En el marco de las movilizaciones sociales sucedidas en todos los territorios de la geografía nacional, por medio de un flyer que circuló por redes sociales, un grupo de jóvenes habitantes de Bogotá se congregó el sábado 22 de mayo en el parque del barrio Villa Alsacia –localidad de Kennedy– para dialogar e intercambiar percepciones sobre la actual situación del país, en lo que denominaron su primer encuentro juvenil y popular.
Articular entre comunidades para la construcción de referencias y propósitos comunes o sucumbir ante intereses de otros, fue básicamente la principal conclusión que arrojó el intercambio de ideas expresadas por los cerca de 50 personas que respondieron al llamado.
La expectativa de algunos de quienes concurrieron a este espacio es la de vivir la experiencia de construir un espacio común por medio del cual se representen en las instancias que se abran para los diálogos, sin delegar su voz en terceros; un espacio en el que confluyan la diversidad de procesos sociales juveniles organizados en la ciudad, como los que tienen una dinámica más espontánea, un espacio o estructura que motive y facilite el intercambio de experiencias y propuestas de quienes han dado vida y han sostenido el paro nacional, obligando al gobierno a derogar proyectos de reforma, solicitar la baja de jefes de policía regional y afrontar una enconada crisis al interior del aparato de gobierno y entre los diferentes intereses allí representados.
“Debemos mirar cómo articularnos, más aún con tanta información circulando en redes sociales”, señaló Nicole Sarmiento estudiante universitaria de la localidad de Kennedy, haciendo referencia a la sobreinformación que fluye en redes sociales, la que de alguna u otra forma atrofia un sentir colectivo de cara a una ciudadanía articulada y organizada.
Entre los asistentes al encuentro estaban jóvenes procedentes de localidades, como Suba, Soacha y Engativá quienes han gestionado espacios de resistencia y manifestación desde el inicio de la movilización. Asimismo, en la asamblea se encontraban algunas madres del colegio distrital Jackeline de Kennedy, donde el comité de padres de familia ha participado de la protesta social por medio del apoyo a la juventud que se ha levantado para exigir garantías de vida digna.
“Nosotros los profesores y padres de familia también hacemos parte de la resistencia social”, sentenciaba William Rojas docente del colegio Jackeline, quien asistió con varias madres de familia representantes del comité de madres y padres de familia que apoyan a la juventud en las distintas movilizaciones, dándole un carácter más heterogéneo a una asamblea cuyos asistentes eran en su mayoría jóvenes de entre 20 a 27 años.
Una Asamblea juvenil/popular que no alcanzó a concretar las aspiraciones de quienes la propusieron y lideraron pero que sí sienta un positivo presente de cara a un real, amplio y democrático diálogo nacional en el cual, sin condicionamienetos de ningún tipo, un variado espectro de la juventud tenga espacio garantizado. Pero, además, un diálogo nacional que se vaya concretando en medidas económicas, sociales, culturales y en otros órdenes que sinteticen las aspiraciones de cambio a que aspira este importante sector de la sociedad colombiana.
“Los jóvenes debemos exigir que haya trabajo”, responde Sergio Coecha, habitante del sector y recién egresado de biología en la Universidad Nacional, exigencia no menor pues además de concreta es la realidad de muchos de quienes se gradúan anualmente y no encuenran lugar para desempeñar aquello para lo cual están formados, para poder iniciar su vida laboral, una realidad en la que tener trabajo es un privilegio y ejercer la porfesión estudiada un lujo.
Un precedente que ojalá continúe abriendo más espacios para el intercambio de ideas y la coordinación de acciones de alcance local, distrital y en algún momento nacional. Espacio que denota la disposición de esta nueva generación no solo para cuestionar, confrontar y defendese del poder realmente existente en Colombia sino para dibujar el país que requieren.
Entre las voces que hicieron eco en este encuentro se pudo apreciar a una juventud consciente y con ánimo de participar, para así empezar a tejer lazos de confianza entre ciudadanos, para acercarse a una democracia dónde la participación vaya mucho más allá de los rituales electorales, y donde puedan decidir sin necesidad de delegar en terceros. Es hora de la democracia directa y radical.
Esta juventud no solo está inconforme y firme con sus exigencias, esta generación está buscando tomar partido, mediante la articulación de espacios locales para en efecto tomar las riendas del presente y del futuro, un futuro y un presente donde exista una conciencia colectiva fortalecida por el despertar de un pueblo harto de sus gobernantes.
Como va ganando espacio por todo el país, aunque aún sin la contundencia necesaria, el modelo de Asambleas locales y territoriales son espacios fundamentales en aras de ir cristalizando las demandas y el sentir de la comunidad en este despertar colectivo por el cual atraviesa Colombia desde hace años pero con énfasis especial desde el inicio del Paro Nacional.
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