Hace poco circuló en internet una noticia según la cual los militares norteamericanos han desarrollado una poderosa arma capaz de cambiar el clima y generar terremotos. De acuerdo con lo que informa, se basa en la ampliación de una tecnología usada para ubicar petróleo y varios minerales bajo la Tierra, proceso que envía ondas de radio al subsuelo con una potencia de 30 vatios; las capas del terreno devuelven diferentes frecuencias, según el material encontrado; el petróleo vibra a una frecuencia, el oro a otra y así sucesivamente, lo cual permite definir con exactitud la presencia de minerales en el subsuelo. Si se usa el mismo principio de resonancia pero con miles de vatios disparados a la ionosfera, las ondas rebotan hacia la superficie y pueden generar un movimiento de las capas terrestres pero con una potencia de gran magnitud, lo que pudiera desencadenar terremotos. Esta es la explicación del terremoto y el consecuente tsunami en Japón de marzo de 2011, ocurridos luego de una supuesta amenaza extorsiva a su sistema financiero.
En internet hay abundante información acerca del proyecto ya operante, cuyas instalaciones están en el monte Sanford, cerca de la ciudad de Garona, en Alaska; emplea 180 antenas con una potencia de 3,6 millones de vatios, orientado a generar alteraciones de la ionosfera.
No se sabe si los gringos realmente usen esta tecnología como una fantástica arma. Lo que si se conoce es la existencia del arma real de los medios de comunicación desde los cuales se bombardea a los ciudadanos con poderosas ondas de radio que modulan y transportan la información, en tal forma que al día siguiente los pobladores amanecen vibrando frenéticamente a la frecuencia de la opinión que les fue trazada por la radio y la televisión, sin preguntarse ni profundizar.
Un ejemplo claro es el cuestionamiento al alcalde de Bogotá, condenado civilmente de hecho, sin uso ni del juicio mental. ¿Los escandalosos contratos, agitados por la prensa, fueron desarrollados en las fases de proyecto, estudio, aprobación, asignación, etcétera, durante esta administración o es de las anteriores? ¿Se involucran aquí otras instancias del poder estatal? ¿Se vio comprometido por su gabinete? La influencia de los medios es tal que ni su propio partido se atrevió a llamar públicamente a cerrar filas alrededor de su alcalde, ni, en caso de ser reales las denuncias, tomó a tiempo las medidas disciplinarias, como debiera ser en un proceso ético y transparente.
La oligarquía ha expresado deseos de recuperar la alcaldía de la ciudad, y una de las tácticas empleadas es el desprestigio para tratar de acabar con cualquier opción popular o de oposición. Con tales fines, utilizan a periodistas contratados para manipular la opinión, sin objetividad pero sí claramente pragmáticos; más que como profesionales de la comunicación, actúan como sutiles muñecos de titiriteros. Como se ve, esta fenomenal arma mediática también puede enrarecer atmósferas, y se usa para calentar o enfriar el clima, según el carácter de la noticia.
Se ha empleado nacional e internacionalmente para definirles a los ciudadanos quién ganó las elecciones, sin importar el conteo de votos. Se utilizó para dar a entender que la invasión a Iraq era para defender a la humanidad de terribles armas de destrucción masiva que iban a ser montadas a las puerta de nuestras casas, acto de agresión que fue apoyado en su momento por el gobierno colombiano; ahora se emplea para justificar el ataque a Libia, aduciendo razones humanitarias. Pero muchos de quienes lo creen no saben seguramente dónde queda este país, cuál es su moneda, cuál su forma de gobierno, cómo vive su población.
También se ha utilizado para hacerles mala prensa a Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega y todos aquellos que se atreven a cometer el grave delito de defender los intereses de sus pueblos y los recursos de sus naciones. Su influencia es tan grande que logra que hasta la izquierda misma sienta vergüenza de sí misma. El marketing mediático pone a las personas a comer marcas o tararear robóticamente la insulsa canción de moda que habrá de generar miles de millones de pesos. Es tan amplia, que no le interesa la edad, el género, la raza o la condición social.
Lo mejor que pueden hacer los ciudadanos a la hora de los noticieros es salir a hacer ejercicio, leer un libro, dialogar con la familia. Cualquier otra cosa les será más conveniente para la salud física y mental.
High Frequency Active Auroral Research Program (HAARP)
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