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¡Polémica!: La situación política y la nueva correlación de fuerzas en Venezuela (III). Otra catedral: …la procesión va por dentro

En 20 circunscripciones electorales, el porcentaje del PSUV creció con relación a la oposición, mientras que ésta avanzó en 67. También la MUD ganó en las 13 más importantes ciudades: Maracaibo, San Cristóbal, Mérida, Coro, Valencia, Maracay, Barquisimeto, Barcelona, Puerto La Cruz, Cumaná, Los Teques, Porlamar y Caracas. Hacia las presidenciales de diciembre de 2012, los resultados electorales del pasado 26 de septiembre y los episodios en la Asamblea Nacional, sin las dos terceras partes que se propuso obtener el presidente Chávez, constituirán un telón de fondo. Como esperanza para el chavismo, hay confianza en que, cuando el Presidente es el sujeto, la votación es más elevada.

…[el general] Raoul Salan […] no poseía iniciativa importante
alguna para lograr la victoria definitiva,
pero sabía demorar el fracaso con medidas oportunas.
Gozaba de un mejor conocimiento del país
y del adversario que otros comandantes en jefe.

Vo Nguyen Giap.
La cita con la historia
(Batalla de Dien Bien Phu), pág. 43, segundo párrafo.

De nuevo, y ahora en referencia con el artículo “¡Polémica!: La situación… en Venezuela” (I), de la edición Nº 163, noviembre-diciembre 2010 (Págs. 22-23), nos escribe el compatriota Carlos Julio Gómez, lector y suscriptor a quien consignamos su texto –con numeración nuestra– en un recuadro con los límites insalvables del espacio. Con sus palabras, Carlos Julio nos agradece “por publicar, mejor aún en recuadro y como pantallazo de correo”, el contenido “esencial” del texto que nos envió, “dado el gran interés para que la realidad verdadera de Venezuela, escamoteada por los grandes medios de comunicación y reemplazada por los ecos que emite la prensa al servicio del imperio y las transnacionales, se conozca”. A párrafo siguiente diferencia entre una “prensa independiente” y una alternativa, que asume como su propuesta con el sobreentendido de única y correcta. Y define que, como postura “frente a Hugo Rafael, a Evo, a Rafael, Daniel e incluso frente a Cristina, para no citarlos a todos”, no cabe “cosa diferente que aceptar que han logrado aglutinar, alrededor de sus discursos y sus propuestas, ingentes masas provenientes “desde abajo” –¿les recuerda algo ese nombre?– e intentan, con ellas y por ellas, otra forma de organizar el Estado y distribuir el poder”.

Para comenzar reiteramos que los hechos, la historia real y su análisis crítico son nuestro desafío: con los lectores, con la memoria de nuestro pueblo, por la identidad de América Nuestra con raíces milenarias y de lucha en nuestro continente, y con las víctimas del poder por la verdad y contra las demagogias. Al respecto, Carlos Julio aduce: “Nosotros no discutimos datos, mi experiencia como docente en Metodología de la Investigación, en algunas universidades del país, me enseña hace ya largo tiempo que ellos no son sino instrumento del cual puede hacerse uso para decir la verdad o para ocultarla y/o asesinarla. Igual confirman, de manera terca, el Principio de incertidumbre de Heisenberg que nos permite, desde los mismos guarismos, la posibilidad de defender, con argumentos, posiciones totalmente contrarias, hecho que es fácil de comprobar si recordamos los argumentos exhibidos por el ex presidente Álvaro Uribe frente a quienes denunciaban el genocidio cometido durante sus ocho años de infierno, perdón, de gobierno. Sentarse a discutir sobre los datos expresados no conduce más allá de un bizantinismo al que, por filosofía, prefiero renunciar, porque nos aleja de lo que debe constituir el centro del debate: la posición ideológica y política de quienes se autodefinen como hombres de izquierda”.

Con su permiso, Carlos Julio, y al respecto de datos, la opinión democrática y la izquierda del continente no podemos pasar por alto que, sin rectificación visible, la Revolución Bolivariana disminuye o pierde su base social popular de apoyo electoral, un electorado que se abstiene o se desliza hacia la derecha, en forma notoria entre 2008-2010.

