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Con represión, la Policía hizo su agosto el Primero de Mayo

El Turbión

El TurbiónCon récords vergonzosos como ser uno de los países con menos tasa de afiliación sindical (4,4% de su potencial), país, por demás, donde se asesina, se amenaza o se violenta de distinta manera a más dirigentes sindicales por año, y uno de los más desiguales del mundo (el 10% más rico de la población se queda con la mitad del PIB, mientras al 10% más pobre apenas recibe el 0,6 por ciento del PIB.), trabajadores, estudiantes, desempleados, amas de casa, religiosos, militantes de distintas fuerzas políticas, salieron a expresar el martes Primero de Mayo, en variadas y vistosas marchas, su inconformidad con la situación que padecen. Los temas más agitados: en contra del TLC firmado con los Estados Unidos, denuncia de la Ley de Tierras y de la realidad pensional, reforma a la justicia, desempleo, explotación minero-energética, entre otros.

Como es costumbre para el caso de Bogotá, los concitados por el significado del Primero de Mayo se dieron cita en el centro de la ciudad, y en el Parque Nacional; pero además distintos grupos de manifestantes se congregaron en puntos como la calle 13 con carrera 32, el hospital de Kennedy, Colsubsidio de Santa Librada, y Universidad Distrital, sede Candelaria de Ciudad Bolívar, todos con una meta: llevar con sus gargantas una voz de memoria, denuncia y porvenir para todos sus vecinos, y al final, llegar a la Plaza de Bolívar, y expresarse allí como un solo cuerpo.

Pero una cosa es lo que se proyecta y otra lo que permite la Policía y su fuerza antimotines, año tras año desplegada en actitud agresiva en contra de quienes se expresan y protestan contra la situación económica, política y social que sobrecoge a quienes habitan Colombia.

Este año no fue distinto. Alrededor de las 9:30 de la mañana, antes de iniciar las marchas, un grupo de jóvenes fue copado y requisado en el parque Nacional, intentando la Policía incriminarlos en actos de sabotaje. Seis de ellos fueron arrestados. Aquí el testimonio de Daniel, uno de los jóvenes provados por quienes tendrían como misión “protegerlos”: “Estábamos llegando cuando nos encerraron para requisarnos, nos quitaron todo, dijeron que con las pancartas y los palos íbamos a hacer disturbios, no encontraron nada, querían jodernos, yo vi cuando un policía identificado con el número 108406 intentó ponernos disimuladamente un artefacto al lado de lo que nos habían quitado. Nosotros éramos un grupo de aproximadamente 50 personas, pero no fuimos los únicos agredidos, vi cuando golpearon a un pelado en la cara porque se resistió a subirse en el camión de la policía”.

Una madre que se encontraba en el Parque Nacional presenció los hechos y con dolor y repugnancia por lo sucedido relató a los corresponsales del periódico desdeabajo: “A los estudiantes sólo les encontraron pimpones con pintura, lo cual no es delito, lo mismo que no es delito llevar ropa negra, porque era que los buscaban por eso, vi cuando se le acercaron a un niño que tenía una chaqueta negra, menos mal la mamá no sé dejó. Quiero denunciar que la presencia allí de la Defensoría y la Personería se prestó para validar este tipo de hechos”.
Actitud premeditada

Los anteriores sucesos fueron el inicio de una jornada en donde la Policía actúo abusivamente, no solo contra los manifestantes, sino contra transeúntes, periodistas y defensores de derechos humanos. Durante toda la mañana, a medida que las marchas avanzaban hacia la Plaza de Bolívar, se vivió un ambiente de permanente presión, tensión y provocación: en la carrera 7 con avenida Jiménez fueron atacados grupos de marchantes, resultadando varios lesionados entre ellos la defensora de derechos humanos Andrea Retavisca a quien en el hospital de San Blas le fue extraida de su pie derecho un pedazo de plástico, material que junto con bolas de goma, tornillos, caucho, entre otros, hacen parte de las bombas de dispersión que la fuerza pública lanza contra los manifestantes. Allí mismo fueron retenidos 4 estudiantes, entre ellos Germán Medina y Camilo Neira.

En la calle 12B con carrera 8 fue retenido Andrés Mauricio por un agente de policía con placa 124.

