La crisis financiera internacional provocó un cambio definitivo en la relación entre los países. Esa fue una de las coincidencias que generó ayer la primera jornada de la Cumbre Latinoamericana de Integración para enfrentar la actual problemática económica.
El evento, en el que participan representantes de organismos internacionales y autoridades nacionales, concluye hoy en el hotel Quito.
Otra de las coincidencias del encuentro fue analizar la constitución del Banco del Sur como una alternativa para enfrentar la crisis.
“Entrar en el banco es un excelente negocio para Ecuador”, señaló el ministro coordinador de la Política Económica, Diego Borja. No solo porque el país está convencido de los procesos de integración -afirmó-, sino porque podrá obtener créditos por hasta ocho veces del capital entregado.
Tras destacar a la constitución del banco como “una pieza fundamental de la Nueva Arquitectura Financiera (NAF)”, Borja recordó que los países miembros deberán ratificar el acta constitutiva en sus respectivos congresos.
Alejandro Vanoli, vicepresidente de la Comisión Nacional de Valores de Buenos Aires, llamó a repensar la forma de hacer políticas públicas y de generar un paradigma propio de desarrollo desde el Sur. Así, destacó la creación de verdaderos bancos de desarrollo y no de “brazos ejecutores de organismos multilaterales”.
Lo ideal -afirmó- sería generar un sistema financiero internacional que no genere crisis. Por ello, Vanoli destacó la presión decidida del Sur por hacer reformas.
También José Manuel Hermida, representante de las Naciones Unidas para Ecuador, resaltó la voluntad política de un grupo de países de la región para hacer frente a la crisis. Ello, pese a que mientras en las relaciones económicas internacionales hay normas, en las relaciones monetarias “rigen las reglas de la selva”, dijo.
Es por esa razón que Pedro Páez, presidente de la comisión ecuatoriana de la NAF, consideró que la solución “no debe llevarnos a lo mismo que generó la crisis”. Es decir, a repetir prácticas condicionantes impuestas por organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), o por normas como las de Basilea (regulaciones bancarias).
La alternativa es generar un paradigma tecnológico en la producción y el consumo, “bajo condiciones humanas”, indicó Páez. De hecho, aseguró que la política comercial (de 2008) reconfigura la sustitución de importaciones con el abaratamiento del acceso a maquinaria, equipo y materias primas, como elemento central del país.
Asimismo, la construcción de mecanismos que consoliden una soberanía monetaria y financiera a nivel supranacional es uno de los resultados que se espera con la creación del Banco del Sur.
Además de financiamiento de las nuevas prioridades del desarrollo: soberanía energética, economía popular, salud, entre otras.
El banco, integrado por Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela, tendrá un capital global autorizado de 20.000 millones de dólares y un capital suscrito de 7.000 millones de dólares.
El aporte inicial de Ecuador es de 40 millones de dolares, que de acuerdo con un cronograma de pago subirá a 400 millones en 10 años.
Las empresas, cooperativas y los propios gobiernos podrán solicitar a la institución créditos de hasta 70 millones de dólares, a partir de 2010, según estiman las autoridades.
Paulina Escobar
[email protected]
Periodista
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