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Es tarde para enmendar las causas del “Voto contra Petro”

Es tarde para enmendar las causas del “Voto contra Petro”

♫…el plástico se derrite si le da de lleno el sol♪ y no solamente el voto

Esta vez, son las 2:00 p.m. del 17 de junio. Para esta fecha, la situación y su perspectiva no sólo es “Duque versus Petro”, como tituló la revista Semana. Los números de la primera vuelta, más allá del contenido emocional de los discursos electorales; son la foto «real» de la correlación política y de opinión, que aún domina en Colombia –con fracturas en la derecha, en el campo popular y su vértebra de izquierda –frente al ciudadano– que están por identificar a fondo. En esta Colombia, los resultados en las dos vueltas no tienen una sola forma de leerlos. De verlos, con una tradicional ‘polarización’ de salón, que todavía no está cotidiana en la calle, arrancando los derechos.

Con una auto-revisión de tres notas ante los hechos, al artículo anterior: PETRO… REPONE UNA MEMORIA Y UN ENTUSIASMO, arriesgamos una interpretación con una jerarquía y un orden diferentes a los oficiales de las campañas y los medios, para leer las cifras de los candidatos y de este modo, entrever las exigencias inmediatas: De autocrítica, de rectificación y de compromiso de tareas para no solo contar votos en un día –cada cuatro años– sino, para alcanzar cuerpo con cabellos largos, de organización autónoma, de oposición y resistencia en los diversos territorios urbanos y rurales.

Aun con el reconocimiento de la «aceleración política» que Gustavo Petro tiene el mérito de introducir en la situación política, duele admitirlo, que con decenas de “plazas llenas” y su multiplicación de fotos en campaña, sin una construcción anticipada de tejido social y de mandato en territorios; el candidato Petro con el eje de memoria y acumulados de izquierda que tocó sus cercanías, solamente alcanzó un loable 25,09 por ciento para el anhelo electoral de un país distinto. Loable, dadas las cifras marginales de la oposición democrática y de la izquierda en justas anteriores.

Con la realidad oculta o disimulada, en la inercia y la mercadotecnia electoral que acostumbran los titulares de prensa y los discursos ‘polarizantes’ o triunfantes de diferente signo, las cifras se leyeron y se leen de arriba abajo: 7.616.857 de Duque, 4.855.069 Petro, 4.588.299 Fajardo, 1.407.495 Vargas Lleras, 399.100 de la Calle. En contrario y en la brega por un país distinto, cabe leer el país electoral en otro orden, para encontrar el rechazo y el correctivo a los discursos tradicionales:

▪ Resulta determinante explicarnos, ¿cómo leer que el negociador de los Acuerdos de La Habana y su imagen de paz apenas obtenga menos de 400.000 votos.
▪ ¿Cómo leer que el candidato del poder, de la maquinaria, del presidente Santos sume un 7.28 por ciento, y que tal reflejo y magnitud de deslegitimación oficial, hermana con la incapacidad de Duque para un 50.1 por ciento en la primera vuelta; no abunde ni el 30 por ciento de los votos de Petro?
▪ ¡Sorpresa! Sin llenar la Plaza de Bolívar “en forma apoteósica” como hizo la Colombia Humana (¿…?), Fajardo le ganó en Bogotá a Petro y a Duque?
( Enunciados para las notas al Texto de referencia)

 

En avance ojalá del tramo pronto y definitivo, hoy 17 de junio alrededor de las 5:31 de la tarde con los resultados, con los números que vienen de la esperanza de las mayorías fragmentada, sin una conducción legítima integral y colectiva ni un plan en la conquista estratégica de ser gobierno y ser poder, desde el primer minuto, sin los acercamientos necesarios; los componentes del presente-futuro, i) el tejido social que sobrevive a la exclusión, ii) una franja del abstencionismo, iii) los votantes en blanco con antecedentes próximos, iv) el voto del Petrismo, v) y vi) las próximas víctimas en los social y lo político, tenemos la ventana abierta.