Mientras el PSUV obtuvo una mayoría de votos en los 14 estados con menor población del país (Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro, Falcón, Guárico, Monagas, Portuguesa, Sucre, Trujillo, Vargas y Yaracuy), la llamada MUD (Mesa de la Unidad Democrática) ganó en el Distrito Capital y en otros nueve estados del eje con mayor población de Venezuela: Anzoátegui, Carabobo, Mérida, Miranda, Nueva Esparta, Táchira, Zulia, Amazonas y Lara, y que su tendencia de crecimiento es sostenida en las 22 parroquias de Caracas; y aunque pierde en Aragua, Bolívar y Sucre, marca una tendencia sostenida de aumento.

Por municipios, los resultados arrojan que el PSUV perdió en los 21 municipios de Anzoátegui, en 14 de los 18 de Aragua, en ocho de los 11 municipios de Bolívar y en los 14 de Carabobo, como también en las nueve parroquias del municipio Valencia, de su capital. Del mismo modo, en 18 de los 25 municipios que tiene Falcón. Igual, en los nueve municipios de Lara y en las 10 parroquias de Iribarren, donde la alcaldesa es del PSUV, y en 12 de los 23 municipios de Mérida, los 21 de Miranda y en las cinco parroquias del municipio Sucre. En nueve de los 13 municipios de Monagas, en 17 de los 20 de Trujillo, en las 11 parroquias de Vargas, en nueve de los 14 municipios de Yaracuy, en 11 de los 21 municipios de Zulia y en las 18 parroquias del municipio Maracaibo.

Vistas las tres últimas elecciones, la oposición gana una vez espacio electoral y en la siguiente reafirma su ventaja con un mayor margen. Como consecuencia lógica, una vez que el chavismo pierde un espacio, en las siguientes elecciones no lo recupera; por el contrario, vuelve a perder por mayor diferencia.

¿Con cualquier error, ambición y vitalicios? Si Carlos Julio nos traslada del terreno del periodista al de la política, cómo no recordar que Fidel, en su intervención del 1º de mayo de 2002, dijo que un revolucionario no debe “mentir jamás”. Sin embargo, puede ser claro que, por un “propósito superior”, los miembros de un partido ocultan un hecho, lo acomodan, lo niegan o “construyen mentiras”. Incluso, lo desmienten o lo tratan “dentro de la vanguardia”. Al respecto, y con respeto por todos los revolucionarios caídos que recuerde, damos por supuesto que nuestro remitente al parecer llama o hace diferencia por un manejo ideológico de la verdad que nos exige a nosotros o nos subraya o raya “como opulentos”, “intelectuales” “infiltrados” y –al parecer– defensores de aquellos a “quienes les quedaron largos los pantalones de la utopía” y nos llama a:

…“reconocer que las revoluciones, de cualquier tipo, no son dogmas y mucho menos dogmáticas; y a pesar de tanto libro, ensayo, panfleto y documento escrito hasta hoy, no se ha definido ni manual ni catecismo, puesto que dependen del contexto socio-histórico de cada realidad humana y de las condiciones personales, éticas y morales de sus líderes e iniciadores (¿por tal razón, con cualquier error, ambición, y vitalicios, me pregunto?) que no se corresponden necesariamente con las de las grandes masas pero que, de alguna manera, parecen interpretarlas a pesar de las aristas y asimetrías existentes. Y es aquí, en la reducción de estas asimetrías; es aquí, en la tarea de acercar a líderes y pueblo, donde se visibiliza el papel del intelectual de izquierda, de todos aquellos que tienen capacidad y posibilidad para formar opinión. Es aquí, donde no caben tibiezas, eclecticismos ni neutralidades, dado que tal y como afirma Wiesel, ‘la neutralidad en tiempos de crisis –de revolución, digo yo– siempre ayuda al agresor, no a la víctima’. Es más, se convierte en un crimen y el intelectual, por definición, siempre está con, y es la voz de, los desposeídos y las víctimas del poder, que son siempre los mismos”. Y en punto aparte nos reconviene:

* Resulta entonces que es función de los intelectuales –y ustedes fungen como tales– mostrar y expresar en sus discursos, escritos y acciones, aquello que hace más de 70 años Bertolt Brecht escribió en un ensayo que tituló “Cinco obstáculos para decir la verdad”, La perspicacia de reconocer la verdad, es decir un evento que se aproxime a la realidad percibida por, y negociada con, quienes la constituyen; el arte de hacer útil la verdad como arma para conseguir con ella un fin, y especialmente el criterio para elegir a aquellos en cuyas manos la verdad se hace eficaz, como instrumento para transformar el mundo en beneficio de los negados de siempre, algo que ustedes parecen olvidar.

