Como pudo preverse, la VII Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales desarrollada en la ciudad de Medellín, entre los días 9-13 de noviembre del 2015, en el marco de la XXV Asamblea General de Clacso, fue uno de los más grandes eventos académicos desarrollados en Colombia en las últimas décadas. Contó con una nómina de académicos y ponentes de lujo entre ellos los expresidentes Luis Inácio Lula da Silva (Brasil) y José Mujica (Uruguay). Los discursos pronunciados por los exmandatarios ameritan ser tratados por fuera del plano informativo, de la somera enunciación cronológica de sus frases pertinentes puesto que encubren claves para precisar el alcance de una coyuntura latinoamericana que estuvo presente en todo el evento.
¿Posible retroceso o estancamiento del modelo?
Si asumimos la existencia de un plano discursivo conformado por el agregado general de todas las intervenciones dictadas durante el desarrollo de la conferencia de la Clacso, es posible identificar en él una congruencia de esfuerzos intelectuales encaminados a caracterizar el potencial período al cual está entrando la región, al que podría llamarse de retroceso, para referirse a la posibilidad de un reemplazo de los gobiernos progresistas, que desde los primeros años del siglo XXI empezaron a tomar cuerpo en varios países de la región, coincidiendo cronológicamente en sus mandatos.
El giro de la historia, para qué gobiernos con otras tendencias políticas y económicas en Latinoamérica (las preexistentes durante dos siglos en la región) estén ganando espacio, colocando en riesgo la continuidad del genéricamente denominado “progresismo”, con dirección hacia otros horizontes políticos (neoliberales), puede estar anunciada por los movimientos de protesta que ganan fuerza en contra de los gobiernos de países como Venezuela, Brasil, Ecuador y Bolivia, así como en la latente posibilidad de que candidatos como Mauricio Macri –Argentina–, puedan alcanzar el gobierno de la segunda economía de la región.
Valga decir, que fue bien entendida la necesidad de que en la conferencia de Ciencias Sociales más importante del planeta, desarrollada en esta ocasión en la ciudad de Medellín, se diera voz a algunos de los representantes de estos gobiernos paradigmáticos, artífices de políticas sociales y económicas que en su momento confrontaron el catecismo neoliberal a la par que tomando distancia del mandato imperial.
El apoyo de algunos de los académicos más importantes de la región y del mundo no solo serviría para proporcionarle el espaldarazo intelectual a estos estilos de gobierno –que aun cuentan con delegatarios en la mayoría de países del cono sur–, sino también para resaltar la valía de algunas de sus políticas económicas y sociales (concebidas desde la academia) que reclaman para sí triunfos contra la pobreza y la exclusión, la multiplicación del acceso de la población a servicios básicos como la salud y la educación, a pesar de no proponerse tocar la estructura económica ni los poderes realmente existente en cada uno de sus países.
Política de nuevo tipo que en su momento contó con el apoyo de importantes movimientos sociales, y ¿quién podría hablar mejor sobre estas disputas y políticas que sus propios artífices? Por esto fue positivo el arribo de los dos mandatarios a esta Asamblea, al igual que la proyección del documental “ALCArajo”, dirigido por Martin Granovsky, así como la eventual presencia de Álvaro García Linera, que por problemas de orden mayor no pudo concretar su presencia en el evento. La Clacso apostó por reivindicar el rol histórico de estas tendencias de gobierno, a las que convulsiones locales en algunos espacios nacionales, comienzan a correrle sus maquillajes, a desestabilizar sus tupés.
Los discursos
Lula da Silva
El 10 de noviembre en el Gran Salón del centro de convenciones Plaza Mayor de la ciudad de Medellín, tuvo lugar la intervención de Luis Inácio Lula da Silva, ante una abarrota audiencia que aplaudía y vociferaba de ansiedad en los momentos previos a su discurso.
