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II Encuentro Nacional de Organizaciones Sociales. Entre el crepúsculo y la aurora

II Encuentro Nacional de Organizaciones Sociales. Entre el crepúsculo y la aurora

La disparidad de criterios y la ausencia de un método concertado impidieron recoger los frutos deseados al realizar el II Encuentro de organizaciones sociales los pasados 30 – 31 de enero. Los dilemas están abierto y urgen resolución concertada.

 

Durante los dos últimos días de enero de 2020 concurrieron a Bogotá delegaciones de organizaciones sindicales, étnicas, populares, y algunas personas a nombre propio, para aportar y plantear discusiones al interior del Comité Nacional de Paro (CNP), que como parte de los retos desprendidos del 21 de noviembre trata de conformar una coordinación representativa de los actores sociales en movimiento y con capacidad para conducir la inconformidad popular colombiana, orientándola a buen puerto. Las discusiones tensas y las contradicciones de distinta intensidad marcaron esta cita, que en lo inmediato definió un paro nacional para el próximo 25 de marzo.

El encuentro fue convocado como parte de las conclusiones del I Encuentro Nacional de Organizaciones sociales y populares realizado los días 6 y 7 de diciembre de 2019 en la Universidad Nacional, y que pretendía fortalecer los puntos de unidad y de movilización para el 2020 entre el conjunto de experiencias que integran el CNP.

Una cita que sacó a la luz
las diferencias

Los ánimos estaban caldeados. Días previos al encuentro ya circulaban críticas y cuestionamientos a los convocantes del espacio, ya que lo acordado en el CNP determinaba que para participar del II encuentro se debía tener escarapela que acreditaba ser parte de una organización social reconocida y con espacio en la Coordinación, la misma que insistía en un evento tramitado por delegados de las organizaciones y no plenario. El sitio para la cita: el histórico teatro Jorge Eliécer Gaitán, con un aforo máximo para 1.700 personas.

Desde las 8 de la mañana del 30 de enero, aún sin que el escenario para el encuentro abriera sus puertas, la discusión ganaba en tono, y algo que tal vez era de procedimiento se transformó en la principal contradicción entre los procesos que respondieron al llamado, la cual no encontró canal adecuado para su resolución impidiendo así el desarrollo de la agenda tal y como estaba proyectada.

Las puertas del auditorio fueron acordonadas por vallas de metal, impidiendo el ingreso abierto de los participantes; ubicadas en dos mesas, delegados del CNP estaban dispuestas para entregar las escarapelas a cada organización que previamente había enviado el listado de sus delegados. Sin embargo, el número de personas que aguardaban a la entrada del teatro superaba la capacidad del mismo; cientos no tenían escarapelas y estaban dispuestos a ingresar a todo costo.

“¡Democracia, democracia!”, era parte de los gritos que se escuchaban en las puertas del Jorge Eliécer Gaitán. Jóvenes, en su mayoría, abrían corrillos y con megáfono en mano, voz en cuello, iban exponiendo las diferencias reinantes con la metodología impuesta y llegaban al acuerdo de ingresar en masa. Empujones, forcejeos, patadas a las vallas metálicas, insultos y golpes, fueron las primeras acciones para lograr su propósito. Fue en ese momento, con la tensión en alto, que intervino la guardia indígena y cimarrona y se formaron como muro humano en las puertas del teatro.

Quienes no tenían escarapela no renunciaron a su pretensión, presionaron a la guardia para que permitieran el ingreso y estas, al final, cedieron, dando paso.

Una vez adentro, quienes no tenían escarapela presionan para la apertura de discusiones que iban mucho más allá de la agenda establecida por el Comité organizador; es así como emergen las diferencias que desde tiempo atrás fluían en el ambiente entre organizaciones y movimientos sociales con las estructuras sindicales.

Las contradicciones estaban planteadas pero la posibilidad de que fluyera el debate era inexistente, toda vez que en la tarima del teatro nadie dejaba hablar a nadie. Aunque los organizadores y delegados del CNP proponían una agenda y llamaban a la calma, la rabia e indignación de los demás no permitía continuar la jornada. Gritos, forcejeos por el micrófono y muchas voces en contradicción se llevaron toda la mañana; el reloj marcó la 1 pm, y las diferencias sin resolución inmediata demandaban un aire, tanto para darle una oportunidad de bajar la tensión como de atender necesidades biológicas. Fue así como se decidió salir del Teatro y volver una hora después.

Tras el receso, la sorpresa de las delegaciones fue mayor pues no fue posible reingresar al auditorio, ahora cerrado y con orden de la Alcaldía de no abrirlo. Sin auditorio, y con las contradicciones agudizadas, el evento quedó congelado. Vale la pena decir que mientras esto sucedía en el Teatro, en la cede de la CGT los miembros del Comité de Paro trataban de lograr algún acuerdo para distencionar el encuentro.

No fueron suficientes varias horas para lograr tal propósito, y en la noche del jueves 30 se decide que al día siguiente la sesión será en dos espacios diferentes: un sector de las organizaciones, principalmente centrales obreras y sus filiales se reunirían en Cafam Floresta, y las organizaciones y movimientos sociales en la concha acústica de la Universidad Nacional.

