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Camilo Torres y el marxismo

Camilo Torres y el marxismo

La creación de una nueva sociedad 
y de un Hombre Nuevo es posible 
si los antiguos estímulos del 
lucro y la ganancia son 
reemplazados por otros nuevos. 
Ser, compartir, comprender, 
participar; si el carácter 
mercantil es remplazado por el 
carácter productivo, humano 
y amoroso, si la religión 
cibernética se ve reemlazada 
por un nuevo espíritu radical 
y humanista.
Erich Fromm, Tener o ser
El anterior concepto tipifica bien al sacerdote Camilo Torres Restrepo, que en su corta vida política y en sus mensajes dejó claros sus criterios sobre la solidaridad, y el respeto a las personas y las diversas creencias religiosas.
 
Marxismo y cristianismo
 
En 1963, Camilo viajó a Lima (Perú) para entrevistarse con el sacerdote Gustavo Gutiérrez Merino, uno de los iniciadores en Suramérica de la Teología de la Liberación cuyos principios eran los mismos que Camilo desarrollaba sin mencionar esa denominación. Camilo, entre muchos otros conceptos, dijo que “entre marxismo y cristianismo no hay contradicción. Ambas filosofías defienden a los oprimidos contra la pobreza y la desigualdad, ahora no se trata de discutir sobre si el alma es mortal o no lo es, sino recalcar que el hambre sí es mortal”.
 
El sacerdote portugués Fernando Belo escribió: “Evangelio significa ‘buena nueva’, ‘gran noticia’ un mensaje de liberación integral […] el cristiano no es una persona partida entre lo político y lo cristiano sino un ser que, como religioso, tiene que asumir lo político y esto fue lo que Camilo hizo”. 
 
También Camilo dijo: “Creo sinceramente que entre el marxismo y el cristianismo hay una serie de puntos comunes, desde el punto de vista económico, social y político, y aún desde el punto de vista filosófico”.
 
Y emitió otros conceptos que conviene recordar: “La obra de Bolívar está sin terminar porque nosotros salimos de la dependencia de España para caer en la de los Estados Unidos, con el agravante de que en esta nueva dependencia sacará tajada la clase dirigente, y por eso la propicia y la defiende en contra de los intereses de las clases mayoritarias”.
 
“Creo que para lograr la liberación de Colombia, como la de Latinoamérica, como de los países del Tercer Mundo, es importante contar con los enemigos de nuestros enemigos. Yo considero a Estados Unidos como enemigo del pueblo colombiano, no el pueblo de los Estados Unidos sino el sistema de los grandes de los Estados Unidos y su gobierno como instrumento de los capitalistas norteamericanos. Y por eso, como sucedió cuando la Independencia de Colombia, que los latinoamericanos tuvieron que unirse con los enemigos de España, así en esta época nosotros tendremos que unirnos con los enemigos de los Estados Unidos para luchar por nuestra liberación […] cuando un pueblo se decide a luchar por su libertad, es muy difícil detenerlo.
 
“De la misma manera que el libertador Simón Bolívar promulgó su decreto de guerra a muerte en la guerra emancipadora, nosotros debemos promulgar hoy también un decreto de guerra a muerte para aceptar todo lo que sea revolucionario, venga de donde viniere, combatiendo todo lo que es antirrevolucionario, venga de donde viniere”.
 
El Frente Unido
 
Camilo se empeñó en construir el Frente Unido y se enfadó porque en su seno hubiera rencillas y descalificaciones. Decía que “es lastimoso el espectáculo de la izquierda colombiana. Mientras la clase de dirigentes se unifica, la clase popular, que no cuenta sino con su superioridad numérica, es pulverizada por los dirigentes de los diferentes grupos progresistas, que muchas veces ponen más énfasis en la pelea que tienen entre sí que en la lucha contra la clase dirigente”.
 
En Colombia, Argentina, Uruguay y Chile, inicialmente y luego en otros países, se crearon grupos de cristianos revolucionarios en torno al pensamiento de Camilo. En febrero de 1968, en Montevideo, se verificó el Primer Congreso Latinoamericano “Camilo Torres”, con el lema camilista de “El deber de todo cristiano es hacer la revolución”. Y en 1972 se verificó el Primer Encuentro Latinoamericano de Cristianos por el Socialismo, cuyas deliberaciones giraron alrededor del pensamiento de Camilo.
 
En el Encuentro de Montevideo, su declaración final anota: “Los cristianos deben participar activa y urgentemente, como ya lo han hecho tantos hermanos nuestros en las luchas por la revolución latinoamericana, que en esta obra se enfrentan con mayor decisión al imperialismo norteamericano”. Finaliza su declaración: “Al formular este llamamiento, lo hacemos levantando la figura y la vida del sacerdote revolucionario, símbolo más alto del compromiso y la entrega del servicio de la causa de la liberación, que Camilo Torres vivió con intensidad y generosidad que han conmovido a toda América”.
 
No sin razón sentenció Fidel Castro: “La presencia del sacerdote Camilo Torres en el panorama latinoamericano cuestiona viejas concepciones y abre unas perspectivas de unidad revolucionaria planteada en nuevos términos. Camilo Torres constituye todo un símbolo de unidad que debe presidir la liberación de los pueblos de América Latina”.
 
En muchos otros países, y desde luego en el nuestro, se han verificado actos en memoria de Camilo. Hemos llevado a cabo numerosas charlas sobre su pensamiento. En 1970 verificamos el Reencuentro con Camilo, y este 15 de febrero (2010) un grupo de instituciones y personas nos daremos cita en la Biblioteca Nacional para llevar a cabo un nuevo Conversatorio sobre Camilo y su pensamiento político.
 

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