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ETB, UNE, Emcali. El reto de conservarlas como patrimonio nacional

ETB, UNE, Emcali. El reto de conservarlas como patrimonio nacional
En contra de su promesa de no privatizar la ETB, palabra honrada en la campaña electoral, el pasado 27 de marzo, en su asamblea general de accionistas, se oficializó la decisión de “buscar un socio estratégico” para la empresa de los ciudadanos de la capital del país. Tal decisión no se podía tomar sin el aval del alcalde Samuel Moreno, toda vez que la ciudad es propietaria del 88 por ciento de sus acciones.
 
El argumento -como en otras ocasiones, y como ha sido presentado para los casos de las Empresas Públicas de Medellín (EPM) y las Empresas Municipales de Cali (Emcali), y como fue propagandeado cuando el Gobierno ferió a Telecom- es el mismo: “No es posible competir con las multinacionales”… “El que no venda ahora verá desmejorar su capital en un futuro próximo”.
 
Tremendo error. Si bien es cierto que la disputa es dificil, la pifia de quienes promueven a cualquier costo el negocio de vender los bienes públicos, entre ellos las empresas de la referencia, consiste en que parten de un equívoco fundamental: considerar la Economía, en particular las empresas, como aislada del entorno, sin percatarse de los cambios que vive la región y, con estos, del renovado papel de los Estados progresistas de América Latina.
 
Es decir, las empresas públicas de comunicaciones deben tener como aliados preferentes a las empresas hermanas vecinas. Ahí está el potencial; ahí está la barricada que pudiera transformarlas en multinacional pública para ofrecer servicios mucho más allá de sus fronteras. De su mano, la apertura de ambiciosos programas educativos, con proyectos sustanciales en ciencia y tecnología, que le permita a la población de esta parte del mundo innovar y ganar la delantera en las telecomunicaciones, como en otros sectores fundamentales del mundo moderno.
 
No es es sueño. Es realidad. La pista acaba de darla ante nuestros ojos el presidente Chávez, al presentar el teléfono celular producido en alianza con la República Popular de China: igual calidad que la de las multinacionales privadas, a menor costo.
 
En igual error de los negociantes que promueven la privatización cae el burgomaestre distrital. Es un comportamiento extraño, pues se supone que él integra una fuerza de izquierda que debiera estar sustentando ante la población la necesidad de proteger su patrimonio común y estratégico.
 
Las ganancias arrojadas por ETB en su ejercicio 2008, que ascienden a 205.000 millones de pesos, desnudan el porqué del afán por apropiársela, pero además nos muestra su capacidad financiera de la Empresa para invertir en proyectos de punta.
 
Los críticos arguyen que la ETB tiene debilidades como no contar con canal de televisión, que es cierto, pero disfruta de una inmensa posiblidad para incursionar en el sector con Canal Capital, en tanto bien de la ciudad. Una alianza con TelePacífico y TeleAntioquia, además de otros canales locales y municipales, así como canales y programadores del tipo de Señal Colombia, Telesur y otras de la región, puede poner la discusión y la competencia en otro plano. Asimismo, su alianza con DirectTv ya le brinda una franja de esa parte del negocio.
El acumulado estratégico de las tres empresas públicas aquí aludidas es inmenso: controlan los tres principales mercados del país, se han abierto a ofrecer servicios a otros departamentos, tienen tecnología de punta, cuentan con suscriptores fieles, pueden ampliar rápidamente su presencia en todo el país, y, además disponen potencialmente de efectivas acciones derivables de la existencia de unos Estados fraternos, dispuestos a implementar alianzas estratégicas en el sector.
 
No hay que equivocarse: el mundo de las comunicaciones es estratégico. El Polo le debe una explicación al país.

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