La acción represiva se extendió por toda la ciudad: en el acto celebratorio del Primero de Mayo que se organizó en la localidad de Usme, fueron retenidos dos estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá.
En otro punto de la ciudad –calle 17 con carrera 7–, fueron detenidos 4 jóvenes entre ellos Jonathan Español.
El basto y agresivo operativo policial hostigó sin cesar a los manifestantes, su resultado final: 146 detenidos que fueron conducidos a la UPJ, ninguno de los cuales –según la Secretaría de Gobierno– fue judicializado. Es decir, simple y llana represión en violación al ejercicio del derecho a la protesta y a la libre movilización.

Así y todo, con estas evidencias, según reza un comunicado oficial de la Alcaldía: “El Secretario de Gobierno (e), Jorge Rojas Rodríguez, y el General Rodolfo Palomino, Director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, destacaron que esta movilización ha arrojado el resultado más efectivo de los últimos 10 años gracias a la coordinación interinstitucional entre la Policía y la Administración Distrital”.

El discurso oficial es contradictorio, pues en horas de la tarde se conoció que por contradicciones con la Policía sobre su forma de proceder, la Secretaría de Gobierno retiró los Gestores de Convivencia. Lo propio hizo la Personería con sus funcionarios. La pregunta obligada es: ¿quién dirige la ciudad: el alcalde y su equipo de gobierno, o la Policía?

Hay quienes decían que los uniformados se salieron de control, pero todo parece indicar que se trató de una estrategia o aplicación de un dispositivo represivo previamente concebido. Esto tiene sentido porque la cantidad de policía desplegada para “acompañar” la marcha era claramente desproporcionado, ubicados por demás de una manera que hacían un cordón o anillo que rodeaba la Plaza de Bolívar y las zonas de la carrera séptima cercanas a la plaza. ¿por qué se presentó esta situación?, es un gran interrogante que las autoridades públicas deben responderle a la ciudadanía cuanto antes.

Procedimiento policial que es histórico, dejando en otras jornadas del Día del Trabajo incluso jóvenes fuertemente lesionados e incluso asesinados. Actitud y disposición anti-ciudadana que se repitió recientemente cuando este mismo cuerpo antimotines reprimió una marcha de daminificados por el invierno que quiso protestar en la plaza de Bolívar, acción que llevó al alcalde de la ciudad a solicitar el traslado del comandante de la policía metropolitiana.

Para reflexionar

A pesar de la importancia de la conmemoración del Día Internacional del Trabajo, no se puede negar que en Bogotá, desde hace años, su realización se ha transformado en un acto repetitivo, carente de creatividad para acercar y sensibilizar a la población sobre sus problemas fundamentales. No se prepara la marcha, no se sensibiliza la población con respecto a temas como empleo, salario, seguridad social, gobierno, neoliberalismo, etcétera, y se cae en una rutina que le quita toda posibilidad de trascendencia a la jornada conmemorativa de la lucha de los trabajadores. Mucho menos se piensa en la posibilidad de hacer la marcha hacia los barrios populares.

Mientras las cosas se dan de esta manera, los sindicatos se ven cada día más reducidos y ajenos para la población que vive desempleada (2´425.000 personas), que trabaja informalmente (más de la mitad de las 22´441.000 que suman el total de la población económicamente activa), situación que a nivel mundial está llevando a nuevas luchas que entre otras cosas replantean seriamente la forma de concretar la acción sindical, su relación con los movimientos sociales y con la sociedad en general.

Mientras este Primero de Mayo miles de personas marchaban, el Presidente firmó un decreto para implementar el teletrabajo, modalidad que en nuestras condiciones viene a profundizar la precaria situación laboral y productiva de nuestro país, que a partir del 15 de mayo, con la entrada en vigencia del TLC con los Estados Unidos, marcará un triste hito en nuestra historia de dependencia.

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Fotrgrafías cortesía de El Turbión: http://www.flickr.com/photos/62376953@N05/sets/72157629582691510/


Recuadro

Datos escándalosos

“El desempleo ha bajado pero la informalidad ha subido en el país.

