¿Cuál es el papel de la Feria del Libro? ¿Cuál es el papel del escritor? La segunda pregunta tiene múltiples respuestas que implican la subjetividad de cada persona, aunque pueden reunirse afirmaciones como: “el escritor debe entretener”, “estimular nuestra imaginación”, “el escritor debe denunciar” o, incluso, todo lo anterior. En parte considero que el escritor debe ser sincero y crítico con la realidad que lo envuelve al momento de generar un texto de cualquier tipo; y aunque dejo de lado muchas respuestas que podrían dar respuesta a esa segunda pregunta hay una realidad: en Colombia no somos consumidores consientes y mucho menos de libros.
En un estudio realizado por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe –Cerlalc– tomaron a seis países de Latinoamérica, incluida Colombia, y concluyeron que el nuestro es el país donde menos se lee (el estudio se reflejó en la página web de Portafolio), confirmando otro estudio mostrado en eltiempo.com en el cual se afirma que la mitad de la gente que no lee (55,9%), evita este buen habito porque simplemente no les gusta o no les interesa; otras personas argumentan que no tienen tiempo y otras que prefieren las revistas a los libros, dejando claro que para no leer hay muchas excusas y poco agrado.
¿Debe entonces el escritor hacer más llamativa, más interesantes, sus narraciones para que más gente lo lea? La pregunta es insultante desde el punto de vista de un escritor joven y nuevo, pero desde el punto de vista de grandes maestros creo que la pregunta sería llevada a la hoguera o se dejaría marchitar en una esquina sombría ignorándola, pues no vale la pena contestarla. Con maestros como Lewis Carrol, Borges, Bioy Casares, Bécquer, Dickens, Hemingway, Doyle, ‘Gabo’, Rulfo, Nabokov, Kafka, Ortega y Gasset (que es una sola persona), Tolstoi, Twain, Bolaño y la lista continua… decir que la literatura no es entretenida solo muestra el bajo interés que se tiene por la palabra escrita. Las narraciones, los libros, largos o cortos, con o sin dibujitos son narraciones entretenidas. Incluso para los que no pueden concebir las narraciones sin su correspondiente dibujo se les podrían recomendar novelas gráficas y narraciones como carta a un rey de Tonke Dragt (que por cierto es de los Países Bajos el país invitado a esta feria) o El principito; y en cuanto a novelas gráficas Maus o V for Vendetta hablando de algunas populares e incluso unas menos populares como El fotógrafo o la obra de Joe Sacco que suelen, además de ser muy entretenidas, también muy interesantes porque abordan distintos temas de manera crítica.
Si es así, si hay tanta variedad, ¿por qué a la gente no le gusta leer? Como dije anteriormente hay un mundo de lecturas para que las personas puedan escoger, lecturas que van de la izquierda a la derecha, de la inmensidad de las nubes –pasando por el reino de los cielos– deteniéndose en la tierra y en las cosas más mundanas e inmundas (según gustos) y llegando al averno, para colarnos de alguna forma al infierno. Literatura que va desde la realidad más cruda hasta la inagotable fantasía y aun así la gente se alza diciendo que no tiene tiempo para la lectura o que prefiere las revistas a los libros (evidentemente Soho le gana la partida a Lost Girls). Pues bien, si este es un país de no lectores y de doctores falsos, ¿por qué se vendieron la totalidad de las entradas a la Feria del Libro en Bogotá el día que vino el youtuber Germán?
Teniendo en cuenta ese mar de libros, algunos muy valiosos y otros sin ningún valor en absoluto, no es de extrañar que un youtuber publique un libro (si no nos asombramos por el libro de poemas del Ilustre Roy Barrera llamado Que la paz sea contigo, y que es tan malo para el verso como el autor para la politica) pero sí debemos preguntarnos, ¿por qué la gente prefiere un libro de un youtuber al de un escritor? Este interrogante está evidentemente relacionado con la pregunta que abre este escrito, ¿cuál es el papel o la función de la Feria del Libro?
Antes de contestar debemos tener en cuenta que hay una nueva era en que las redes sociales no sólo son un espacio para conectarnos y para dar nuestras opiniones sino también para volvernos más populares. La cajita estupidizadora llamada televisión, la cual le imponía sus contenidos a la tele-audiencia, ha dado un paso al costado en pro de las nuevas tecnología que ahora nos permiten, como usuarios, elegir que queremos ver, que queremos consumir, y seguimos prefiriendo entretenimiento estilo hamburguesa de Mc Donalds, a esas cosas desabridas y sin sabor que en verdad nos alimentan (seguimos eligiendo los dulces de la tienda a las sopas de mamá) y YouTube es una plataforma que muchos usamos –al igual que Facebook o Twitter– para entretenernos, comunicarnos, informarnos e incluso, como lo hace el youtuber, para ganar dinero y fama.
