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La pobreza ahoga a la clase media

La pobreza ahoga a la clase media

El 17 de octubre de 2015, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza Extrema, el presidente Santos afirmó que “Colombia se está convirtiendo en un país de clase media, el 67.5 por ciento de los colombianos pertenece hoy a la clase media […] Eso es equidad. Eso es tener unas políticas que están cerrando las brechas. El éxito de nuestra política social dependerá de si esa movilidad se sostiene hacia el futuro, la política social debe sacar la gente de la pobreza pero sobretodo evitar que vuelva a caer en la pobreza”.

En marzo de este año Simón Gaviria, el director de Planeación Nacional, a propósito de la disminución de la desigualdad medida a través del coeficiente Gini (de 0.56 a 0.52 en los últimos cinco años), afirmó que “el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos continúa avanzando de forma decidida con políticas económicas incluyentes que seguirán conduciendo a Colombia hacia un país más educado, más equitativo y en paz”.

Pese a esta reducción Colombia permanece como el país más desigual en toda América Latina. Si se examina otros indicadores como el índice de Palma (que muestra el ingreso del 10 por ciento más rico contra un segmento de la clase media) no existe avance en la reducción de la desigualdad. Es más, puede mostrarse que hay un empeoramiento comparando los ingresos del 1 por ciento más rico contra la clase media.

Por otro lado es falso que la disminución de la desigualdad medida por Gini obedezca a la efectividad de los programas sociales. Estos brindan asistencia, acompañamiento y, a veces, ofrecen un subsidio, pero no son redistributivos, son paliativos para que la población sobrelleve la condición de pobreza. La única herramienta distributiva son los impuestos, y el país no tiene en los últimos cinco años una reforma tributaria progresiva. La carga impositiva que ha construido el gobierno Santos con sus reformas al estatuto tributario solo apuntan a redistribuir la riqueza desde la clase media hacia los pobres, de ahí la mejoría del coeficiente Gini.

En Colombia, entre 2010 y 2014, 3.2 millones de personas dejaron de ser pobres y 1.6 millones dejaron de ser pobres extremos. Entre 2010 y 2015, según Planeación Nacional, 9.4 millones pasaron a conformar la clase media. Optimismo que oculta que el país aún cuenta con 13 millones de personas pobres por ingresos, 9.6 millones de pobres multidimensionales (44% en zonas rurales), y 3.7 millones de pobres extremos.

¿Menos pobres?

Colombia es un país de grandes contrastes, no sólo en sus climas y geografía en general sino en materia económica y humana. Por ejemplo, en materia de desigualdad, al analizar los ingresos de los más ricos contra el ingreso de la clase media, los resultados son escándalosos: el ingreso del 1 por ciento más rico es 11 veces el de la clase media, el del 0.1 por ciento es 52 veces y el del 0.01 por ciento es 149 veces. Los tres indicadores han empeorado entre el 2010 y el 2015, el primero se incrementó 6.2 por ciento, el segundo 13 por ciento, y el tercero 20.2 por ciento. (Ver gráfica 1)

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Si comparamos estas cifras con los más pobres del país, los resultados son peores. El ingreso del 1 por ciento más rico es 39 veces el del 10 por ciento más pobre, el del 0.1 por ciento es 275 veces y el del 0.01 por ciento es 789 veces. Estos indicadores también han empeorado en el mismo periodo, el primero se incrementó 1.3 por ciento, el segundo 8.8 por ciento, y el tercero 15.7 por ciento.

Que 4.770 connacionales ganen 150 y 789 veces el ingreso de una persona de la clase media y un pobre respectivamente explica por qué registramos como uno de los países de mayor desigualdad a nivel mundial. (Ver gráfica 2).
Tal vez para romper esta sin razón, o simplemente para cumplir con compromisos de agenda internacional, desde hace algunos años el Ejecutivo ha trazado políticas sociales para detener el crecimiento de la pobreza y darle paso a una clase media robustecida. Parte de ello es la Red de protección social contra la pobreza extrema (Unidos), cuyo origen descansa en el Conpes Social 102 de 2006, y posteriormente se creó la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema (Anspe) para administrarla. Su misión más importante era articular la oferta de programas sociales de diferentes entidades públicas y, mediante un grupo de 10 mil personas (Cogestores), dirigirla a los pobres extremos. Años después, con el Decreto 2559 del 30 de diciembre de 2015 esta agencia se elimina y se convierte en un programa del Departamento de Prosperidad Social (DPS).

