El rey de Marruecos, Mohamed VI, el difunto presidente del Banco Santander, vedettes del mundo del espectáculo, múltiples sociedades privadas… habrían encomendado a este banco la misión de disimular ante el fisco y a la justicia de sus respectivos países una parte de sus ingresos.
El banco Hsbc ha vuelto al primer plano de la actualidad. Según las informaciones publicadas por varios medios de prensa el lunes 9, se habrían transferido cuentas a Ginebra por valor de 1.806 millones de euros entre el 9 de noviembre de 2006 y el 31 de marzo de 2007 (es decir, ¡en menos de cinco meses!). El rey de Marruecos, Mohamed VI, el difunto presidente del Banco Santander, vedettes del mundo del espectáculo, múltiples sociedades privadas… habrían encomendado a este banco la misión de disimular ante el fisco y a la justicia de sus respectivos países una parte de sus ingresos.
Las siglas Hsbc significan Hong Kong and Shanghai Banking Corporation. El grupo mundial Hsbc empleaba a 260 mil personas en 2014, está presente en 75 países y declara 54 millones de clientes. Desde sus orígenes ha estado mezclado con el comercio internacional de drogas duras. En efecto, fue fundado siguiendo la estela de la victoria británica contra China en las dos guerras del opio (1839-1842 y 1856-1860). Esas dos guerras jugaron un papel decisivo en el refuerzo del imperio británico y en la marginación de China, que duró alrededor de siglo y medio.
En el curso de esas dos contiendas el Reino Unido logró imponer a China la aceptación de las exportaciones británicas de opio provenientes de India (que formaba parte del imperio británico). China intentó oponerse al comercio del opio pero las armas británicas, con el apoyo de Washington, se impusieron. Londres creó una colonia en Hong Kong y, en 1865, fue fundado el Hong Kong and Shanghai Banking Corporation por un comerciante escocés especia¬lizado en la importación de opio (entonces, el 70 por ciento del flete marítimo que pasaba por Hong Kong concernía al opio venido de India).
Desde ese momento la historia del banco ha seguido siempre estrechamente la política exte-rior del Reino Unido y los intereses de la gran patronal británica en Asia. Después de 1949 y la victoria de la China de Mao, el banco se replegó a Hong Kong, que permaneció como territorio británico. Luego, entre 1980 y 1997, desarrolló sus actividades en Estados Unidos y en Europa. Sólo desplazó su sede social de Hong Kong a Londres en 1993, antes de la retrocesión del territorio a la República Popular de China, anunciada para 1997. El Hsbc sigue siendo parte inseparable de Hong Kong: emite el 70 por ciento de su moneda (el dólar de Hong Kong). Hong Kong constituye un elemento clave en la cadena del blanqueo de dinero acumulado por la nueva clase dirigente china.
Además del blanqueo de dinero de la droga y del terrorismo, el Hsbc está implicado en otros asuntos: la manipulación del mercado de tipos de cambio (el escándalo estalló en 2013 y trata sobre un mercado cotidiano de 5.300 millones de dólares), la manipulación de las tasas de interés interbancario (entre ellas la Libor), la venta abusiva y fraudulenta de derivados sobre las tasas de interés, la venta abusiva y fraudulenta de productos de seguros a los particulares y a las pymes en Reino Unido (la Fsa, la autoridad de control británica, ha perseguido al Hsbc en este asunto que ha revelado que el banco ha vendido seguros que no servían para nada o para muy poco), la venta abusiva de mortgage backed securities en Estados Unidos, la manipulación en las cotizaciones del oro y de la plata (el escándalo estalló en enero-febrero de 2014) y la organización a gran escala de la evasión fiscal de importantes fortunas.
¿EL EDGAR SNOWDEN DE HSBC? Hervé Falciani, un ciudadano franco-italiano, trabajó en los servicios informáticos del Hsbc suizo en Ginebra de 2006 a 2008. Antes de abandonar el banco copió 127 mil ficheros que ligaban al Hsbc con operaciones masivas de fraude y de evasión fiscal en las que el banco jugó un papel a menudo activo. Luego pasó a residir en Francia. Suiza decidió detenerlo y lanzó una orden de arresto internacional vía Interpol por “sustracción de datos”, “violación de secreto bancario y del secreto comercial” y “presunción de venta de informaciones económicas”. Hay que subrayar que Suiza no atacó al Hsbc.
