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Continuidad de la crisis Vs. refundación nacional. 26 de noviembre, elecciones Ecuador

 


Su primera vuelta, celebrada el pasado 15 de octubre, resaltó la polarización que vive la patria de Sucre: por un lado los oligarcas, en cabeza de Álvaro Noboa, uno de los personajes más ricos del continente, y por el otro, Rafael Correa, expresión de la renovación social amparada en la emergente intelectualidad.


 


Pocos puntos los separaron en las primarias (Noboa 26.83%) Correa (22.84 %), diferencia marcada por la compra de votos que le endilgan al primero, el clientelismo, y hasta el mismo fraude, orquestado tras el conteo de papeletas a cargo de la empresa brasileña e-vote.


 


Pero más que ello, y ante la confrontación entre la continuidad y el cambio, lo que corresponde ahora en Ecuador es el juego de las alianzas, donde unos y otros están invirtiendo todo su prestigio y capacidad, para lograr que el resultado final les favorezca.


 


Es está necesidad la que ha permitido el surgimiento de una alianza social popular (Frente social y político) que reúne todo el bello arco iris de los sectores alternativos: indígenas, profesores, sindicalistas, estudiantes, intelectuales, así como las diversas expresiones partidistas de izquierda.


 


Lo que se puede prever desde ahora, es que si la izquierda no triunfa en estos comicios, desde ya está instalado todo un dique para contener la arremetida de la derecha. Frente que además tiene como tarea principal hacer realidad la Constituyente que diversos sectores políticos y sociales reclaman para el Ecuador, como mecanismo para avanzar hacia su refundación


 


Pero por el otro, el empresariado y todos los partidos tradicionales no se quedan con las manos amarradas. La Acción Nacional concreta alianzas con socialcristianos y roldosistas, apoyándose en tres soportes: prometer ríos de miel y leche para los agricultores “hasta hacerlos como los que existen en los Estados Unidos”, insuflar un profundo sentimiento anti Chávez, y ampararse en los Estados Unidos.


 


Tras las alianzas, los pronósticos aún son inciertos; el 55 por ciento que le daban a Noboa ya nadie lo asegura. Una disputa muy pareja avanza y puede traer sorpresas. Así, estas elecciones vuelven y juegan en el escenario que los norteamericanos han querido colocar todas las de reciente suceso en el continente: por un lado Venezuela, por el otro el imperio. Bajo su sombra habrá supuestamente mejores rendimientos económicos, derivados del TLC.


 


La rotunda negación de Correa a ese sometimiento, lo hace parecer como comunista. Pero lejos de serlo. Intelectual comprometido con su país, lo más que dibuja es un nacionalismo, con tintes latinoamericanos. Pero nada más. El resto tendrá que ser efecto, en caso de triunfar, de sus aliados y sus virtudes políticas, sociales y comunicativas, puestas en juego para hacerlo avanzar.


 


Con la experiencia a su favor, derivada de los recientes sucesos de octubre, donde el fraude quedó como una extensa sombra sobre todo el país, la izquierda está avisada sobre lo que es capaz de hacer la oligarquía para no perder el control del gobierno, más aún sobre la franja Colombia – Perú. Dicen que soldado avisado no muere en batalla. El 26 de octubre sabremos si el refrán conserva su vigencia.

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