La lógica epistémica forma parte de las lógicas no clásicas, se encuentra estrechamente relacionada con la lógica modal y multimodal, y la suya es una semántica de mundos posibles.
¿Qué significa que el conocimiento sea susceptible de un estudio formal? Esta puede ser considerada como la puerta de acceso a la lógica epistémica. Pues bien, una respuesta plausible es que “conocimiento” e incluso “creencia” pueden ser explicados en términos inmensamente mejores que simplemente decir: el conocimiento consiste en el trabajo y las relaciones entre ideas, conceptos, categorías, juicios, argumentos, nociones y palabras acerca del mundo y de la realidad; más o menos. Que es lo que de manera tradicional afirmaron filósofos y psicólogos, principalmente.
El conocimiento es susceptible de ser explicado en términos de una lógica. Y la lógica no forma ya parte de la filosofía; particularmente después del surgimiento de la lógica formal clásica (también conocida como lógica simbólica, lógica matemática, lógica proposicional o lógica de predicados). La lógica, uno de los capítulos excelsos del pensar abstracto, conjuntamente con las matemáticas, la filosofía, la física pura o la química teórica. Hoy, en un mundo eminentemente práctico y pragmático.
La lógica epistémica forma parte de las lógicas no clásicas, se encuentra estrechamente relacionada con la lógica modal y multimodal, y la suya es una semántica de mundos posibles. Es posible comprenderla de manera negativa de la siguiente manera: tiene como finalidad una crítica de la lógica omnisciente; que es la lógica de la humanidad occidental, desde siempre, hasta la ciencia normal predominante. Sencillamente, los seres humanos no conocen todas las consecuencias lógicas de sus conocimientos o creencias.
En pocas palabras, cuando las situaciones pueden ser consideradas como originándose a partir de la presencia o ausencia de conocimiento, hablamos entonces de alternativas epistémicas.
En este plano, dos ejes principales son la elucidación del conocimiento individual y, mucho más significativo, la comprensión del conocimiento social o colectivo. Un asunto de la mayor complejidad para la inmensa mayoría de ciencias y disciplinas. Para lo cual la lógica epistémica distingue entre el conocimiento implícito, el distribuido y el común.
Desde luego que la lógica epistémica tiene una prehistoria y una historia. De aquella forman parte figuras como Aristóteles, Buridano, Duns Scoto y G. De Ockham. Sin embargo, en cualquier caso, la lógica epistémica puede decirse que nace en 1962 a raíz de un libro ya clásico y fundamental de J. Hintikka: Knowledge and Belief: An Introduction to the Logic of Two Notions (otro de esos libros esenciales que nunca fueron traducidos al español).
Si hay un área destacada de trabajo en lógica epistémica actualmente es el de las ciencias de la computación. Para lo cual basta con remontarse al trabajo pionero de A. Turing: ¿es posible distinguir claramente la inteligencia humana de la inteligencia artificial? La respuesta es cada vez menos evidente. El más radical de los estudiosos al respecto es R. Kurzweil, alguien que pone nerviosos a los conservadores y humanistas de la vieja guardia. (Kurzweil llega tan lejos que ya le puso una fecha a la respuesta: 2019, la fecha cuando será imposible distinguir entre inteligencia humana e inteligencia artificial).
Subrayemos esto: la asunción básica de la lógica epistémica es la de que en materia de conocimientos o de creencias es posible dividir el conjunto de mundos en dos, así: aquellos mundos que son compatibles con el asunto en cuestión, y aquellos que no lo son. Al respecto baste con un reconocimiento explícito: en ciencia conocer es conocer acerca del futuro.
(Digamos entre paréntesis que existe una fuerte implicación recíproca entre la lógica de las opiniones y creencias —técnicamente llamada como lógica doxástica—, y la lógica epistémica: la lógica del conocimiento. Sencillamente, la lógica doxástica es más débil —o está incluida— dentro de las lógica del conocimiento. Las creencias son más frágiles que los conocimientos).
La epistemología clásica se define a partir de un reto: resolver los ataques del escepticismo. (No existe una lógica del escepticismo, así como tampoco existe una cultura de la muerte; hablar así es lo que sucede cuando el lenguaje está de vacaciones). Acorde a los desarrollos más recientes de la investigación, de otra parte, el interés se centra cada vez más en el modelamiento de las dinámicas que implican conocimientos y creencias. Este plano desborda el ámbito estrictamente humano y se extiende en general a todos aquellos agentes —animales, bacterias, sistemas artificiales, robots, etc.—, que exhiben claramente rasgos y estados cognitivos. El tema se torna magníficamente más complejo en este segundo plano.
Pues bien, es posible sostener que la lógica epistémica inaugura un camino novedoso —o bien, para los escépticos, se integra en las vías que hacen de lo siguiente un asunto mayor—, a saber: comprender la racionalidad de los procesos de investigación. Así, por ejemplo, la resolución de problemas; el trabajo con escenarios múltiples, muchas veces muchos de ellos disyuntos; la importancia de la intuición, la creatividad, la imaginación o la espontaneidad; en fin, la importancia del juego y el azar, por ejemplo. Todos los cuales implican y están atravesados por estados de creencias o de conocimiento.
Dicho de manera breve, hoy por hoy es imposible un estudio de la epistemología al margen de la lógica epistémica. Supuesto que se trabaja en las fronteras del conocimiento.
Para los sistemas vivos el mundo está configurado en correspondencia con los estados mentales —imágenes, mapas, asociaciones, y demás— de que son capaces los sistemas vivos. Dicho brevemente, mientras que la lógica formal clásica es una lógica eminentemente antropocéntrica y antropomórfica, la lógica epistémica admite que el problema no se agota ni se reduce a los seres humanos. Sólo que constituyen un ejemplo conspicuo de creencias y conocimientos.
Leave a Reply