 


Texto de referencia (Con tres notas al final)

 

♫ Ojalá pase algo (…) a tu viejo gobierno de difuntos y flores ♪

 

PETRO (DESMOVILIZADO EN 1991) REPONE UNA MEMORIA Y UN ENTUSIASMO

 

…toda realización podría ser exitosa con base en el pronóstico y se quedaría a mitad del camino si no hubiera pronóstico. Confucio

 

Es la 1:00 p.m. de este domingo 27 de mayo. Las elecciones 2018-2022 pasarán a los análisis, marcadas por el «fenómeno Petro». Una denominación del estado de ánimo y de la mirada de los activismos políticos, sociales y de solidaridad. Elecciones con el “desenlace del conflicto armado” presente en la polémica y en el mapa nacional de la opinión, por efecto electoral y de acumulados de memoria, en la situación política del país sube la temperatura. Las cifras totales vistas en la reciente elección del 11 de marzo, inclinan la balanza a la derecha. Sin poner la emoción al mando, es amarga la probabilidad de un resultado con mayoría más uno en primera vuelta, a favor de la Coalición Conservadora que encabeza Iván Duque. Así las cosas, la existente vecindad popular de los votantes por Petro y por Fajardo, pondrá en pregunta: ¿Su acercamiento, cuánto pudiera haber cambiado el resultado?

 

Por Omar Roberto Rodríguez

 

La realidad política y la realidad imaginada por la izquierda tiene hoy una cita a duelo. Aún sin un seguro de victoria a través de Petro, las luchas de las recientes décadas están vivas, en espera, sin olvido. Esas luchas de todo orden que guardan memoria, con bautizo y esencia de campo popular, luchas con testigos que en buena proporción desde sus lugares salieron a la plaza, durante la campaña por la primera vuelta presidencial que juega este 27 de mayo. Son un acumulado del anhelo, la retentiva y gente que aparece seccionado –¿hasta cuándo?– bajo los impulsos mayor y menor de dos campañas: Petro y Fajardo, y, en forma lateral también, por la presencia de una abstención que no es activa.

Aun con el sangriento paso de los últimos veintiséis años, el poder y el terror oficial –junto al entrechoco entre los proyectos revolucionarios y la izquierda– no pudieron enterrar los ecos y el perfil distinto, moral y ético que ofreció la desmovilización (1889-1991-…). Un contorno no total que hoy levanta Petro. Y no, porque el poder institucional admite los tirones electorales, pero impide la acumulación continua, constante, que con raíz en la reivindicación histórica del pueblo; florezca en la identidad y tamaño de un sujeto popular que pueda cubrir los distintos territorios.

En el marco y tránsito a una mayor contradicción política y social, gane quien gane en la cita electoral, mañana mismo, la movilización social queda a la orden del día: Bien sea para contrarrestar la prepotencia de un triunfo oligárquica o para dar margen y salvaguardar una conquista de gobierno. Sin el descuido y la puesta en segundo lugar de la mejora en la capacidad de movilizar por las reivindicaciones, es el seguro.

Para ser gobierno …no basta con ganar una elección. Ir a votar un día. Es la creencia extendida, unilateral, que predomina como paradigma de la vía para el cambio de una sociedad. Suposición desligada de una diaria y continua construcción de un tejido de identidad en las comunidades, con raíz y capacidad de decisión, de poder popular y alterno en territorios. Para seguir el rumbo, en triunfo o pérdida, los solos números no bastan.

 

Mirando la situación y la perspectiva

 

La “paz” no está ya en un segundo plano de la preocupación y la agenda política del momento y de la pugna electoral. Por el contrario, sigue como telón de fondo acerca del «desenlace» del conflicto armado y la polarización que genera con respecto al cumplimiento honrado de los Acuerdos de La Habana por cada una de las partes. Acuerdo que una vez firmado con participación social limitada, proyectó en papel determinante a la opinión pública y al conjunto social, con sorpresas como la victoria del NO en el referendo. Asimismo, la de un semáforo que prendió a la vez, en las elecciones al Congreso: el verde de un voto-castigo y el rojo-alarma de 52.539 votos por la Fuerza Alternativa del Común, frente a más de 6 millones obtenidos en la consulta que emprendió la coalición conservadora.

A este respecto, dentro de su ventaja en la iniciativa ante la opinión pública, el poder tradicional de la oligarquía y su clase dirigente, con desgaste, no pasan indemnes. En efecto, en los largos años de esperanza, lucha social y popular, de resistencias, de oposiciones con distinto vértice y, de un intento insurgente colmado de excesos, errores, equivocaciones; en todo caso, ha habido siembra. Todavía sin cosecha de victoria sólida.

