Home » La misteriosa muerte del juez a cargo del Lava Jato

La misteriosa muerte del juez a cargo del Lava Jato

La misteriosa muerte del juez a cargo del Lava Jato

Una semana después, el accidente de avión en la costa de Paraty (Rio de Janeiro) en el que murió el juez del Supremo Tribunal Federal Teori Zavascki continúa siendo un misterio. Las teorías conspiratorias siguen a la orden del día en Brasil, a pesar de que los medios tradicionales han hecho un esfuerzo por obviarlas.

 

Las condiciones climáticas no eran adversas –“un poco de lluvia”, dijeron por radio–. La aeronave estaba en perfectas condiciones, y a lo largo del trayecto San Pablo-Paraty el piloto no avisó de ningún problema: “Esa ruta la conocía como la palma de su mano, la repitió semanalmente durante 15 años”, le contó a Folha de São Paulo un compañero del aviador.

A sus 68 años, Zavascki, miembro del Supremo elegido por Dilma Rousseff en 2012, era quien tenía en sus manos la mayor investigación de corrupción de las últimas décadas: la Operación Lava Jato, y los desvíos millonarios de la estatal Petrobras hacia los bolsillos de prácticamente toda la esfera partidaria. Un escándalo por el que buena parte del Congreso brasileño y del núcleo duro del presidente Michel Temer (incluido él mismo) están bajo sospecha.

Como ministro del Supremo, Zavascki se encargaba de juzgar a los políticos de más alto rango involucrados en la investigación, es decir, aquellos que por tener foro privilegiado sólo pueden ser juzgados por este tribunal. El magistrado había interrumpido sus vacaciones para continuar con las investigaciones porque esta misma semana iba a retirar la orden de sigilo sobre los casi novecientos testimonios recabados.

A principios de febrero pensaba comenzar a validar y homologar las delaciones premiadas que pactó con 77 ejecutivos de la constructora Odebrecht, conocidas como “delaciones del fin del mundo”, el mayor acuerdo de colaboración de la historia de la justicia del país.

Desde diciembre se espera la publicación de la “lista Odebrecht”,¬ especialmente después de saberse, a través de diversas filtraciones a la prensa, que las delaciones afectarían a políticos afines al gobierno. Uno de los primeros señalados fue el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin (Psdb), que según ejecutivos de la constructora habría recibido 2 millones de reales en dinero cash. Según estos mismos testimonios, el actual ministro de Exteriores, José Serra, habría recibido 23 millones de reales en una cuenta en Suiza, y el presidente Michel Temer, que fue nombrado 43 veces por el vicepresidente de relaciones institucionales de Odebrecht, se habría llevado diez millones.

Todas esas informaciones iban a confirmarse justo antes de que el juez Teori Zavascki falleciera en el misterioso accidente de avión donde viajaba junto con otras cuatro personas: el empresario y amigo Carlos Alberto Fernandes (dueño de la aeronave); una empleada del empresario, Maria Lidiane Panas, y la madre de ella, Maria Ilda Panas. Los cuatros pasajeros y el piloto, Osmar Rodrigues, fallecieron.

¿EL FIN DEL LAVA JATO?

Tras conocerse la muerte del magistrado la primera pregunta en la cabeza de muchos brasileños fue cuestionarse sobre el futuro del Lava Jato. En las redes sociales mandaba el pesimismo: “Esto ha sido una quema de archivos”; “Bienvenidos al fin del Lava Jato”; “Los corruptos se han vuelto a salvar”, gritaban en Facebook y Twitter.

Más allá de los comentarios incendiarios que se leían en las redes, pocas horas después de conocerse el accidente diversos jueces manifestaron su preocupación por la continuidad de las investigaciones. El juez del Supremo Marco Aurélio fue uno de los primeros en expresar su miedo ante un posible retraso: “No podemos esperar a que el presidente nombre a un nuevo ministro, ese trámite podría durar un año. Las investigaciones de Zavascki deben ser redistribuidas entre los compañeros y la elección de un nuevo juez debe estar a cargo de los ministros de segundo rango”, dijo Marco Aurélio a Folha de São Paulo.

Nelson Barbosa, ex presidente del Supremo y juez en el caso conocido como mensalão –el escándalo por el que fueron presos algunos de los pesos pesados que rodeaban al ex presidente Lula–, opinó que Temer no podría ser el responsable de elegir a un nuevo juez, por haber “conflictos de intereses”, ya que él mismo estaría siendo investigado.

El temor de los magistrados se hizo patente el pasado domingo, cuando se filtró una declaración privada del jefe de gabinete, Eliseu Padilha: “La muerte de Teori nos va a dar más tiempo”. Al día siguiente el fiscal general del Estado, Rodrigo Janot, le pidió públicamente a la presidenta del Supremo, Carmen Lúcia, que acelerara los tiempos para empezar a homologar las delaciones y repartir el trabajo de Teori.

Este martes Lúcia aceptó la petición de Janot y permitió que los jueces auxiliares que ayudaban a Zavascki continuaran con la homologación de las delaciones. Pero la presidenta del Supremo todavía tiene que decidirse por alguna de las opciones que ofrece el reglamento de la Corte para nombrar al juez que ocupará la plaza del fallecido y se encargará de sus investigaciones.

