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La “indignada” de Barcelona

La “indignada” de Barcelona

Colau, activista de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, anunció que terminará con los desalojos y los cortes de luz y de agua que golpean a los sectores más necesitados. Sus rivales la tachan de populista y radical.

 

La gran ganadora de la izquierda española y la futura intendenta de Barcelona, Ada Colau, anunció ayer que no bien asuma el cargo terminará con los desalojos y los cortes energéticos y de agua que golpean a los sectores más necesitados, promesas que sus aliados de Podemos impulsan para el resto del país.

“Ahora la ciudad de Barcelona es injusta, hay ciudadanos de primera y de segunda. Nosotros aprobaremos un plan de choque de 30 medidas, entre las que se incluye acabar con los desahucios (desalojos), con la pobreza energética, generar trabajo de calidad y luchar contra la corrupción”, prometió Colau, la dirigente social que se convertirá en la primera intendenta “indignada” de Barcelona.

Avalada por su activismo en contra de los desahucios (desalojos), Colau fue escogida para liderar la candidatura Barcelona en Comú, una amalgama de varios partidos de izquierda nacidos al calor de las protestas de los Indignados, como Podemos.

Tachada de populista, inexperta y radical por sus rivales, esta mujer de 41 años consiguió un 25,21 por ciento de los sufragios y 11 concejales para hacerse con el ayuntamiento de la segunda ciudad más poblada de España, con 1,6 millón de habitantes. Colau superó al actual alcalde conservador nacionalista Xavier Trias, que obtuvo diez ediles.

“Es una noche increíble, impensable hace un año. Gracias por demostrar que la gente de abajo, de los barrios populares, nos podemos organizar y podemos ganar”, dijo tras su victoria.

De facciones redondeadas y pelo corto y ondulado, su rostro no era anónimo. Su liderazgo de la PAH (Plataforma de Afectados por las Hipotecas), una organización contra los desahucios de familias que no podían pagar la hipoteca, ya la habían convertido en una heroína entre los más afectados por la crisis. Y sus primeras medidas de gobierno deberían ser para ellos: paralizar los desahucios en la ciudad, ceder pisos vacíos a alquileres sociales, forzar a las compañías a reducir las tarifas del agua, la luz o el gas o introducir una renta de 600 euros para las familias en riesgo de pobreza.

Durante la campaña, recorrió a fondo las zonas más empobrecidas de esta turística ciudad mediterránea que esconde grandes diferencias entre los barrios ricos y pobres, agravadas por la crisis.

Sin pasado político ni militancia en ningún partido, Colau quiere acabar con los “privilegios” de los dirigentes. Así, se bajará el sueldo a 2200 euros mensuales –contra 143.000 anuales del actual alcalde nacionalista conservador Xavier Trias–, reducirá los coches oficiales y limitará los mandatos a dos legislaturas.

Se mueve en transporte público, viste camiseta y jeans. Además, vive en casa de alquiler con su compañero, también activista, y su hijo Luca, de cuatro años, que con poco más de un año ya sabía decir “sí, se puede”, uno de los lemas de los Indignados inspirado en el “Yes, we can” de Barack Obama.

Estudiante de Filosofía, dejó la carrera cuando estaba a punto de terminarla para ayudar económicamente a su familia. Sus inicios fueron precarios: encuestadora, azafata, profesora particular hasta 2007, cuando entró en un centro de estudios económicos y sociales.

“El sueldo más alto que he tenido ha sido de 1500 euros”, dijo recientemente. Cuarta hija de un diseñador gráfico y una comerciante, separados después, Colau nació el 3 de marzo de 1974 en Barcelona, pocas horas antes de que fuera ejecutado el último reo de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), un conocido anarquista catalán.

“Mi madre me lo recuerda cumpleaños tras cumpleaños y eso marcó mi compromiso con la lucha por el cambio social”, dice ella. De su mano asistió a su primera manifestación con sólo cinco años, un hábito del que ya no se desprendería.

Participó en sindicatos estudiantiles, movimientos antiglobalización, protestas en contra de la guerra de Irak y, sobre todo, asociaciones para reivindicar el derecho a la vivienda. Su trabajo desde la PAH, denunciando los excesos del sector bancario “en connivencia” con la clase política y frenando más de mil desahucios, le valió una agria animadversión del gobernante Partido Popular, que la calificó incluso de “terrorista”, pero también le consiguió el Premio Ciudadano Europeo 2013 del Parlamento Europeo.

Ahora entrará en las esferas del poder que tanto había criticado. Asegura que lo hace con la intención de convertir Barcelona en “la punta de lanza de un cambio democrático en España y el sur de Europa”.


EL PRESIDENTE ESPAñOL ADMITE EL DESPLOME, PERO DESCARTA HACER NINGUN TIPO DE CAMBIO EN SU GESTION

El poder de Rajoy en manos de la izquierda

La permanencia del Partido Popular en el gobierno de seis regiones depende de los acuerdos que alcancen, principalmente, los socialistas y Podemos tras los comicios de este domingo. Los resultados dibujan una España que cambia de bando.

 

Por Flor Ragucci
Página/12 En España
Desde Barcelona

Los innumerables casos de corrupción, los recortes sociales en respuesta a la crisis económica y el retroceso en derechos humanos que trajo consigo leyes sacadas en solitario como la “mordaza” hicieron que en las urnas gran parte de la población española tomara una decisión: no más mayorías absolutas del Partido Popular (PP) en el gobierno.

Así lo demuestra la pérdida de 10,5 puntos y más de 2,4 millones de votos del grupo de Rajoy en las elecciones municipales y regionales celebradas este domingo, con respecto a las anteriores, de 2011. Y así no le quedó más remedio que reconocerlo al presidente Mariano Rajoy en su primera aparición ante los medios tras los comicios. “Los resultados de ayer (por el domingo) no son los que nos hubiera gustado tener”, admitió el primer mandatario, con seriedad.

