Buscan la fiebre en las sábanas

El anuncio era esperado desde hace días. El viernes 18 de septiembre el gobierno colombiano anunció que liquidará el DAS.

Sumado en graves denuncias desde el 2004, cuando se hizo pública la connivencia de este organismo de inteligencia –adscrito a la Presidencia de la República–, con el paramilitarismo, distintas voces pedían que se le interviniera. La sucesiva renuncia, investigación y hasta encierro carcelario de uno de sus directores, hacia evidente que algo no era normal, y obligaba a proceder. El asesinato de varios líderes nacionales, con auspicio, complacencia, o asesoría salida de este organismo evidenciaba su peligro y la necesidad de reformarlo. Pero el tiempo pasó y poco cambió.

El reciente pronunciamiento del gobierno de los Estados Unidos, manifestando su inquietud por las reiteradas “chuzadas” de magistrados, políticos y defensores de los derechos humanos, recordaba que a pesar de las denuncias y los escándalos nada había cambiado desde el 2004: el DAS actúa para violentar y hacer sentir terror a la oposición al actual régimen.

Ésta es la realidad. Pero ahora el gobierno se quiere hacer el que nada sabía y procede –para ello pedirá facultades extraordinarias al Congreso– liquidando la entidad, cuyos más de cinco mil funcionarios serán desperdigados por distintas instancias policiales y militares.

Es decir, si la infiltración paramilitar en el DAS era por cuenta de unos cuantos de sus agentes –como dicen en el alto gobienro–, ahora esa posibilidad de infiltración se regará por todo el cuerpo policial y militar del país. Aunque a decir verdad, y según los hechos (acciones militares en coordinación con paramilitares, asesinatos de jóvenes, persecución de críticos del gobierno, asesinatos de sus propios compañeros de armas por oficiales y soldados protectores de narcotráficantes, etcétera), esa infiltración es evidente desde hace muchos años.

De esta manera, una medida que parece sana, lo único que hace es tapar el problema: la Casa de Gobierno, el poder real sobre el DAS, y sitio en el cual hay que preguntar por las funciones no “institucionales” que adelantaba el organismo de inteligencia y contrainteligencia de la Presidencia de la República.

Como dice la sabiduría popular, “no hay que buscar la fiebre en las sábanas”.