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Que le quiten lo bailado

Que le quiten lo bailado

A dos meses de su destitución, Dilma Rousseff llegó a la capital uruguaya con gran ímpetu, mostrándose codo a codo con la central obrera y también con el Frente Amplio, que capitalizó el encuentro atribuyéndole a la ex presidenta la capacidad de “devolverle la mística” al partido de gobierno. Los detalles de cómo se procesó su encuentro con Tabaré Vázquez, en momentos que en el apoyo de Brasil es clave en las negociaciones por el Tlc con China, también forman parte de la siguiente crónica.

 

Uruguay fue el país que Dilma Rousseff eligió para elevar su voz e inyectarla en la vena latinoamericana. ¿El momento? La “Jornada continental por la democracia y contra el neoliberalismo” resuelta hace un año atrás por organizaciones gremiales y sociales de la región, y cuya versión local estuvo encabezada por el Pit-Cnt. El viernes 4, la ex presidenta brasileña subió al estrado de la central obrera –que para esta ocasión fue levantado en la emblemática plaza Libertad– y defendió –en la lectura del mismo Pit-Cnt– “la agenda-país de los trabajadores”. Almorzó en la sede del Frente Amplio (FA) con los principales dirigentes partidarios, incluyendo al propio presidente Javier Miranda y a Raúl Sendic, quien en sus declaraciones se cuidó de hablar como “frenteamplista”, separándose de su investidura.

Después de la sobremesa, Rousseff caminó un par de cuadras acompañada del presidente del FA para llegar al edificio de la intendencia capitalina, donde obtuvo el recibimiento institucional de Daniel Martínez, quien luego de pronunciar un halagador discurso sobre su trayectoria con un claro enfoque de género (“a las mujeres les es mucho más difícil lograr las mismas cosas que los hombres”) la declaró visitante ilustre de Montevideo por su lucha por la democracia y la justicia social. Distinción en mano (resistida por los ediles nacionalistas que encuentran en la ex mandataria un personaje controvertido), regresó a la sede partidaria para ofrecer una conferencia de prensa (donde habilitaron preguntas de los periodistas sin una exposición previa) e, inmediatamente después, protagonizó un acto para la militancia frenteamplista.
La denuncia de golpe parlamentario en Brasil mediante un proceso de impeachment y la advertencia de una democracia amenazada en la región fueron los principales componentes de la línea argumental de Rousseff en todas sus oratorias.

Echó por tierra su propia creencia de una democracia conquistada y consolidada luego de las dictaduras del Plan Cóndor. Ahora, la democracia, en lugar de ser un árbol talado –ilustró– es un árbol que está siendo atacado por parásitos y teme que, una vez más, se trate de un proceso con “una característica continental”. La exaltación de la tradición democrática de Uruguay, evocando que fue pionero en la limitación de la jornada laboral y en el voto femenino, fue la antesala discursiva para colocar en el país (“con la democracia en plena vigencia”) una luz de esperanza: “Estoy aquí porque creo que Uruguay va a tener un papel de vanguardia en el continente. Esa es mi expectativa”.
SIN MEZCLAR.
Los actores directamente vinculados con el despliegue de Rousseff hacen una valoración muy positiva de su ajetreada visita y de la actitud que imprimió, pero también trasmiten el esfuerzo por separar tantos. Desde el Pit-Cnt, el presidente, Fernando Pereira, apunta que la participación de la ex presidenta en el acto de la central obrera “quedó claramente delimitada” del acto político partidario y lo coloca como “el evento del año en términos geopolíticos”.

Lo cierto es que su llegada se produjo en momentos en que Tabaré Vázquez necesita a Brasil de su lado para negociar un Tlc con China en nombre del Mercosur y tiene entre sus asuntos pendientes una invitación de Michel Temer para hacer una visita de carácter oficial a ese país. El propio brasileño hizo público el convite luego del encuentro que ambos mandatarios mantuvieron en Nueva York semanas atrás, en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas: “A pesar de tener varios compromisos internacionales, veo que de Uruguay a Brasil se puede venir en la mañana y retornar en la tarde. Quedó en examinarlo”.

Estos aspectos estuvieron presentes en los cálculos políticos de las autoridades frenteamplistas. Luego del almuerzo en La Huella y cuando todavía no se conocía que el presidente uruguayo terminaría recibiendo a Rousseff, el diputado Óscar de los Santos declaró: “Hay que separar el rol del Estado. El gobierno nacional, encabezado por Vázquez, mantiene vínculos con todos países del Mercosur, ha encabezado una tarea de lograr vincular a este (bloque) con China y tomó la iniciativa, que es muy importante. Lo segundo es separar el rol del partido político. El FA no sólo tiene el derecho, tiene una historia vinculada a las organizaciones de izquierda. Analizar los procesos en América Latina es parte de la construcción de nuestro propio proceso”.