La primera opción la dicta el artículo 38, según el cual debe ser el propio presidente del gobierno quien nombre a un nuevo magistrado. Pero el conflicto de intereses, que también denuncia la Asociación de Jueces para la Democracia, sería suficiente para que se optara por el párrafo 68, que señala como “medida excepcional” que el presidente del Tribunal Supremo designe al nuevo juez.

Carmen Lúcia también puede escoger tan sólo al magistrado que se ocupe de la investigación del Lava Jato, encuadrando el caso como “de urgencia” para una revisión inmediata. En esta situación ella misma podría nombrarlo a dedo, o bien sugerir un sorteo entre los jueces del Supremo del primer orden, o entre los de segundo orden (al que pertenecía Zavascki). También podrían ser los propios jueces los que votasen para elegir al sucesor del fallecido. Entre los magistrados hay varios, como Gilmar Mendes, que tienen una estrecha amistad con Temer, lo que también supondría un conflicto de intereses.

A su vez el presidente ha señalado que hasta que Lúcia no elija al nuevo relator del Lava Jato él no piensa mover ninguna ficha. Sin embargo, esta semana se ha sabido que Temer estaba considerando dos polémicas opciones para la silla vacía. La primera sería la del magistrado Ives Gandra, un tipo extremadamente conservador que en más de una ocasión ha señalado que “toda mujer debe someterse al hombre”. La segunda opción sería la de Alexandre Moraes, actual ministro de Justicia, que en seis meses de actuación sólo ha cosechado críticas, especialmente en las últimas semanas por su gestión de la crisis penitenciaria.

Tras saberse que Moraes y Gandra eran posibles candidatos para el puesto de Zavascki, la asociación Jueces para la Democracia publicó una carta solicitando un debate “urgente” con la sociedad para escoger al nuevo juez: “No es posible que planteen a una figura como Gandra, de un machismo recalcitrante, para estar en el Supremo”, señalan desde la asociación.

TEORÍAS CONSPIRATIVAS.

Desde que se conoció la muerte del magistrado las teorías conspiratorias se viralizaron en las redes. El sitebrasileño Catracalivre realizó una encuesta improvisada apenas unas horas después de conocerse la noticia, donde preguntaba a sus lectores si consideraban que había sido un accidente o un atentado: 32.554 apoyaban la tesis del atentado y 11.190 la del accidente. Al día siguiente la encuesta fue eliminada y a lo largo de la semana los medios tradicionales ignoraron cualquier hecho que sugiriera que la muerte de Teori hubiera sido provocada.

Esta semana el hijo del fallecido reconoció que el accidente era poco menos que “sospechoso”, y recordó las amenazas de muerte que sufrieron tanto él como su padre. “Sé que existen los más diversos movimientos para frenar el Lava Jato y confío en que la ley vencerá, pero alerto que si algo le pasa a mi familia, ustedes ya saben dónde buscar”, había escrito en agosto en su cuenta de Facebook.

Estos días también se ha vuelto a hablar del caso de la abogada de la constructora Camargo, una de las mayores expertas en delaciones premiadas del país, Beatriz Catta Preta, que el pasado año abandonó la Operación Lava Jato por sufrir “constantes amenazas contra su vida y la de su familia”. Y se ha recordado que Teori nunca fue un juez querido dentro del Congreso, por evitar las habituales cenas que se ofrecen en Brasilia entre senadores y ministros.

Imposible olvidar las conversaciones que sacó a la luz Folha de São Pauloentre Romero Jucá –-ministro del nuevo gobierno de Temer– y Sérgio Machado –ex presidente de la compañía Transpetro–. En ese diálogo ambos hablaban de un “pacto para frenar el Lava Jato” y “acabar con esta sangría”, y Jucá reconocía haber convencido a casi todo los ministros del Supremo, salvo a uno: “Son pocos tipos allí –en el Tribunal Supremo– a los que no tengo acceso, uno de ellos es Teori Zavascki. Es una persona muy cerrada, un burócrata”.

La Policía Federal, el Ministerio Público y el Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos están a cargo de la investigación de la muerte del magistrado. Hasta el momento no se ha encontrado nada, las pruebas han indicado que todo funcionaba correctamente. La última teoría que se ha barajado en los medios es la posibilidad de que el piloto tuviera “una falsa percepción espacial” debido a la lluvia, lo que podría haber provocado que no percibiera que volaba muy cerca del agua.

El periodista Cláudio Julio Tognolli señaló otra línea de investigación que estaría siguiendo la Policía Federal pero de la que nadie habla. Según Tognolli, después de analizar una base de datos estadounidense que permite hacer consultas sobre aeronaves de todo el mundo, se descubrió que el avión en el que viajaba Zavascki fue consultado 1.885 veces el pasado 3 de enero: “Conspiración o no, es la línea de investigación de la Policía Federal”, aseguró el periodista.

Información adicional

Autor/a: AGNESE MARRA
País: Brasil
Región: Suramérica
Fuente: Brecha

Leave a Reply

Your email address will not be published.