El barrio Potosí nació en 1982, legalizado, según resolución número 0394 del 1º de octubre de 2002 y reconocido por el Ministerio de Gobierno a través de la personería jurídica número 03748. Pese a la insistencia de sus pobladores y las gestiones de sus líderes, la mayoría de sus calles sigue sin pavimento.
Bogotá, 1982. En la cima de la hacienda Casablanca, míseras chozas de paroi adornan la vegetación de prepáramo que nace en los áridos suelos del abandonado terreno. Cada semana, cada día, son más quienes se atreven a caminar desde el barrio La Candelaria, pasando por el Manuela Beltrán –apenas en construcción– y continuar loma arriba, como hacia el infinito. El aliento lo brinda la posibilidad de un terreno para solucionar un sueño de siempre: casa propia. Aliento y ánimo, “tener donde meterse con toda la familia”.
Las condiciones de ascenso son difíciles, pues no hay carretera, y la tierra arenosa se convierte en greda cuando las lluvias azotan el sur de la ciudad. Hay que subir agarrado al suelo. Así lo hacen una, dos, cinco, 10, 50, 100 y más familias. En la loma se observa, ahora sin dificultad, el cambio de su entorno: ahora se ven muchos puntos negros (el color del paroi) y otros grises (color de la lata). Ahora, sobre lo alto de la loma, se ve movimiento de gente.
Cada día, los nuevos habitantes de estas alturas bogotanas se reúnen para diseñar su barrio, para hacer los trazados del mismo: aquí la calle principal, allí un lote para la iglesia, aquí… Acciones y sueños que han hecho la ciudad.
Desde entonces, desde aquel primer momento, pero mucho más cuando las calles tomaron forma, se sueña con la pavimentación de su lugar de vivienda, de su barrio. La Junta de Acción Comunal, hoy Consejo Comunal, ha liderado siempre la gestión. De ello han sido testigos, además, las puertas, los edificios, los funcionarios de las alcaldías Mayor y Local, las del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), y otras muchas instituciones. Ánimo que nunca se han permitido perder, pese a que ante cada visita, ante cada solicitud radicada, obtienen como respuesta la misma fórmula: “En su barrio, por no estar legalizado, no se puede hacer inversión pública”. De la época de las primeras gestiones ya hace 27 años.
¿Y cómo lograr su legalización si no cuenta con los servicios públicos? La respuesta no se dejó esperar: la movilización de la comunidad y las acciones jurídicas lograron que las empresas públicas extendieran las redes e instalaran los servicios públicos domiciliarios. Un logro inmenso. La estabilidad y el orden en el barrio ya eran evidentes y el barrio es reconocido –legalizado- en 1989, pese a lo cual el Distrito se negó a incluirlo en el plan de desarrollo para proceso de pavimentación. En esta ocasión, las instituciones expresaron que no se podía pavimentar porque el barrio no tenía construidos resumideros de aguas lluvias ni se habían canalizado las aguas residuales.
La comunidad se propuso entonces llevar a cabo estas obras, y bajo acuerdos y compromisos con la EAAB cumplieron su cometido, por lo cual el barrio es reconocido y legalizado, de nuevo, en el año 2002. Sin embargo, mientras se obtenía esta hazaña, una familia que pretende ser la dueña de estos terrenos demandó al Distrito por la legalización del barrio, obteniendo como primera respuesta su ilegalización.
Así, cuando la comunidad del barrio Potosí evidenció sus logros y solicitó una vez más la pavimentación de sus calles, se llevó la sorpresa de la eterna respuesta: “El barrio no es legal, y por tanto el Distrito no puede hacer inversión en el mismo”. Esta dilación debe tener fin, a lo cual están dispuestos muchos habitantes del barrio. La movilización social comunitaria es la opción que consideran con todo juicio.
Entrevista a la señora Blanca Cecilia Sanabria
“El 60% de las casas tienen humedad”
Las aguas lluvias no tratadas en los barrios, es decir, dejadas para que corran libremente, causan tremendos daños, entre ellos inundaciones y humedades. En el caso del Potosí, estas agua propician que el 60 por ciento de las casas del barrio tengan humedad.
