Miles de presos políticos y prisioneros de guerra colman las cárceles del país. Valiéndose de maniobras leguleyas, el Estado colombiano desconoce la vigencia del derecho a la rebelión, haciendo de estos prisioneros “terroristas” o simples delincuentes. La realidad del avance de las negociaciones de La Habana abre la oportunidad para discutir de nuevo ante el país la vigencia del delito político y la necesidad de una solución jurídica que permita su excarcelación.
da. Desde el gobierno Turbay Ayala el delito político está en cuestión, al punto que existen dudas sobre el número real de prisioneros de este tipo en el país, John ¿cuál es la realidad del presidio político en la nación? ¿cuántos son y en qué condiciones asumen sus penas?
JL. El delito político está casi sepultado desde 1997 por fallos de la Corte Constitucional. Yo los invito a que envíen un derecho de petición al Ministerio de Justicia y al Inpec solicitando el número exacto de prisioneros políticos en el país, nosotros lo hemos hecho y la respuesta que nos dieron fue: “en Colombia no existen prisioneros políticos, existen terroristas en las cárceles”.
Pese a esto, diversas organizaciones de derechos humanos calculamos que son alrededor de 9.500 presos políticos los que existen en el país, solo el 20 por ciento de ellos son presos guerrilleros.
Estamos ante una negación de Estado de la existencia de miles de presos que son recluidos por delitos políticos, a pesar que la Constitución reconoce y tipifica el derecho a la rebelión. El Estado debe reconocer el delito de rebelión y sus conexos como aporte a la paz.
da. Se remueve el panorama político nacional: la polémica es si fruto de la negociación, los guerrilleros tendrán que asumir penas carcelarias ó penas transicionales, poco nos preguntamos sobre la condición de los insurgentes que ya se encuentran en prisión, ¿es posible pensar en la amnistía de los presos guerrilleros?
JL. Si la respuesta a los problemas del país fuera la cárcel, este país no tendría problema alguno, en Colombia no le niegan la cárcel a nadie. El hacinamiento en algunos establecimientos penitenciarios llega a superar el 300 por ciento, una población reclusa de alrededor de 140 mil personas, pero es conocido que la cárcel no cumple ninguna función resocializadora. El país merece abrir el debate sobre la política criminal: no solamente los guerrilleros no deberían pagar cárcel, sino que en general todos aquellos que por causa del conflicto están siendo judicializados, procesados o investigados.
da. ¿La amnistía es el primer paso para una reforma al sistema criminal?
JL. Una amnistía como la que propone el Movimiento Nacional Carcelario (MNC) sí. Allí se incluyen la propuesta de una rebaja de penas del 20 por ciento para el conjunto de la población carcelaria. Hay miles de personas que están encarceladas gracias a una campaña de populismo punitivo que incrementa las penas, que crea nuevos tipos penales, pretendiendo solucionar todo con la cárcel.
El actual modelo de justicia va al hecho punible pero no garantiza los derechos de la población, ¿cómo es posible que haya gente que purgue penas de cinco años por robarse un caldo maggi? El problema carcelario no resuelve ni el conflicto ni la violencia en el país, además puede llegar a poner en riesgo el proceso de paz.
da. ¿Justicia Transicional o amnistía?
JL: Necesitamos proponerle al país alternatividad penal, y eso lo saben los presos desde antes del proceso de La Habana, es llevar el derecho a la rebelión a la práctica. Todo conflicto armado en el mundo termina con una amnistía o con un indulto, lo más generoso posible, y el conflicto armado colombiano no debe ser la excepción.
da. ¿La amnistía incluiría a los miembros de la fuerza pública que hayan violado el Derecho Internacional Humanitario?
JL. No pueden equipararse los delitos que comete la fuerza pública con los cometidos por la insurgencia. El Estado tiene un mandado constitucional; las organizaciones defensoras de DDHH nos señalan la existencia de una práctica doctrinaria, y una política de Estado represiva que viola los principios legales sobre los que se erige el mismo Estado.
da. ¿La Corte Penal Internacional es una excusa o una realidad para afrontar?
JL: El Estatuto de Roma y la Corte Penal Internacional –CPI– no pueden seguir tratándose como “el coco” ante el temor a la impunidad. Sin embargo, el paso a dar para superar este miedo es reconocer la figura del delito político a plenitud. Ya lo ha debelado el informe de la Comisión Histórica: el origen del conflicto es político.
La condición del rebelde subsume gran parte de los comportamientos que se han desfigurado con el no reconocimiento del delito político, instalándose dentro del conjunto de la juridicidad internacional. Si lo que se requiere es que no haya impunidad, como condición para la no operación de la CPI digamos la verdad, y ella no es otra que en Colombia existe una cantidad escandalosa de prisioneros por oponerse al régimen.
da. Si ocurriere justicia transicional, ¿qué penas considerarían como justas?
JL. La pena tiene implicito el castigo, la oposición política en el país tiene justeza pese a lo cual es judicializada, 9.500 hombres y mujeres penadas, de los cuales solo un 20 por ciento son guerrilleros, nos habla que aquí se criminaliza el derecho de impugnar al régimen, la mayoría de prisioneros son jóvenes, universitarios y campesinos. Por eso el problema no es solo la justicia transicional, por eso la amnistía debe ser para el conjunto de presos políticos, liberar solo a los guerrilleros es una pequeñez.
