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Los delfines de la Costa con el Congreso en sus bolsillos

Los delfines de la Costa con el Congreso en sus bolsillos

El inicio de una nueva legislatura en Colombia trajo consigo la instalación de la hegemonía costeña en las presidencias del Senado y la Cámara de Representantes: José David Name y Fabio Amín Saleme, respectivamente, asumieron la cabeza de las corporaciones públicas. Su elección no sólo demuestra la influencia de la Costa en el Congreso, sino, también, la continuidad de las castas tradicionales de la política y de la parapolítica en la definición de las lógicas de poder en el país.

 

La mesa directiva del Senado

 

Tal y como lo fue indicado en desdeabajo, edición 204, la existencia de una oposición numerosa en el Congreso habilita a los partidos de la coalición de gobierno para exigir mayores prebendas, incrementando su poder de negociación frente al Ejecutivo. En este caso la designación de José David Name, como candidato del Partido de la U, y su posterior elección en la presidencia del Senado, es una clara afrenta al guiño del presidente Juan Manuel Santos quien terminó impulsando la candidatura al interior de su partido de Armando Benedetti.

 

Name, es el delfín político del clan Name Terán, iniciado por su padre el cacique atlanticense José Name quien fuera congresista durante una treintena de años. Este cacique fue vinculado a las investigaciones de la parapolítica por testimonios de los ex miembros de las autodefensas: Carlos Mario García Ávila, Alfredo Arrault, Edgardo Ignacio Fierro Florez, Mario Marenco, Pedro Pablo Sánchez, Guillermo Ariza, Fernando Garcés y Julio Polanía.

 

Su poder y ligazón con el Gobierno central le permite grandes negocios, producto de los cuales terminó involucrado en variadas polémicas, algunas de ellas por concesiones otorgadas para construir obras de infraestructura, entre ellas la vía de La prosperidad, concesión ganada junto a un consorcio que lo conjuga con el dudoso gobernador del Magdalena, Luis Miguel “El Mello” Cotes –próximo al condenado para-político Trino Luna–; y otras polémicas por actos como la entrega de 150 millones de pesos, a través de su empresa “Consultores del Desarrollo”, para financiar el referendo del ex presidente Uribe.

 

Para la legislatura que arrancó este 20 de julio, su campaña a la presidencia del Senado fue apoyada por la poderosa familia García, quienes a través del senador Andrés García Zuccardi (hijo de la condenada por para-política Piedad Zuccardi y de Juan José García, penado por su relación con los dineros calientes del proceso 8000), y de la senadora Teresita García (hermana de Juan José y Álvaro García, este último condenado a 40 años de prisión por su participación intelectual en la masacre de los paramilitares en Macayepo Bolívar, que dejó 15 campesinos muertos), quienes hicieron todo el lobby necesario para reunir los 10 votos costeños de la bancada de la U y así vencer a los otros postulados para esta presidencia: Mauricio Lizcano y Armando Benedetti.

 

Aparte de los herederos de la para-política del clan García, Name contó en su campaña hacia la presidencia del Senado con el apoyo de Dilian Francisca Toro, procesada por lavado de activos. De igual manera, en medio de la elección en la plenaria del Senado, resultó respaldado por la bancada del expresidente Álvaro Uribe.

 

Como si fuera poco, la mencionada Teresita García fue electa como segunda vicepresidenta de la Cámara. La parapolítica, conjugada con la resistencia de los clanes políticos costeños a su muerte, es una constante que desnuda la arquitectura mafiosa y clientelar del régimen político colombiano.

 

También en la Cámara

 

La Cámara de Representantes quedó liderada por el liberal cordobés Fabio Amín Saleme, reencarnación del jefe de su clan, José Name Terán. Su familia fue relacionada con las dudosas concesiones de infraestructura otorgadas en el caribe colombiano. Su logró le permitirá revivir a su clan en el poder en el departamento del Atlántico, donde está aminorada por la influencia de los Char.

 

Recientemente fue vinculado al escandalo del carrusel de los dudosos viajes de un grupo de más de 10 congresistas por Argentina y Chile, aprovechándose de la financiación de la corporación pública.

 

El panorama real del poder político en Colombia, sin duda alguna, prosigue por los mismos caminos. El legislativo instalado el 20 de julio, mezcla de corrupción, clientelismo, mafia, para-política, así lo confirma.

Información adicional

Colombia, 20 de Julio
Autor/a: Miguel Suárez
País: Colombia
Región: Sur América
Fuente: desdeabajo

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