A comienzos de 2009 el domicilio en Niza de Falciani fue objeto de un registro efectuado por la policía local. Las informaciones que poseía eran explosivas: entre los 127 mil archivos se encontraban fichas de exiliados fiscales franceses (8.231, según Falciani), belgas (más de 800), españoles (más de 600 nombres), griegos (la famosa lista llamada “Lagarde”, porque la entonces ministra francesa, hoy directora del Fmi, la entregó a las autoridades griegas en 2010, y que contiene alrededor de 2 mil nombres), alemanes, italianos, mexicanos, estadounidenses… Hervé Falciani entregó toda o una parte de las informaciones que poseía a las autoridades francesas y a las de otros países.
Luego, según sus declaraciones, colaboró con las autoridades de Washington, a las que dio informaciones que hicieron avanzar el asunto del blanqueo del dinero de los cárteles de la droga de México y Colombia por el Hsbc. En 2012 colaboró con las autoridades españolas, pero fue detenido en aplicación del mandato de detención lanzado por Suiza. Suiza insistió con que España le entregara a Falciani, lo cual fue rechazado por Madrid en mayo de 2013, pues la justicia consideró que era un testigo privilegiado en varios grandes asuntos de fraude y evasión fiscal. En efecto, la comunicación a las autoridades españolas de los datos conseguidos por Falciani había permitido desde 2011 descubrir una gran cantidad de dinero (alrededor de 2.000 millones de euros) depositada en Suiza por miembros de la familia de Emilio Botín, el recientemente fallecido presidente del banco Santander. Éste, acorralado, pagó a las autoridades españolas 200 millones de euros de multa.
Los datos entregados por Falciani han desembocado también en el escándalo de la financiación fraudulenta del Partido Popular. La justicia española proporciona una protección policial permanente al franco-italiano. Las autoridades belgas y francesas se reúnen con él y utilizan los datos que les proporciona e instruyen expedientes. No es en absoluto seguro que esto desemboque en condenas por fraude, pues es más que probable que los defraudadores lleguen a acuerdos financieros que les permitan evitarlas.
Hay que subrayar que en este asunto no sólo Suiza intenta detener a quien ha dado la voz de alarma. Ocurre lo mismo en Grecia, donde la justicia arrestó al editor de la revista Hot Doc, Costas Vaxevanis, porque se había atrevido a publicar en octubre de 2012 la lista Lagarde-Hsbc-Falciani que las autoridades griegas habían perdido hacía tres años. Como consecuencia de las reacciones ciudadanas en Grecia y en el plano internacional, el periodista ha quedado en libertad.
No es fácil denunciar a un banco y a los ricos defraudadores que protege, o lo que viene a ser poco más o menos lo mismo: denunciar a los ricos defraudadores que protegen a los bancos y su sacrosanto secreto. Hay claramente una verdadera simbiosis entre los grandes bancos y la clase dominante, igual que existen pasarelas permanentes entre los gobernantes y las grandes empresas, en particular las de las finanzas.
En 2013 la Unión Europea fijó un límite a los bonos que podían recibir los dirigentes y traders de un banco. El bono no puede ser superior al doble de la remuneración salarial fija. Pero hecha la ley, hecha la trampa: la dirección del Hsbc anunciaba en febrero de 2014 que iba a aumentar considerablemente la remuneración fija de esos dirigentes a fin de que su bono no quedara reducido.
El grupo mundial Hsbc debería ser cerrado, despedida su dirección sin indemnización y llevada a los tribunales (igual que los grandes accionistas). El mastodonte Hsbc debería ser dividido bajo control ciudadano en una serie de bancos públicos de talla media, cuyas labores deberían estar estrictamente definidas y ejercidas en el marco de un estatuto de servicio público.
1. Autor del libro Bancocracia (Icaria, Barcelona, 2014), portavoz del Cadtm Internacional y miembro del Consejo Científico de Attac-Francia.