Queriendo conocer la problemática más de cerca, nos acercamos a la casa de la señora Blanca Cecilia Sanabria, quien habita en la Carrera 45 con Calle 82 Sur. Ella enfatiza: “Cada que llueve, el agua que corre desde las partes altas se estrella de frente con mi casa” y por obvias razones, termina aguando sus habitaciones, causándole problemas de inundación y humedad. Ella nos cuenta la problemática que la afecta:
desde abajo. ¿Cuánto hace que vive en el barrio Potosí y cuánto tiempo lleva con el problema de humedad por aguas lluvias?
Blanca Cecilia Sanabria. “Yo vivo en Potosí desde hace 28 años; hace más o menos 10 que estoy afectada por la acción de las aguas lluvias”.
da. ¿Cómo fue el proceso de construcción de su vivienda?
BCS. Construimos estas paredes desde hace 28 años, poco a poco y con mucho esfuerzo, entre toda la familia, hasta lograr lo que ahora tenemos.
da. ¿Qué acciones han realizado para mitigar el problema de humedad?
BCS. Hemos pañetado varias veces las paredes, pero la presión del agua es tan fuerte que los pañetes se caen cada nada. Es así como la plancha que une el sótano con el primer piso, está fracturada en varias partes y también se está separando de la pared, lo que se convierte en situación de alto riesgo para toda mi familia. El piso también lo hemos echado por lo menos tres veces.
da. ¿Ha llevado este problema a una instancia estatal?
BCS. Sí, claro. He llevado esta situación ante la Presidencia de la República, la Alcaldía Mayor de Bogotá, la Alcaldía Local de Ciudad Bolívar, el IDU, pero todos se tiran la pelota y nadie me da solución al problema de humedad que me afecta.
da. Doña Banca, describa para nuestros lectores su problema.
BCS. Sencilla pero grave: cada vez que llueve el agua que baja por la Calle 82 se estrella de frente con mi casa, y como esto no tiene resumidero –por falta de pavimentos–, quien sale perjudicado soy yo. Aunque estas dos casas vecinas también se inundan, la mía es la más afectada. Tanto es así que con cualquier llovizna comienza a brotar agua adentro de la casa. El agua que entra por las paredes y la plancha, y por la unión de las dos, está afectando la cocina, algunos dormitorios, el sótano y la sala. La acción de las aguas ha hecho que la plancha y la pared se estén separando. Además, la plancha está fracturada en varios sectores, produciendo una situación de alto riesgo. Cada vez que llueve, el agua baja a chorro por la pared, como cuando se abre una llave. El piso de la cocina se ha tornado negro por la humedad, y a pesar de que hace poco fundimos este piso, ya está para cambiar de nuevo.
Alguna vez vino un enviado de la Depae y me dijo que estaba en segundo nivel de riesgo; que cuando se cayera la casa les avisara; que mientras eso no sucediera, no podían hacer nada. Me presentó en todo caso una opción: que cavara, me dijo, por entre la vía y la pared hasta el fondo, pañetara, extendiera un plástico cubriendo toda la pared, luego construyera un muro de contención y volviera a poner la tierra en su lugar. Pero, como usted sabe o puede imaginar, todo eso cuesta mucho y no tenemos los recursos económicos para hacerlo.
En la Alcaldía Mayor me dijeron que iban a pasarle el asunto al Alcalde Local para que le diera solución, ya que es de su competencia, pero no han hecho nada. Sin embargo, la solución a este lío es pavimentar no sólo la cuadra sino todo el barrio Potosí, ya que, según la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), mientras no esté pavimentado no se pueden poner a funcionar los resumideros porque la tierra los tapona, lo que causa que las aguas lluvias se filtren y produzcan humedad en las viviendas.
da. ¿En su familia hay niños que puedan salir perjudicados por este problema de humedad?
BCS. Sí, en mi familia hay cuatro niñas y niños entre los 3 y los 14 años de edad, así como una persona de la tercera edad, que corren el riesgo de adquirir enfermedades broncorrespiratorias por causa de la humedad. Por ende, se la pasan con resfriados y gripas constantemente.
da. Entonces, ¿qué espera usted que hagan las instituciones con su caso?
BCS. No espero que me manden plata ni que pavimenten mi cuadra para solucionarme mi problema. Aspiro a que las instituciones correspondientes se interesen por solucionar este problema, que no es particular sino general.
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