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Bogotá debe escoger: la ciudad global de los negocios o la ciudad democrática del Polo

Bogotá debe escoger: la ciudad global de los negocios o la ciudad democrática del Polo

Hasta hace pocas semanas, el Polo Democrático Alternativo no tenía candidato para la Alcaldía Mayor de Bogotá, después de descubrirse el carrusel de las contrataciones y el silencio del alcalde destituido, Samuel Moreno Rojas. Su antecesor, Luis Eduardo Garzón, firmó el contrato de la fase III de Transmilenio, dejando a la administración del alcalde entrante muchos contratos amarrados en los cuales no hubo rigor administrativo ni control alguno. Escoger un candidato en sintonía con sus conciudadanos es una tarea nada fácil, ante una ciudadanía ofendida por el engaño de dos alcaldes que utilizaron al Polo para llegar a la Alcaldía y se desmarcaron de la política del Polo. Entonces apareció: ¿Quién es Aurelio? Con el fin de saberlo, le propuse una entrevista. Aquí, el diálogo.

¿Cómo se siente el candidato del Polo para la Alcaldía de Bogotá 2012-2015, teniendo en cuenta los inconvenientes del carrusel de las contrataciones y la corrupción?
–El balance del PDA –responde Aurelio Suárez–, es que el Polo partió en dos la historia de Bogotá en muchos campos. Son millones de personas las que se han beneficiado por las políticas que adelantó en estos años. Hablamos de 950 mil estudiantes con educación gratuita; en los dos últimos años un millón de personas han asistido a la red hospitalaria de Bogotá, sin tener que pagar nada. Bogotá tenía 900 mil personas que no pertenecían al sistema de salud, hoy lo hemos bajado a 500 mil. Hay 100 mil beneficiarios de los comedores comunitarios que reciben alimentos, y otros programas relacionados con la mujer y equidad de género, política poblacional, de juventud, apoyo a pequeños y medianos empresarios, microempresarios. Si se hiciera un estado de beneficiarios de políticas sociales, tendría que contar por millones. Luego, las dificultades se derivan de hechos que no han debido suceder en Bogotá, con un agravante y es que izquierda y corrupción son incompatibles. Yo diría que en un balance ponderado y objetivo pesan más las cosas positivas que las negativas. Lo que sí es una gran dificultad es el divisionismo de Petro, eso sí afectó; porque todo divisionista trae problemas.

En este momento álgido de la campaña, las encuestas muestran una contienda de dos: Petro y Peñalosa; la alianza del ex alcalde Mockus y Gina Parody, hace que suba en las encuestas el toque femenino de la campaña; un matrimonio de conveniencia política. Si pensáramos en la ciudad social, ¿no cree que sería estratégica una alianza con el movimiento Progresista del candidato Gustavo Petro?
–Petro, encontró nuevos amigos; por ejemplo, Paul Bromwell, la mano derecha y digo derecha en el sentido estricto de la palabra, de Antanas Mokus que ya de por sí era bien derechista. No se le olvide que Paul Bromwell fue el privatizador del agua, de la planta de tratamientos de Tibitó; y la propuesta que tiene Petro de cobrar peajes para entrar al centro de la ciudad o lo que llama zonas de congestión. Crear cais en conjunto con la policía, la fiscalía y vigilancia privada con funciones de policía, casi unas convivir. Cree que es posible la unidad con personas que están proponiendo este tipo de cosas, y estoy hablando aquí de pecados veniales. Cómo hacer alianzas con alguien que está proponiendo y creando fondos privados de pensiones, un negocio de cien colegios vía leasing, por el mecanismo de decir que es un negocio para el capital financiero, eso debe tener contentos a los banqueros; pero no a los educadores y la comunidad educativa de Bogotá. Creo que Petro entró a un terreno de afinidades con el neoliberalismo, realmente hay poco qué hablar con él.

Quiero referirme a las declaraciones que hizo la Alcaldesa, doctora Clara López Obregón, en relación con el metro como concreción de un Sistema integrado de Transporte. ¿La alcaldía de Aurelio, continúa con este proyecto tan necesario para Bogotá?
–Bueno, lo primero, recordemos –dice Aurelio–: El metro no es un proyecto distrital. El Polo hizo una propuesta y el Polo apropió 800 mil millones de pesos, que es lo que le corresponde como cupo de endeudamiento para financiarlo, pero las llaves del metro y la decisión del mismo es del Gobierno Nacional; no porque el Polo quiera, sino porque la Ley así lo estipula. La llamada Ley de Metros que existe desde 1995 dice que el gobierno nacional coloca el 70% para el metro y el Distrito el 30% de los recursos. Lo que aquí hubo durante 4 años fue el sabotaje del gobierno de Uribe, para impedir que el Polo pudiera concretar esa propuesta política que le hizo a la ciudad. Hay que reconocer en que la doctora Clara López, mantuvo firmemente esta propuesta, y con los acuerdos a los que llegó con el gobierno nacional, el Polo puede decirle a Bogotá que cumplió con el metro. Es decir: la parte que a nosotros nos corresponde está cubierta, que era comprometer al gobierno nacional a aportar los dineros. Y fuimos más allá, montamos los estudios, que están en la parte de entrar en la ingeniería básica del proyecto.