Imposible que el sistema financiero y HSBC cambien su manera de funcionar: Falciani
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
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Desde el refugio desconocido en el que vive desde que dio a conocer la lista de más de 130 mil defraudadores fiscales en el mundo con cuentas en el banco HSBC de Suiza, Hervé Falciani, un informático de origen francés e italiano, reconoció que su labor de denuncia pretende hacer el trabajo que no hacen ni los gobiernos ni los políticos. A pesar del nivel del escándalo y de los impactos –tanto jurídicos como mediáticos– de la filtración, Falciani reconoció que es imposible que el sistema financiero y el banco HSBC hayan cambiado su manera de funcionar.
En una entrevista con el programa de radio Carne Cruda, que ahora se emite desde un portal independiente después de haber sido censurados en Radio Nacional de España (RNE) y de que en la Cadena Ser también les cerraran el espacio, Falciani advirtió que trabaja en una comunidad de ciudadanos que luchan por destapar el fraude del sistema financiero internacional, que permite la corrupción política y favorece mover el dinero del crimen organizado, como se ha demostrado con el narcotráfico o los grupos extremistas islamistas, como Al Qaeda.
El ex trabajador del banco HSBC sustrajo material informático de la sede en Suiza que contenía centenares de miles de fichas de ciudadanos de todo el mundo con cuentas secretas en el país helvético. El material lo entregó a gobiernos, fiscalías y tribunales para que se investigara, pero también a un colectivo de periodistas de investigación que analizaron la información y contrastaron su veracidad.
En la entrevista radiofónica, que se hizo a través del teléfono y sin que se revelara el lugar en el que se encuentra, Falciani advirtió que los bancos trabajan para adaptar los mecanismos a su favor, por eso necesitamos a la sociedad civil dentro de los bancos. No podemos dejar que hagan las leyes los mismos que trabajan contra nosotros.
La llamada Lista Falciani contiene datos bancarios y personales de más de 130 mil evasores procedentes de 212 países, incluido México, entre los que hay numerosos políticos, empresarios, deportistas de élite y, por supuesto, delincuentes dedicados al tráfico de drogas.
Falciani explicó que su situación personal sigue siendo muy difícil, ya que se encuentra en un lugar secreto y siempre tiene que tener mucho cuidado para moverse a cualquier lugar o para hablar con alguien. Desde que entregó a la justicia de varios países la citada lista, se convirtió en un testigo protegido y en un hombre amenazado por las numerosas tramas mafiosas que habría desvelado con la información sensible que sustrajo de los archivos de su anterior trabajo, el banco HSBC.
Explicó que la reacción a la publicación de la lista es buena para entender dónde está el dinero que falta en esta crisis. Dónde está el control que todos pensábamos que existía, pero que en realidad no existe. Explicó que él, personalmente, siempre se mostró partidario de que no se hicieran públicos los nombres y que en caso de que esto ocurriera que su difusión no intercediera en los procesos penales abiertos contra las personas implicadas. Como así ha ocurrido, afirmó.
Yo jamás quise que los nombres se hicieran públicos, pero hay gente dentro del sistema judicial que quiere hacer algo por su país y por la sociedad y que piensa que si esto se hace público es útil. Lo entiendo y me parece correcto. Estamos en una comunidad y entre todos nos apoyamos, así que se sabía la publicación de los nombres porque estamos haciendo lo que los gobiernos no quieren hacer. Por eso necesitamos esta colaboración. Es una manera de hacer política más en la calle y así vamos a continuar.
Falciani reconoció que en su labor para denunciar la corrupción estructural del sistema financiero internacional se ha encontrado numerosas dificultades, sobre todo por parte de los gobiernos y de los políticos, que no ayudan, más bien al contrario. Siempre tenemos problemas de cooperación con los gobiernos. Hablamos mucho del dinero que se limpia en los paraísos fiscales, pero no se habla del dinero negro que permite la corrupción, que hace que encontremos siempre a las mismas personas hablando con los grandes gigantes de la economía. Por ejemplo, en el Parlamento europeo, añadió.
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