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¿Por qué dimite Alexis Tsipras?

¿Por qué dimite Alexis Tsipras?

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, dimitió este jueves luego de alcanzar un acuerdo para el tercer “rescate” financiero con la Troika, que incluye más recortes económicos y privatizaciones.

¿Qué motivó a Tsipras a renunciar a su cargo?

-El primer ministro griego había prometido que no volvería a adoptar reformas económicas, sin embargo, aceptó recortes y privatizaciones impuestos por los acreedores internacionales.

-Esta decisión causó descontento en varios miembros del partido Syriza. La semana pasada decenas de legisladores votaron en contra del tercer “rescate”.

-Ante un escenario de default y una salida del euro, Tsipras argumentó que nunca estuvo de acuerdo con todas las condiciones impuestas del “rescate” y, por tanto, no tenía “otra opción”.

-Asimismo aseguró que tenía la obligación moral de someter la gestión de su Gobierno a la consulta soberana del pueblo.
-Según analistas, Tsipras renunció para generar nuevas condiciones de acercamiento con los miembros de la zona euro.
Las diez frases del discurso de renuncia

El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, presentó este jueves la renuncia formal a su cargo y convocó a elecciones adelantadas, aquí parte de su discurso.

• “No vamos a conceder nuestros ideales. Vamos a dar la batalla dura para reconstruir nuestro país”

• “Nosotros queremos cambios reales. Estoy optimista, los mejores días no los hemos vivido todavía”

• “No logramos todo lo que le prometimos al pueblo griego pero hemos salvado al país”

• “Hemos dejado un mensaje a Europa, tenemos que acabar con la austeridad”

• “Yo tengo la conciencia tranquila. Estoy orgulloso de la batalla que di”

• “Hemos demostrado que podemos dar la lucha para conseguir muchas cosas positivas para el pueblo griego”

• “Tenemos la convicción de que todo va a empezar un curso normal”

• “Voy a preguntar al pueblo griego. Ustedes van a decidir quién va a dirigir al pueblo griego en el futuro”
• “Hicimos lo que pudimos (…) Tenemos que minimizar las consecuencias negativas”

• “Estamos en un momento mucho mejor, ya ha llegado el dinero, ahora la situación en Grecia va a mejorar”

(Tomado de TelesurTV)


¿Por qué Tsipras tiene ventaja en el desafío definitivo a los rebeldes de Syriza?

