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Asume la presidencia “Pepe” Mujica. “Vamos a barrer con la indigencia”

Asume la presidencia “Pepe” Mujica.  “Vamos a barrer con la indigencia”
Desde la Plaza Independencia, desde barrio Cerro, en la Teja, a lo largo de la rambla, en el casco histórico, en todo Montevideo ayer se hablaba de José “Pepe”  Mujica. Y del gobierno del Frente Amplio. Mujica, una vez investido presidente, le habló al pueblo ante una plaza colmada, bajo la estatua de José Artigas y un cielo sin nubes. “A ti, querido pueblo, con el cual están todos los compromisos: ¿qué simboliza este monumento?, dos cosas: unidad nacional y concepción latinoamericana.”
 
“Olé, olé, olé, Pepe, Pepe”, gritaba una fila que se extendía hasta Avenida del Libertador, por donde pasó una hora antes el “Pepemóvil”, un auto eléctrico que llevó a Mujica y al nuevo vicepresidente, Danilo Astori, unas 15 cuadras en medio de una multitud entusiasta. El presidente agradeció el calor de la gente, en un día ideal para un acto al aire libre.
 
“¿Cuál es el sentido de este encuentro?” Agradecerle al pueblo uruguayo. Mañana empezarán los días de trabajo. Pertenecemos a una generación de la que quedan algunas reliquias de los que quisimos tocar el cielo con las manos. Fue un duro aprendizaje”, dijo el ex guerrillero tupamaro que estuvo 13 años preso y a quien los militares quisieron volver loco, según relató su compañero de esas horas, Eleuterio Fernández Huidobro, en el libro Memorias del calabozo.
 
Como viene diciendo desde la campaña, el dirigente del Frente Amplio prometió bajar la pobreza y la indigencia: “Es fundamental barrer la indigencia y disminuir la pobreza en un 50 por ciento. Y masificar la cultura. La forma en que lo hagamos es negociable, no es negociable el rumbo. Actualmente el 2 por ciento de los uruguayos vive en la indigencia, lo que es una vergüenza nacional”, insistió Mujica en su mensaje de investidura. “Uno de cada cinco uruguayos es pobre, pero al país le va bien. Uruguay está avanzando a dos velocidades –agregó el presidente–; eso no es justo, pero además es peligroso.” A unos metros aplaudía con ganas Lucía Topolansky, compañera de militancia, esposa, primera dama y senadora.
 
Adolescentes, hombres, ancianos, chicos pequeños desafiaban el calor de la tarde, que se acentuaba con el apiñamiento. Como el joven Diego Villalba, que llevaba en una mano la bandera de Uruguay y en la otra la del Frente Amplio (rojo, azul y blanco).
 
“Que se sigan dando los cambios que se iniciaron con Tabaré Vázquez. Hay mucho por hacer. El Plan Ceibal (una computadora para cada chico) es una inversión a futuro, también se aprobaron leyes que apoyan a los trabajadores.”
 
Mujica interpeló: “Contigo cambiamos o contigo sucumbimos.” Y el pueblo respondió: “Pepe, querido, el pueblo está contigo”. Manuela Nieves, ama de casa que llegó a la plaza Independencia con su hija, comentó. “Nos merecíamos que siga la izquierda en el gobierno, por los años de sufrimiento. Mujica representa el pueblo. El va a seguir el camino de Tabaré pero con otro corazón.” El flamante presidente exigió que su país volviera a ser de las naciones más igualitarias de la región, cuando en el pasado se decía que era la Suiza de América. “Necesitamos gente que invierta y tenemos que darle garantía. Tiene que andar la economía. Debemos seguir construyendo una tierra acogedora que abra los brazos para todas las sociedades de América latina. Acá no existe la discriminación ni hacia los negros, los pobres o las inclinaciones sexuales.”
 
Y en ese estilo dialoguista, se refirió a que no haya enojos. “No a las broncas, no al criticismo.” Desde la platea Cristina y Néstor Kirchner intercambiaban mirada cómplices “¡Viva la patria, viva el Uruguay, Viva América latina!”, gritó Mujica como frase final. Después, lentamente, lo fue saludando cada uno de los presidentes invitados a la toma de posesión parados en fila india. Cuando le tocó el turno, Cristina Fernández abrazó a Mujica y luego a Topolansky; lo mismo hizo Néstor Kirchner con la pareja uruguaya. El abrazo más efusivo del flamante mandatario estuvo dirigido a su par boliviano, Evo Morales. Este le dijo algo como “bienvenido al eje del mal”; a lo que Mujica respondió “es el eje del bien también”.
 