En su presentación el expresidente brasilero empezó por destacar la importancia de las Ciencias Sociales en la construcción de políticas públicas encaminadas a la consolidación de sociedades más justas y democráticas, en este sentido pronunció: “Las ciencias sociales en América Latina y en el Caribe siempre hicieron parte de un campo de conocimiento que se consolidó y fortaleció gracias a las contribuciones de intelectuales críticos, progresistas, comprometidos con las luchas populares. El pensamiento social de nuestro continente está indisolublemente unido a la historia de resistencia y emancipación de nuestros pueblos, inseparable de las batallas que tuvimos y seguimos tendiendo para que nuestras sociedades sean cada vez menos dependientes y más individuales, cada vez más libres y justas”.
Algunos de estos aportes académicos, en el caso de Brasil, tienen nombre propio. Lula resaltó la labor de tres reconocidos intelectuales brasileros: “Es innegable que casi todos nuestros países dieron un salto histórico y que para ello el aporte de las Ciencias Sociales fue extremadamente importante. En mi país los avances democráticos y populares de las últimas décadas mucho se deben a las contribuciones teóricas, a la reflexión crítica y admirable militancia de tres grandes intelectuales que son referencia de las ciencias sociales contemporáneas: nuestro querido Florestan Fernandes, nuestro querido Paulo Freire y nuestro querido Darcy Ribeiro. Quiero prestar homenaje a estos tres compañeros quienes representan un modelo de intelectual que participa activamente de la vida pública […]”.
Lula devolvió con guiño el espaldarazo de académicos e intelectuales propiciado en la conferencia de la Clacso: “Las investigaciones y la reflexión crítica de ustedes ha ayudado mucho a nuestros gobiernos para crear innovadoras políticas públicas de inclusión y democratización de oportunidades, de la misma forma ha alimentado la construcción de una vasta red de instituciones populares en América Latina que son triunfos de nuestros procesos de transformación”. Los conocimientos académicos, el producir intelectual en la región, ha estado ligado a sus luchas sociales y políticas, al tiempo que también han contribuido a modificaciones concretas en la sociedades al inspirar políticas públicas orientadas a la superación de profundas problemáticas sociales.
Durante su discurso Lula da Silva tuvo la oportunidad de referirse a los logros alcanzados por su gobierno en términos educativos, ampliando su cobertura, solo en educación superior y en una década, de tres millones y medio de estudiantes a siete millones, creando 11 nuevas universidades federales en Brasil. Sobre las reformas aseguró: “Hicimos este esfuerzo porque creemos que es deber del Estado promover educación de calidad para todos, para absolutamente todos. Tengo certeza de que esta conferencia va a ayudar mucho a pensar nuevas formas de defender y promover el derecho a la educación y tal vez ayude a pensar políticas innovadoras en el campo de la seguridad pública de protección, de la defensa y protección del medio ambiente y sus recursos naturales, la lucha contra el racismo, la violencia de género y contra todas las formas de discriminación […]”
El expresidente brasilero catalogó como una nueva etapa histórica la sucesión de gobiernos de corte progresista en el continente: “[…] Tengo la convicción de que lo que sucedió fue una nueva etapa en América latina en los últimos doce años; tengo la convicción porque en 1985 yo no creía que un obrero pudiese llegar a la presidencia de la República por voto directo, no creía porque era humanamente imposible que la elite brasileña permitiera que un tornero mecánico pudiese llegar a la presidencia, jamás creí que un expresidiario pudiese ser el presidente de Uruguay, jamás pensé que una mujer como Dilma, condenada, presa y torturada pudiese ser presidente de mi país, jamás concebí pensar que un indio con cara de indio, con piel de indio, con cabello de indio, ¡indio de verdad!, pudiera ser presidente de Bolivia, jamás habría imaginado que Michele Bachellet pudiera ser presidenta de Chile, jamás imaginaba que el presidente Chávez hubiese llegado a la presidencia de Venezuela”.
De la misma manera incitó a la juventud presente en el evento para construir un mundo acorde a sus necesidades: “Estoy contando estas cosas para que nuestra juventud se dé cuenta que cuando la gente es joven no tiene tiempo de reclamar, no tiene tiempo de fracasar, cuando la gente es joven solo tiene una cosa por hacer perseverar, creer y luchar siempre para construir un mundo que ustedes consideren que deba ser construido, sobre todo analizar los avances sociales que nosotros conquistamos en nuestra querida América del sur en los últimos doce años […]”. Es la juventud entonces el sujeto que debe encarar la responsabilidad de asumir el futuro y seguir por la senda que empezaron a abrir gobiernos como el suyo en el continente.