Por Iñigo Sáenz de Ugarte

Hay algo que no se le puede negar a Alexis Tsipras: el tipo es valiente. Después de aceptar lo que para mucha gente fuera de Grecia supuso una rendición ante la troika, no ha intentado resistir en su despacho con el argumento de que aún restan más de tres años de legislatura. En su discurso de la noche del jueves, dijo que siente que tiene “una obligación moral de presentar este acuerdo a la gente para que sean ellos los que decidan”, y que den su veredicto sobre “lo que yo he conseguido y mis errores”. Y de ahí la convocatoria de las segundas elecciones en este año.
No es eso lo que hicieron los gobiernos anteriores de Grecia cuando aceptaron los dos rescates anteriores impuestos por las instituciones europeas. Tampoco fue esa la decisión de Zapatero después de poner en marcha un plan de austeridad en mayo de 2010 que vulneraba sus promesas electorales. En teoría, después de una derrota política de tales dimensiones ningún gobernante tiene valor para enfrentarse a un destino incierto en las urnas.
Dicho esto, hay que recordar que Tsipras no tenía muchas más opciones a causa de la división interna en el partido. Los dirigentes del ala más izquierdista de Syriza prometieron después de la primera votación sobre el acuerdo con la troika que seguirían apoyando al Gobierno. No es eso lo que ha ocurrido. Desde entonces, y hasta cierto punto era inevitable, han continuado con su rebelión contra todas las nuevas medidas. Hace una semana, Panayiotis Lafazanis –exministro de Energía y líder de la corriente Plataforma de Izquierda– anunció la formación de un movimiento contra el rescate, es decir, en línea de colisión directa contra Tsipras. Poco después, dejó claro que no tenía la intención de votar a favor de una moción de confianza al Gobierno, que era una de las alternativas que estaba barajando el primer ministro.
Syriza ya no era un partido, sino como mínimo dos, y esa era una realidad que no podía ignorarse por más tiempo. Tsipras sabía que tenía en su contra a la mitad de los miembros del Comité Central de Syriza y que había no menos de 30 diputados que no le apoyaban. Con menos de 120 diputados bajo su disciplina en una Cámara de 300, no podía garantizar la estabilidad de su Gobierno, que dependía para las votaciones relacionadas con la política económica del apoyo de Nueva Democracia, Potami y el Pasok. La legislatura había tocado a su fin.
Esperar hasta octubre, cuando la UE hará la primera revisión del tercer rescate era un riesgo excesivo. Nadie sabe cómo reaccionarán Alemania, el BCE y la Comisión en ese momento. Cada tramo de la ayuda concedida –no lo olvidemos, para que Grecia pague sus deudas, no para salir de la crisis– está condicionado a que se ejecuten las medidas pactadas. En ese momento, un no de la troika caería sobre un Gobierno mucho más debilitado que ahora.
Con su decisión del jueves, Tsipras lanza el desafío definitivo contra Plataforma de Izquierda. Si quieren guerra, tendrán que formar un nuevo partido o intentar expulsar de Syriza al primer ministro. Las encuestas –que hay que tomar con sumo cuidado a causa del escenario tan cambiante de la política griega– indican que la Syriza de Tsipras mantiene un alto grado de apoyo por encima del 40%, que incluso podría concederle la mayoría absoluta. A la Syriza de Tsipras, no a la Syriza de Lafazanis. Si existe la Syriza de Varufakis, si el exministro de Finanzas se decide a convertirse en el líder de los rebeldes, quizá haya que variar el pronóstico. Pero no sería descabellado pensar que Varufakis es más popular en la izquierda europea que en la griega.
El factor que decidirá el resultado electoral reside en saber quién hará el relato definitivo de los acontecimientos de los seis últimos meses, el que convenza a la opinión pública griega. Tsipras cuenta con algunas cartas sólidas en su poder –lo que he contado en el primer párrafo– y otras mucho más endebles, como su idea de que el tercer rescate era el “mejor acuerdo que se podía obtener” o que era más favorable que lo que ofrecía la troika antes del referéndum.
Ahora tiene un aliado improbable en la directora del FMI. Lagarde ya no se esconde. Sin una reducción significativa del peso de la deuda, este último acuerdo fracasará, ha dicho. Este es un giro de la trama de la crisis griega que no esperábamos que se produjera tan pronto: Tsipras y Lagarde, en el mismo barco. A buen seguro que el líder de Syriza lo empleará como oferta al electorado de cara al futuro.
Hay un hecho que se ignora una y otra vez desde fuera de Grecia. Tsipras no puede crear su propia realidad y tiene que respetar los sentimientos de la opinión pública griega. Nunca tuvo un mandato, ni siquiera después del referéndum, para sacar al país de la eurozona, porque los griegos se oponen a ese salto hacia lo desconocido. Economistas muy inteligentes pueden decir que es muy posible que a Grecia le hubiera ido mejor, o como mínimo igual, si hubiera abandonado la eurozona en 2010 con el apoyo necesario de la UE.
Pero esos economistas no tienen que ganar las elecciones en Grecia. Ni ellos ni los dirigentes y votantes de los partidos españoles, ni ninguno de los que no hemos sufrido las consecuencias del hundimiento brutal de la economía de ese país en los últimos cinco años.

(Tomado de Guerra Eterna)


EL PREMIER GRIEGO BUSCA SOLIDIFICAR SU BASE DE APOYO TRAS LA FRACTURA DE SYRIZA

Tsipras renunció y anticipó las elecciones

A siete meses de haber asumido y tras obtener el primer envío del rescate acordado con Europa, el premier dijo que no lograron todo lo que prometieron, pero salvaron al país. Se presentará para la reelección.

 

Tras obtener el primer suministro de 26.000 millones de euros en el marco del nuevo plan de ayuda a Grecia, el premier Alexis Tsipras renunció ayer y convocó a elecciones anticipadas para el 20 de septiembre. El líder de Syriza busca solidificar su base en las nuevas elecciones legislativas después de que su partido se fracturara entre quienes lo respaldaron y aquellos que cuestionaron el ajuste acordado con Europa.

A siete meses de haber asumido, Tsipras explicó en un mensaje televisado que le iba a presentar su renuncia y la de su gabinete al presidente de la República, Prokopis Pavlópulos. “Tengo la conciencia tranquila y estoy orgulloso de la batalla que he dado. Sé que no logramos todo lo que prometimos al pueblo griego, pero hemos salvado al país. Hemos dado el mensaje a Europa de que tenemos que acabar con la austeridad”, subrayó. El político debió reconocer que el acuerdo alcanzado con los acreedores no es el que esperaba. Sin embargo, Tsipras dijo sentirse orgulloso de la negociación, ya que considera que Europa no es la misma tras su gobierno. “Quiero ser completamente franco con ustedes. No logramos el acuerdo que deseábamos antes de las elecciones de enero. Pero fue el mejor que podíamos lograr. Estamos obligados a observarlo, pero al mismo tiempo haremos nuestros mayores esfuerzos para minimizar sus consecuencias negativas”, señaló. Y recordó que al comienzo de las rondas de diálogo, los acreedores proponían un período de cinco meses y la implementación de medidas duras como la eliminación de las ayudas sociales, pero finalmente su gobierno logró un acuerdo de tres años.

