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Para «Vivir bien». Bolivia y la Comunidad Sudamericana de Naciones

 


En septiembre del 2005, durante la Primera Reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Sudamericana de Naciones realizada en Brasil, se aprobó una Agenda Prioritaria que incluye, entre otros, los temas del diálogo político, las asimetrías, la integración física, el medio ambiente, la integración energética, los mecanismos financieros, la convergencia económico comercial y la promoción de la integración social y la justicia social.


 


En diciembre de ese mismo año, en una Reunión extraordinaria realizada en Montevideo, se conformó la Comisión Estratégica de Reflexión sobre el Proceso de Integración Sudamericano para que elabore “propuestas destinadas a impulsar el proceso de integración sudamericano, en todos sus aspectos (político, económico, comercial social, cultural, energía e infraestructura, entre otros).”


 


Ahora en la II Cumbre de Jefes de Estado debemos profundizar este proceso de integración desde arriba y desde abajo. Con nuestros pueblos, con nuestros movimientos sociales, con nuestros empresarios productivos, con nuestros ministros, técnicos y representantes. Por eso, en la próxima Cumbre de Presidentes a realizarse en diciembre en Bolivia estamos también impulsando una Cumbre Social para dialogar y construir de manera mancomunada una verdadera integración con participación social de nuestros pueblos. Después de años de haber sido víctimas de las políticas del mal llamado “desarrollo” hoy nuestros pueblos deben ser los actores de las soluciones a los graves problemas de salud, educación, empleo, distribución inequitativa de los recursos, discriminación, migración, ejercicio de la democracia, preservación del medio ambiente y respeto a la diversidad cultural.


 


Estoy convencido que en nuestra próxima cita en Bolivia hay que pasar de las declaraciones a los hechos. Creo que debemos avanzar hacia un tratado que haga de la Comunidad Sudamericana de Naciones un verdadero bloque sudamericano a nivel político, económico, social y cultural. Estoy seguro que nuestros pueblos están más próximos que nuestras diplomacias. Creo, con todo respeto, que nosotros los presidentes debemos dar un sacudón a nuestras Cancillerías para que se desempolven de la rutina y enfrentemos este gran desafío.


 


Soy consciente de que las naciones en Sudamérica tienen diferentes procesos y ritmos. Por eso propongo un proceso de integración de diferentes velocidades. Que nos tracemos una hoja de ruta ambiciosa pero flexible. Que permita a todos ser parte, posibilitando que cada país vaya asumiendo los compromisos que puede asumir y permitiendo que aquellos que desean acelerar el paso lo hagan hacia la conformación de un verdadero bloque político, económico, social y cultural. Así se han desarrollado otros procesos de integración en el mundo y el camino más adecuado es avanzar en la adopción de instrumentos de supranacionalidad respetando los tiempos y la soberanía de cada país.


 


Nuestra integración es y debe ser una integración de y para los pueblos. El comercio, la integración energética, la infraestructura, y el financiamiento deben estar en función de resolver los más grandes problemas de la pobreza y la destrucción de la naturaleza en nuestra región. No podemos reducir la Comunidad Sudamericana a una asociación para hacer proyectos de autopistas o créditos que acaban favoreciendo esencialmente a los sectores vinculados al mercado mundial. Nuestra meta debe ser forjar una verdadera integración para “vivir bien”.


 


Decimos “vivir bien” porque no aspiramos a vivir mejor que los otros. Nosotros no creemos en la línea del progreso y el desarrollo ilimitado a costa del otro y la naturaleza. Tenemos que complementarnos y no competir. Debemos compartir y no aprovecharnos del vecino. “Vivir bien” es pensar no sólo en términos de ingreso per-cápita sino de identidad cultural, de comunidad, de armonía entre nosotros y con nuestra madre tierra.


 


Para avanzar por este camino propongo:


 


A nivel social y cultural


 


1)         Liberemos Sudamérica del analfabetismo, la desnutrición, el paludismo y otros flagelos de la extrema pobreza.


2)         Construyamos un sistema público y social sudamericano para garantizar el acceso de toda la población a los servicios de educación, salud y agua potable.


3)         Más empleo en Sudamérica y menos migración.


4) Mecanismos para disminuir la desigualdad y la inequidad social.


5) Lucha continental contra la corrupción y las mafias.


6) Coordinación sudamericana con participación social para derrotar al narcotráfico.


7) Defensa e impulso a la diversidad cultural.


8) Despenalización de la hoja de coca y su industrialización en Sudamérica


9) Avancemos hacia una ciudadanía sudamericana.


A nivel económico


 


10) Complementariedad y no competencia desleal entre nuestras economías.


11) Comercio justo al servicio de los pueblos de Sudamérica.


12) Medidas efectivas para superar las asimetrías entre países


13) Un Banco del Sur para el cambio


14) Un fondo de compensación para la deuda social y las asimetrías


15) Integración Física para nuestros pueblos y no sólo para exportar.


16) Integración Energética entre consumidores y productores de la región.


 


A nivel del medio ambiente y la naturaleza


 


17) Políticas públicas con participación social para preservar el medio ambiente.


18) Junta Sudamericana del Medioambiente para elaborar normas estrictas e imponer sanciones a las grandes empresas que no respetan dichas reglas


19) Convención Sudamericana por el derecho humano y el acceso de todos los seres vivientes al Agua.


20) Protección de nuestra biodiversidad.


A nivel político institucional


21) Profundicemos nuestras democracias con mayor participación social


22) Fortalezcamos nuestra soberanía y nuestra voz común.


23) Una Comisión de Convergencia Permanente para elaborar el tratado de la CSN y garantizar la implementación de los acuerdos. Necesitamos una institucionalidad ágil, transparente, no burocrática, con participación social y que tome en cuenta las asimetrías existentes. Para avanzar efectivamente debemos crear una Comisión de Convergencia Permanente compuesta por representantes de los 12 países para que, hasta la III Cumbre de Jefes de Estado, elaboren el proyecto de tratado de la Comunidad Sudamericana de Naciones tomando en cuenta las particularidades y ritmos de las distintas naciones. Así mismo, esta Comisión de Convergencia Permanente, a través de grupos y comisiones, debería coordinar y trabajar conjuntamente con la Can, el Mercosur, la Aladi, Otca y diferentes iniciativas subregionales para evitar duplicar esfuerzos, y garantizar la aplicación de los compromisos que asumamos.


 


Esperando que esta carta fortalezca la reflexión y la construcción de propuestas para una efectiva y positiva II Cumbre de Jefes de Estado de la Comunidad Sudamericana de Naciones, me despido reiterándoles mi invitación para nuestra cita el 8 y 9 de Diciembre en Cochabamba, Bolivia.


 


La Paz , 2 de octubre de 2006

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