Y concluye, apodíctico: “…por cuanto al leer sus artículos no puede concluirse cosa diferente [de] que buscan, en forma reiterativa y perversa, armas para entregar a los escuálidos, eternos explotadores del pueblo venezolano, sin publicar jamás los logros de la Revolución Bolivariana (Sin sonroja, ¿puede usted, Carlos Julio, hacer esta afirmación frente a las páginas para revisar de nuestras publicaciones y libros?), que escamotean de manera descarada. ¿Cuál pasa a ser entonces su diferencia con El Tiempo, El Espectador, El Heraldo, Caracol o RCN? Si esto es lo que hacen los amigos de la izquierda, ¿para qué necesitamos enemigos?

Para finalizar, estimado Carlos Julio, en el texto, y puede leerlo mil veces, con la salvedad de que era una frase suya, yo no pregunté a usted sino ¿Qué hiel mata y por quién llora?, este militante y dirigente del PSUV? ¿Y qué hiel mata y por quién lloran?, los miembros de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), que con recibo por diputados del PSUV –no de la oposición– gritaron el jueves 28 de octubre al frente de la Asamblea: “¡La Ley del Trabajo está secuestrada, la clase obrera la quiere liberada!”. En vez de responder, entiendo que decir que yo pregunté a usted permite su declaración de fe como discípulo de Marx y su cita de Pier Paolo Passolini, que, a diferencia del filme comercial Éxodo, en su película “90 días de Sodoma y Gomorra” desnuda como nadie, hasta ahora, con las metáforas del sexo, el horror inicuo, inhumano, del fascismo.


“Un guante para construir verdades”

Escribir no es un deporte. O se mata uno
en cada línea de su vida o no escribe.

 Margarite Durás

Por Carlos Julio Gómez

…desde abajo […] “procede a abrir el debate”. Como quiera que la causa […] fue un mensaje que quien escribe hizo llegar a la redacción del periódico, recogemos el guante y, pasamos a:
1. Agradecer […] (Ver cita en el artículo).

2. Hemos suscrito Desde Abajo y Le Monde Diplomatique porque creímos que eran, no “prensa… independiente” como ustedes se definen, algo en lo que no creemos, sino “prensa alternativa”, entendida como una forma diferente de ver, entender, explicar y describir el mundo, igual que otra manera de hacer la noticia y difundirla. […] (Ver cita en el artículo).

2a. Hoy, la madurez política e ideológica, el mejoramiento de la capacidad de análisis y el sentido crítico, que hemos adquirido, gracias entre otras cosas a la lectura de estos medios informativos, sumados a la aparente debilidad de su línea editorial y su posición frente a los movimientos revolucionarios latinoamericanos, […] (Ver cita en el artículo).

3. Ellos [Hugo Rafael […] Cristina] quizás, como expresa Dante Caputo en la presentación del documento La democracia en América Latina: hacia una democracia de ciudadanos y ciudadanas, No tienen la pureza de quienes sólo asumen el riesgo de opinar. Ellos tienen la sencilla valentía de pelear en un escenario donde, las más de las veces, lo que se confronta no son grandes ideas sino pasiones y miserias”. Miserias y pasiones a las que una prensa que se autodefine como alternativa no puede ni debe sumarse sino denunciar y visibilizar, pero especialmente combatir.