Ahora bien, la Feria del Libro no es tan solo un espacio cultural en donde podemos encontrar cosas como países invitados, los cuales nos enseñaran algo de su historia, de sus costumbres y su cultura; o espacios de discusión donde se promueven lectura y distintas formas de escritura como algo necesario para el desarrollo personal y social. No, por desgracia la Feria no es solo ese espacio cultural, la Feria también es un espacio de comercio en donde además de la lectura se promociona la industria editorial. Industria que promueve los libros bajo un enunciado mercantilista básico: ¡lo importante es vender!, muchas veces no interesa si hay o no un contenido de fondo en el libro, lo importante es que haya un comprador que desee tenerlo y ¿acaso se debe juzgar a un youtuber por querer escribir un libro y por querer venderlo? O ¿más bien se debería señalar a la industria editorial por vender lo que vende? Tal vez debamos señalar a esas grandes empresas por vender la basura que venden, sin embargo es momento de que el colombiano promedio se vea al ombligo (ese que en muchos casos cuelga por causa del sedentarismo y la ingesta inadecuada) y se percate de que muchas empresas venden ese tipo de productos porque esas personas que no leen están dispuestos a aceptarlos, porque no tienen una opinión crítica ni una educación para saber qué consumir.
Me parece que no es justo invalidar un texto de un youtuber solo porque este lo escribió, sin embargo yo haría dos precisiones: la primera es que la gente que lo compró no sabe de qué se trata el libro, aunque saben al menos que significa el nombre del libro Chupa el perro (y no se asombren pero así se llama y es uno de los libros más vendidos en esta edición de la Feria); y la segunda es que buscando en internet uno puede encontrarse con que el youtuber, por medio de un video, invita a comprar el libro y dice que es una mezcla entre libro y revista, muestra que en el interior del libro hay fotos del autor, lee los agradecimientos y básicamente afirma que solo sus seguidores lo podrán entender. También en un artículo del portal Shock dicen que “la intención [del autor] es dar respuesta a problemáticas sobre las confusiones de la adolescencia”. No sé qué tan capacitado esté el youtuber para dar respuestas a ese tipo de problemáticas, y no sé si la cantidad de personas que fueron a Corferias tenían ese tipo confusiones de adolescentes, supongo desde mi profunda ignorancia que muchas de las personas que conforman ese 55 por ciento acudieron a ver no al autor de un libro sino a su ídolo de YouTube. Y queda claro que fue gracias a la popularidad del youtuber que vendió, y en grandes cantidades, ese libro que en una traducción libre al inglés se llamaría Blowdog.
Como ven mi intención no es señalar al youtuber, sino a los fanáticos y a las editoriales. Es obvio que las editoriales vieron en la popularidad del youtuber una oportunidad de agrandar más sus arcas, y digo agrandar porque es la editorial Alfaragua la que decidió darle vida al libro y esto fue aprovechado tanto por ellos como por el autor, para cumplir con ese fin de vender y de ganar mucho dinero. Y es muy triste entender que hay gente que no lee porque no le gusta o que prefiere leer revistas o que simplemente no tiene tiempo para leer (porque siempre es preferible dormir en el bus que leer allí, y si no me creen pregúntenle al oftalmólogo o al optómetra) y es terrible imaginarse a mucha de esa gente (muchos de esos niños con padres que seguramente leerán menos que sus hijos) haciendo filas interminables para ir a ver a su ídolo de internet y para leer un libro que muy probablemente no entre a la historia como uno de los mejores y sí como uno de los más vendidos de la Filbo 2016.
Hay quienes consideramos a la Feria un lugar en donde deben ir buenos escritores con buenos libros, un lugar donde la cultura prime sobre el comercio, y no recibimos un amable despertar por parte de un muchacho que gracias a su popularidad en las redes movió a sus fanáticos y les vendió lo que les vendió (como algún periodista lo afirmo). Contrario a eso, la gente que se preocupa por leer y que va a la Feria para encontrar libros a precios bajos o algún libro que no ha podido encontrar en las librerías o en las bibliotecas; libros que los entretengan o los hagan reflexionar, pudo darse cuenta de dos cosas: 1-. que los libros que se ofertan en ese lugar también pueden encontrarse en las librerías locales y al mismo precio, es decir que es muy difícil encontrar en la Feria algún tipo de descuento o de promoción por el que valga la pena pagar la entrada y, 2-. la verdad es que, contrario a lo que dijo el periodista, recibimos un amargo despertar en donde nos hemos dado cuenta de que las personas de este país no saben que le meten a sus cuerpos y compran lo que compran porque está de moda.
Realidad de apuño que bofetea a muchos y muchas, precisamente cuando se cumplen 4 siglos de conmemoración de Shakespeare y de Cervantes (quienes murieron, según calendario gregoriano, en 1616). Y en Colombia se prefiere leer a un youtuber que a estos grandes autores. Posiblemente para que a estos dos grandes los tuvieran en cuenta en un buen horario y en un buen lugar de la Feria les hubiese tocado anunciarse por Facebook, Twitter y hacer unos cuantos videos en YouTube, y aun así nada es seguro, porque un canal en YouTube llamado Hola, soy Shakespeare (que seguramente muchos leerían como chaquespeare) y otro canal llamado Hola, soy Cervantes (un mocho que si no hace de doña Cleofe no tendría mucha gracia en este país) nunca serán tan populares como el del youtuber German.
Por John Rodríguez
Filósofo UNAL
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