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El tejido literario de Germán Espinosa

El 17 de octubre pasado se cumplieron tres años de la muerte del prolífico novelista, cuentista, ensayista y biógrafo Germán Espinosa, escritor que dejó un fuerte legado cultural a la humanidad. Además, cuando se quiera hablar de las cinco plumas que resultan claves en la historia de Colombia, no se podrá dejar por fuera el nombre de Germán Espinosa.

Nació en Cartagena de Indias el 30 de abril de 1938 y murió el 17 de octubre de 2007 en Bogotá. En los últimos siete años de su vida, escribe las que serían sus últimas tres novelas de literatura contemporánea: La balada del pajarillo, en la que narra la historia de un descenso a los infiernos, que transcurre en las últimas dos décadas del siglo XX; Cuando besan las sombras, historia de una experiencia con lo sobrenatural, ambientada a comienzos del siglo XX, en la que una pareja de amantes se traslada a una mansión colonial de Cartagena, y allí comienza a presentarse una serie de impresionantes fenómenos que los lleva a descubrir el oscuro pasado; y Aitana, en la que narra el horror al que puede llegar el ser humano si se deja llevar por su fanatismo, pero, más que eso, por su propio yo. Aitana muere en octubre de 2005 bajo una desgracia que ha caído sobre su esposo, escritor que hace las veces de narrador, por negarse a escribir el prólogo para el libro de un poeta mediocre que se convierte en brujo y luego en el demonio mismo.

Estos son apenas los últimos libros que escribió, porque, tratándose de Germán Espinosa, tenemos que hablar de uno de los de los cinco escritores colombianos más importantes, además de uno de los más prolijos, que tuvo en su haber más de 40 libros; de un escritor que recorrió todos los terrenos literarios (poesía, novela, cuento, ensayo, dramaturgia y crónica); de un escritor que se dejó seducir por el tema de la fantasía, y no en vano: en la gran mayoría de sus cuentos y en algunas de sus novelas encontramos una renovación de las historias de vampiros, brujería y fantasmas que siguen rondando por el mundo en busca de un amor.

En su primera novela, Los cortejos del diablo, historia ambientada en los tiempos de la inquisición española en Cartagena de Indias, el autor desea liberarse de las revoluciones de su tiempo, pero sobre todo del fanatismo, la sinrazón y el intelecto, para lo cual se sumerge en la historia de la Ilustración francesa y logra una de las novelas más interesantes de la literatura colombiana; una obra de sátira, prácticas heréticas y culto supersticioso que se le rinde al diablo. Unos 12 años después logra una de las novelas más interesantes de la literatura colombiana, La tejedora de coronas, que se convirtió en su obra cumbre.

‘La tejedora de coronas’

Esta novela ve la luz en 1982. Magistralmente escrita, su puntuación no es convencional, ya que el autor utiliza 19 puntos y aparte para darle fin a cada uno de los capítulos, y el resto se reduce a comas. No por ello la novela pierde su dinamismo ni se hace ininteligible. Por el contrario, es tan amena, tan interesante, que el lector no quiere parar de leerla sino al finalizar cada capítulo. Además, está considerada como la segunda más importante de la literatura colombiana del siglo XX. Con esta obra ganó su sitio como el escritor colombiano más importante después de Gabriel García Márquez.

La tejedora de coronas es una novela muy lúcida en la que Espinosa centra la historia en Genoveva Alcocer, su protagonista, mujer poco convencional que muestra la sexualidad femenina llevada al límite, en una época en la que cualquier expresión de la mujer era reprimida por una sociedad hipócrita, llena de moralismos y caretas. La protagonista de esta historia vive alejada de prejuicios, lo cual le permite desarrollarse libremente, dejando de lado cualquier sentimiento de vergüenza o culpa, a pesar de los señalamientos provocados por sus actos, que la llevan a la hoguera.

La novela se convierte en un viaje fascinante por un pasaje de la historia de la Cartagena del siglo XVIII, y la mentalidad, el espíritu y la realidad del hombre de la época, en la que el saber, el intuir y el crear eran un peligro, pues se podía ser considerado como hereje y condenado a la mayor pena inquisidora, en un período en que la astrología, la matemática, la alquimia y los mitos que dominaban el Viejo y el Nuevo Mundo, la intolerancia y la guerra eran temas prohibidos. Pero también se aprecia la decadencia de la superstición al ver la crueldad y el afán de poder dominados por la inteligencia, la intuición y la proyección de nuevos pensadores, de los inventores, de los revolucionarios y los disidentes.

Germán Espinosa, por su libro La tejedora de coronas, recibió un gran reconocimiento de la Unesco por haber creado “una de las obras representativas de las letras humanas”. Una razón más para que los lectores y en general los amantes de la literatura recuerden al creador de esta obra, quien falleció el 17 de octubre de 2007.

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