Siguieron pasando como en una procesión Rafael Correa, de Ecuador; Lula da Silva, de Brasil; Hugo Chávez, de Venezuela; Fernando Lugo, de Paraguay; el príncipe de Felipe de Asturias, entre otros. Anoche mantuvo una reunión bilateral con Chávez. Horas antes, más precisamente al mediodía, Mujica había vivido el primer momento emotivo de la jornada cuando su mujer, la senadora más votada, le tomó juramento en el Palacio Legislativo. El mandatario prometió fidelidad a la Constitución. Y el beso. ¿Qué habrá pasado por sus cabezas? Quizá muchas imágenes en cámara rápida.
 
Tras jurar, el nuevo presidente dio su primer discurso, en donde se refirió a las relaciones con el mundo. “Nosotros no perdemos la esperanza de que haya una sola nación latinoamericana, desde el río Bravo hasta las Malvinas –aquí, un guiño a Argentina–. Compartimos un dormitorio: el Mercosur. ¡Ay! El Mercosur será hasta que la muerte nos separe” (aplausos). Otra vez una alusión tácita a la Argentina: “Que el Bicentenario nos encuentre con un Río de la Plata más angosto y los caminos despejados”.
 
Después se dirigió a la oposición. “Vamos a buscar el diálogo. Concertación, más que conflicto. Hace rato que todos aprendimos que las batallas por el todo o nada nos llevan nada más que al estancamiento. Se necesita la convivencia política.” El nuevo gobierno ya puso en marcha el trabajo de comisiones multipartidarias en materia de energía, medio ambiente y seguridad .
 
Mujica enfatizó como tarea del Estado gastar más en educación. “Habrá que renunciar a otras cuestiones para pagar el Gran Sí a la Educación.” Eso sí, aclaró que en cuanto al manejo de la economía habrá “más de lo mismo” y se saldrá a buscar mercados.
 
“Vamos a ser heterodoxos en otros aspectos”, señaló el ex tupamaro. Desde su butaca lo miraba Fernando Lorenzo, flamante ministro de Economía y niño mimado de Astori. Astori, cuando fue titular de esa cartera en el gobierno de Tabaré, coqueteó con la idea de un tratado de libre comercio con Estados Unidos.
 
El analista Adolfo Garcé señaló a este diario que el gobierno entrante seguirá en el mismo rumbo en su política económica de la primera gestión del Frente Amplio. “Durante la campaña Mujica dijo que iba a emular a Lula por cómo llevó adelante el programa económico. Otro aspecto es el pacto que hizo con Astori para formar la fórmula presidencial. Por otro lado, el nuevo gobierno pondrá el énfasis en la lucha contra la exclusión. Si con Tabaré el buque insignia fue el Plan de Emergencia, con Mujica será la política de vivienda para los pobres”, dijo el profesor del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República.
 
Luis Alberto Lacalle, jefe del Partido Nacional (Blanco), habló sobre el discurso de Mujica ante un puñado de medios, entre ellos Página/12, a la salida del Legislativo. “En un 70 por ciento coincido fervorosamente. Creo que ha provocado la impresión de que rompió moldes ideológicos que tanto mal le hicieron al país y ha hablado con mucho pragmatismo.” Siguió un Lacalle auténtico, fiel opositor del Mercosur. “Diría que en el debe el error de creer en una patria grande, acá no hay más patria que la de Uruguay. La economía va a seguir igual, y me parece mal porque hubo un aumento de la deuda pública y falta de reserva.”
 
El jefe del otro partido tradicional –Colorado–, Pedro Bordaberry, también se refirió a las palabras del nuevo presidente: “Fue un discurso medido. Hubo muchas coincidencias. Insistió en la educación y también me pareció interesante en la parte internacional y lo del país agrointeligente. No alcanza sólo con gastar más, también que el gasto sea eficiente”, señaló el hijo del dictador.
 
Garcé subrayó el pragmatismo de Mujica. “El no tiene ningún problema de hablar con la oposición. Al día siguiente de ganar la elección se juntó con Pedro Bordaberry. Yendo más lejos, la guerrilla uruguaya hablaba con todos los sectores.”
 
