Desde un ayer, dos instancias laborales son un fuerte ‘maná’ de votos: la educación y la salud. Cerca de 10 mil funcionarios en ISS Pensiones le responden en alguna forma al jefe clientelista. El puesto, la chanfaina, la chamba, el contratico, el contrato, el caso, etcétera, son base y razón de ser de nuestro sistema político y electoral. Médicos y celadores son carne de cañón. Y al lado de docentes y profesionales de la salud, los acompaña un ejército de vendedores de chance, barrenderos y celadores. Una masa de 2-3 millones de electores cuyo voto tiene ‘dueño’ para que siga el régimen. Además de estos votos reales, tienen además los votos de registraduría, esos que se pagan aunque no son de carne y hueso. Amarre de votos y corrupción van de la mano. Al respecto, algunos sectores del sindicalismo se han dejado enlodar y actúan en complicidad de la patronal, como sucedió en los Ferrocarriles Nacionales y en Colpuertos. Con una nueva Ley, corrupción con un poco menos de confort legal alaba Santos.
Quizá no muchos recuerden los detalles del extinto Instituto de Seguridad Social (ISS), convertido en un emporio del clientelismo. El Seguro Social de aquel entonces fue y terminó siendo escenario de puestos, y contratos laborales y de obras, saqueo de equipos médicos, robo de medicinas, enriquecimiento de entes privados subsidiarios de prestación de servicios médicos y hospitalarios. Tanto los llenó el ISS, que ser el ‘dueño’ político de tal entidad pública en la ciudad de Barranquilla garantizaba medio Senado y una Cámara. Pero el Atlántico no fue la excepción. Esta es una norma de todo el país clientelista1 y sus pescas electorales.
La corrupción de ISS Pensiones llegó a tal tamaño que hace años decidir la asignación de las mesadas radicadas en este departamento la toman en Bogotá, en una oficina controlada. ISS Pensiones es tan fuerte en votos que el conservatismo, señor de la entidad, presionó al gobierno Santos para no acabarlo ni dar paso a Colpensiones. Arguyeron que vienen las elecciones de octubre para elegir gobernantes locales, y el gobierno central cedió. Hacen falta esos votos para sus reformas y proyectos bandera. Al sistema y al clientelismo político poco les interesa la seguridad social de los colombianos. De por medio hay votos y contratos.
Si bien cientos de entidades públicas son abolidas, el contrato de trabajo a destajo, ese que firma el empleado recomendado de determinado político, sigue dando plusvalía electoral. Es decir, votos que aseguran curules para el carrusel de la corrupción. Desde el gobierno Uribe hasta ahora, los senadores conservadores Efraín Cepeda con Roger Carrillo Campo, y Juan Manuel Corzo con Silvia Helena Ramírez, oriundos del Atlántico y Norte de Santander, amén de Luis Emilio Sierra, han sido los amos del hoy ISS Pensiones. Actualmente, tanto Cepeda como Corzo patrocinan al Concejo de Bogotá al cuestionado Roger Carrillo2, lo mismo que a Nixon Pabón con fuerte aporte burocrático en ISS Pensiones.
Aquella cuota en la repartija no obsta para señalar también a los senadores uribistas Mauricio Pimiento, cuya hermana trabajaba en el consulado en Chicago, y asimismo a su hermano en el Seguro Social; Flor Gnecco Arregocés, con una prima y sus cuñadas, que también trabajaban en el Seguro. Igualmente, la esposa del senador Puello Chamié era asesora de la Gerencia Regional Bolívar del Seguro, y la sobrina de Eduardo Benítez Maldonado tenía un contrato de prestación de servicios como odontóloga en la ESE Francisco de Paula Santander. A la vez, dos hermanas de Adalberto Jaimes Ochoa eran funcionarias de Telecom y del Seguro Social, y la prima de Jaime Amín era contratista del ISS de Barranquilla.
De este modo, los congresistas ‘propietarios’ de entidades públicas mandan más. Como ISS Pensiones no es la excepción, cada congresista ‘dueño’ obliga a sus siervos electorales a realizar reuniones políticas financiadas con el sueldo del contratado; a la par, les impone poner cierto número de votos a favor de él o de uno de sus personajes. Y por lo alto no se queda quieto: exige a alguno de los altos funcionarios que comparta los desfalcos de los grandes contratos y que, a la vez, participe como gran elector.
