Una vez más. El pasado 22 de febrero, el Área Metropolitana y la Alcaldía de Medellín declararon en estado de prevención a los municipios del Valle de Aburrá. Las razones son las diversas alertas en el incremento del Índice de la Calidad del Aire (ICA), que durante las 24 horas previas a la toma de tal medida reportó el Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá. Las medidas para contrarrestar la emergencia son las mismas que ordenaron en ocasiones anteriores: pico y placa para todos los vehículos particulares durante el sábado y una supuesta intensificación del control a las industrias. Los resultados arrojados por estas medidas indican con toda claridad que las autoridades ambientales no van más allá de las medias tintas cuando tratan de prevenir la contaminación del aire.
En la tarde del 21 de febrero (Ver imagen 1), el cielo de Medellín se tornó de color naranja, pasando a rojo y luego a una tonalidad violeta que llamó la atención de todos los transeuntes; ese día el mapa air pollution in the world real time indicó que la ciudad se encontraba en alerta roja con un ICA de 151 µg/m3 (microgramo por metro cúbico), sin embargo, de parte de el Área Metropolitana y la Alcaldía no hubo pronunciamientos hasta el día siguiente, cuando en rueda de prensa informaron el estado de prevención y las medidas a tomar a partir del 23 de febrero hasta el 7 de abril de 2018.
Imagen 1. ICA de acuerdo air pollution in the world real time el 21 de febrero de 2018
Recomendaciones a la ciudadanía
- Utilizar el Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá, SITVA.
- Compartir tu vehículo con otras personas.
- Hacer revisiones técnicas a su vehículo de forma periódica
- Evitar el uso del vehículo particular y la moto para trayectos cortos.
- Utilizar los paraderos de buses autorizados para no obligar a los conductores a detenerse en cualquier sitio.
- Planea tu recorrido para hacer más cosas en un solo viaje.
- Haz uso del teletrabajo.
Como puede deducirse sin esfuerzo alguno, las medidas tomadas frente a la emergencia no son lo suficientemente efectivas para lograr reducir la presencia de PM 2.5 en el aire de los municipios comprometidos, solo corresponden a las paupérrimas alternativas que un gobierno local, controlado por los grandes empresarios de la región, puede brindar sin que se afecte la producción y, en general, todo el modelo de ciudad hasta ahora vigente.
Lo grave del asunto
De acuerdo con las declaraciones del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el estado del aire se encuentra en nivel II, que de acuerdo con la medición del ICA a nivel internacional corresponde a una alerta naranja comprendida como una amenaza para la población, sobre todo para las personas con enfermedades respiratorias. Lo preocupante es que en paralelo con air pollution in the world real time, la alerta es roja y Medellín y todo el Valle de Aburrá se encuentran ante un inminente riesgo de alcanzar la alerta violeta.
Pasadas las primeras horas de ejecución de las medidas establecidas, este mapa presenta un ICA de 160 justo en el centro de Medellín, lo que despierta cuestionamientos frente a si realmente las medidas son eficaces, porque más allá de establecer un pico y placa no se tiene en cuenta que en la ciudad de Medellín, solo hasta el 2016, la densificación vehicular era de un vehículo por cada tres personas, entendiéndose que por cada familia mínimo hay una moto o carro. Sumando a esta, si la población acoge con juicio las recomendaciones municipales y deja su vehículo en casa, el transporte público, totalmente limitado, colapsará. Estamos, por tanto, ante un problema mayor que requiere soluciones estructurales para el modelo de ciudad construido y defendido por quienes determinan el rumbo de esta parte de Antioquia.
Es necesario, por tanto, que la ciudadanía deje la pasividad y exija, por un lado informes completos sobre el estado real del aire en su ciudad y, por el otro, alternativas radicales y eficaces ante la crisis ambiental, las mismas que prioricen la salud de quienes habitamos este territorio, así como la preservación de la naturaleza y todos los seres vivos que la integran.
Estamos ante el reto de estimular el surgimiento de una conciencia ambiental ciudadana, una que motive a cada uno de quienes compartimos este pedazo de la Tierra, a preguntarse por la realidad ambiental de su entorno, por el modelo de ciudad que nos impusieron industriales, urbanizadores, comerciantes de vehículos, y sus agentes políticos que han controlado el destino de nuestra urbe por décadas, y abrir un debate ciudadano sobre la realidad que nos está ahogando, sobre la necesaria reubicación de una parte de quienes acá habitamos, proyectando el crecimiento controlado de un conjunto de municipios ubicados a una hora –más o menos– de Medellín, situando en sus alrededores fábricas y similares. Y, claro, cambiar usos y consumos, integrar a la vida diaria el reciclaje, cuestionar y controlar el uso de todo tipo de vehículos, compartir estos con los vecinos, no sacarlos sino para lo indispensable. Pero lo fundamental, es lo radical, y eso pasa por reorganizar todo el modelo de ciudad hoy imperante.
Un reto mayor para un Alcalde y una clase dirigente que solo piensan en el bolsillo.
Comparación del ICA – 23 de febrero de 2018
SIATA – Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá 12:29 del medio día
Air pollution in the world real time – 12:26 del medio día
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