4. En esta búsqueda del mayor bien para el mayor número de seres humanos, algunos, continúa Caputo “temieron y abandonaron, otros cometieron errores y –de una u otra manera– pagaron por ellos, pero Chávez, Morales, Correa y tantos otros y otras –los nombres y el subrayado son míos– hicieron algo más que opinar acerca de cómo debieran ser hechas las cosas. Lo intentaron, apostaron, algunas veces perdieron, pero volvieron a intentarlo, hasta conseguir el éxito”, éxito ante el cual, nosotros que nos calificamos de izquierdistas no hacemos cosa diferente que alegrarnos y festejarlo, como festejamos todo aquello que implique elevar las condiciones de vida de la gente, porque “ser revolucionario, decía Enrique Ubieta Gómez, no es el compromiso con una teoría sino con una ética”, y nuestra ética sólo se manifiesta en el bienvivir del otro.

5. Aclarar, que (tras cotejo del original OEA-PNUD, el artículo que nos envió es de origen oficial).

6. Aclarar, que [Carlos Julio] ni nadie de nuestro grupo, somos venezolanos [ni] militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Somos, todos y todas, colombianos, guajiros, […] conocedores del proceso revolucionario que se vive en el vecino país, y simpatizantes y comprometidos con su continuidad y su éxito […], con todos los defectos y tropiezos […] es una propuesta válida hacia una nueva y mejor forma de construir un mundo más incluyente y solidario, igual que en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y hace ya más de 50 años en Cuba.

7. Puntualizar que con un artículo semejante, pero mucho más grosero, en la perspectiva de un intelectual alternativo, había editorializado, el señor Carlos Gutiérrez M. el dipló del mes de octubre. […]

8. Se hace necesario […] (Ver cita artículo).

9. Puede pensar el lector desprevenido que nos oponemos a la divulgación de la verdad; a ellos respondemos con aquellas famosas palabras de Antonio Machado: “¿Cuál verdad? ¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela”, puesto que concebimos la verdad como un acuerdo, decía Habermas, y jamás como una imposición, y porque hemos comprobado hasta la saciedad que los mass media dicen verdades a medias y mentiras completas, tal como ocurre con los medios colombianos en el específico caso de la República Bolivariana de Venezuela, hecho al que una prensa “independiente” no puede servir de ventrílocuo sino de barrera de contención.

10. […] (Ver cita en artículo) ¿O es que el Grupo Bolivariano de Asturias tenía en mente algunas de sus publicaciones cuando afirmaba que “hay quienes desde la opulencia se empecinan en esconder los logros sociales del gobierno bolivariano y quieren convertir en invisibles otras formas exitosas de organización social, económica y política. ¿Mezquina postura esa de sufrir por el bienestar ajeno”?

11. Finalmente, en alguna parte del artículo, Omar Roberto pregunta por quién lloro. La respuesta es clara: Lloro por este país que ha cifrado sus esperanzas de solidaridad con su pueblo en procura de un mejor mañana en aquellos a quienes les quedaron largos los pantalones de la utopía y quieren coserlos a la medida de sus miserias. Lloro por aquellos que sufrieron y murieron por Gustavo Petro, Lucho Garzón, Julio Roberto Gómez y tantos y tantos otros –con cuyas posiciones noto gran cercanía en sus escritos–, quienes, una vez satisfechas sus ansias de figuración, dejaron, a la vera del camino, las ya de por sí mustias esperanzas de una clase social a la que sólo le faltaba perder lo que ellos le han robado: La esperanza. Lloro de ver al Polo Democrático Alternativo al borde del precipicio como consecuencia del cainismo que campea en la izquierda colombiana; en fin, lloro porque, parodiando a Gandhi, mañana, sentado frente a mis nietos y mis estudiantes, tendré que decirles que fuimos derrotados a pesar de estar dispuestos a dar la vida por la causa sin calcular mezquindades.

Sé, sin embargo, que frente a esta horrible noche seremos muchos los que protegeremos este fantasma revolucionario que hoy recorre a América latina, para que no muera y pueda iluminar mañana un amanecer de solidaridad y dignidad para todo nuestro continente. Sé que, frente a esta realidad que nos confronta, cuya derrota parece imposible, lo único que no podemos hacer es quedarnos cruzados de brazos. Sé que la batalla es dura estando el enemigo infiltrado en nuestras propias fuerzas, pero en esta batalla, tal como expresara Marx, nada tenemos que perder, y, porque ahora, como exclamara Pier Paolo Passolini, he aprendido que “es preciso seguir luchando por aquello en lo que uno cree, aún sin esperanza de vencer”.

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