Dijo que no va a renunciar a la presidencia pese a haber sido grabado aprobando una coima
Temer anunció en un discurso de cinco minutos que permanecerá en la presidencia a pesar de que el Tribunal Supremo le inició una investigación, se disuelve su coalición parlamentaria y miles de brasileños reclaman su salida en las calles de todo el país.
Fue más efímero de lo que se esperaba. Michel Temer anunció ayer en un discurso de cinco minutos que permanecerá en la presidencia a pesar de las pruebas al parecer consistentes de que acordó comprar el silencio de su aliado Eduardo Cunha con dinero del frigorífico JBS, un gigante de la producción alimenticia y de la industria de la corrupción. Temer, aún en libertad, y Eduardo Cunha, preso por su participación en el escándalo Lava Jato, urdieron el plan que hace un año y siete días derrocó a Dilma Rousseff, contra quien no apareció ninguna prueba documentada de corrupción a pesar del esmero con que fue investigada por los fiscales y policías federales.
El mandatario estaba sólo al presentarse ante la prensa a media tarde de un jueves lluvioso. No había ministros ante cámaras y detrás suyo aparecía el lema “orden y progreso” . Impostó un tono de voz severo, quebrado un par de veces por la afonía o los nervios, para proclamar “no renunciaré, repito, no renunciaré, sé lo que hice, sé de la corrección de mis actos (…) sé lo que hice (…) no solicité que eso (soborno) ocurra” . Fue el momento más alto del pronunciamiento saludado con un aplauso escuálido. “Nada tengo que esconder (…) no preciso de cargo público ni de foro especial, nada tengo a esconder”.
De esa forma comunicó que permanecerá en el Palacio del Planalto pese a que su gobierno posiblemente ya expiró: lo abandonaron los banqueros, las empresas periodísticas y sus socios políticos.
“El gobierno se acabó”, sintetizó Alberto Goldman, vicepresidente del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) que hasta el miércoles era una de las dos fuerzas centrales de la coalición encabezada por el Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de Temer.
Fernando Henrique Cardoso, el líder del PSDB y otro de los inspiradores de la caída de Dilma, recomendó la renuncia del todavía mandatario. Protegidos por el anonimato dirigentes socialdemócratas dijeron al diario Valor que por más que se esfuerce Temer caerá.
Minutos después del discurso presidencial pronunciado n el Palacio del Planalto custodiado por miembros del Ejército y la policía, se constataron sus primeros efectos políticos: la Bolsa de Valores de Valores de San Pablo se desplomó casi el 9% y el real se devaluó más del 8% ante el dólar. Si hasta la semana pasada la banca privada nacional y extranjera, y los inversores eran fiadores de Temer fue porque éste les aseguró desmontar el sistema previsional y la legislación laboral, algo que ahora parece casi imposible ante el desbande de la base parlamentaria. El senador socialdemócrata Ricardo Ferraco, a cargo de la reforma laboral, anunció que el proyecto dejó de ser prioridad , y otro tanto ocurrirá con el jubilatorio que ni siquiera fue aprobado en Diputados.
La pulverización del poder presidencial y la ineficacia del anuncio de permanecer en el cargo se vio también en los ocho pedidos de impeachment presentados en la Cámara baja donde la semana próxima se tratará una enmienda constitucional que permita convocar a elecciones directa.
El jefe del bloque del PT Carlos Zarattini, dijo en el Plenario que la obstinación de Temer atizará la indignación popular y agravará el “caos”. “Ya hace tiempo de que el presidente se tendría que haber ido”, remató.
El PT, la Central Unica de los Trabajadores, los campesinos sin tierra y los trabajadores sin techo convocaron a una movilización nacional para el domingo bajo las consignas “Fuera Temer” y elecciones “Directas Ya” , repitiendo una consigna heredada de las marchas contra la dictadura, que finalmente impuso comicios indirectos en un colegio electoral formado por congresistas en su mayoría adictos al régimen.
Golpe continuado
La asonada que volteó a Dilma el 12 de mayo de 2016 posiblemente comenzó, de hecho, el 4 de marzo de aquel año cuando el juez Sergio Moro ordenó allanar el departamento de Luiz Inácio Lula da Silva sin amparo legal, sólo para humillarlo y hacerle saber que aparato judicial-policial lo había elegido como su enemigo.
El golpe tampoco terminará el día en Temer eventualmente deje el gobierno, porque sus antiguos aliados, que lo fueron hasta el miércoles parecen, no parecen dispuestos a permitir elecciones directas advertidos de que Lula sería el vencedor como lo indicaron todas las encuestas publicadas este año.
El expresidente Cardoso, la cadena Globo y legisladores conservadores manifestaron ayer su respaldo a la realización de elecciones indirectas para elegir al sucesor del actual gobernante y concluir el mandato el 31 de diciembre de 2018. Si lograran ese objetivo no sería otra cosa la prolongación del golpe a través de la proscripción de más de unos 120 millones de brasileños empadronados en el colegio electoral.
