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La furia mundial del 8M reivindicando los derechos de las mujeres 


La furia mundial del 8M reivindicando los derechos de las mujeres 


Colombia, país de contrastes, entre ricos y pobres, gobernantes y gobernados, empleados y desempleados, integrados a la sociedad y excluidos de la misma, llega al 8 de marzo de 2020 con hondos contrastes entre hombres y mujeres, los que desdicen de un país en democracia y justicia real.

No hay duda de ello. La violencia contra la mujer no para, y en el caso de los asesinatos machistas, el Observatorio de feminicidios Colombia dedicado a hacerle seguimiento, en su estudio comprendido desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre de 2019, arrojó la cifra de 571 muertes violentas. El 34 por ciento de las mujeres víctimas de esta violencia estaban en el rango de 0 a 29 años y, el 25 por ciento de los victimarios, en el mismo año, fueron hombres pertenecientes a estructuras armadas (1). ¿Qué medidas efectivas implementa el Estado colombiano para erradicar esta realidad? ¿Existen procesos educativos –escolares– que expliquen a las nuevas generaciones el origen y desarrollo de las prácticas machistas y los mecanismos y acciones sociales por emprender para erradicarlas? Y los victimarios, ¿son aislados y sobrellevan pena alguna por los exabruptos cometidos? Sabemos que la base social de este tipo de violencia radica en causas socio-económicas y que es necesario romper la estructura que la soporta para también transformar sus manifestaciones, ¿cómo hacer para caminar en tal dirección?

En el campo laboral la desigualdad es otro mal que afecta a la mujer, como lo deja ver el Dane a través de la Gran encuesta (2) integrada de hogares, mercado laboral –históricos– del mes de febrero anterior, en la cual queda claro que la desigualdad no sólo está en los salarios que perciben las mujeres (que para 2017 mantenía una brecha del 17 por ciento con respecto a los hombres), sino también en la tasa de desempleo que afrontan. De acuerdo con tal encuesta, la tasa de desempleo de los hombres fue 10,4 por ciento mientras que para las mujeres, en igual periodo de tiempo, ascendió al 16,5 por ciento.

¿Existen políticas efectivas por parte del Estado colombiano para quebrar esta realidad? El paso del tiempo parece señalar en dirección contraria, pues al afectar a las mujeres, cabeza de hogar en 4 de cada 10 hogares existentes en nuestro país, también lo hace sobre su prole y todos aquellos que están bajo su manutención y cuidado.

Es una evidencia que en el diario vivir desconoce el Convenio 100 sobre igualdad de remuneración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el artículo 143 del Código Sustantivo del Trabajo que indica que no deben establecerse diferencias en salario por edad o género.

Son realidades, injusticias, a las que se suma la ausencia de garantía al derecho pleno al aborto, sin por ello ser señaladas ni criminalizadas –en las distintas formas que pueden serlo–. Pero también garantía para que accedan a los estudios universitarios, a gozar de políticas que les reconozcan su trabajo en el hogar (trabajo invisible) y con éste a la reproducción de la fuerza de trabajo, es decir, reconocer su labor esencial para la conservación de la sociedad toda, tanto por la gestión y crianza, como por la alimentación de la prole y de todos los miembros de un hogar en particular y más allá del mismo.

Son reivindicaciones extendidas al reclamo justo y perentorio de poder salir por cualquier calle o territorio, abordar un transporte cualquiera, sin temor a ser agredida o violentada, pudiendo vestirse como se sienta cómoda y sin por ello ser acusadas de “provocadoras”, o cómplices de la violencia machista, como una vez más las acusan desde el poder, en esta ocasión por boca del presidente de Chile Sebastián Piñera, quien no se sonrojó al sentenciar: “No es solo la voluntad de los hombres de abusar, sino también la de las mujeres de ser abusadas”.

 

Fotografía: Sebastián Navarrete Aldana
 

En el mundo

Estas reivindicaciones, similares para multitud de sociedades, también tiene particularidades, y en este 8 de marzo miles de mujeres alzan su voz para dejar testimonio de ello, para recordarle al poder que soportamos un modelo social que debe llegar a su final, ojalá más pronto que tarde.

En España, por ejemplo, reclaman que “La prostitución debe ser reconocida como violencia machista. La industria sexual es hoy una multinacional del crimen. La verdadera “teoría del porno” es la misoginia. El alquiler de mujeres (para gestación) para la compra venta de seres humanos es un atentado a la igualdad y a los derechos de filiación de madres e hijos”, como lo deja en claro el Movimiento Feminista de Madrid en manifiesto que leerá en esta fecha histórica

Manifiesto en el que también asientan: “Todas las violencias machistas son expresiones de una misma ideología de odio. El aumento de las denuncias por violación (en España) en un 49% en el último trienio obliga a dar respuestas. En las 177 agresiones sexuales múltiples registradas desde 2016, se han identificado, al menos, 141 menores entre los agresores. Casi un 40% de las víctimas era menor de edad”, anota su manifiesto.

Por su parte, las Comandantas y Coordinadoras de Mujeres Zapatistas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (Ezln), se unirán el 9M a un paro nacional de mujeres en México; en su comunicado del 1 de marzo de 2020, escribieron:

“Lo que dicen (machitos y machitas patriarcales) es que para todo hay que pedirle permiso al mal gobierno o al patrón, hasta para sobrevivir. Porque así está de cabrona la cosa, compañera y hermana, que las mujeres en México y en el mundo están sobreviviendo. O sea, viviendo con miedo. Y eso no es vivir, sino apenas es no morirse […] hasta que nos asesinen o nos desaparezcan, y todo con una violencia terrorista”.