Principales retos
del encuentro

Las deliberaciones del viernes 31 arrojaron, como fruto, agendas de actividades (principalmente movilizaciones) para los próximos meses, sin embargo, no es muy claro el procedimiento para solucionar las tensiones reinantes. Es necesario entender que lo ocurrido el 30 y 31 de enero resume diversidad de contradicciones, importantes de abordar y aclarar para la positiva reconfiguración de los movimientos sociales colombianos, entre las que se destacan:
Relevo generacional. Al interior del Comité Nacional de Paro se presenta un choque intergeneracional: los jóvenes, muchos organizados en estructuras diferentes a las conocidas desde décadas atrás, y deseosos de una confrontación directa con el establecimiento. Los veteranos, curtidos en la lucha social, decididos por una agenda más pausada, sometida a las estructuras partidarias y similares, que no confían en la capacidad que pudieran tener las generaciones de relevo no partidarias, y de sus nuevas formas de lucha.

El método de construcción, el que esconde, por lo menos, dos contradicciones: sin negar que el Comité Nacional de Paro logró abrir un reto y plantear un debate al país, es evidente que ese escenario aglutina en lo fundamental los intereses de organizaciones sociales, sindicales y políticas, decididas por una conducción totalmente controlada de las fuerzas sociales inconformes, las cuales, parece ser evidente, sin estar organizadas en estructuras de tal tipo no se someten a una conducción y una forma de acción que no conocen ni integran.

La otra contradicción deriva de quién lidera la negociación, de lo cual se desprende una puja al interior del Comité entre fuerzas grandes, medianas y pequeñas, así como aquellas personas que no hacen parte de estructura alguna. ¿Quién representa a quién y quién negocia a nombre de quiénes? parece ser un interrogante sin resolución. Al no tener esto respuesta diáfana, al final se impone la desconfianza entre el conjunto de quienes asisten al Comité coordinador del paro.

Son estas contradicciones, mientras no se aclaren total o parcialmente, las que seguirán marcando el ritmo del Comité Nacional de Paro, y la agenda que se defina para el 2020. Una lucha que requiere cohesión social, precisión en sus objetivos, además de una comisión que encare una metodología que integre a las mayorías nacionales.

Una inmensa oportunidad para aprender y avanzar

Sin duda, lo ocurrido en el encuentro permitió ver lo que está mal, pero también sacó a flote diversidad de aspectos positivos, entre ellos, de manera principal, el fortalecimiento de las mujeres y de los indígenas. Para el caso de las mujeres, resalta la confluencia de múltiples tendencias en apuestas comunes que fijan y posicionan una agenda feminista y antipatriarcal al interior del conjunto del movimiento social y sindical.

Por su parte, como parte de la legitimidad y liderazgo que encarnan, los indígenas (principalmente del Cauca) proyectan un respeto que abre espacios, rebaja tensiones, proyecta métodos, concita escuchas y media tensiones políticas.
Dos avances fundamentales, que deben ser valorados de manera positiva por el conjunto de integrantes del CNP, pues brindan pistas en cuanto a cómo empezar a construir de manera coordinada, lo cual, desde luego, no implica homogeneidad. Estos avances de liderazgo traen consigo responsabilidades fundamentales para ambos sectores, los cuales deben seguir trabajando de una manera amplia y con vocación de acción concertada.

Otra oportunidad que arroja lo ocurrido en el encuentro es la de iniciar un proceso de construcción de un escenario más allá de la coyuntura, tanto de movilización como aquella que siempre interrumpe los procesos en marcha –la electoral– en la que se encaren debates estratégicos: la crisis sistémica del capitalismo y el qué hacer ante ella, el mundo del trabajo y las alternativas para abordarlo hoy y con proyección a los años por venir, la crisis ambiental, el consumo y los interrelacionamientos sociales; el poder, el Estado y el gobierno; la autogestión y las autonomías; la revolución tecnocientífica en curso y sus implicaciones para la sociedad y la política del siglo XXI, la democracia, su ahogamiento y el régimen político por construir, entre algunos de los muchos interrogantes que demandan enfoque y entendimiento.

Entre tanto, y aunque no es parte del debate abierto, debería tenerse presente que la discusión en curso y la coordinación pretendida, tienen como propósito una mejor, más profunda y acertada relación con el conjunto social, para así poder invitarlo a una acción mancomunada contra el mal gobierno, por una parte, y por otra sociedad muy otra, por el otro. ¿Cómo lograr tal propósito? ¿Es el llamado recurrente al paro, la vía para ello? ¿Son las acciones de protestas concertadas por sector? ¿Cómo combinar acción directa y procesos educativos/organizativos? ¿Cómo educar a partir de la plataforma de lucha o pliego petitorio recogido por el CNP? Dentro de tal pliego, por su extensión, ¿cuáles deberían ser los 2, 3 o 4 reivindicaciones fundamentales por agitar, conscientes de que son las que más sintonía despiertan dentro del conjunto social? ¿Cuáles deberían ser, por tanto, las consignas por agitar de manera prioritaria? ¿Cuáles son los sectores sociales y los territorios desde los cuales es indispensable construir liderazgo y ahondar control para poder confrontar de manera cada vez más decidida con el actual gobierno y con el que le siga? Y la comunicación, ¿es viable lograr una sintonía nacional y profundizar un liderazgo alterno prolongando lenguajes e iconografías que no dan cuenta de los tiempos que transitamos? Y la cultura, ¿instrumento o germen de nueva sociedad?

Interrogantes que pueden extenderse al preguntar por el tiempo de la protesta, su alcance posible, la manera de proceder para que arroje mejores resultados para la totalidad social y no para una u otra organización partidista o social, además de otras muchas aristas.

Como puede deducirse, el II Encuentro Nacional es solo la puerta para razonar un recorrido en el cual apenas andamos los primeros pasos. Para poder resistir el largo recorrido y sacarle los mejores frutos, la invitación es a recorrerlo juntos.

* Ver video del encuentro en: https://www.youtube.com/watch?v=ZW46Tl1EETM

 

 

 

Información adicional

Autor/a: Equipo desdeabajo
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