En este marco, el resultado numérico de la elección del 11 de marzo, con reducción del tradicional guarismo de la abstención, avanzó unos grados en el giro de la situación política general. Por supuesto, con vacíos, sin la ayuda en la trepada, de todos los instrumentos necesarios para superar la circunstancia de una “larga defensiva”, como son entre otros: i) el liderazgo colectivo con articulación política y profundidad en los territorios, ii) la autonomía y ascenso de un movimiento y un visible sujeto protagónico, iii) la disputa diaria y constante de la opinión, iv) la elaboración con participación incluyente y no sólo de escucha y aplausos de un programa de la reivindicación popular fundamental, en tránsito y legitimación de un programa revolucionario fruto del acercamiento, la suma y coordinación de los compromisos con decisión de lucha en multiplicación territorial, frente a la exclusión capitalista.

 

2018-espejo de la correlación de fuerza con gobierno o sin gobierno y 2019-desenlace

 

Con sorpresa y habilidad, la candidatura presidencial de Gustavo Petro penetró rápidamente un espacio de afirmación y lenguaje antioligárquico que la coalición con caras de Fajardo-Robledo-Claudia López y la adhesión de Clara López a Humberto de la Calle dejaron vacío. Petro sin la profundidad electoral que tuvo Rojas Pinilla en su momento, caló dentro de una capa amplia de la conciencia con eje en las memorias de activismo y solidaridades, un poquito más allá de la influencia de izquierda.

Entonces, más que de la sensación o imaginación del activismo político-social-de solidaridad, el resultado de hoy depende de tres factores marcados en la percepción de los ciudadanos de a pie. Con excepción de las pocas zonas donde la resistencia tiene memoria y los lugares metropolitanos y municipales donde tiene lugar el Voto de Opinión, prima en las intenciones de voto que rodean a los candidatos Duque y Vargas Lleras:

– El distanciamiento con grados de deslegitimación y deuda de un perfil ético y moral, por los abusos y
comisión de delitos por parte del actor guerrillero que resultó con una escasa cifra electoral.
– El efecto de la situación que cruza al país hermano Venezuela.
– La imagen con respecto a la paz que rechaza aspectos del Acuerdo con las FARC, que obtuvo una
cifra perdedora en el referendo del 2 de octubre 2016, con ratificación reciente en el número de
votantes que tuvo la consulta en marzo que definió la candidatura de la derecha.

 

Con estos antecedentes, y dado el aumento en el número de votantes, con efecto en el guarismo que alcanzó Petro –con sólo 4 senadores, una representación menor que el Polo y que los Verdes– el resultado del pasado 11 de marzo, no sobra repetir, deja campante hasta hoy la cifra del NO en el referendo. Tal repetición en cifra, no anula la posibilidad, el riesgo y accidente de un vencedor suficiente en la primera vuelta. Un resultado en cabeza de la coalición con iniciativa en la opinión, del Centro Democrático (CD), Partido Conservador (PC) y Ordóñez, más las adhesiones abiertas y secretas que este espacio allega. No sobra decir, que esta variante contaría con el voto oculto de Vargas Lleristas ante las encuestas, en tanto, este candidato con apoyo del Presidente Santos, no obtiene posición como garante de la paz.

De este modo, queda configurado un escenario con el siguiente orden de atracción: 1. Coalición conservadora. 2. Vargas Lleras: Cambio Radical (CR) que casi dobló sus efectivos en el Congreso, Presidente Santos, un sector del partido de la U (U), congresistas conservadores, Partido liberal. 3. Sorpresa de la campaña de Petro en un paso a la segunda vuelta. 4. Si las campañas de Petro y Fajardo “arañan” un tercer lugar, es un avance no tradicional con atracción más ancha, en la imagen y en la correlación política de opinión.

Este orden en el resultado electoral tiene un enorme desafío para el conjunto y para cada una de las formaciones dc izquierda. El compromiso y paso en una autocrítica profunda junto con la proposición de una alternativa para ser gobierno y ser poder. Rectificación que debe alzar al primer lugar en el entorno del «campo popular» y su activismo, la preparación de una respuesta desde el 8 de agosto, por parte de la totalidad de los tejidos sociales: Los de Resistencia, Movilización y Pliegos regionales de reivindicación.

No estamos donde queremos llegar/Y no estamos donde vamos a llegar/Pero ya estamos lejos de donde estuvimos./ ( Visiones Alternativas de la Transición. Pág. 5. Editorial Sombrero Azul.) Versos con dedicación y referencia a Martín Luther King. Ningún agrupamiento grande con trayectoria y mucho menos uno pequeño, está en condiciones a corto o largo plazo de ganar comunicación con el país. …pretendo poner los cimientos cuando todavía no he quitado los escombros …el rostro peligroso y colectivo no está en la calle. (El cumpleaños de Juan Angel. Mario Benedetti)

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