El proceso de paz llevado a cabo en La Habana también estuvo presente en el discurso del expresidente brasileño. De esta manera se refirió a las negociaciones: “[…] Quiero aprovechar para reafirmar un integral apoyo al proceso de paz que lleva Colombia, estoy aquí para felicitar al gobierno colombiano por los extraordinarios avances que ha conquistado de manera provechosa en el proceso de negociación y para desear a ustedes plenos éxitos en el desafío de construir un futuro de paz, justicia y libertad para las nuevas generaciones de colombianos. Tengo la certeza de que mi sentimiento es compartido por cada uno de los millares de participantes de esta conferencia extraordinaria de la Clacso. Falta muy poco para consagrar los acuerdos de paz gracias a los históricos compromisos asumidos en La Habana y a la determinación de la sociedad colombiana […]”.
Lula da Silva insistió permanentemente en la necesidad de la integración latinoamericana, en la creciente necesidad de crear instancias multilaterales entre los países de la región ante la crisis de representatividad que tiene Latinoamérica en instituciones como la Onu. Integración política que ponga en el centro a las sociedades y que fundamente el intercambio de productos y servicios, el crecimiento de los mercados entre los países de América Latina. La política, es la suprema herramienta para alcanzar las modificaciones: “No existe política por fuera de la política. […] Lo que importa es que ustedes tienen que participar”.
José Mujica
El miércoles 11 de noviembre tuvo la oportunidad Pepe Mujica de dirigirse a la concurrencia, y ante una fervorosa audiencia propició un memorable discurso de corte político y filosófico. Desde el mediodía miles de asistentes a la conferencias hacían largas colas a las afueras del Cubo Amarillo de Plaza Mayor, donde el expresidente uruguayo hablaría pasadas las 7 de la noche.
Mujica empezó hablando del valor de la vida: “La vida, lo más de fondo, el estar vivo es un milagro, ningún bien es más importante que la vida. Esto es de perogrullo. Estamos programados bilógicamente para luchar y querer la vida como todas las cosas vivas, esto no tiene ninguna novedad. Pero el ser humano que es complejo (esto lo sabemos todos) lo olvidamos permanentemente, conspiramos contra la vida. […] ¿Y qué decimos de la guerra? Es la forma técnicamente más eficiente de destruir la vida y disputamos en el aumento de su eficiencia. Ahora bien, si el bien más importante es la vida, es obvio que hay que luchar contra toda forma de guerra hoy […]”.
Habló de la vida, para hablar de la paz y de la guerra en Colombia, a cuya eventual finalización se refirió, delante de cinco mil espectadores, de la siguiente manera: “Entonces este conflicto que lleva 50 años y más, que se pierde en la historia de Colombia y en los sacrificios de América, que nadie pudo haber pensado, pero hay unas palabras de Gaitán por ahí, que son premonitorias, el proceso que se iba a desatar y el costo que iba a tener y el costo que ha tenido […]. El hecho es que hace unos años cuando conocí las montañas de Colombia y su realidad, ese jolgorio de la fotosíntesis, llegué a la conclusión que perseguir a un ser humano en esa naturaleza es una misión prácticamente imposible, interminable, es una geografía endiablada que puede asegurar guerras indefinidamente […]. Y naturalmente hay que llamar a las cosas por su nombre, frente al intento de paz que surge en esta Colombia no se podía ser neutral, porque la paz no es de izquierda ni de derecha ni de centro, la paz es la convivencia humana”.
La imposibilidad de toda neutralidad frente al proceso de paz en Colombia fue también proclamada por otros expositores a lo largo del desarrollo de la VII Conferencia Latinoamericana y Caribeña de ciencias sociales.
Mujica se refirió al rol del gobierno colombiano en el proceso de paz: “Y realmente el presidente santos nos sorprendió, porque había sido una figura con responsabilidad directa en las cuestiones de estos años, pero ha demostrado ser un hombre inteligente y observador, por llegar a la conclusión de que no hay otro camino que una negociación para terminar con esta guerra”.
