Ambos presidentes firman unos 30 instrumentos jurídicos para favorecer la cooperación, entre ellos el protocolo que oficializa la condonación de la deuda de la isla con China.
LA HABANA.- El primer ministro chino, Li Kequiang, encauzó la cooperación económica-comercial con Cuba hacia nuevas áreas con la firma de unos treinta convenios tras reunirse en La Habana con el presidente de la isla, Raúl Castro, con quien además dialogó sobre el fortalecimiento de la confianza política bilateral.
Li y Castro conversaron en un “ambiente fraternal” sobre las “excelentes relaciones entre los dos países, los principales proyectos de cooperación y las proyecciones de los vínculos bilaterales en aras de su fortalecimiento”, señala la nota oficial del encuentro.
Tras la reunión, ambos mandatarios presidieron la firma de unos treinta instrumentos jurídicos para favorecer la cooperación, entre ellos el protocolo que oficializa la condonación de la deuda de la isla con China, según informó la televisión estatal del país caribeño. Además, se firmaron acuerdos que comprometen donaciones chinas para modernizar la Aduana cubana y la compra de paneles solares, así como un convenio marco que otorgará créditos destinados a un “proyecto de renovación vinculado a la producción de prensa y materiales gráficos”. Entre las áreas beneficiadas a través de los documentos firmados están también el medioambiente, la informática, la industria, la biotecnología, las energías renovables y el sector bancario, señala el reporte.
En un artículo publicado este domingo en la prensa oficial de la isla, el premier chino subrayó que ambas naciones “se hallan en una etapa clave en su desarrollo” y advirtió de que su Gobierno está dispuesto a “trabajar con la parte cubana para fortalecer el intercambio de alto nivel”. “Dadas las sendas ventajas de China y Cuba en el área económico-comercial, estamos dispuestos a desplegar activamente, junto con la parte cubana, la cooperación en los terrenos de biotecnología, energías renovables, informática y comunicaciones, electrodomésticos, maquinaria agrícola e infraestructura, con vistas a forjar de continuo nuevos focos de la cooperación”, dijo.
Li, quien llegó a La Habana en una visita oficial que se extenderá hasta el lunes próximo, indicó además que entre los propósitos de su viaje está “intensificar la confianza mutua política” e “inyectar una nueva dinámica a las relaciones binacionales”.
Para el primer ministro de China, país que destaca como uno de los principales aliados y el segundo socio comercial de la isla comunista, Cuba ha “conquistado éxitos extraordinarios en la construcción y desarrollo nacionales, oponiéndose resueltamente a la injerencia externa y resistiéndose al continuo bloqueo foráneo” de EEUU.
Li Kequiang —quien viaja acompañado de su mujer, Cheng Hong, algo poco frecuente— llegó a la nación caribeña después de haber participado en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York (Estados Unidos) y visitado Canadá. A su llegada al aeropuerto José Martí fue recibido por el primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel, quien participó junto a otros ministros en la reunión de Li y Castro.
Al dignatario chino lo acompaña una amplia delegación en la que se incluyen el canciller Wang Yi, y el presidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, Xu Shaoshi.
Aunque no aparece incluido en la agenda oficial del viaje, se espera que el primer ministro chino visite en su residencia particular al líder cubano Fidel Castro, quien esta misma semana recibió al presidente de Irán, Hasan Rohaní, y al premier japonés, Shinzo Abe, durante sendas visitas oficiales a la isla.
Cuba y China mantienen unas estrechas relaciones, con un intercambio que en los primeros nueve meses de 2015 se elevó a 1.596 millones de dólares, para un crecimiento de casi el 57 % respecto al año anterior, de acuerdo con datos oficiales. En 2014 el presidente chino, Xi Jinping, realizó una visita oficial a Cuba, a donde comenzaron a llegar vuelos directos desde el país asiático a fines de 2015.
Cuba y el flotador chino
XULIO RÍOS *
El primer ministro chino Li Keqiang visita Cuba. Ambos países han exhibido en los últimos lustros una clara cercanía política pasando página de los diferendos ideológicos que les distanciaron durante la guerra fría.
En China siempre ha existido cierta admiración por la Revolución Cubana y sus líderes, manifestada desde el primer momento del triunfo con el reconocimiento diplomático de la República Popular, el primero de un país de América Latina, y la histórica visita del Che a Beijing.
Hoy, con ambos países gobernados por partidos comunistas, el respeto a las especificidades mutuas y a la libre elección del camino de desarrollo representa el núcleo de una relación basada en el derecho al ejercicio de una heterodoxia con desiguales signos de pragmatismo.
Li Keqiang llega a Cuba al frente de una numerosa delegación, más de cien personas. Es la primera vez que un primer ministro chino pisa Cuba, un país con un 1% de población con ascendencia en el gigante asiático, descendientes de los culíes llegados a la isla en el siglo XIX. China es el segundo socio comercial de Cuba pero el volumen de los intercambios no alcanza los 2 mil millones de dólares.
En los últimos años se han registrado altibajos. Las inversiones chinas, que crecen a gran velocidad en todo el mundo, pasan de largo por Cuba, aunque siga siendo el mayor receptor en el Caribe. China, no obstante, ha apoyado con préstamos y aplazamientos varios del pago de la deuda el desahogo de la precaria economía cubana pero sin implicarse de lleno en poner a flote y buen recaudo la “actualización” del modelo de desarrollo cubano.
En el plano bilateral, en lo que va de siglo, las visitas de presidentes chinos (Jiang Zemin en 2001, Hu Jintao en 2004 y 2008 o Xi Jinping en 2014) es fiel reflejo de esa querencia ya que pocos países pueden mostrar un palmarés similar pero, pese a la pompa que las ha rodeado, no se han traducido en un salto cualitativo en el plano económico y comercial.
Li firmará numerosos acuerdos durante la visita pero lo realmente importante es dar el paso a un nuevo modelo de relaciones bilaterales que hasta ahora se ha centrado en las exportaciones de níquel o azúcar o el establecimiento de algunas empresas mixtas pero quedando muy por debajo de su potencial. La zona especial de desarrollo de Mariel bien pudiera acaparar buena parte de la atención.
Téngase en cuenta que Li llegará a La Habana tras haber visitado Canadá, país con importantes intereses en Cuba. La cooperación en capacidad productiva en mercados terceros (que España igualmente podría explorar) facilitaría triangulaciones de especial impacto en el desarrollo de la isla. Para ello, Cuba debe mejorar a mayor ritmo su experiencia empresarial y China renunciar a la búsqueda de privilegios.
Con los cambios que se registran en Brasil, Argentina, etc., o la precaria estabilidad de Venezuela, la significación política de Cuba en la estrategia china de ganar presencia e influencia en el hemisferio gana enteros. La mejora del ambiente inversor en la isla puede introducir matices en la agenda de sus intereses, hasta ahora centrados prioritariamente en la energía, materias primas o I+D. Las infraestructuras pueden señalar un punto de encuentro.
A nivel global, la mejora de las relaciones entre La Habana y Washington pero también la renovada presencia rusa (Putin visitó Cuba en 2014), el interés de competidores estratégicos como Japón (Abe acaba de visitar la isla) o el cambio de política de la UE en relación a Cuba, son elementos que Beijing no puede ignorar.
Por todo ello, esta visita de Li Keqiang gana relevancia por cuanto puede significar el fin del titubeo del gigante asiático con Cuba y dejar entrever que llegó el momento de poner números en serio a los afectos que tradicionalmente han marcado las simpatías mutuas.
(*) Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China. Acaba de publicar “China Moderna” (Tibidabo ediciones).
Leave a Reply