la manía de no dejarse reclutar

Si observamos este proceso en Colombia las conclusiones son mucho más críticas. La tecnificación del ejército empieza, según la versión oficial de las fuerzas militares, con la fundación de la Escuela Militar de Cadetes el 1 de julio de 19073. Esto es resultado de la asesoría chilena que Colombia contrató con el fin de reorganizar el ejército. Esta misión llegó en 1907 (siete años después del inicio de la misión prusiana en Chile) y se fue sólo hasta 1914, sin que hasta esa fecha se hiciera evaluación alguna de la implementación del “servicio militar universal”. Tal vez la razón por la cual no hay una evaluación, sea que el ejército colombiano ya venía enfrentando un problema crítico con el reclutamiento, que tenía casi 60 años de historia.

Desde 1832, con la reforma introducida por el entonces presidente, el general Pedro Alcántara Herrán, el ejército nacional quedó facultado para reclutar por la fuerza a todos los varones que fueran considerados aptos para ingresar en el cuerpo armado, siempre y cuando no fueran hijos únicos o estuviesen casados. Sin embargo, debido a las disputas políticas de aquella época y la ausencia de un concepto claro de Nación (evidenciado en los múltiples conflictos regionales), los hombres colombianos huían masivamente del reclutamiento4.

De hecho, la resistencia a “dejarse reclutar” era tal que el ejército tuvo que implementar acciones inusuales y violentas para capturar a los hombres que se requerían en los cantones: “Algunas de las estrategias eran aprovechar el día de mercado en las plazas de los pueblos para entrar intempestivamente y capturar a cuantos transeúntes se encontraran a su paso; otras veces capturaban a hombres solitarios en los parajes de los caminos, o a labradores desprevenidos que se encontraban desempeñando labores agrícolas o artesanales5. Esto último es lo que en nuestros tiempos se conoce como batidas, que afortunadamente fueron declaradas ilegales por parte de la Corte Constitucional”6.

Aun, pese a las medidas adoptadas por el ejército, el reclutamiento se hacía casi imposible, hasta el punto de hacer inviable la existencia de ciertos cantones, debido a la imposibilidad de contar tan siquiera con una decena de soldados. Este fragmento de un reporte enviado al general Herrán deja constancia de tal situación:

“[…] me es sensible y vergonzoso comunicar a Ud que a pesar de las respectivas y urgentes órdenes a los respectivos alcaldes y jueces territoriales” no se ha podido conseguir la reunión de un solo hombre, a causa de que todos se han ocultado temerosos de la guerra “de suerte que los dichos jueces territoriales han tenido que valerse de las mujeres para conducir una que otra caballería que han mandado. Ud estará informado que los vecinos de este cantón por lo común son pusilánimes”, y por esta razón, y no la que ellos sean contrarios a nuestro legítimo gobierno, es que huyen de la guerra, de suerte que en el día es más fácil coger un venado que un hombre7.

La situación anterior se volvió común. Si era difícil reclutar el mínimo de hombres necesario, ¿Cómo pretender implementar entonces un servicio militar universal?

El peligroso absurdo del ‘soldado universal’

En Colombia, donde el concepto de Nación es tan cuestionable como el de ciudadanía, la pretensión de crear una fuerza integrada por miles de hombres sin distinción económica, social o política se vuelve una quimera. De esta manera, la única forma de mantener la iniciativa es a partir del discurso y el lenguaje institucional del ejército. Mientras tanto, dentro de la fuerza pública se reproducen vicios que generan buena parte de los conflictos sociales del país: exclusión, corrupción, inequidad, discriminación, abuso de la fuerza, clientelismo, ilegitimidad, etcétera.

Por tal razón, ni siquiera la libreta militar, que no es más que un dispositivo legal que establece un sistema de sanciones para aquellos que no han ‘definido’ su situación militar y que aparece con el único fin de que nadie evada tal ‘obligación’; ha logrado transformar la histórica renuencia de los hombres a prestar el servicio militar obligatorio.

De hecho, en la actualidad la cifra de remisos8 continúa cercana a los 200.0009, número que equivale a la mitad de los integrantes que actualmente tiene el Ejército, situación que en cualquier otro país sería un claro indicador del “problema de legitimidad” que tiene el servicio militar. Este es un aspecto crucial por considerar antes de poner en marcha la iniciativa del ‘soldado universal’, pues el número de jóvenes que evitan por todos los medios ser reclutados no disminuirá sólo porque ahora se pretenda que todos presten el servicio militar en una sola categoría, sin discriminación alguna.