Este punto es importante, porque si bien el Frente Amplio cuenta con mayoría parlamentaria, tendrá en el recinto a los jefes de la oposición, agrega el experto. “Tabaré centralizó mucho las medidas y congeló al Congreso. Va a haber un fortalecimiento en el Parlamento, porque están los jefes partidarios y por el propio estilo de Mujica.”
 
Después de la jura, la recorrida en auto, el acto en la plaza Independencia y los discursos, a Mujica se le veía el semblante cansado. Pero todavía le quedaban horas de festejo y protocolo.
 

Jorge  Brovetto, Presidente del FA. “Cumplir el programa”
 
Jorge Brovetto es el actual presidente de la coalición Frente Amplio y ex ministro de Educación y Cultura del gobierno de Tabaré Vázquez. Dicen que fue el hombre detrás de las negociaciones entre Mujica y Astori para cerrar la fórmula que terminó siendo imbatible. Como referente institucional del centroizquierda uruguayo trazó ante Página/12 las directrices que seguirá el nuevo gobierno.
 
–¿Cuáles serán las primeras medidas que tome la gestión de Mujica?
 
–El Frente Amplio se caracteriza por insistir en que se debe cumplir el programa aprobado en el congreso partidario. El gobierno saliente cumplió con el programa, y eso mismo esperamos bajo el liderazgo de Mujica. Tabaré Vázquez había dicho cuando asumió que iba a trabajar con dos Biblias en éste, que es un país de tradición laica: la Constitución y el programa del FA. Se puede esperar una profundización de las políticas sociales y de la lucha contra la pobreza y la indigencia. Existe un núcleo duro de pobreza y hay que sacar a las nuevas generaciones de esa situación. Va a haber un mayor esfuerzo en la educación, en crear las condiciones de trabajo para los menos calificados.
 
–¿El plan de vivienda será prioritario?
 
–Sí. Hay un importante número de viviendas desocupadas, familias que usan una segunda casa en zonas de balnearios. Se va a luchar para que cada familia tenga un techo. Lucía Topolansky está muy involucrada en el tema.
 
–¿Se pueden profundizar las políticas sociales al mismo tiempo que se mantiene una política económica ortodoxa?
 
–Pasamos del 2,4 al 4 por ciento del PBI en Educación. Los avances se van a reflejar no sólo en los presupuestos ministeriales, también en el aumento de la inversión extranjera. Las inversiones no se orientaron a la especulación financiera, sino a la creación de riqueza. Vamos a seguir impulsando la creación de riqueza.
 
–Al mantener la mayoría en el Congreso, ¿volverán a discutirse temas de la izquierda, como la despenalización del aborto?
 
–Es una mayoría menor, porque dependemos de un voto y ustedes saben lo que significa (risas). La discusión está instalada en torno de si este gobierno va a ser más o menos de izquierda. Con respecto al debate sobre el aborto, yo creo que volverá, pero recuerde que hubo líneas divisorias que no tuvieron que ver con los partidos. Connotados tupamaros votaron en contra de la despenalización del aborto. De todas formas, si sale una ley, no existirá el veto de Mujica. (N. de la R.: Tabaré vetó la ley de salud sexual y reproductiva.)
 
–En las pasadas elecciones se votó un referéndum sobre la anulación de la Ley de Caducidad. La gente optó por la continuidad de una amnistía que impide juzgar a los responsables de violaciones a los derechos humanos. ¿No es hora de que el FA plantee la derogación de la norma?
 
–Creemos que hay que respetar lo que salió en el plebiscito. Porque además, es el segundo referéndum (hubo otro en el ’89). Si hubiéramos querido, habríamos impulsado la derogación en el gobierno pasado. Pero quisimos llevar adelante la consulta, esperando el veredicto de la gente. Por otra parte, represores como Gregorio Alvarez y Juan María Bordaberry están presos porque el Ejecutivo decidió excluir sus causas de la Ley de Caducidad.
 
–¿Más y mejor Mercosur?
 
–La clase política uruguaya es unánime: hay que mejorar el Mercosur. Y para ello, la integración debe ser profunda y real.
 
–¿Por qué cree que la derecha argentina ve con buenos ojos al nuevo gobierno uruguayo?
 
–Es probable que la derecha nos vea con simpatía porque ve bien la estabilidad económica y política de nuestro país. Igual, yo no cortaría tan grueso. También tenemos la simpatía de progresistas como Hermes Binner

 Por Mercedes López San Miguel

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