Ante la insistencia de los periodistas por conocer las razones por las cuales Vázquez, hasta ese momento, no se había reunido con Rousseff (minutos antes Sendic había dicho: “No sé, yo no lo sé”), De los Santos deslizó: “Vázquez puede recibir en su casa a los amigos; en la casa de gobierno, a los gobernantes”. Y eso fue lo que ocurrió el sábado por la mañana, cuando el fragor de la visita se había disipado: Vázquez le abrió las puertas de la residencia de Suárez. El mano a mano trascendió a través del portal de Presidencia, que proporcionó un video sin audio en el que se podía ver a un Vázquez sonriente y de expresiones descontracturadas, despojado de su corbata. En el texto que acompañaba, escuetamente, se destacaba la “amistad de larga data” entre ambos.

TRAS BAMBALINAS.

Si la reu¬nión (duró alrededor de una hora) estuvo o no en agenda desde el principio es un punto de controversia. Desde el gobierno se afirmó a Brecha que se trató de un encuentro de carácter “espontáneo” y “natural” por el vínculo afectivo. Sin embargo, desde la cúpula frenteamplista afirman con énfasis que la cita estuvo pactada “desde un principio”, al igual que la de Miranda, pero que no se divulgó por “precaución de que no quedara como un desatino frente a la necesidad que tiene Vázquez de contar con la anuencia de Brasil para el Tlc con China, pero también porque tenemos que tener las cosas bien resueltas en el Mercosur”. En esa dirección, las fuentes valoraron que la de Vázquez y Rousseff era una reunión importante pero, al mismo tiempo, divulgarla anticipadamente podría librar la interpretación de que el FA le estaba “jugando una mala pasada” al presidente.

Desde el entorno de la ex presidenta, aseguraron que la invitación de Vázquez apareció el viernes a última hora y que en privado Rousseff mostró en varias ocasiones su preocupación de que sus movimientos no afectaran la institucionalidad del gobierno uruguayo. Incluso –resaltan– para los momentos discursivos en que elogió los logros del progresismo uruguayo “se cuidó” de nombrar sólo a Mujica. Independientemente de las buenas migas, el reencuentro en Suárez mantiene cierta coherencia con el pronunciamiento oficial frente al impeachment. El gobierno uruguayo considera que “más allá de legalidad invocada” la destitución fue “una profunda injusticia”.

AGUA PARA MI MOLINO.

“Estamos acá para decirle al mundo que defendemos la democracia en todas sus dimensiones”, pronunció un enérgico Miranda, dando comienzo al acto partidario en el que Rousseff, además de reafirmar su preocupación por los riesgos que corre la democracia en América Latina, dedicó profusos elogios al FA. Aseguró que la coalición está a la vanguardia y es un ejemplo de construcción progresista, y que le producen admiración e inspiración las formas en que el FA ha logrado hacer convivir distintas posiciones en la interna. Su auditorio: una platea nutrida de dirigentes de todos los sectores y representantes de gobierno (el director de la Opp, Álvaro García, los ministros Eduardo Bonomi, Eneida de León y Liliam Kechichian, además de Sendic), seguida de militantes frenteamplistas y ciudadanos brasileños (distribuidos a lo largo de la cuadra de Germán Barbato donde se ubica La Huella) que ofrecieron cánticos como “Dilma/ guerreira/ da pátria brasileira” o “Fora Temer”.

En conversación con Brecha, el secretario político del FA, Gonzalo Reboledo, opinó que se logró el principal objetivo, a saber, dar una manifestación “vivencial de apoyo y de crítica” al proceso de destitución. Pero también considera que la visitante colaboró para que el partido de gobierno hiciera “síntesis”: “Conjuntamente con la conferencia que hizo Javier, cuando Larrañaga y Bordaberry amenazan con la disolución de las cámaras, estos son momentos en que sentimos que los frenteamplistas sin excepción encontraron un punto de unión. Es fundamental recrear ese sentimiento de pertenencia, esa mística por valores. Por primera vez en mucho tiempo nos encontramos a todos los frenteamplistas motivados, contentos y empujando por una misma causa. No ha sido fácil en estos últimos meses encontrar unanimidades. Venimos de una seguidilla de temas en los que no hemos sabido hacer la síntesis de la diferencia, nos hemos ido acostumbrando a convivir con diferencias sin posibilidad de procesarlas, de terminar en una síntesis. Y Dilma logra este objetivo”.

Información adicional

Autor/a: Lourdes Rodríguez
País:
Región: Suramérica
Fuente: Brecha

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