La II y III fase de Transmilenio por la décima y la veintiséis están atrasadas, y quién sabe si alcanzamos a ver esas dos nuevas vías antes de que termine esta administración.
–Yo no sabría decirle –comenta Aurelio–. Aquí hay una maldición china, que dice: “te veré construyendo”. Entonces, cuando usted remodela o construye una casa, se presentan innumerables problemas. Y aquí no ha sido sólo el tema de lo que llaman el carrusel; aquí ha habido problemas técnicos complejos, como se presentan en todas las obras. Quien iba a prever que se iban a atravesar tubos de acueducto complicados, en la zona del consejo de Bogotá, compra de predios. La obra era de un tamaño mayor de lo que la ciudad se imaginó. Y creo que fue un error de planeación, de emprender toda la obra; pero recuerdo, esa obra también el 70% es de la nación y el 30% del Distrito. Así lo aclaró Lucho Garzón en su declaración en la Fiscalía, que hubo incidencia del gobierno nacional en los contratistas. Quiénes fueron los contratistas de la obra: los de Opaín, los Lule, los Olarte… Los contratistas mimados por el gobierno de Uribe Vélez y el ministro Gallego.

Pero Lucho Garzón también tuvo mucho que ver con la firma de los contratos; tres días antes de irse los firmó sin estudios previos, y dejó amarrada la alcaldía entrante; pienso, que por intereses personales más que por pensar en Bogotá.
–No puedo juzgar con qué intenciones –comenta Aurelio–, pero es evidente que dejó firmado para amarrar a la administración siguiente, firmó la licitación y el concurso de adjudicación, sin que la obra tuviera todos los elementos, que implicara bajar la bandera e iniciarla. Eso es evidente. Aquí lo que llama la atención es: que el alcalde Samuel Moreno se comiera ese plato entero, y no hubiera salido a decir, esto es lo que sucedió acá, esto va a tener problemas. Pero bueno, creo que la alcaldesa está haciendo todos los esfuerzos para que el Polo pueda entregar las obras en el menor tiempo posible. Respecto al SIT, le comento que tengo una posición crítica y, recordemos que el Polo no es una capilla, aquí hay derecho de divergir y confrontar, a nadie se le puede descalificar. Claro, no en los principios ni en el ideario básico. Me parece que el SIT, tiene falencias en su estructuración. No tuvo en cuenta, por ejemplo, a los usuarios. Tiene una falla grande, en términos de incorporar el transporte alternativo en la ciudad. Hay vehículos que prestan transporte a sitios donde no llegan los demás medios de transporte que conforman el sistema; ellos quedaron por fuera. Estamos hablando de un sistema y de un arreglo institucional en torno al transporte, que a mi modo de ver debe corregirse.

Una pregunta que se hace la opinión, cómo lo es el comentario de los grandes medios exaltando que sectores de las bases del Polo apoyan a Petro. ¿Objetivamente eso es viable?
–No creo. El Polo tiene tres representantes a la Cámara en Bogotá –afirma Aurelio–. Yo soy el candidato que cuenta con más representantes en la cámara, y están conmigo, sólidos y firmes en esta candidatura. El Polo tiene por lo menos, nueve de sus diez escaños en el Consejo, en la lista nuestra o respaldándome. El Polo tiene 20 coordinadoras trabajándole a la candidatura en las localidades. El Polo tiene 180 candidatos a ediles, y en su mayoría trabajan en la campaña de la mano con nosotros. Luego, deducir que el Polo es el que está con Petro, no sé de dónde sale. Aquí hay la intención de amañar las perspectivas. Usted cree: que las doce familias que manejan Transmilenio, que los operadores privados del acueducto, que Endesa, la transnacional de la energía, que Proactiva que anda metiendo las narices en todas partes, que Sarmiento Angulo, que se cree el dueño de Bogotá, cuando oyen que el candidato del Polo va a seguir con el programa social, y va a enfrentar las privatizaciones, los negocios neoliberales en Bogotá, usted cree que se van a quedar quietos, y no tratan de manipular y dividir, de crear un desmoronamiento en nuestras filas. De eso no tenga ninguna duda.

