Anohni, es hora de sentir lo que realmente está ocurriendo


La activista Marsha P. Johnson es una guía fundamental para una de las figuras más relevantes de la música pop de las últimas dos décadas: Anohni. Su último disco es un completo homenaje a la lucha de Johnson, quien protagoniza hasta la portada

Verano de 1992. Anohni conoció y besó la mano de Marsha P. Johnson, un encuentro que marcaría para siempre el rumbo de su vida. Para quien no la conozca, la señora Johnson fue una mujer trans afroamericana, activista por los derechos LGTBIQA+, que junto a la comunidad inició las marchas que denunciaron la discriminación cotidiana que sufrían por su identidad, así como la violencia policial constante que enfrentaban. En 1970, Johnson fue una de las figuras clave en la primera manifestación del Orgullo y la llamada liberación homosexual, lo cual la convirtió en una referencia absoluta para todo el colectivo.

El encuentro entre la activista y la cantante se produce cuando Anohni tiene 21 años. Ella se había mudado a Nueva York para estudiar teatro experimental en la Universidad de Nueva York y estaba comenzando a construir su familia elegida. Durante estos primeros años fue la cara visible de The Cockettes, un colectivo drag, e interpretaba obras de teatro surrealistas por las noches. Así se iría inclinando hacia la composición musical, descubriendo que lo que más le gustaba era cuando, en mitad de una actuación, se levantaba para cantar.

Seis días después de conocer a Marsha P. Johnson, el cuerpo de la icónica militante fue encontrado en el río Hudson de Nueva York. Desde ese momento, Johnson pasó a ser una especie de guía espiritual para la artista: Anohni puso el nombre a su banda, The Johnsons, en homenaje, y en su álbum de debut, Antony and the Johnsons, publicado en 2000, recordaba a la activista en el tema “River of Sorrow” con rabia y tristeza. Este comienzo estaba musicalmente vinculado a la fuerte conexión de la artista con el teatro y las artes escénicas, abrazando así influencias jazz, sonidos cabaret, art-pop.

A partir de este primer disco, el viaje musical de Anohni ha ido navegando por muchos géneros: desde la electrónica experimental hasta la vanguardia clásica o el soul. En 2005, lanza I Am A Bird Now, un trabajo decisivo dentro de su carrera donde la narrativa aterriza sobre temas relacionados con la transición y la desesperanza ante una muerte en soledad, encontrando solo un respiro en la canción “Free At Last” en la que se escucha la voz de la Doctora en Matemáticas Julia Yasuda, reconocida activista trans, que aparece en este corte donde sus palabras se mezclan con un mensaje en código morse. Oscuro, frágil y precioso, este disco conduce a través de la poesía a quien esté perdida a un lugar menos solitario.

Gracias a este LP, en el que contó con la colaboración de Lou Reed, Devendra Banhart o Boy George, se hizo con el premio Mercury Prize y pasó de ser una propuesta musical del absoluto underground a aparecer en grandes publicaciones y medios musicales reputados. La visceralidad, el realismo radical y el dolor explícito en ese trabajo llegaron a un público que empatizaba y se sentía conmovido ante la crueldad del mundo, haciendo el sufrimiento ajeno propio.

A este disco le siguieron The Crying Light, Swanlights y Cut The World. En 2016, la artista publicó HOPELESSNESS, producido por Hudson Mohawke y Daniel Lopatin (Oneohtrix Point Never), un trabajo electrónico marcadamente político que fue seleccionado como uno de los diez mejores álbumes del año por The New York Times. Ese mismo año, fue nominada al Oscar en la categoría de Mejor Canción por “Manta Ray”, que aparece en la película Racing Extinction de Louie Psihoyo de 2015. Sin embargo, la Academia decidió no invitar a la artista a la ceremonia, lo cual, por otro lado y viendo el historial de la industria del cine, no fue una sorpresa.

En julio de 2023 sale a la luz My Back Was a Bridge for You to Cross, un álbum publicado bajo el nombre de Anohni and The Johnsons que recupera el nombre de la banda por primera vez desde Swanlights de 2010. En este disco, Anohni rescata a Marsha como su musa por excelencia en lo que ella denomina “un cierre de ciclo”: Marsha P. Johnson aparece en la portada en un hermoso retrato obra del fotógrafo Alvin Baltrop, quien destacó por documentar la escena del cruising gay en Chelsea Piers en el lado oeste de Nueva York entre las décadas de los 70 y los 80.

El título del álbum es una denuncia sobre los sacrificios realizados por las primeras activistas y militantes LGBTQ+. Anohni resaltaba en una entrevista con The Guardian que estas personas arriesgaron su comodidad y bienestar por garantizar la existencia de una cultura comunitaria. Para ella resulta fácil identificarse con esos niños y niñas de los 70 y 80 expulsadas ​​de sus casas antes de terminar el instituto. Encontrando refugio y reflejo en la adolescencia que hace frente a la supervivencia en una gran ciudad, donde puedes escoger una alternativa a la estructura familiar en la que no fuiste bienvenida a causa de tu identidad. “De una manera extraña, esa experiencia se convierte en un regalo, porque nos da una salida”.

Por ello, My Back Was a Bridge for You to Cross supone una guía para una conversación sobre esas verdades dolorosas que muchas personas habitan. Una colección de canciones que hablan desde ritmos que nos resultan familiares y acogedores, basados en el jazz y el soul, con una factura magnífica gracias también a Leo Abrahams, Chris Vatalaro o Sam Dixon, y al productor Jimmy Hogarth, conocido especialmente por su trabajo con Amy Winehouse y Duffy.

Sin embargo, son conversaciones con partes desagradables y en consecuencia se hacen necesarias llamadas de atención dentro del recorrido del álbum. Cortes como “Go Ahead” lo consiguen con guitarras distorsionadas y gritos a modo de consigna que evitan que quien escucha se acomode demasiado y deje de prestar atención, al igual que ocurre hacia el final de “Scapegoat”. Aun así, hay canciones que con su melodía logran instalarse y sembrar la semilla desde su inicio como “Can’t” o “It Must Change”. Con letras que señalan directamente problemas no solo relacionados con la transfobia, las agresiones y la discriminación, sino también con la destrucción del planeta y cómo quienes niegan la emergencia climática a menudo forman parte de quienes niegan la existencia de las personas queer.

Sonidos atemporales para problemas atemporales, pues el patriarcado y los seres humanos que lo asumen llevan reproduciendo comportamientos y estructuras violentas para la naturaleza y las personas no normativas desde el mismo principio. Basándose a la vez en estilos musicales que en su momento fueron segregados y desprestigiados como el soul y el jazz, y a través de los que Anohni lanza mensajes que reconectan con las raíces propias de estos géneros. Un reencuentro, un punto de partida y de encuentro para muchas historias compartidas por muchas personas: es hora de sentir lo que realmente está ocurriendo.

28 jun 2024

Por, Lara Alcázar

@laraFEMEN

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Música
Autor/a: Lara Alcázar
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Fuente: El Salto

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