Según la Encuesta de Calidad de Vida del DANE, Colombia tiene un récord que pocos países alcanzan: el 10% más rico de la población se queda con la mitad del PIB, mientras al 10% más pobre apenas le caen de la mesa las migas del 0,6 por ciento del PIB. Para colmo, cada uno de los afortunados en la franja de los más pobres que tienen trabajo mantiene a seis personas en promedio, en tanto que los del tope de la pirámide sostienen solo a dos .

Por otro lado, al mirar los ingresos percibidos, de los ocupados que informan, según categoría ocupacional las cifras son más alarmantes: con ingresos de menos de un salario mínimo mensual legal vigente (smmlv) se encontró el 73.7% de los trabajadores agropecuarios y forestales, el 56.1% de los trabajadores de los servicios, el 55.7% de los comerciantes o vendedores; y el 47.5% de los trabajadores y operadores no agrícolas.

Según el DANE, en 2011 la población económicamente activa fue de 22´441.000 personas, de las cuales, 20´017.000 eran ocupados (56.8%), y 2´425.000 desempleados (tasa de desempleo 10.8%), disminuyendo una décima con respecto a 2010.

Aumentó el trabajo sin remuneración y el trabajo informal

De acuerdo con el DANE, los trabajadores por cuenta propia, informales y demás, representaron el 43.6% del total de ocupados, y los empleados particulares, con el 34.2% de participación.

Es notable el crecimiento de las categorías de trabajador sin remuneración en otras empresas, que aumentó en 16.4%, y trabajador familiar sin remuneración, que aumentó en 6.6%.

Casi la mitad de los trabajadores gana menos del salario mínimo

El 49.2% de los ocupados a nivel nacional tuvo ingresos menores a un salario mínimo, porcentaje similar al año anterior, que era de 50.5%. Un 35.3% del total de ocupados recibió de 1 a menos de 2 smmlv, y apenas un marginal 5% recibió de 4 a más smmlv.

En algunos sectores económicos la situación es más grave, como en la Agricultura, donde el 73.1% de los trabajadores ganaba menos de un smmlv, y en el comercio el 54.1%.

Juventud con el doble del desempleo

Para el 2011 los jóvenes tenían una tasa de desempleo del 19.8% (1´136.000 de jóvenes está en esta condición), casi el doble que la nacional. Pese a que significó una disminución de dos puntos porcentuales con respecto al 2010.

Las mujeres jóvenes siguen presentando la mayor precariedad laboral, con una tasa de desempleo del 26,5%, superior en 11 puntos a la de los hombres jóvenes, que es de 15,2%. Todo esto se traduce en menos posibilidades de superar inequidades de género desde la generación de ingresos para la independencia económica de las mujeres.

La informalidad no para de crecer

En las 13 áreas metropolitanas el número de ocupados informales no para de crecer. En tal condición en 2011 se encontraron 4´932.000 personas, incrementándose con respecto a 2010 en 3.4%.

Las ramas de actividad económica que más población informal agrupan son: comercio, hoteles y restaurantes (41.5%, con un crecimiento de 4.8%); servicios comunales, sociales y personales (16.3%); industria manufacturera (13.7%), transporte, almacenamiento y comunicaciones (11.7%).

El tema de seguridad social para los informales es crítico. Las estadísticas de 2011 dicen que sólo 501.000 informales (10.6% del total) contaban con seguridad social (salud y pensión), frente a 4´431.000 sin salud ni/o pensión.

Para las 13 áreas metropolitanas la informalidad es en promedio superior al 50%. La mayor tasa la tiene Cúcuta (69.2%), Montería (65.2%), Pasto (64.3%), Villavicencio (63.1%) e Ibagué (61.5%). Sólo tres áreas metropolitanas presentaron una tasa de informalidad inferior al promedio, así: Medellín (46.9%), Manizales (45.6%) y Bogotá (45.6%).

Régimen pensional.

Al finalizar el 2011 cotizaba a pensiones apenas el 29.4% de la población ocupada, lo que significa que los empleos generados durante este último tiempo son de mala calidad”.

Apartes del documento de la Escuela Nacional Sindical: Déficit de trabajo decente en Colombia. Imágenes y paradojas 2011 – 2012

Información adicional

Bogotá
Autor/a: Carlos Valbuena
País: Colombia
Región: Sur América
Fuente: Equipo desdeabajo

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