Entonces, la unidad del Polo, está más fuerte que nunca en las bases y en el ejecutivo.
–Revise las declaraciones y los lineamientos –afirma Aurelio–, el programa de campaña de Aurelio Suárez como candidato a la Alcaldía de Bogotá, y verá que es un programa de izquierda democrática, antineoliberal, contra las privatizaciones; un programa por los derechos fundamentales; un programa social por las poblaciones básicas de la ciudad. No hay que olvidar que Colombia es el sexto país más desigual del mundo; Bogotá es la tercera ciudad más desigual de Colombia, y es el principal problema, por encima de la corrupción, de los carruseles y demás cortinas de humo que se tienden para tratar de ocultar qué es lo que sucede en Bogotá. Imaginar la ciudad manejada por cualquiera de los otros candidatos, todos cerca de la unidad nacional del gobierno de Santos. Si el Polo pierde será una tragedia.

¿Cómo solucionar el acceso a la educación y que no se convierta en un problema de inseguridad como está sucediendo en algunos colegios.
–Lo primero, es que nosotros llevamos ocho años –comenta Aurelio–, y hemos dado avances enormes, pero la plena gratuidad aún no lo logramos. Tenemos 950 mil estudiantes en el sistema de educación pública, pero deberíamos tener más de un millón cien mil. Y tenemos en algunos colegios el preescolar de un grado y deberíamos tener nivel de preescolar en todos los colegios. La propuesta es tener un millón trescientos mil estudiantes al finalizar el 2015 en el sistema de educación pública de Bogotá. Hay que construir colegios para eso; hay que mejorar instalaciones; hay que contratar docentes para eso. Ese millón trescientos mil estudiantes van a gozar de nuevos elementos en el marco de la gratuidad, vamos a entregar textos a los colegios, dentro de la autonomía escolar de cada colegio. Recuperaremos la autonomía escolar de los colegios, pero adicionalmente las instituciones del distrito vamos a darles uniformes a los estudiantes; que no haya motivo, ni razón de tipo económico para que un padre o una madre de familia saque a su hijo del sistema escolar. Yo aspiro que para noviembre de 2015, podamos darle el cartón de bachiller al primer estudiante que pueda decir a los bogotanos: yo estudié once años gratuitos, no tuve la esclavitud de la pérdida de la educación.

En cuanto a los colegios inseguros y que presentan distintos tipos de violencia. No son los colegios los inseguros, es la sociedad. En ese sentido menciono algunas cosas que abrirían caminos para entender el asunto: En Bogotá hay estructuras criminales del narcotráfico, ramificaciones extendidas por la ciudad; sobre las que no hay operativos contundente por parte de las autoridades. En segundo lugar, hay factores sociales. Los ejercicios serios en la relación entre ingreso y violencia demuestran que hay una correlación entre pérdida de ingresos y situaciones de inseguridad; incluso, después se dan hechos de retroalimentación entre estas dos variables, pero si no se trabaja con los factores sociales, se va a encontrar problemas en la solución de seguridad. Y en tercer lugar, algo que me parece importante, aquí se habla de seguridad, pero tenemos una policía que adoptó funciones militares. La policía colombiana sufrió una deformación, una desviación en sus funciones; la policía no es parte de las fuerzas militares, no debería estar en el Ministerio de Defensa; debería estar ligada al Ministerio del Interior, como parte de una fuerza civil, con el propósito de conciliar la vida entre los ciudadanos. En Bogotá perdimos la policía, y adquirió características de tipo militar. Parece que la política antinarcóticos dictada desde Washington así lo ordenan, y es de esperar que cuando yo sea alcalde, esa policía retome su papel.

El tema de la salud también inquieta, teniendo en cuenta que hace años un hospital como el San Juan de Dios permanece cerrado, y otros hospitales públicos con muchas deficiencias. Cuál es el proyecto que tiene Aurelio Suárez con respecto a la salud.
–Los demás candidatos –dice Aurelio–, e incluyo ahí a Petro, cuando hablan de la salud de Bogotá se olvidan que existe la Ley 100, la ley del paseo de la muerte, y las clínicas como negocio; la ley que tiene unos intermediarios financieros que le extraen rentas al dinero de la vida y de la salud de los connacionales. Aquí hay que mirar es cómo hemos podido defender el derecho a la salud de los bogotanos, en medio de la perversa Ley 100. Bogotá conserva 22 hospitales que hacen a la red pública hospitalaria. Bogotá le ha dado salud gratuita a un millón cien mil personas y adultos mayores que han acudido, sin cobrarles propago ni cuotas moderadoras ni nada. Esa red pública hospitalaria atiende de entrada dos millones cien mil personas; un millón quinientas mil que están en el Sisben, en el régimen subsidiado, y seiscientas mil de los que llaman vinculados, que realmente no son vinculados sino precisamente desvinculados. Esas personas gozan de atención permanente. Y las dificultades que a veces se tienen, es porque las EPS ponen problemas, pero aquí ha habido un juicio a mi modo, sesgado y mal intencionado con respecto a la república hospitalaria y a los programas de salud de Bogotá. No hay en América Latina una capital donde se le vacune a los niños y a los jóvenes con triple viral, neumococos, rotavirus, papiloma humano. Llueven las críticas contra el sistema de salud y se olvidan de la Ley 100 y lo que estamos haciendo. En este momento tenemos más de 430 equipos interdisciplinarios atendiendo programas como salud en su casa, salud al colegio y vamos a llegar a 1.100 equipos; no de 4 personas como propone el candidato progresista, no; tienen que ser equipos interdisciplinarios: médico, enfermera, psicólogo, técnicos nutricionales, etc., que puedan realmente atrapar la enfermedad antes de que llegue a la red hospitalaria. Es lo que llamamos atención primaria en salud, que no puede reducirse a promoción y prevención, sino que implica de muchos otros vectores involucrados en la atención primaria en salud. No le vamos a volver a cobrar a nadie a partir del 1 de enero de 2012, ni propago ni cuota moderadora, que ahora no se les está cobrando a los niños ni a las personas mayores. Los estudios nuestros demuestran que sale más barato no cobrar, en lugar de ponerse a cobrar y a crear malestar. El verdadero derecho a la salud es cuando las personas se presentan como tal, no necesitan la cédula para decir que está enfermo; hacia allá vamos.