Con este programa, las familias pobres tienen el acompañamiento de un cogestor en cada sitio del territorio nacional hasta donde sea posible. Ellos dan orientación para que los niños menores de cinco años sean llevados a centros de salud y reciban vacunas, ayudan a que las personas ingresen a programas de formación del Sena, etcétera. Se verifica una lista de los programas que reciben, dándole un visto bueno a las variables que supuestamente mejoran por recibir esta atención.

El mecanismo de superación de pobreza de la Red Unidos está inspirado en el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) que permite determinar la privación de las familias en su calidad de vida mediante 15 variables que reflejan aspectos educativos, bienestar de los niños y los jóvenes, condiciones laborales y de salud, y calidad de las viviendas. Al final, cuando se cree que ya g2la familia está a uno o dos logros por cumplir, aplican una encuesta para medir el IPM y así deciden quién es pobre o no. Nada garantiza que las respuestas favorables en la encuesta resuelvan la situación de pobreza, por eso mismo aquellos que según el Gobierno han dejado de ser pobres no pueden considerarse de la clase media.

El IPM no es suficiente, también es necesario revisar los ingresos de las familias. Cuando no es pobre, ni por ingresos ni por IPM, la familia sale de la Red y se dice que no es pobre. Si la familia no tiene ingresos suficientes para dejar de ser pobre aun cuando su IPM sea bueno, entonces requiere de oferta de Generación de ingresos. Con este mecanismo han promovido 256.944 familias de la pobreza extrema de una meta de 350 mil1.

Los subsidios condicionados de Más Familias en Acción y Jóvenes en Acción fortalecen las variables de salud y educación, y ayudan a que las familias se acerquen más a la condición de no pobreza. Las transferencias condicionadas son muy importantes. El 20 por ciento del ingreso del 10 por ciento más pobre corresponde a subsidios de estos programas.

Aún con este diseño de política pública existen varias barreras para la promoción de las familias pobres:

1. La oferta institucional debe revisarse, ya que muchos de sus programas no generan impacto para la superación de la pobreza, y son redundantes. Esto no permite articular la oferta de diferentes entidades públicas para que tengan una verdadera incidencia en la calidad de vida de la población que focaliza la política social.
2. Hay lugares con poca población y su acceso es muy difícil. Allí es más probable que no exista presencia estatal porque el presupuesto asignado a los programas debe responder a criterios de costo y de eficiencia.
3. Los programas de Generación de Ingresos se dirigen a incrementar las capacidades productivas de las personas. Dependen del número, de la disponibilidad y de la formación de los entrenadores en cada zona, y muchos no están creados respondiendo a estudios de mercado por lo que terminan entrenando a población en temas que no tienen ninguna demanda.
4. El acceso a activos productivos es bastante restringido para la población pobre, especialmente en las zonas rurales donde la incidencia de la pobreza es mayor. En las áreas rurales el principal activo es la tierra. De acuerdo con el Censo Agropecuario de 2015 solo el 36 por ciento de los hogares rurales son propietarios. De otro lado los emprendimientos rurales requieren de crédito y de asistencia técnica. Sin embargo el 89 por ciento del 11 por ciento de campesinos que solicita crédito lo obtiene, y solo el 9.6 por ciento recibe asistencia técnica.

Más clase media vulnerable

De acuerdo con el DNP el país registra 32.6 millones de personas que pertenecen a la clase media. El 44 por ciento está consolidada, pero el resto corre el riesgo de regresar a la pobreza. La clase media colombiana es frágil porque su ingreso es volátil. La fragilidad reside en el hecho de que no resistirían cambios bruscos en las variables macroeconómicas2.

Conscientes de ello, la política pública debería enfocarse en mejorar ciertos indicadores que favorecen la precariedad de la clase media emergente. La tasa de informalidad en la clase media consolidada es 43 por ciento mientras que en la clase emergente es 73 por ciento. En el 25 por ciento de los ingresos más bajos de la población emergente nueve de cada diez personas están en la informalidad y tres de cada diez jóvenes ni estudia ni trabaja.