Si observamos detalladamente, la discriminación más fuerte dentro del proceso de “definir la situación militar” se da por razones económicas. Para nadie es un secreto que en este país los jóvenes que cuentan con recursos suficientes integran buena parte del porcentaje de bachilleres que acceden a la educación superior (por tanto, no son reclutados), o sencillamente compra la libreta para legalizar su situación. El resto de jóvenes está conformado por aquellos que deben buscar maneras de evadir la prestación, y por eso no sería raro que el grueso de los 200.000 remisos pertenezca a jóvenes de sectores campesinos, populares o marginales.

Además, la discriminación económica no acabaría al crear una sola categoría para la prestación del servicio. En realidad, si se quisiera afectar ese problema, se acogería la recomendación de Lucas Ospina en La Silla Vacía: “Pasar una ley para que todos los hijos de los funcionarios de alto nivel del gobierno, o toda familia que tenga una alta declaración de renta, esté [sic] obligada a entregar sus hijos al ejército para que presten el servicio militar en las mismas condiciones que el soldado Rodríguez10.

Hablando en plata blanca, nos preguntamos si realmente lo que busca el Ministerio de Defensa con el ‘soldado universal’ no será más bien conseguir la cuota de reclutamiento de soldados regulares, que son en últimas el insumo fundamental de las fuerzas en combate (para el primer semestre del 2011, el Ejército requería 15.000 de estos soldados).

Lo realmente peligroso de volver a todos los bachilleres regulares, además de que ahora pudieran ser enviados a combate11, es que aún no se han evaluado los verdaderos avances y los aspectos negativos de esta categoría; por ejemplo, el hecho de que sean mayoritariamente soldados regulares (además de profesionales) los que han sido procesados o condenados por diversos “comportamientos inadecuados o delitos”, que van desde el uso excesivo de la fuerza hasta la comisión de ejecuciones extrajudiciales, más comúnmente conocidos como “falsos positivos”.

Aversión al servicio

Visto desde la perspectiva de alguien que quiere mejorar la calidad de la fuerza pública y recuperar la legitimidad de la misma, una propuesta como la del ‘soldado universal’ sólo entra en detrimento de estos dos propósitos. En primer lugar, porque no está resolviendo el problema de la selectividad y la discriminación económica, y en segundo lugar porque puede incluso profundizar la aversión a prestar el servicio que tiene una parte bastante considerable de los jóvenes desde hace casi 80 años, asunto que incluso los mismos integrantes de las fuerzas armadas, desde aquella época, consideran poco estratégica:

“El reclutamiento forzoso, a pesar de ser la principal práctica para la conformación de los ejércitos en tiempos de contienda, no fue del agrado de los oficiales. Los batallones de reclutas generaban más problemas que resultados concretos. Por estar constituidos por hombres obligados a ir a la guerra, su cohesión interna era muy precaria, pues los enganchados sólo aspiraban a fugarse ante el menor descuido de sus gendarmes”12.

Además, para el gusto de quienes quieren que el ejército tenga el mismo estatus o legitimidad de las fuerzas armadas de otros países, el reclutamiento enfocado especialmente en los sectores más pobres no sólo atenta contra la imagen del ejército sino que, además, evita que aquellos considerados como los más ‘indicados’ para hacerlo se motiven a ingresar en las filas:

Este es el principal problema que tenemos en el ejército de Colombia, que los jóvenes más idóneos para portar el uniforme evitan hacerlo. Lo evitan porque saben que adentro se encontrarán con una sarta de andrajosos incultos e indeseables, que fueron forzados a ingresar o simplemente no tenían algo mejor que hacer con su pinche vida […] Entonces entramos en un círculo vicioso en el que el único perdedor es la institución armada, que no sólo tiene que correr con los gastos de educación, disciplina, buenos modales, y todo lo demás, en donde el Estado y la familia fallaron, sino que además paga los platos rotos de todas las imbecilidades que estos ineptos van haciendo por ahí con el uniforme puesto. Es por eso que por acá constantemente estamos escándalo tras escándalo, y la gente se indigna en un momento dado con la institución, pero no se dan cuenta que el problema es más de fondo, el servicio militar obligatorio13.

Ahora, desde la opinión de alguien que desea el fin del conflicto armado y la construcción de opciones viables para la paz, la mejor de éstas no está en crear sistemas ‘universales’ de reclutamiento y prestación del servicio militar obligatorio sino en la eliminación de este último. Mientras exista la obligación constitucional de entrenarse para la guerra, seguiremos replicando el círculo vicioso de impulsar, apoyar y ejecutar acciones de tipo militar para solucionar un conflicto que tiene sus raíces en múltiples problemas de orden social.

