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Desempleo, deflación de alimentos, revaluación e inflación de valores bursátiles

Las noticias económicas de los últimos días, ocultadas por los embarazos derivados de la deshonrosa concesión de bases militares para el asentamiento de efectivos del ejército de Estados Unidos y para la ejecución de indeterminado tipo de operaciones, brindan evidencia de un cuadro negativo, lejos de una auténtica recuperación. Lo peor es que, en el súmmum de la manipulación, las autoridades intentan presentarlas como signos positivos de “lo peor ya pasó”.

Aunque los desempleados han crecido un 10%, hasta 2’369.000; sumando 220.000 más que hace doce meses, se enfatiza en que los ocupados crecieron 1’446.000. La tasa de desocupación de las trece áreas metropolitanas, donde están ubicadas las principales fuentes de empleo, llegó al 13% y en Pereira superó el 20%. Paralelo a esto, se anuncia con “bombos y platillos” que los precios de los alimentos apenas han subido un 1,15% en lo corrido del año, cuando en 2008 crecieron más del 13%. No se liga la caída de las cotizaciones de dichos bienes con una reducción de la demanda por pérdida de ingresos, que en el caso del sector de alimentos se traduce en hambre o en malnutrición al sustituirse bienes de la dieta básica por otros de menor riqueza nutricional; ni tampoco con los impactos que los bajos precios transmiten a los productores para inducirlos a menores siembras y producciones inferiores. Los derrames de leche y los valores de compra del arroz a escala de quiebra para la mayoría de los cultivadores, que perderán más de 500 mil pesos por hectárea, se traducirán en el mediano plazo en escasez. Se configura una clara representación de la crisis, la cual es, a la vez, crisis del trabajo y del capital

Como si lo anterior fuera poco, las fementidas reparaciones de la economía se pretenden engalanar con el alza del valor de las acciones bursátiles en un 35% aún sin concluir los primeros ocho meses del año. ¿Quién puede dar razones de fondo y ciertas para mostrar que acciones como Fabricato, Enka y Tablemac, todas ligadas al paralizado sector real, hayan contribuido a que el Índice General de la Bolsa de Colombia pase de cerca de 7.500 puntos a más de 10.300, entre enero y julio, con alzas entre el 40 y el 65 por ciento en siete meses? ¿Es atribuible al “ya pasó lo peor”, el carrusel especulativo que se ha montado con las acciones de la ETB, valorizadas en un 70% debido al anuncio del alcalde de Bogotá de buscar un “inversionista estratégico”, con transacciones diarias hasta por 20 mil millones?¿Es creíble que las acciones de Ecopetrol lleguen a un pico histórico para 2009 -de $2.660- cuando simultáneamente se conoce la reducción de utilidades semestrales del 58%?¿Cómo unir la revalorización de las acciones del Éxito en un 51,5% con la disminución de las ventas del comercio al detal en más del 5%?

Por su parte, el mercado cambiario sigue presenciando una revaluación del peso, inesperada para muchos. Acumula en lo corrido de 2009 una ganancia frente al dólar de más del 9%. De ese hecho se infiere con facilidad que el ingreso masivo de capitales, que destruye empleo y exportaciones casi al mismo ritmo que lo hace la diplomacia de Uribe, tiene como objeto la creación de la burbuja accionaria que se ha creado, inflada con base en el mercado de títulos de empresas oficiales como ETB, Ecopetrol, ISA e Isagen. Es fácil inducir que se traen dólares, que están devengando tasas reales de interés negativas en los mercados financieros externos, y se aplican a la especulación en productos de renta variable, motivada especialmente por los valores de dichas firmas estatales cuyas subastas se están ensamblando. Ese movimiento en manada, unido a las inversiones en minería e hidrocarburos, establece muy difíciles circunstancias para crear un círculo virtuoso que sí logre rescatar de verdad la industria, el agro, la economía y el trabajo nacionales. En el colmo, como afrenta a los ingresos de las mayorías laboriosas, el gerente del Banco de la República ya fijó el 4% como tope de la elevación del salario mínimo para 2010

A los millones de colombianos con hambre y sin empleo se les están ofreciendo como tabla de salvación, las piruetas de los linces de las bolsas de valores o, en su defecto, más subsidios perversos y politiqueros de programas como “Familias en Acción”. Asistencialismo en vez de empleo y especulación en lugar de producción; a eso lo quieren denominar salvamento económico, como indicio de que lo “peor ya pasó”; de pronto sí para la ínfima minoría que hace rato separó su suerte de la del resto de la nación.

Aurelio Suárez Montoya, Bogotá, 10 de agosto de 2009

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