El desempleo es un problema serio en el distrito capital, y es uno de los puntos prioritarios del programa que tiene el candidato del Polo.

–Sí, por supuesto –responde el candidato del Polo–. En primer lugar, el desempleo no corresponde exclusivamente al alcalde. Y no es un problema, es la manifestación del problema, y las cosas tienen que combatirse donde se ocasionan. ¿Cuál es la causa del desempleo en Bogotá y de la informalidad laboral? Están originadas en el modelo económico: el neoliberalismo. Ese es el origen primario del desempleo, y las políticas de empleo entendidas en el marco del mismo neoliberaismo.

Vamos a intentar en Bogotá por primera vez, un programa de empleo público con plata del presupuesto. Inicialmente hemos destinado 140 mil millones de pesos e iniciar la creación de 30 mil puestos de trabajo para madres cabeza de familia, desplazados, personas con discapacidad y para jóvenes. ¿Quiénes van a recomendar esas personas y qué van a hacer? Hemos pensado y hemos diseñado que sean las organizaciones locales, no los concejales ni los directorios políticos, las que sobre todo y alrededor del tema de los comedores comunitarios, pueden presentar para enganchar a esas personas que van a desarrollar actividades como: servicios personales, capacitación, formación, servicios ambientales, destapar los alcantarillados cuando hay verano para que no se inunden cuando llueve, conservación de parques, manejo de tráfico peatonal.

Hay expectativas frente al tema de la cultura, en el programa de Aurelio es uno de los puntos programáticos a tener en cuenta.
–Yo tengo una posición crítica frente a lo que en el Distrito se va consolidando como proyecto cultural –dice Aurelio–, están imbuidos del concepto de las empresas culturales, y la cultura quedó reducida al éxito empresarial, entonces lo llaman empresas culturales. Hay que rescatar las expresiones de cultura democrática en música, arte, las distintas expresiones artísticas y las manifestaciones generales de la ciudadanía en este campo. ¿Por qué es bueno rescatarlo? No solamente como una reivindicación de sectores que estén involucrados en estas actividades; no es que la cultura se vuelva un ámbito de diálogo, un ámbito de paz, un ámbito de entendimiento ciudadano. Una cultura en los derechos; yo no creo en la cultura ciudadana basada en la represión a los ciudadanos sobre la base de concebir al ciudadano como malo por naturaleza. La Democracia no es sólo un hecho de justicia, la democracia es necesaria como hecho de progreso. En una ciudad tan desigual como ya lo señalé, en último caso reiterémoslo en términos empresariales: Bogotá tiene 250 mil microempresas y el 97% de las empresas, apenas son propietarias del 14% de los activos, mientras el 3% de las empresas son dueñas del 86% de los activos. No cree usted que vive así, que hoy tiene un millón de personas andando a pie porque no tiene para pagar el pasaje, o que tiene 400 mil suscriptores residenciales a quienes se les ve suspendido el servicio de acueducto al menos una vez al año. O una ciudad donde su energía sube 3 y cuatro veces la inflación en un año, una ciudad como esa no requiere también democracia cultural, para que en medio del padecimiento en que los tiene el neoliberalismo a la mayoría de los bogotanos, podamos tener expresión, que permitan precisamente tener otros parámetros, otras líneas, otras metas para Bogotá. Estamos en un pulso enorme, entre la ciudad global de los negocios que quieren los ocho candidatos, o la ciudad democrática que quiere el Polo.

Información adicional

Aquí está Aurelio
Autor/a: Manuel Giraldo
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