Inició su recorrido el trámite legal y político del Plan de desarrollo departamental propuesto por el gobernador del Quindío Carlos Eduardo Osorio (2016-2019).
El contexto del debate es la democracia participativa establecida en la Constitución de 1991 y en la Ley de planeación del desarrollo.
Por supuesto, el punto de partida de la construcción del Plan es la propuesta programática del candidato “En defensa del bien común. El Quindío si tiene cura” (http://bit.ly/1RHBqLK ), que recibió el apoyo mayoritario de la ciudadanía quindiana en las votaciones de octubre del año anterior.
El proyecto de Plan lleva por título “En defensa del bien común 2016-2019” e incluye 29 proyectos sobre diferentes temas considerados prioritarios para el progreso regional.
El debate realizado hasta el momento plantea un conjunto de observaciones puntuales que muy seguramente serán escuchadas por los funcionarios correspondientes, pues el talante del nuevo gobierno plantea un ambiente de apertura y dialogo con los diversos sectores de la comunidad.
La defensa del bien común es un excelente punto de apertura que constituye una referencia estimulante para la constitución de un nuevo sujeto social y político ajeno al clientelismo y los esquemas de corrupción que prevalecen en las redes politiqueras locales armadas por reconocidos gamonales y caporales del mercado electoral bipartidista.
Lo que atrae de la propuesta del Gobernador es esta reflexión sobre el bien común, el cual no es una simple sumatoria de bienes privados ni tampoco públicos sino es más bien la forma de disponer de una trama de relaciones, de servicios, de responsabilidades, de recursos que beneficia al todo y a las partes y que en definitiva constituyen el bien de la comunidad, el bien del cuerpo social y que le permite además sumir conciencia cívica, comprender el sentido del deber y del derecho y de los valores espirituales heredados posibilitando al mismo tiempo la continuidad inter-generacional ().
Estamos en el mundo de la defensa de los bienes comunes: la tierra, el agua, los derechos básicos, el espacio público, afectados por la arremetida neoliberal y mercantilista de la mano de la corrupción de los politiqueros que parasitan en la hacienda pública.
La hipótesis programática del gobierno departamental está organizada en 29 campos de acción con líneas de base específicas, objetivos, indicadores, productos y resultados muy concretos.
Como la discusión avanza resulta pertinente determinar las bases financieras de los ejes programáticos. En ese sentido establecer y adoptar el Marco Fiscal de mediano plazo es indispensable. Dicho Marco es una hipótesis de los ingresos y las rentas departamentales que servirán de soporte a cada una de las estrategias y a las acciones correspondientes que se reflejaran en los planes focalizados de trabajo.
Como la participación no es una mera frase y la misma requiere ser dotada de amplios contenidos será necesario ahondar la intervención de las comunidades.
Por ejemplo, el Proyecto del Plan necesita del trámite de la Consulta previa con las comunidades indígenas y afrodescendientes del departamento. No hacerlo implica desconocer pactos internacionales, normas nacionales y políticas públicas de estricto cumplimiento en la materia. Desconocer estas disposiciones constitucionales y legales supone el riesgo de legítimas demandas en el Tribunal Administrativo y en la Corte Constitucional, muy atenta a este tipo de vacíos en las acciones de las autoridades gubernamentales en todos los niveles.
Como el proyecto de la paz convertido en política pública por el presidente Santos es un campo preponderante mi sugerencia respetuosa es que la nueva carta de navegación contemple una Línea de base sobre la paz en el Quindío, la cual debería recoger los importantes avances de los diálogos de La Habana en materia agraria, territorial, de democracia ampliada, el derecho de las víctimas y la justicia especial de paz.*
Por supuesto la paz es un elemento transversal que debe impregnar la acción de la administración pública en los próximos 47 meses.
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