Que haya o no elecciones directas depende, en buena medida de las movilizaciones del próximo domingo, que posiblemente serán masivas. En un preludio de lo que pueden ser esos actos ayer hubo concentraciones importantes en San Pablo y Río de Janeiro donde la Policía Militarizada volvió a reprimir.
A pesar de la impostación de su discurso de ayer Temer posiblemente sea un hombre abatido, “este es el peor momento de mi vida” habría dicho uno de sus colaboradores que luego lo contó a la prensa. Su empecinamiento puede explicarse en una última jugada política que apuesta a la reversión del cuadro de situación. O a la desesperación de un hombre de 76 años que sabe que al otro día que deje el gobierno perderá su foro privilegiado y posiblemente será preso por la justicia común. Su situación judicial es tan precaria como su circunstancia política.
El ministro Edson Fachin, de Supremo Tribunal Federal, autorizó la apertura de una investigación ante los indicios de que pactó la coima Joesley Batista el propietario de JBS, que se acogió a la delación premiada para atenuar la pena que debería purgar por varios casos de corrupción. Esa empresa ya fue noticia hace dos meses por el escándalo de la “Carne Podrida” .
Joesley Batista entregó la semana pasada al Supremo el registro hecho con un grabador oculto durante una reunión con el presidente celebrada en la residencia oficial el 7 de marzo. Temer cuestionó la validez de esa prueba obtenida de forma “clandestina”, cuyo audio comenzó a ser divulgado en la noche de ayer.
El presidente de la Orden de Abogados de Brasil, Claudio Lamachia, manifestó su “perplejidad” sobre la escucha, sumándose al coro de entidades que cuestionaron al mandatario.”Si se comprueban los hechos divulgados por los medios en mi evaluación el presidente pierde toda posibilidad de permanecer en el cargo, estamos ante una situación gravísima, si los hechos se confirman, y pareciera que hay bastantes elementos, son repugnantes”.
Opinión
Camisinha
Por Washington Uranga
La tarea de Michel Temer está cumplida y, en consecuencia, también su mandato como Presidente está a punto de concluir. El verdadero propósito de quienes lo llevaron hasta el sitial de la presidencia fue, en primer lugar, garantizar el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff. Luego, una vez en el cargo, Temer debía habilitar los caminos “institucionales” y legales para desandar lo hecho por el gobierno del PT y sus aliados. En otras palabras: echar por tierra las conquistas de derechos construidas durante los gobiernos de Lula y de Dilma. Varios pasos fueron dados en esa línea a pesar de las protestas y de la resistencia popular. Otros fueron frenados por esa misma movilización. Es más: en este preciso momento Temer estaba en camino a introducir profundas reformas en el régimen laboral e impositivo, con graves perjuicios para los derechos de los trabajadores.
La pregunta es ¿por qué en este momento los mismos que lo llevaron hasta la presidencia generan las condiciones para la renuncia y/o destitución del Presidente? Sin temor a equívocos podría sostenerse que Temer ya cumplió con su cometido y que, por debilidad política y por desgaste, ya no le sirve más a quienes, de alguna manera, fueron sus mandantes y su sostén, incluyendo entre estos actores al poder financiero aliado con el sistema de medios de comunicación. Una vez que lo usaron, lo tiran, lo descartan. En español se suele utilizar la palabra “forro” para calificar a las personas que asumen tales conductas. En portugués: camisinha.
Más allá de que Temer se aferre hoy a la presidencia tanto él como su círculo saben que el mandato, por la vía que sea, llegó a su fin, ya se hizo la tarea sucia. Mientras tanto, los buitres del poder ensayan los mecanismos, también “institucionales”, para reemplazarlo por otros personajes que le sean funcionales pero que no aparezcan ante la opinión pública y la ciudadanía tan embarrados con la corrupción y el fraude. Hay que lavar la cara del fraude.
Quienes ahora surjan, independientemente de sus nombres, emergerán como “salvadores” ante la crisis, como “patriotas” dispuestos a inmolarse por la patria. Seguramente serán empresarios exitosos que, pudiendo gozar de su prestigio y de sus riquezas, deciden entregar parte de su tiempo para trabajar en bien de la patria. Y, por este camino y en alianza con el Poder Judicial como herramienta política, intentarán cerrarle a Lula el regreso a la presidencia, lugar al que hoy podría volver por voto popular.
Un nuevo fraude a la democracia se está concretando ahora en Brasil. Habrá que ver, sin embargo, de qué manera se hace presente la movilización y la resistencia popular en las calles y de qué forma se procesa el conflicto político social más allá de los círculos cerrados de la política y el poder económico.
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