En reciente visita del FMI a Colombia, sus ‘recomendaciones’ vuelven por la senda clásica de la ortodoxia neoliberal.
El Fondo Monetario Internacional ha tratado de flexibilizar sus posiciones. Stiglitz ha expresado su satisfacción con la reciente negociación de la deuda argentina. En su opinión, el FMI tuvo una visión amplia, que permite pagos razonables, sin que se frene la dinámica de la economía. Una de las razones de esta complacencia es la simpatía que siente Stiglitz por su discípulo Martín Guzmán, el ministro de Economía de Argentina.
Esta amplitud que tuvo el FMI con Argentina contrasta con las recomendaciones, absolutamente ortodoxas, que acaba de hacer la Misión que visitó a Colombia1. Se retoman viejas fórmulas y se repiten recomendaciones añejas. La más significativa tiene que ver con el control de la inflación. En palabras del FMI:
“Para controlar el aumento de los precios al consumidor y prevenir efectos de segunda ronda provenientes del lado de la oferta, el endurecimiento monetario más acelerado por parte del Banco de la República es apropiado. En medio de bajos excesos capacidad productiva y de las bajas tasas de interés real, el endurecimiento más acelerado de la política monetaria es bienvenido. Medidas adicionales para elevar las tasas de interés durante la primera mitad del año con el fin de endurecer lo suficiente las condiciones financieras y monetarias deberían guiar la inflación a la baja. Esto ayudará a salvaguardar la credibilidad del Banco de la República, anclar las expectativas de inflación, asegurarse contra los riesgos que puedan incrementar la inflación, y contener los desequilibrios externos. La balanza de riesgos y las decisiones sobre política monetaria deben continuar comunicándose claramente para ayudar a guiar las expectativas del mercado. Ante los altos niveles de exposición a choques externos y las elevadas necesidades de financiación, se debería continuar la acumulación de reservas internacionales a lo largo del tiempo para ayudar a mantener la suficiencia de las reservas y garantizar la cobertura contra riesgos externos de liquidez” (FMI 2022, p. 2).
Estas apreciaciones del FMI tocan dos aspectos cruciales. El manejo de la tasa de interés y la acumulación de reservas.
El manejo de la tasa de interés
El FMI considera “apropiado” el “endurecimiento monetario” que está impulsando el Banco de la República. Para entender las apreciaciones del FMI es importante contextualizar el escenario inflacionario actual.
En los últimos meses la inflación ha aumentado, tanto en Colombia como en la mayoría de los países del mundo. Las causas son conocidas: pandemia, crisis de los contenedores, guerra en Ucrania. Y, de manera específica, en el caso colombiano, ha sido perversa la dependencia de los alimentos importados. El país está importando, cada año 15 millones de toneladas de alimentos básicos. Y su precio ha aumentado porque a la escasez que se ha presentado a nivel internacional, se le agrega la devaluación del peso, que las ha encarecido aún más.
Para contrarrestar esta inflación, que claramente es un fenómeno de oferta, el Banco de la República está cometiendo el error de aumentar la tasa de interés de referencia. Es la tasa que le cobra el banco central a los bancos privados cuando necesitan liquidez. La Junta Directiva del Banco emisor subió esta tasa al 5 por ciento anual. El año pasado era de 1,75. Esta medida es equivocada porque no ataca el problema de base, que es la inflación de oferta. Y es una acción perversa porque frena la recuperación de la economía, ya que encarece el crédito. Si el Banco central sube el interés, inmediatamente lo hacen todos los bancos, y ello tiene efectos negativos en la inversión y el empleo.
Es grave que el Banco de la República se equivoque, pero es más preocupante que el FMI lo felicite y afirme que “el endurecimiento más acelerado de la política monetaria es bienvenido”. Es decir, no solamente está aplaudiendo las medidas que se han tomado, sino que el Fondo considera que la política monetaria debe ser más estricta, y que la tasa de interés debe continuar subiendo.
Este tipo de recomendaciones eran usuales en los años ochenta, cuando la infla-ción tenía características muy diferentes a la actual. El aumento de los precios de hoy obedece a causas muy diferentes a las que se presentaron en los años ochenta. Son dos escenarios completamente distintos. Y el “endurecimiento” de la política monetaria terminará ahogando la incipiente recuperación de la actividad económica.
La acumulación de reservas
Vale la pena discutir si se justifica continuar acumulando reservas internacionales. Actualmente el país tiene un monto de reservas cercano a los 60 mil millones de dólares. La gran mayoría están colocadas en bonos del Tesoro de los Estados Unidos. No existe un criterio claro para definir cuál es el monto óptimo de reservas. Es evidente que todos los países deben tener reservas para responder a situaciones imprevistas, pero la pregunta complicada es por el nivel óptimo de reservas.
No tiene sentido acumular reservas de manera indefinida, como parece proponer el FMI. A diferencia de Colombia, Ecuador utilizó parte de los excedentes para construir carreteras, escuelas y hospitales. El Banco de la República se niega a hacer uso de parte de las reservas y, más aún, continúa aumentándolas.
Debería ser objeto del debate público el posible uso de una parte de las reservas. Sin hacer un manejo irresponsable de estos excedentes, sí debería discutirse cuál es el monto apropiado de reservas, y cuántas se podrían utilizar para, por ejemplo, consolidar grandes proyectos de infraestructura que, además de sus beneficios intrínsecos, generan inversión y empleo.
1. FONDO MONETARIO INTERNACIONAL, FMI., 2022. Colombia: Declaración al Término de la Misión de 2022 sobre la Consulta del Artículo IV, FMI, Washington
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