Santos, que se vaya, pronto, Iragorri, el hacendado ganadero Ministro de agricultura, directo responsable de la masacre de los indígenas, en la Minga de la resistencia en curso.
No más engaños. No más mentiras. Que llegue la paz a Colombia.
No más terratenientes festinándose la paz.
Crece la Minga de la resistencia indígena y campesina. Vivimos épocas de transformación profunda del campo político propiciado por los vientos de paz y terminación del atroz y complejo conflicto armado nacional cuyos principales focos genéticos se ubican en el problema agrario, la exclusión política y el atropello a millones de víctimas.
Pero mientras en los diálogos de La Habana los delegados del señor Santos se rasgan las vestiduras pidiendo hipócritamente a la resistencia guerrillera que se haga política sin armas, en el departamento del Cauca, en Valdivia, en el Valle y en otros territorios, sus instrumentos de violencia represiva, tipo Esmad y grupos paramilitares/Gao que los subsidian, hacen política neoliberal asesinando y aplastando indígenas y campesinos integrantes de una protesta legitima y ética, por la justeza de sus demandas.
Mientras el señor De La Calle y compañía nos hacen maravillas dialécticas en diversos foros universitarios, sobre las excelsitudes de la democracia liberal vigente, en la Minga en curso las masas ponen en evidencia la farsa de esa democracia al comprobar el desconocimiento de los derechos políticos mínimos y el crónico incumplimiento de los compromisos adquiridos, que un burócrata, ficha de la reaccionaria hacienda ganadera sabanera y caucana, como lo es Iragorri, el Ministro de los terratenientes, se ha encargadao de llevar hasta los extremos, provocando el airado levantamiento en curso, que ya se cobra varias vidas indígenas en los municipios caucanos como Jambalo, Mondomo y Piendamo; y en Buenaventura.
Mal mensaje para el Tratado final de paz, que vera su incumplimiento y defraudación sistemática. De nada servirán blindajes y aseguramientos jurídicos. Les importara un bledo eso, como lo confirman los acontecimientos en curso.
Además de pedir perdón por su aberrante incumplimiento a los indígenas, el Señor Santos debería darle un viraje radical a esa desueta institucionalidad agraria que gerencia Iragorri y su familia encabezada por su progenitor, uno de los más oscuros gamonales liberales, con tentáculos en todas las marcas electorales del establecimiento oligárquico. Hasta doña Paloma Valencia, la dama de hierro del innombrable, es comensal en este festín de momios.
Para ser creíble, Santos debe despachar a su hombre de confianza en el Ministerio de Agricultura, al señor Iragorri, quien es sostenido en esa entidad por los sectores más recalcitrantes de la ultraderecha del agro colombiano, quienes lo rodearon en la reciente crisis ministerial por ser uno de los suyos para que continuara allí enchufado.
Es un enemigo enmascarado de la paz, Santos. No se haga el de la vista gorda, hasta Germán Vargas Lleras lo confiesa en privado.
Es el saboteador maquillado que con su cinismo ha provocado las recientes muertes de líderes y militantes de la resistencia indígena y agraria.
La directa responsabilidad de la heroica sangre indígena que corres es de este flamante hacendado sabanero.
Ya son varios los aborígenes masacrados por el Esmad y más de 200 han recibido atropellos violentos de la horda policial que hace política con las armas, de manera ilegitima porque es contra el pueblo indefenso y para blindar una estructura social elitista.
Willington Quibarecama Naquirucama de 26 años, falleció en hechos violentos en el sector La Delfina de la vía a Buenaventura.
Gersaín Cerón del Resguardo Sat Tama Kiwe del municipio de Caldono, y Roger Díaz, del Resguardo La Aguada del mismo municipio, fueron identificados los indígenas que murieron por las balas escondidas del Esmad en el Rosal.
La Minga sigue en 40 sitios de Colombia y la delegación de Ministros, politiqueros de oficio, maniobran en la María/Piendamo, con jugadas de manzanillos, para no atender las peticiones de las organizaciones que reclaman la declaratoria de una Emergencia Económica, Social y Cultural. Y garantías efectivas para la protesta y huelga
Viene una próxima semana de niveles superiores de resistencia y es necesario que los colombianos respaldemos con nuestra movilización y protesta a los indígenas originarios de estos territorios.
Son nuestros hermanos y tenemos que agarrarnos de las manos con ellos para marchar por la paz con justicia social y por la libertad.
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