Sobre el modelo de justicia que eventualmente podría ser implementado para juzgar a los excombatientes una vez firmado un acuerdo de paz, comentó: “Por eso es probable que haya que seguir con algún camino de quien tiene el coraje de decir su verdad, tal vez tenga que quedar eximido de responsabilidades penales, pero la sociedad sabe la responsabilidad y la responsabilidad queda para el que se guarda los secretos, probablemente algo parecido a lo que pasó en Sudáfrica u otra fórmula. Pero hay que entender que hay que salir de la lógica de la guerra […] Entonces, tenemos que apoyar fervorosamente este proceso de paz en Colombia y no cruzarnos de brazos, yo sé que la justicia cuenta y duele, y la verdad, pero la justicia no puede degollar la paz y menos puede aceptarse que una supuesta juridicidad internacional le ponga amenazas a la soberanía de un país para tomar las decisiones que tenga que tomar […]”.
En tiempos modernos la guerra ha dejado de constituirse en una herramienta para lograr cambios y modificaciones para los más débiles, la luchas sociales deben situarse entonces por fuera del ámbito de la confrontación militar, el expresidente uruguayo dijo en este sentido: “[…] la guerra contemporánea está desbalanceada desde el punto de vista tecnológico a favor de los que tienen más recursos tecnológicos y esto es un principio general y termina constándole infinitos sacrificios a los que no tienen ninguna responsabilidad en la guerra, que son los más débiles, curiosamente; pero este no es un mensaje pacifista de halcón disfrazado de paloma, no, es pacifismo, no es la aceptación de cualquier cosa, lo que queremos es que haya una lucha de masas, hay que abandonar el campo de la guerra que es favorable a los que tienen mayor cantidad de recursos económicos, y que le significa sacrificios a los más débiles, pero no significa cruzarse de brazos porque las sociedades modernas tienen megalópolis, tienen masa y hay que luchar por la conciencia de las masas y la organización de la gente, ¡ahí está el campo de lucha!, para una sociedad mejor”.
La luchas deben ser protagonizadas por las mayorías sociales, organizadas en partidos y movimientos políticos, que deben conquistar modificaciones que hagan viables sociedades más justas y democráticas. Sobre este particular se refirió Mujica: “Tampoco hay que despreciar nada que sea humano en construcción, pero hay que organizar la fila del compromiso: los que están para la guita, los que están para esto, los que están para la investigación y los que están para soñar y pelear por un mundo mejor, pero organizados en movimientos y en partidos ¿Por qué? Porque la lucha es colectiva o no es, no adoren al Pepe, no hay ningún hombre fenomenal e insustituible, lo que hay son causas insustituibles y solamente cuando se crean organismos colectivos que aseguran la lucha intergeneracionalmente, y que razonan y piensan y construyen disciplina y empeño colectivo, es posible avanzar para el cambio en la sociedad”.
Para Mujica la integración latinoamericana también es un imperativo, a ella se refirió en los siguientes términos: “¿Precisamos la integración o no la precisamos? Primera pregunta que hay que despejar. Considero que es imprescindible si queremos ser desarrollados ¿por qué? Porque vamos corriendo de atrás, porque no tenemos masa crítica, porque nuestros talentos en materia de investigación son pobres y esmirriados, los tenemos atomizados y la mayoría de las veces todavía se nos van para el mundo rico, pero además, necesitamos hoy la integración por susto, entiéndase bien lo que dije, necesitamos la integración hoy por susto, porque tenemos el desafío de administrar nuestra relación económica con China, ya no podemos renunciar al comercio con China, ¡ningún país de América Latina!, ni por asomo, ni por las tapas, y es un país multinacional y continental […] los veteranos son una manga de irresponsables si no prevemos geopolíticamente que hay que crear un ser de peso para tener cierto poder de negociación en ese mundo que no es el mundo que nos gustaría o que quisiéramos, es el mundo que es […] ¡Este es el socorro!, que es otra cosa, es el socorro ¡porque sino nos hacen pelota! […]”.