De este modo, Roger Carrillo fue jefe de debate de Efraín Cepeda en 2010, y entre su oficina de presidente (e) de ISS Pensiones, la sede de campaña de Cepeda y la del Directorio Nacional Conservador en el barrio La Soledad, detrás de bambalinas dirigió los hilos, como en efecto sucedió el 18 de octubre de 2009 en una célebre reunión de funcionarios y burocracia del congresista, a la cual asistió cerca de un centenar de enchanfainados en Bogotá, en su mayoría de ISS Pensiones, como demostración de que su cargo daba para votos.
Como resultado, millares de colombianos son literalmente atracados por tramitadores de pensiones a las puertas de las sedes nacional y regionales de ISS pensiones. Y es triste ver en la sede del ahora ISS Salud a esa cadena que vive de la caza de información sobre quién ha recibido asignación de pensión para visitarlo en su casa y ofrecerle intermediación para que la mesada le sea reconocida, cuando en realidad todo está surtido. Todo un negocio con renta para el ‘jefe’ o ‘dueño’ regional de ISS Pensiones Atlántico. ¿Quién será el capo?
En una característica de ayer y hoy, aunque no en toda su extensión, el entonces ISS, del que decía “para siempre” y el hoy ISS Pensiones, eran y son centros de acopio de contratados por recomendación de quienes tienen a su cargo la entidad nacional o las regionales. Cada una corresponde como dueño al partido del jefe político que la tiene ‘asignada’. El actual ISS Pensiones viene de la época de la reelección, cuando le fue entregado al conservatismo, en especial al grupo de los 10 senadores3, como veremos adelante.
Desde siempre… son los mismos con las mismas. El 6 de noviembre de 1990, con la orden de destitución de 17 funcionarios de la seccional del ISS en el Atlántico y el traslado de otros nueve por defraudaciones cercanas a los dos mil millones de pesos. Asimismo, la dirección del Instituto intervino la seccional Bogotá-Cundinamarca al detectar un continuado robo electrónico por mil millones de pesos. De las 23 regionales del ISS, nueve fueron sometidas a “rigurosa investigación”. Y nada cambió. Tiempo después, en todas las seccionales del ISS fue detectado un gran volumen de medicamentos comprados con sobreprecios de hasta el 600 por ciento, de contratos con empresas ficticias, de falta de rigor en la selección de proveedores, y la auditoría disciplinaria sumó 2.746 investigaciones.
La oligarquía y las aguas de la pesca electoral
Mientras el conservatismo arrasa con lo queda del ISS en el país y en las regiones, su ministro de Hacienda plantea que, para salvar el sistema de salud y el de pensiones, hay que aumentar edades y cotizaciones, propuesta del mismo señor que asesoró a Saludcoop, empresa de ingrata recordación por su tramoya de: 1) Cobrar copagos y asignaciones de personas fallecidas. 2) Construir hoteles con campos de golf –los 18 hoyos de Palatino. 3) Triangular operaciones financieras en el exterior. 4) Edificar pomposos edificios de oficinas como el complejo de la Autopista Norte en Bogotá. 5) Subcontratar servicios de IPS. 6) Subcontratar personal médico a la par que celadores, por medio de oficinas de terceros, socios de la cooperativa de marras. 7) Pagar a parlamentarios por intermedio de familiares de los contratados por la propia Saludcoop. 8) Financiar campañas presidenciales como la de Germán Vargas Lleras. 9) Apoyar a familiares de altos dignatarios del Estado, etcétera, etcétera. Y durante décadas, corrupción y ventajas, trucos y fraudes electorales son gemelas.
Entre otros sectores, la pesca de votos funciona en la educación por medio de millares de contratos. Actúa con puestos que se reparten en municipios y departamentos entre educadores que buscan con desespero una chanfaina en una escuela o un colegio público. Y, por supuesto, mete el anzuelo en la salud: ¡fácil!, dado el fuerte componente de médicos, odontólogos, enfermeras, especialistas, camilleros, administradores, que salen a diario de universidades reconocidas, centros piratas y garajes, y hasta profesionales chimbos que por falta de oportunidades llegan ante los tramitadores y las sedes políticas, adonde acuden en busca de que el ‘doctor’ los enganche en uno de los pocos hospitales que quedan, comprometiéndose a retribuir con votos ‘el favor’. Todo a imagen y semejanza de la mafia.