Por otro lado, Tsipras pidió a sus compatriotas que decidan en las nuevas elecciones “quién va a dirigir al pueblo griego en el futuro” y anticipó que se presentará a la reelección. “Voy a pedir la confianza, el voto del pueblo griego para gobernar. No daré marcha atrás y seguiré defendiendo mis ideales”, sostuvo en su discurso. “El pueblo debe tomar el poder en sus manos; ustedes deben decidir si logramos llevar al país por un camino positivo; ustedes deben decidir si somos capaces de llevar al país a la salida del memorándum”, agregó el ahora ex premier.

Tras anunciar su dimisión, Tsipras se reunió con el mandatario heleno para presentarle formalmente su renuncia e iniciar el proceso previsto por la Constitución. Pavlópulos encargará al ahora ex premier la formación de un nuevo gobierno en un plazo de tres días, a lo que éste ya dijo que renunciará. La ley señala que, puesto que la renuncia del primer ministro ocurre antes de completar un año en el poder, ahora debería permitirse a los dos principales partidos de la oposición –en este caso el conservador Nueva Democracia (ND) y el ultranacionalista y filonazi Amanecer Dorado– tratar de formar gobierno. Sin embargo, se espera que ninguno de los dos partidos obtenga el suficiente apoyo en el Parlamento. En ese caso, se formará un gobierno transitorio que tiene como único cometido la organización de las elecciones anticipadas en un plazo máximo de 30 días. En este caso, el premier tiene que ser uno de los presidentes de los tres tribunales supremos de Grecia.

Se esperaba que Tsipras anunciara elecciones anticipadas en cualquier momento, dado que el viernes pasado no logró el apoyo de su mayoría de gobierno durante la votación del rescate financiero del país. Sobre todo a causa de los numerosos ajustes, tales como aumento del IVA para determinados sectores, eliminación de las jubilaciones anticipadas y aumento de la edad de retiro, e incluso la reciente privatización de 14 aeropuertos regionales, cuya concesión cayó el martes en manos de la empresa alemana Fraport. Estas medidas lograron que numerosos miembros de Syriza pusieran el grito en el cielo y acusaran a su líder de capitular, por lo que decenas de legisladores del partido votaron en contra de la ratificación del rescate en el Parlamento.

El acuerdo con los acreedores evitó que el país heleno entrara en cesación de pagos, pero a su vez lo está condicionando a que implemente reformas económicas neoliberales y fuertes ajustes, medidas que Tsipras había prometido durante su campaña electoral no volver a adoptar nunca más. Pero sin el rescate, que fue aprobado a raíz de la obtención de los votos de la oposición, Grecia enfrentaba un default y una salida del euro potencialmente catastrófica, y Tsipras insistió ayer con su argumento de que, aunque no está de acuerdo con todas las condiciones del rescate, no tenía otra opción que aceptarlo e implementar las exigencias de los acreedores.

En el mismo día en que el país consiguió la financiación que necesitaba para mantenerse a flote y dentro del euro, el saliente primer ministro explicó que se sentía moralmente obligado a someter su gestión a la opinión soberana del pueblo. Pese a su giro respecto de los ajustes, Tsipras todavía tiene un gran apoyo popular y era el que mejor medía, por lejos, en los últimos sondeos. Según analistas, con su jugada, el premier busca librarse de las voces díscolas dentro de su partido y atraer al electorado de centro. De este modo, quizás especule con que pueda lograr un mejor resultado si los comicios se celebran antes de que el electorado empiece a sentir los efectos de los nuevos recortes.

Por otro lado, en los próximos comicios es probable que se presente un nuevo partido surgido de la escisión de Syriza. Esto se debe a que fue la facción más radical, la Plataforma de Izquierda, la que se opuso a la aprobación del rescate que desencadenó la cita con las urnas. Todo apunta a que este sector, que representa a menos del 30 por ciento de los integrantes del frente gobernante, podría anunciar en breve la creación de su propio partido. Es por eso que algunos analistas apuntan a que la proximidad de la cita electoral habría sido calculada con la intención de que esta nueva formación tenga muy poco tiempo para organizar la campaña electoral y dar a conocer sus postulados a los votantes.

Información adicional

Autor/a: TelesurTV
País: Grecia
Región: Europa
Fuente: Cubadeabate

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