Los seres humanos tenemos la capacidad de escribirlos, leerlos, intentar entenderlos y debatirlos. Todo ello para actuar, para ser y para estar. Y que mejor lugar que una librería para hablar de libros. Qué mejor que un libro para hablar de la vida y del mundo. Descubrir la vida y el mundo de los libros nos pone ante la ventana de la realidad o frente al espejo de la fantasía, y nosotros somos libres para decidir y elegir qué leer y qué pensar de lo leído.
En la librería Lerner de Bogotá se presentó ayer el libro Claves para repensar los medios y el mundo que habitamos. La distopía del desarrollo, del profesor Manuel Chaparro. Publicado por Ediciones desde abajo, el acto contó con la presencia del autor y de los profesores Omar Rincón e Iñaki Chaves. En una conversa de amigos hablaron sobre la importancia del libro y de la necesidad de comprarlo. Para Omar hay al menos nueve razones para hacerlo. Entre ellas que Chaparro no le come cuento a la gente; que no escribe como un cura, no sentencia sino que plantea y dialoga; porque nos habla de democracia, y porque no tiene tantas citas sino que está escrito para la gente común, para que se entienda y se debata. Es, según él, un libro para tener en la mesita de noche y discutir con lo que dice a cada rato.
Según el autor, el libro es como los palos flamencos. Es un cante de ida y vuelta, entre lo adquirido allá y lo aprendido acá, que propone compartir más y mejor para poner el nosotros por delante del yo. Porque el desarrollo que hemos construido no está hecho para lo humano sino para lo económico. Dice que con su libro nos pide construir desde la aldea global a partir de lo local, aprendiendo a compartir con los cercanos para expandirlo por lo más lejano.
Estas claves de Chaparro para repensar los medios y el mundo que habitamos no es un libro más. Es una apuesta, seria y reflexiva, para enfrentar esta supuesta “comunicación” que tenemos y practicamos, que nos venden y compramos. Disponer de estrategias para intentar entender la info-comunicación existente y comprender de una vez el modelo desarrollista que seguimos viviendo es la mejor manera de poderlo enfrentar y desmontar. Y eso es lo que nos propone Manuel, argumentos y herramientas para la reflexión crítica desde el compromiso con uno mismo, con la sociedad, con la Tierra y con la academia.
También es una mirada a experiencias y vivencias que se acercan a esa utopía tan necesaria para vivir y pensar. Manuel pretende darle un lugar a lo utópico frente a las distopías que nos ofrecen cada día. Derribar creencias asumidas durante años y años no es fácil. Pero creemos que merece la pena el esfuerzo de intentarlo y con este texto podemos recuperar armas viejas y empuñar otras nuevas para lograr la justicia social, para recuperarla en dónde se perdió y para instaurarla donde nunca llegó.
Las personas que asistieron a la presentación disfrutaron con la charla, comentaron, se divirtieron y, además, compraron el libro. ¿Qué más se puede pedir para el día del lanzamiento?
Incluso una persona entre el público se atrevió a plantear que, tras haberlo ojeado, le parecía interesante, que lo iba a comprar para leerlo con juicio y exprimirlo (intelectualmente hablando), pero que le parecía que tocaba muchos temas sin llegar a profundizar mucho en ellos. Los tres presentadores coincidieron en valorar tal precisión y aclarar que hay que tener una perspectiva general de las cosas para poder disponer de los contextos que nos permitan entender las múltiples realidades. O sea, que es preferible un océano de conocimientos aunque sean poco profundos que un pozo de sabiduría en un solo asunto.
Decía Hesse que “los libros no están ahí para hacer aún menos independientes a las personas dependientes, y tampoco para proporcionar una vida ficticia y barata a las personas que incapacitadas para la vida. Todo lo contrario: los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y la sirven y le son útiles, y cada hora de lectura que no produce al lector una chispa de fuerza, un presagio de rejuvenecimiento, un aliento de nueva frescura, es tiempo desperdiciado.”
El nuevo libro de Chaparro tiene el valor de ponernos a pensar y a repensar y la utilidad de aportarnos herramientas para desmontar las falacias de los medios y desvestir las mentirosos disfraces del desarrollo.
Está escrito, verde y rojo, con la cabeza llena de argumentos y con el corazón repleto de esperanzas. Es una senda para la utopía, que no para las quimeras, que nos da fuerzas para enfrentarnos a las distopías que nos engañan. Toca derribar muchas fronteras.
En las páginas de estas claves hay muchas gotas ejemplares para seguirlas en su recorrido, para compartir comunicaciones participativas y experiencias colectivas. Para entender la existencia del ser humano como agente de comunicación desde la comprensión y respeto por la Pachamama, con humanismo y solidaridad.
Porque, como bien señala Omar en el texto que abre el libro, este mundo que habitamos es otro distinto al que los poderes (mediáticos y financieros, políticos y semánticos) nos presentan; porque hay nuevos discursos y nuevas narrativas, y porque hay lugar para las utopías.
La lectura de este texto nos reafirma en la propuesta beltraniana (de Luis Ramiro) que hay que pensar, decir y hacer para transformar. A lo que le añadimos un diálogo que permita oír al otro (a), desde una comunicación alterativa, horizontal y participativa. Diálogo y participación es hablar y es escuchar al distinto, entendiendo las otredades.
Todo ello, ¿para qué? Para transformar-NOS y así intentar transformar-LO (el mundo). Comunicación y educación para comprenderlo, para repensar los medios y desmontar las distopías, sobre todo las del manido y engañoso “desarrollo”.
Para RECOMUNICAR. Sabemos que no es fácil, pero lo tenemos que intentar.
Así sea.
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