Esta clase media recien salida de la pobreza sólo puede asegurar su consolidación si existiera un desestimulo a las actividades por cuenta propia, fortaleciendo el paso a trabajos asalariados de alta calidad y con protección social. Es importante, además, actuar sobre los niveles de deserción en el sistema educativo. El 4.9 por ciento de los niños entre 6 y 16 años de este sector social no asiste a instituciones de educación básica o media, y el 56.1 por ciento entre 17 y 21 años no asiste a instituciones de educación superior. Son necesarias, por tanto, políticas económicas y sociales estructurales que rompan con el modelo económico dependiente en que sigue nadando el país.

En comparación con los países desarrollados el ingreso de la clase media colombiana aún permanece en niveles bajos. Para el 2012 el ingreso promedio de la clase media en los países de la Ocde era de 26 mil dólares anuales por persona mientras que el de Colombia era 5.5 veces inferior (USD 4.720). Aunque en la última década Colombia ha tenido un crecimiento económico mucho más alto que Méjico, son muy parecidos en sus niveles de informalidad y de renta de la clase media. (Ver gráfica 3)

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Una mayor clase media viene acompañada de un mayor consumo. La clase media colombiana gusta del apalancamiento financiero para sostener su consumo. Por cada peso que mejore su ingreso se incrementa el gasto con tarjeta de crédito en 1.7 pesos. El teléfono móvil inteligente es otro de sus bienes preferidos, por cada nuevo miembro de la clase media hay 2.3 suscriptores de este tipo de telefonía en plan pospago. (Ver gráfica 4)

El conjunto de la clase media recibe por persona entre uno y tres salarios mínimos, y dado que seis de cada diez trabajadores de este segmento social se encuentran en condiciones de informalidad, es evidente que el acceso al crédito hipotecario es limitado. El Gobierno creó un subsidio 2.5 puntos a la tasa de crédito hipotecario. Los aspirantes de la clase media deben reunir ingresos familiares entre cuatro y ocho salarios mínimos para aplicar a la ayuda. Con estas características menos de la tercera parte puede acceder a una vivienda con subsidio estatal.

El alto endeudamiento al que tienen que exponerse esta clase, para sostener un nivel de consumo que los incluya dentro de las sociedades capitalistas, los condenan a su muerte civil. A mayor endeudamiento solo queda la preocupación de mantener un ingreso para pagar los intereses y el dinero prestado, por lo tanto no hay espacio para la protesta, para la desobediencia civil, y para la expresión política del inconformismo. La bancarización es un medio de neutralización política. Una mayor clase media implica entonces que las élites tradicionales que nos han gobernado no tienen oposición desde la sociedad civil y que seguirán legislando para los ricos.

¡Qué los ricos paguen!

El Índice de Palma es un complemento del Coeficiente de Gini como medida de desigualdad. El Gini es muy sensible a los valores medios y no refleja los extremos. Por el contrario el Índice de Palma muestra el número de veces en qué el ingreso del 10 por ciento más rico de la población supera al del 40 por ciento más pobre. Entre el 2010 y el 2015 el Gini se redujo en 6.8 por ciento pero el índice de Palma permaneció igual.

La riqueza de los más ricos se incrementa más rápido que la de la clase media y la de los pobres. En los últimos 5 años el ingreso del 10 por ciento más rico de la población creció 20 veces más en comparación con la clase media y 198 veces más que el ingreso del 10 por ciento más pobre. Este proceso ha profundizado la desigualdad. Es decir que g4los esfuerzos tributarios en este periodo han estado orientados a redistribuir el ingreso sin afectar a la población verdaderamente más rica. (Ver gráfica 5).
Este proceso de concentración de la riqueza es universal. Algunas de las recomendaciones para contrarrestarlo son:

• La lucha contra la desigualdad debe ser un imperativo de todos los gobiernos. Para 2015 solo 62 personas en el mundo tenían la misma riqueza que 3.6 mil millones de habitantes.
• Ninguna persona debe vivir en la pobreza o la miseria. Con la abundante riqueza existente puede establecerse una renta mínima vital.
• La especulación no genera valor para la sociedad pero sí permite el enriquecimiento fácil de unos pocos. La volatilidad del mercado de valores además logra desestabilizar al sector real. Se requiere entonces de un impuesto a las transacciones financieras locales y globales.
• Reducir la jornada laboral. Esto permitiría emplear un número mayor de personas y estas tendrían más tiempo libre y, por tanto, mejor calidad de vida.
• Ajustar la remuneración de los asalariados, además de inflación, por productividad. Sus ingresos reflejarían, además del incremento del costo de vida, un premio por su contribución que raras veces es reconocida. Esto ampliaría la participación de los asalariados en la renta de un país.
• Estimular un estilo de vida sobrio. No se necesita comprar todo lo que nos ofrecen, muchos bienes o servicios no son realmente útiles, están programados para ser obsolescentes, o tener que actualizarse con frecuencia. Es sencillamente una estrategia de las empresas para obtener más utilidades.
• Es necesario un consumo responsable, que no apoye el enriquecimiento de quienes ya lo son, y la pobreza de los explotados por ellos. Muchas industrias no tienen consideración con el medio ambiente y contribuyen al empeoramiento de las condiciones sociales en varios lugares del mundo. Apple explota a miles de trabajadores en China. La industria del coltán, mineral necesario para producir los componentes electrónicos de los celulares inteligentes, estimula la guerra y la pobreza en el Congo.

Colombia es el país con la peor distribución del ingreso en América Latina, por tanto no debe ser ajeno a este tipo de propuestas, que pueden concretarse así:

• Eliminar las exenciones y descuentos que permite el actual Estatuto Tributario mejoraría la distribución del ingreso. Esta medida facilitaría la consolidación de la clase media por permitirle un mayor ingreso disponible, pues el recaudo no recaería sobre ellos sino sobre los ingresos verdaderamente altos. Jorge Espitia calculó que en el 2014 habían 26 mil empresas que tenían una tasa nominal de 25 por ciento en el impuesto de renta, pero que con las exenciones se reducía a un pago efectivo del 2.32 por ciento de sus ingresos operacionales. El Ministerio de Hacienda estimó que en este mismo año todos los beneficios tributarios representaron 6.7 billones de pesos.
g5• Hacer que la tarifa de los impuestos directos sea mayor conforme crece la base gravable. En el caso en que los impuestos en su conjunto sigan manteniendo su efecto regresivo se obstaculizará la reducción de la pobreza, porque una persona pobre que se beneficia de subsidios estatales los pierde a través del pago de impuestos indirectos como el IVA.
• No permitir a las empresas mineras deducir las regalías del pago de impuesto de renta. El pago de regalías sirve de compensación al daño ambiental que ocasionan.
• Crear el impuesto a los dividendos para persona natural. La concentración accionaria es muy alta, tiene un Gini de 0.87.

Son imperiosas políticas económicas y sociales realmente redistributivas, mucho más cuando el país entra en una fase de desaceleración. El desempleo llegó a 10 por ciento, la inflación acumulada del año está en 4.6 por ciento, y la mayor tasa de intervención (7.25%) está encareciendo el crédito. Todas estas variables amenazan la consolidación de la nueva clase media que ha logrado llegar allí por su cuenta o por la ayuda del Estado, y golpean de manera ampliada a los más pobres, llevándolos a mayor deterioro en sus ingresos y condiciones de vida. No son necesarios nuevos impuestos, basta con eliminar los beneficios que tienen los más ricos.

1 El IPM consta de 15 variables, la familia que no tenga respuestas favorables en 5 de estas se considera pobre. Cuando el ingreso de una persona está por debajo del valor de una canasta básica de consumo que define el DNP se le considera pobre por ingresos.
2 El Banco Mundial define la clase media a aquellas personas que tienen un ingreso diario entre 10 y 50 dólares diarios. El Gobierno adopta la primera definición. Según la Ocde, la clase media es aquella que está entre los percentil 25 y 75 de la distribución de ingresos. En este artículo se usa esta definición y para los cálculos presentados se toma la mediana o percentil 50 como medida representativa del ingreso de la clase media

Información adicional

Colombia
Autor/a: Jaime Villamil
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