Aquello es un verdadero capital electoral que les permite ir al Congreso a supuestos y ‘dignos’ políticos y personajes oscuros con apariencia de claros, para absolver de impuestos a los poderosos y gravar a los de ruana. Desde su ángulo, Álvaro Gómez dijo que “el problema es el régimen”. Y remarcó que el clientelismo es un sistema con sustento en la relación clientelar-corrupto.
El ISS y los pagos por la reelección de Uribe
En los días en que en la cúpula se discutían las negociaciones para la reelección –a las puertas de aprobar el paso de Uribe I a Uribe II–, el Gobierno ofreció prebendas a través del Ministerio del Interior y de Justicia en la Cámara de Representantes –caso Yidis Medina y Teodolindo Avendaño–, el Grupo de los 10 le hizo ‘paro’ a Sabas Pretelt de la Vega. Efraín Cepeda y compañía le exigieron al ministro que, a cambio de su voto en la Plenaria de Senado por la reelección, “tenían que darles el Seguro Social”4. En honor a la verdad, los conservadores ya disponían del ISS pero querían más poder. Sobre todo, con la proximidad de las elecciones para el Congreso de marzo de 2006. Y así fue, entre ires y venires, discusiones o diálogos entre Sabas y el Grupo, ¡hasta que en el baño del salón social del Senado se llegó a un acuerdo!
No extraña entonces que estos parlamentarios, desconocidos en el ámbito de las ideas y las grandes propuestas nacionales, en 2010 lograron votaciones cercanas a los 18 mil votos en Bogotá; mientras el liberal de oposición con Uribe I y II, Camilo Sánchez, apenas 7.500 votos. Ayer y hoy, la característica funcional, que es generalidad en todas las entidades públicas, es que las hojas de vida de los contratados llegan de la mano de un parlamentario.
Hasta la sal se corrompe…
Este es el caso del entonces Sindicato Nacional de Trabajadores del ISS (Sintraiss), uno de los 11 que había, que por años dirigió el pragmático dirigente liberal Saúl Peña, sindicato que tuvo complacencia con la corrupción en los contratos personales y colectivos, y en el cual muchos de sus dirigentes fueron hasta cómplices de desfalcos.
Suficientes hechos indican que al sindicalismo colombiano se le compra fácil, como dijo el entonces presidente del ISS Guillermo Fino, hasta con “caldo de costilla” o “caldo sindical”. El ISS fue presa de la voracidad clientelista sin que nada pasara, salvo haber perdido parte del sistema social de salud, como vemos hoy, cuando cae en manos de las fuerzas del mercado, expresadas en la altísima corrupción de Salucoop y de altos funcionarios del Estado, desde 1993 con la Ley 100 hasta nuestros días, y como quizá pase con ISS Pensiones, a manos de las AFP, también hijas de la Ley 100.
Se trata de toda una cadena de hechos que no desentona con el conservatismo y su lluvia constante de clientelismo y corrupción, ni con el liberalismo y sus fracciones oficiales que paladean la mayoría del poder. Pero, sin violación moral no es posible pasar por alto o callar que también una agrupación que aireó la esperanza de romper con el bipartidismo colombiano, el Polo Democrático, no tuvo el antibiótico suficiente ante la infección de corruptos populistas y sindicalistas que ven en el negocio su razón de ser.
Basta con ver al hoy magnate de los seguros Jesús Bernal Amorocho, quien de silencioso líder de la Caja Agraria, en cuyo sindicato reinó por una década sin denunciar la corrupción existente en la entidad, con apoyo politiquero pasó al Congreso –cargado de propiedades del que llegó a su fin, el sindicato de la Caja Agraria (Proceso número 22014 en la Corte Suprema de Justicia por abuso de confianza y desfalco de $ 3.000 millones en la venta de una propiedad del sindicato). Bernal tuvo que renunciar a la curul por su comportamiento ante el sistema de salud del magisterio. Aún así, hizo parte de la campaña del infortunado gobierno del Polo-Samuel-Anapo5, como expresión de que en el sindicalismo también merodea el clientelismo.