Las altísimas cifras de feminicidios en México es sobrecogedora, unas 10 mujeres asesinadas al día, estadística arrojada por Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp) ha sido otro de los motivos que ha prendido la mecha para el paro nacional de mujeres que tomará forma este 9M.

En relación con esto el comunicado de las mujeres indígenas del Ezln precisa: “La lucha por la vida es esencial a toda la humanidad, y no necesita el permiso de nadie porque lo traemos en la sangre. Y si alguien piensa que la lucha por la vida de las mujeres es golpista o de derecha o gobiernista o izquierdista o antigubernamental o es de un color, pensamiento o religión, pues entonces es que defiende la muerte. Si se enteran de otra asesinada, primero preguntan de qué color es su piel, su partido, su religión: y según si es su contrario pues entonces mal hablan, pero no de los asesinos, sino de la mujer víctima”.

Memoria

El 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, como se recordará, fue declarado como tal en 1997 por la Organización de las Naciones Unidas en memoria de los incendios de las fábricas textiles desatados a principios del siglo XX, uno de ellos –fábrica Triangle, en la ciudad de Nueva York– donde murieron más de 140 mujeres trabajadores . Además de costarles la vida, esa tragedia permitió que se vieran muchas de las desigualdades laborales en las que trabajaban aquellas mujeres, en su mayoría inmigrantes. Algo no muy distinto a lo que vive el mundo hoy, cuando el mundo está sacudido por miles de miles, en su mayoría mujeres, que migran en busca de un mejor presente y futuro para ellas y para los suyos, siendo detenidas en las fronteras, separadas de sus hijos, violentadas, y cuando logran cruzar las fronteras obligadas a trabajar de manera ilegal, con sueldo aún más inferiores, sin garantías laborales, sometidas a jornadas de más de 8 horas de labor diaria, intimidades con ser denunciadas a la policía si se quejan o reclaman, sin derecho, por tanto, a sindicalizarse y luchar contra el patrón. Una realidad no superada y, por tanto, otro de los motivos que ondea las banderas feministas por todo el mundo.

Si bien un momento clave de la lucha de las mujeres a lo largo de la historia fue, como lo anotó Miguel Concha en reciente artículo sobre el 8M, que: “en 1791, cuando Olympe de Gouges cuestionó el triunfo de la “igualdad” de la Revolución Francesa, a través de la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana”. La feminista francesa exigió la igualdad con el hombre en el derecho a voto, en el acceso al trabajo público, a hablar en público de temas políticos, a acceder a la vida política, a poseer y controlar propiedades, a formar parte del ejército; incluso a la igualdad fiscal, así como el derecho a la educación y a la igualdad de poder en el ámbito familiar y eclesiástico.  Como dijera ella, si somos iguales ante la guillotina –es decir, ante la muerte– ¿por qué no lo somos en los demás temas de la vida?

Las luchas feministas han conquistado muchos de los derechos que llevan peleando desde la época de Olympe de Gouges, pero muchos otros que reclamó la francesa todavía quedan por lograrse en los terrenos políticos, laborales y sexuales. Así como la francesa murió en la guillotina por pelear por sus derechos, otras miles de mujeres valientes, lideresas sociales, defensoras de derechos humanos también mueren en la actualidad al rebelarse contra la injusticia social, la segregación, la violencia, etcétera. Pero este 8M se convierte en otro día más donde se fortalecen y unen más guerreras para seguir el legado de quienes han brindado su vida por algo que la sociedad patriarcal aún les adeuda: la igualdad en todos los planos y en todos los momentos.

Es una lucha que viene desde siglos atrás y que tiene a su haber triunfos pero también muchos objetivos por concretar, transformando por su conducto la cultura patriarcal dominante y, con ello, uno de los soportes del sistema socio-económico hoyimperante. Una lucha en la cual el poder deberá reconocer que la mujer ya no es “fábrica” de hijos, que para ellas el sexo no es procreación, como por tantos años lo impuso la Iglesia católica, y como ahora lo pretende Nicolás Maduro para una sociedad como la venezolana, un presidente que se dice de izquierda y sin embargo asume a la mujer como un instumento del Estado, cosificándola, borrando de un plumaso años de lucha y conquistas, con su espantoso llamado “a procrear”, a que cada una tenga “6 hijos para la patria”!

Esta es una realidad que recuerda que el Día Internacional de la Mujer tiene un doble carácter: el enfoque como un problema de género, que involucra a todas las mujeres sin excepción alguna, y como un problema de clase, de las mujeres trabajadoras, que involucra a todas las mujeres asalariadas, oprimidas y explotadas por el capitalismo y sus gobiernos, como lo recuerda Edgar Ospina Duque en su artículo “Día Internacional de la Mujer y de la Mujer Trabajadora”.

El encuentro de la mujer trabajadora, doblemente explotada, con el resto de su género, debe ser un reto y meta para ahondar la lucha que hoy sobrecoge al mundo, en especial en América Latina, donde las mujeres están constituidas en cabeza de la lucha contra el Estado capitalista y contra la sociedad patriarcal. Una lucha en la cual buscan y deberán encontrar el brazo solidario de los hombres, sin enajenación de ningún tipo, para entre ambos, como un solo cuerpo, darle paso a la justicia total en la sociedad toda.

 

 

1. Leer informe Observatorio de Feminicidios Colombia: http://www.observatoriofeminicidioscolombia.org/index.php/seguimiento/412-571-feminicidios-en-colombia-en-el-ano-2019

2. Leer Gran encuesta integrada de hogares (GEIH) Mercado laboral – Históricos- en el mes de febrero 2020: https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/ech/ech/pres_web_empleo_rueda_prensa_ene_20.pdf

 

Información adicional

País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Periódico desdeabajo

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