Los jóvenes, al igual que Lula cuando disertó, para el Mujica son el motor de la acción, a ellos se dirigió: “Tienen el fruto de nuestros errores, no cometan nuestros errores, aprendan de nuestros errores, tengan el coraje de cometer los errores de vuestro tiempo, la historia es hacía adelante, la historia es un compromiso por el porvenir. Hay que mirar para atrás para aprender, de las reliquias aprender los errores, pero vivir para mañana, para la esperanza, construir para eso; pero el mundo no va a ser mejor si los seres humanos no luchan organizadamente para que sea mejor, no es mejor por espontaneísmos, no quiere decir que la voluntad humana sea el único factor que mueve la historia, por favor, eso sería creer que el hombre tiene una fuerza casi cósmica. No. Pero la historia no cambia si no existe disciplinadamente la organización humana, hay que construir partidos y hay que dedicar, hay que dedicar parte de nuestras vidas, y se necesitan los que dedican toda su vida, al sueño de un mundo mejor, pero créanme, créanme, no es una vida infeliz, no es una vida de sacrificios, no es una vida de cargar con lo imposible, no es una tarea de subir la montaña para desmoronarse ante la tarea más hermosa: darle contenido a nuestra existencia, […]”.
Temas transversales
Al menos cuatro fueron los tópicos transversales a los discursos de los dos exmandatarios: la juventud como sujeto responsable de las transformaciones y las luchas venideras, la tarea pendiente de alcanzar de la integración Latinoamericana, el inaplazable logro de la paz en Colombia, la necesidad de seguir implementando medidas políticas, económicas y culturales para continuar construyendo sociedades más justas y democráticas en el continente. Cuatro temáticas presentes a lo largo del desarrollo de los discursos, de igual manera reforzadas en los paneles, coloquios y conferencias magistrales que tuvieron lugar durante todo el evento convocado por la Clacso.
La consolidación de la paz como un imperativo fue sostenida abiertamente por diversos ponentes, quienes no escatimaron palabras para expresar tal disposición de manera clara y vehemente, ante la mirada reticente del Gobierno y de algunos sectores de la sociedad colombiana que quizás no vieron con buenos ojos la injerencia de los académicos, políticos e intelectuales en asuntos internos, cuyas características políticas y sociológicas han hecho que desborde el plano de lo local y de lo nacional legitimando sus intervenciones.
La integración Latinoamérica como recurso urgente para afrontar los desafíos de la globalización, así como de enormes intereses que se ciernen sobre sus territorios, estuvo presente en los discursos. Lejos de constituirse en una ideología, en la concreción del sueño bolivariano, debe funcionar como una estrategia para enfrentar las contingencias que imponen los intereses chinos, norteamericanos y europeos que asechan los recursos de todo tipo con que cuentan los países latinoamericanos. Ya no se trata de un viejo sueño, se trata de una estrategia que debe ser asumida para evitar el avasallamiento comercial y político de nuestras naciones.
Es necesario seguir apostando en latinoamérica por alternativas políticas que se sitúen por fuera de la matriz neoliberal, que prioricen el gasto social, que adopten medidas a favor de cambios culturales orientados a disminuir el consumo por el consumo, a la implementación de medidas que cierren la brecha de la desigualdad, contribuyan a erradicar la pobreza y enruten las naciones hacia Estados de mayor democracia y participación. Es necesario construir sobre lo construido, seguir luchando, aunque la historia pendular propicie regresiones que lleven pensar en el fracaso, siendo por el contrario momentos prolijos en que se incuban las nuevas transformaciones sociales.
La juventud como sujeto de la lucha, la juventud que se organiza en partidos y en movimientos, es el sujeto de las transformaciones. No son los sabios, los políticos maduros, los intelectuales, son los jóvenes los que deben continuar potenciando la senda que empezó a abrirse en Latinoamérica. Ellos y ellas, jóvenes de distinto matiz y distinta vinculación social, son los delegatarios del empuje por construir presente y futuro, con los errores y las enseñanzas provenientes de los errores cometidos en el ayer.
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