Definitivamente, pudiera resultar mucho más beneficioso para el país que sus instituciones, en lugar de intentar fortalecer un “sentimiento de Nación”, promoviendo la vinculación de jóvenes a las filas, se preocupara primero por crear en ellos una conciencia de comunidad o de sociedad que probablemente no todos tenemos. Para este fin, sería mucho más idónea la propuesta de un servicio comunitario alternativo o la de un servicio social general en que la opción de prestarlo en instituciones castrenses fuese simplemente eso, una opción, y no una obligación.

1 Maldonado, Prieto Carlos. Los dilemas de la conscripción latinoamericana, en: Serie Enfoques. Asunción: Centro Paraguayo para la Promoción de la Libertad Económica y de la Justicia Social (CEPPRO). Julio 2000, p. 55.
2 Menzar, Joan. The ranks of the por: Military Service and Social Differentiation in Northeast Brazil, 1830-1875, en: The Hispanic American Historical Review. Agosto 1992. Vol. 72 núm.3, p. 335.
3 Centro de Estudios Históricos del Ejército [Online] www.centrohistoricoejc.mil.co. Inicios del siglo XX, Escuela Militar, Conflictos y Guerras Mundiales. Disponible en internet: http://www.ejercito.mil.co/?idcategoria=211430 (Consultado el 7 de mayo de 2012).
4 Arellano, Luis Ervin. Conscripción y logística: Los límites para la organización del ejército neogranadino en contienda [Online]. Maestría en historia, Universidad Industrial de Santander. Disponible en internet: http://scienti.colciencias.gov.co:8084/publindex/docs/articulos/0120-4661/2291609/2304480.pdf (Consultado el 7 de mayo de 2012).
5 ibíd., p. 6.
6 La Corte Constitucional en sentencia C-879/11, declara que “ningún joven puede ser conducido por la fuerza a cuarteles militares ni permanecer detenido allí por largos períodos de tiempo”.
7 Carta de Juan Antonio Zúñiga a Herrán, Almaguer, 19 de febrero de 1840, en AGN. Fondo Herrán, rollo 6, caja 10, carpeta 42, folios 26, 27 y 28. El resaltado es puesto por Luis Ervin Arellano en op. cit., p. 7.
8 “Los que, habiéndose citado a concentración no se presenten en la fecha, hora y lugar indicado por las autoridades de Reclutamiento, son declarados remisos”. Según la página web del Ejército Nacional de Colombia. Disponible en internet: http://www.ejercito.mil.co/index.php?idcategoria=234955 (Consultado el día 4 de mayo de 2012).
9 Caracol Radio. “Rápidamente y a buen precio, los remisos podrán resolver su situación militar. El coronel César Parra” [Online], en: http://www.caracol.com.co/noticias/rapidamente-y-a-buen-precio-los-remisos-podran-resolver-su-situacion-militar-el-coronel-cesar-parra/20090102/nota/739876.aspx (Consultado el día 4 de mayo de 2012).
10 Ospina, Lucas. “El hijo del Presidente va a la guerra”. La silla vacía, viernes 23 de marzo 2012, en: http://www.lasillavacia.com/elblogueo/lospina/32292/el-hijo-del-presidente-va-la-guerra (Consultado el día 4 de mayo de 2012).
11 Como lo dijo el general Navas ante la pregunta de Yamid Amat: ¿Piensan mandar bachilleres a combate? Consultar El Espectador: “Fuerzas militares buscan crear figura del “soldado universal”. 20 de marzo del 2012 [Online] Tomado de: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-333432-fuerzas-militares-buscan-crear-figura-del-soldado-universal (Consultado el 22 de marzo 2012).
12 Carta del coronel Joaquín París a Herrán, Oiba, 27 de diciembre de 1840, en AGN, fondo Herrán, rollo 5, caja 9, carpeta 38, sin foliación. Citado por Arellano Prado, Luis Ervin, op. cit., p. 8.
13 Anderson, coronel de Medellín. Foro Militar General. Foro moderado para la discusión civilizada sobre asuntos militares. [Online] Top. Foro, Servicio Militar Obligatorio. Disponible en: http://www.militar.org.ua/foro/servicio-militar-obligatorio-t31941.html (Consultado el 22 de marzo 2012) El resaltado es mío.

Información adicional

Colombia, donde nada es universal
Autor/a: Alejandro Parra Macías
País:
Región:
Fuente:

Leave a Reply

Your email address will not be published.