Los conservadores no lograron mantener ninguna de las mayorías absolutas que hasta ahora tenían en ocho comunidades y su perpetuidad en el poder pende de un hilo, el que tejan los partidos de izquierda, que en las diferentes autonomías y ciudades le pisaron los talones en escaños. El PP ganó, sí, en número de votos, pero su diferencia mínima con el Partido Socialista (PSOE) –del que se aleja sólo por menos de dos puntos– no le alcanza para hacer frente a la potente irrupción de las nuevas candidaturas en las principales ciudades y en sus más sagrados bastiones.

“La victoria es incuestionable, pero hemos sufrido una notable pérdida de votos y no podemos estar satisfechos. Negarlo sería tan absurdo como negar que hemos ganado las elecciones”, afirma Rajoy, apelando al hecho de haber sido la lista más votada, que su grupo utilizó como tabla de salvación el domingo al finalizar el recuento.

Los resultados de las elecciones dibujan una España que está a punto de cambiarse de bando y girar hacia la izquierda. Si PSOE y Podemos llegan a un pacto, el PP podría quedarse sin las intendencias de capitales clave, como Madrid, Valencia y Valladolid. También gracias a los posibles acuerdos entre estas formaciones, las comunidades de Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Valencia y Extremadura dejarían de estar bajo el control de los populares. Las únicas cuatro regiones a las que aún puede aspirar el partido de Rajoy son Madrid, Castilla y León, La Rioja y Murcia, pero sólo si Ciudadanos –la otra formación emergente que pisó fuerte en estos comicios– se resuelve a pactar con él.

El símbolo de la renovación política en España puede verse, principalmente, en el éxito cosechado por las plataformas herederas del 15M en sus dos ciudades más importantes: Madrid y Barcelona. En la capital, Manuela Carmena encabezó una candidatura ciudadana que, enarbolando los ideales de los Indignados, consiguió veinte concejales, sólo uno menos que Esperanza Aguirre, la elegida por Rajoy. Este resultado deja a las puertas de la intendencia a Ahora Madrid, una confluencia de izquierdas apoyada por Podemos que destronaría al PP, tras veinticuatro años ininterrumpidos de gobierno.

Ayer, en su primera lectura de los comicios ante la prensa, Manuela Carmena se mostró confiada en que será investida “alcaldesa” de Madrid gracias a la alianza con el candidato del PSOE, Antonio Miguel Carmona (ver aparte). “Es todo cuesta abajo”, aseguró la ex jueza que, si el socialista la apoya con sus nueve concejales, lograría hacerse con el cargo. Carmena insiste en que durante la campaña quedó patente que ambas formaciones tienen el “objetivo común” de luchar contra la corrupción, aunque todavía no se han contactado más que para felicitarse por los resultados.

La líder de Ahora Madrid, eso sí, aseguró no haber perdido el tiempo y ya haber comenzado a celebrar reuniones con el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y con el juez decano de la capital para “impulsar una oficina para parar los desahucios”, según explicó.

En Barcelona es donde el deseo de cambio llegó aún más lejos: Ada Colau, representante de la candidatura ciudadana Barcelona en Comú, consiguió el gobierno de la capital catalana con once escaños, frente a los diez del partido conservador que actualmente está en el poder, Convergència i Unió (CIU). Como la diferencia de votos, de todos modos, es escasa, la plataforma encabezada por la activista también tendrá que pactar para llevar a cabo su acción de gobierno, pero Colau dejó claro –en la rueda de prensa de ayer– con quién sí y con quién no está dispuesta a hacerlo. El PP, Ciutadans (sección catalana del partido conservador Ciudadanos) y CIU quedan afuera de todo acuerdo, subrayando que las diferencias con esas formaciones son insalvables porque corresponden a “otra forma de hacer política y a otro modelo de ciudad, frente a la ciudad injusta y de fomento de la precariedad que nos han impuesto”, tal como manifestó ante los periodistas.

Ada Colau no bajó la guardia ni en sus primeras declaraciones tras la larga noche de victoria electoral y, después de agradecer las felicitaciones del todavía intendente de Barcelona, Xavier Trias, hizo público que ayer mismo la estaban citando para firmar contratos de último momento con grandes empresas con el fin de darles adjudicaciones antes del traspaso de poderes, a lo cual ella se opuso severamente. “Convocaremos públicamente, y con plena transparencia, a esas multinacionales que proveen los servicios públicos de la ciudad porque estamos en una situación de emergencia y de vulneración de derechos”, aseguró la futura intendenta (ver pág. 22).

Tal como lo remarcó Ada Colau en su comparecencia, el vuelco electoral en otras ciudades como La Coruña, Madrid o Valencia también demuestran la trascendencia de lo que ella llamó “fuerzas del cambio”. En esta última, el PP recibió uno de los embates más duros, dado que perdió la mayoría que ostenta hace veinte años, y ahora el gobierno de Rita Bárbera –que hasta hoy parecía intocable pese al despilfarro y la corrupción característicos de sus dos décadas de gestión– será posiblemente desbancado por un tripartito de izquierdas.

Quien no está hecho a los cambios es el presidente Rajoy, que remarcó que no tiene previsto hacer modificaciones ni en su gobierno ni en su formación. “Llevo muchos años en este partido y estoy muy cómodo y muy tranquilo. No me parece que el problema venga de cambiar o dejar de cambiar”, declaró airoso el líder del Partido Popular.

Información adicional

ADA COLAU, GANADORA DE LA IZQUIERDA Y FUTURA INTENDENTA
Autor/a:
País: España
Región: Europa
Fuente: Página

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