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“El territorio no se vende, se lucha y se defiende”

“El territorio no se vende, se lucha y se defiende”

El domingo 25 de febrero en la vereda de Calucé, municipio de Palmira-Valle del Cauca, tuvo lugar el primer Festival por la Defensa del Territorio, evento que tenía como objetivo principal, empezar a generar procesos colectivos de reflexión y proyección de defensa del territorio palmirano, en riesgo ante la llegada del Grupo de Energía de Bogotá (GEB) tras el proyecto La Virigina-Alferéz: construcción de una gran red de torres de transmisión de electricidad que atraviesan una amplia zona rural palmirana y sus reservas naturales, afectando de manera irreversible sus ecosistemas. 

Un proceso organizativo en marcha

Las comunidades rurales y colectivos urbanos de Palmira empezaron a organizarse desde hace varios meses, discutiendo entre ellas sobre las implicaciones de este proyecto, así como con los diferentes intermediarios que envía el GEB (la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca –CVC– e ingenieros ambientales de la Unidad de planeación minero–energética de la nación –UPME–) quienes llegan a las diferentes fincas y reservas naturales a realizar estudios de inspección. Lo curioso es que estas inspecciones están en marcha desde este año, justo después de la negativa de los ingenios azucareros de la zona plana del municipio de aceptar las torres de energía en sus predios, por lo demás a causa de los problemas ambientales y de productividad que este proyecto conlleva.

Este festival es el primero de varios pensados por las comunidades de los corregimientos de Calucé, Tenjo, La Quisquina y, claro, la comunidad urbana de Palmira. Tiene el precedente de la lucha desarrollada por varios colectivos en los corregimientos de Amaime y el Placer, donde después de 2 años de presión con varias audiencias públicas y mediante resolución de la CVC, el 21 de enero del presente año lograron el propósito de su resistencia: frenar la concesión para explotar materiales de construcción en el Rio Amaime para las empresas de Gravarena Rio amaime Lltda y Arenas Amaime Ltda.

El festival estuvo acompañado por intervenciones artísticas que incluían arte circense, muralismo y música, pero, sobre todo, espacios de reflexión asamblearios, instalados con el ánimo de construir estrategias colectivas para la defensa del territorio, los cuales iban desde reconstruir un tejido de comunicación entre los corregimientos, hasta repensarse nuevas formas de organización comunal que les permitan ser autónomos sin reproducir formas estatales, verticales e impositivas. Es así como se reflexionó sobre la construcción de un PCOT (Plan Comunitario de Organización Territorial), forma de concebir el territorio como un espacio cuyo principal agente decisorio sea la comunidad que lo habita y que se preocupe también por vivir en armonía con la naturaleza. El PCOT es una forma de autogestión territorial que busca repensarse los espacios de la sostenibilidad económica, cultural y ambiental del territorio.

Al ritmo de la consigna “El territorio no se vende, se lucha y se defiende”, las comunidades demostraron su capacidad organizativa para proponer alternativas ecológicas a las pretensiones del capital. Alternativas manifestadas en discusiones concretas sobre formas institucionales y no institucionales de participación comunitaria, redes o tejidos de acueductos comunitarios y de comunicación, zonas de reserva campesina, territorios ecológicos agroalimentarios y demás propuestas del ámbito popular.

En un ambiente participativo y de goce, también se habló de las disputas culturales, sobre la salvaguarda de la naturaleza y las comunidades, avanzando con propuestas como las guardias cívico-campesinas para caminar el territorio, para solucionar los conflictos de la misma comunidad, sin necesidad de que haya injerencia de los actores armados estatales o no-estatales. ajenos a quienes habitan el lugar. Además se discutieron alternativas de organización territorial, sobresaliendo el PCOT como algo que ya está pensando la comunidad de La Quisquina. Ideas y compromisos que articulan otras formas de concebir la democracia sobre la base de la defensa del territorio, y que buscan afianzar relacionamientos con comunidades en el municipio de Pradera, y de todo el departamento del Valle, en territorios afectados por megaproyectos agro-industriales o minero-energéticos.

La red de colectivos que abren este sendero, prosiguen en su labor, ahora caminan hacía el segundo Festival por la Defensa del Territorio en la comunidad de La Quisquina, el que tiene como fecha el 29, 30 y 31 de marzo, y al que están invitados todas las colectividades palmiranas, vallecaucanas, colombianas o individualidades interesadas en pensarse otras formas de vivir más ecológicas, a participar desde donde se sienta y se quiera, ya sea con arte, talleres, compartiendo ideas o simplemente acompañando y apoyando las ideas que ya se tienen. Se invita a todos los interesados a escribirles a través de las paginas del Colectivo El Mono Nocturno o Colectivo Prodefensa del Territorio y el Agua en el buscador de Facebook.

En la organización del festival participaron diferentes colectividades e individualidades, como la Junta de Acción Comunal de Calucé, el periódico desdeabajo con su campaña “Otra democracia es posible”, el colectivo Pro-defensa del Agua y el Territorio, el colectivo Mono Nocturno de la Quisquina, la Fundación Acción Colectiva, las colectividades artísticas de Kortina Negra, Cultura al Parque Palmira, y los procesos comunitarios de Asosanemigdio, Asoveraguas Calucé y Agenda ambiental en movimiento, entre otras.

 

Información adicional

Primer festival comunitario por la defensa del territorio
Autor/a: Colectivo pro defensa del agua y del territorio
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: desdeabajo

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