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Guerra fría de espías entre Bogotá y Caracas

Expediente: Venezuela/Colombia 2009. Situación: una de las fronteras más peligrosas y sangrientas del planeta. Protagonistas: los presidentes Hugo Chávez y Álvaro Uribe, enemigos irreconciliables. Sinopsis: crisis de espías que pareciera extraída de la guerra fría novelada por Le Carré, si no fuera por el amateurismo de algunos personajes, que les acercan más a las andanzas de Plinio, policía municipal de Tomelloso.

El penúltimo capítulo tras la matanza de los futbolistas del Chururú, en el Táchira venezolano, lo escribió ayer Ramón Carrizález. El vicepresidente chavista acusó a los asesinados de ser paramilitares colombianos, “que estaban siendo entrenados con otros objetivos”, tal vez “infiltrarse” hacia Caracas. La acusación contrasta con la defensa, con uñas y dientes, que han entonado los familiares y los vecinos de los 11 ejecutados, modestos vendedores de cacahuetes que, según Carrizález, llevaban un nivel de vida elevado. El ELN sería, según el Gobierno regional, el autor de la matanza.

Las acusaciones van y vienen, atravesando una frontera que se desangra por la violencia. Unas ya conocidas, como las realizadas durante la semana por el Gobierno venezolano contra el DAS (Inteligencia colombiana), que conllevó la detención de dos presuntos espías que Bogotá no reconoce. El ministro de Interior y Justicia, Tareck El Aissami, también hizo público un informe ante el Parlamento sobre un operativo de espionaje del DAS en territorio venezolano.

Seguimiento a Carmona

Recapitulando: en Venezuela dos presuntos espías encarcelados. Y en Colombia, un militar venezolano deportado por las autoridades. El coronel retirado Jesús Lugo, agregado durante años a la embajada de Bogotá, fue expulsado tras conocerse los seguimientos realizados al golpista Pedro Carmona, quien fuera presidente venezolano durante las horas en que estuvo derrocado Chávez en 2002 y que actualmente está refugiado en Colombia. Lugo, al que agencias extranjeras sitúan como espía cercano al Palacio de Miraflores, también participó en un operativo durante una marcha antichavista en Bogotá, según el mismo periódico colombiano.

Sabedor de la reacción colombiana, Chávez adelantó su respuesta, en su columna periodística semanal: “Peligrosa pamplina la de los más recientes discursos del DAS. Peligrosa y patética pauta común para la criminalización de Venezuela al estilo yanqui”.

Epílogo: Venezuela y Colombia necesitan un Le Carré local, o un Francisco García Pavón latino, que les escriba.

 


El espionaje de Washington vía Bogotá

Hernando Calvo Ospina
Rebelión

El Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, es un organismo de investigación y espionaje político que depende directamente del presidente de Colombia. Si en años anteriores estuvo involucrado en magnicidios, torturas y otros delitos, nunca había llegado a los niveles actuales: narcotráfico a gran escala, coordinación con paramilitares para el asesinato de cientos de personas y complot para desestabilizar a gobiernos vecinos. Todo ello confesado por altos ex funcionarios ante autoridades colombianas y estadounidenses.
El ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia de Venezuela, Tarek El Aissami, acaba de denunciar lo que ya se sabía: el DAS actua en Venezuela y Ecuador contra los gobiernos de estas naciones hermanas. Los complots se denominan Falcon y Salomon, respectivamente, según documentos hallados a dos agentes del DAS capturados hace pocos días en Venezuela. Estrategias de Washington que Bogotá ha asumido con dedicación.

Lo nuevo es que también existe el plan Fénix dirigido contra la revolución cubana.

Pero, ¿será nuevo? Desde 1999 el ex coronel Julio Londoño Paredes es el embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Colombia en La Habana. Londoño es el diplomático colombiano con más experiencia, al haber ingresado al Ministerio de Relaciones Exteriores en 1969, llegando a ser canciller en 1986 y durante cuatro años. También fue jefe de la delegación ante la ONU, en Nueva York.

¿Qué tanta importancia tiene Cuba para que Colombia enviara a tan relevante diplomático?

Por la gran actividad de solidaridad, cultural y política desarrollada, Cuba es meta de muchos progresistas y miembros de la izquierda latinoamericana y mundial. Algo muy importante a espiar para Washington. ¿Y quién más apropiado que el gran aliado colombiano?

Justo en 1999 se inaugura la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba. Entre miles de latinos llegan cientos de colombianos, becados por el gobierno revolucionario. Poco a poco se supo que muchos de ellos eran hijos de padres vinculados con el narcoparamilitarismo. Tras la fachada de actividades culturales, la embajada empezó a organizarlos para que vigilaran a otros estudiantes, cuyos padres militan en organizaciones de oposición, sindicales o campesinas.

No solo eso. Quizás… desde el momento en que son ubicados en las diferentes ciudades, sirven, tal vez sin que todos lo sepan, a una red que escudriña a la sociedad cubana. Y esta es una de las estrategias de Washington.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

 

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