Igual cosa sucede con algunos financiadores de salud que amasaron grandes riquezas –las clínicas El Recuerdo y Nicolás de Federmán en Bogotá, y la Clínica Central del Norte de Barranquilla, para citar sólo dos ejemplos– a costa de millares de docentes que sufren el desmejoramiento de su sistema de salud. Ante todo esto, la CUT y Fecode callan; no asumen una reflexión autocrítica.
También hay silencio sobre el rollo clientelista de la Previsora, entidad clientelísticamente controlada por el actual presidente del Senado, Armando Benedetti, en la cual quienes manejan el sistema de salud del magisterio han sabido unirse –o en manguala, como popularizó Gaitán– a sectores con asiento en la dirección de los docentes del país.
Da la impresión de que Colombia es víctima de una maldición que nos hace padecer cientos de años de violencia y clientelismo, este último con sus secuelas en el amarre de votos y corrupción.
1 Como cualquiera de las entidades públicas era un botín de repartición de los grandes caciques regionales. Y sucedía, bajo el manto de la ‘seguridad social’, en el supuesto ente del escaso “Estado de Bienestar” que tuvimos –antes que César Gaviria, con sus zancadas de política neoliberal, lo hiciera añicos.
2 Por presuntas irregularidades en una licitación por $5.400 millones, fue sujeto de destitución el presidente del Instituto de Seguros Sociales (ISS) Roger José Carrillo, el vicepresidente administrativo Eugenio Alvarado y el jefe de compras Jaime Anaya. Carrillo advirtió que no ha sido notificado de la destitución y que le pidió al Ministro una licencia no remunerada, que un día antes que se presentaran las propuestas tuvo una modificación de la adenda número seis con la estipulación de los requerimientos en relación con la experiencia. Según Óscar Ortiz, uno de los 16 interesados cumplió la exigencia. “Se deduce, por tanto, un posible direccionamiento a través de un requisito de última hora” […] el ganador fue una empresa que ya había tenido contratos con el ISS. El primero en 2007, por $1.129 millones, para la ‘depuración, organización y sistematización del Archivo Central del Nivel Nacional’. El segundo, de $5.250 millones, en febrero del año pasado, para ‘organizar el archivo de Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla’”.
3 Efraín Cepeda, Carlos Albornoz, Gabriel Acosta Bendek, Puello Chamié, Luis Emilio Sierra, Juan Manuel Corzo, Jesús Ángel Carrizosa, Ramiro Luna, Raúl Rueda y William Montes.
4 http://www.cambio.com.co/paiscambio/politicacambio/797/ARTICULO-WEB.
5 “Hay dirigentes que nos llenan de orgullo compartiendo nuestros ideales […] en esa posición, en primer lugar, está Bernal”, dijo Moreno en mayo de 2005, cuando le dio la bienvenida al senador, con quien él y su hermano Iván coincidieron en el Congreso.
Recuadro 1
Sin consuelo un mal de muchos
A fines de mayo, la llamada “joven democracia española” llevó a cabo elecciones municipales y autonómicas, caracterizadas por un gran viento de corrupción jamás conocido allí. Populares (conservadores) y socialistas (social demócratas) debatieron entre ellos sobre quién es más corrupto. Antes que ideas y propuestas para sacar a España de su actual crisis social y económica, hubo acusaciones de clientelismo al mejor estilo turbayista. Mejor dicho, a imagen y semejanza de la costa atlántica y la situación que padece Bogotá. Las autonomías –algo así como los departamentos colombianos, sin centralización política– y los municipios españoles fueron sometidos o siguen sometidos a un rapaz botín clientelista: la regla es darles puestos a los amigos del gobernante de turno. Hoy, en España, los “indignados”, millares de jóvenes sin trabajo y sin esperanzas, rechazan el voraz clientelismo de ‘populares’ y ‘socialistas’. España se clientelizó como parte del panorama político español. Si por España llueve, en Colombia no escampa.
Recuadro 2
Características del expediente de un alto ejecutivo clientelista
Defender a su patrón, poniéndoles contratados, haciendo y compartiendo contratos, entregándole información privilegiada, creando condiciones electorales a futuro, ser un servidor público y salir para gestionar los intereses de empresas privadas.
Salir de un cargo como empleado público y después contratar con el Estado.
Contratar con el Estado después de haber financiado campañas políticas.
Utilizar indebidamente información privilegiada.
Corromper desde la empresa privada.
Traficar influencias desde lo particular.
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