La historia de la amnistía a los presos políticos
da. Algunos de los voceros de los procesos de desmovilización del Ejército Popular de Liberación –Epl– y del M-19 insisten en afirmar que su negociación fue corta y a inicios de la década de 1990, entre otras por el temor a la entrada en vigencia del Estatuto de Roma, ¿siente usted que a las Farc-ep y al Eln se les pasó el momento de la paz?
JL. El momento de la paz no tiene tiempos, no es de los noventas, estas dos insurgencias hace décadas incluyen en sus documentos políticos la paz y la solución política al conflicto armado. Hay que apelar a la historia para ver quién ha imposibilitado que los tiempos de la paz se den; venimos de una década de exterminio donde hablar de paz era judicializable, desde los activistas sociales hasta los guerrilleros que en el Caguán hablaron de paz vivieron la represión con tal intensidad que muchos de ellos hoy se encuentran en el presidio.
da. Según Mario Aguilera Peña, uno de los célebres investigadores del conflicto armado, desde el inicio de la República colombiana han existido 200 amnistías, incluso algunas donde se ha sacado de la cárcel al conjunto de los prisioneros, no solo a los políticos, ¿será que al régimen colombiano le gusta mirar afuera para no practicar su propia historia?
JL. Las amnistías no son para escandalizarse, al punto que están instituidas en la Constitución, si vemos nuestra historia no puede pensarse que el final de este conflicto vaya a rehuir a la amnistía, tanto como debe obligarse a que se diga la verdad toda sobre lo que ocurrió en la guerra
da. La amnistía de los presos políticos no es una reivindicación aislada en el mundo, Vascos, Kurdos y griegos la solicitan, ¿qué claves tiene la lucha por la libertad de los prisioneros políticos en el mundo del siglo XXI?
JL. La vigencia es total, incluso la libertad de prisioneros políticos fue el paso clave para el restablecimiento de relaciones diplomáticas, como sucedió entre Cuba y EU. Del mismo modo, en cada país donde existe resistencia existen presos políticos, justamente nosotros estamos concitando al II Encuentro Internacional Larga Vida a las Mariposas donde se va a contar con la presencia de delegados de Kurdistán, del país Vasco, palestinos, delegados de la experiencia de Irlanda del Norte y El Salvador. Además de juristas y Ong’s que reivindican en cada uno de sus países, o han tenido la experiencia, de la amnistía de los prisioneros políticos
da. ¿El posible desde la sociedad civil revindicar en la actualidad la amnistía de los prisioneros políticos?
JL. No solo a los prisioneros políticos, el país necesita la amnistía a decenas de miles de prisioneros, madres, padres, hijos y hermanos que ven en la solución política al conflicto, una salida que les permita reencontrarse, lo dice el MNC que tiene presencia en más de 120 penales del país. Como gesto de paz el gobierno colombiano debería permitir una amnistía general, generosa.
* John León, vocero de la Corporación Solidaridad Jurídica y uno de los referentes de la coalición Larga vida a las Mariposas.
A veces llegan cartas… La paz* La paz, una palabra muy bonita y muy importante. ¿Cómo conseguirla? Hay que buscarla por todos los medios, porque dichosos los constructores de la paz, porque poseerán el corazón de los hombres. Qué hermosos son los pies de los mensajeros de la paz. Dichosos también porque cuando siembran lágrimas se cosecharán alegrías. Hoy, todavía a nuestro pueblo colombiano, el mal nos cerca, y sencillamente sufrimos su contagio omnipresente, no es fácil construir una paz con un paramilitarismo que hacen ronda, con complicidad de algunos de la casta política colombiana. Y no es fácil ser medularmente bueno en un mundo consumidor, donde tanta gente quiere llevar la delantera en todo, aunque sea a costa de pisotear a hermanos de trabajo, colegas, amigos y desconocidos. Se necesita un movimiento revolucionario de verdadera oposición para construir la paz con justicia social. Por eso los revolucionarios tenemos en mente la frase célebre “¡Soy responsable por aquello que no fui, por aquellos que no dejé de ser!” En la lucha revolucionaria, la muerte nos ronda. Hacia ella caminamos, la única cosa cierta, entre las mil incertidumbres de cada día, es la seguridad de la muerte que nos espera en algún recodo del camino, ¿cuál es la fecha, cuál es la hora? Sea cual sea la fecha o la hora, bienvenida sea la muerte donde quiera que nos sorprenda por la libertad y la paz. Cuando ella llegue, estaré preparado, porque los revolucionarios damos la vida por una lucha justa, por esa paz que anhelamos siempre. El pueblo será feliz sólo cuando la vida triunfe sobre la muerte, y la paz prevalezca a la violencia. La defensa de los derechos humanos y el repudio a la violencia deben ser temas constantes. La violencia es un mal inaceptable como solución para los problemas, la violencia destruye la dignidad, la vida, la libertad de los seres humanos. Cuando la economía está mal orientada y mal conducida se vuelve en la principal fuente de injusticias sociales, ya que convierte al hombre en esclavo de los demás hombres. Los modelos económicos deben ser revisados urgentemente, porque esos modelos económicos de esta oligarquía rancia de Colombia están equivocados. Algo imprescindible para la paz y la justicia social es cambiar ese modelo económico. * Cartas de Giovanni Vieira, prisionero de guerra, Farc-ep B/Sur, capturado el 16 de febrero de 2014 en el Caquetá. penitenciaría – Dorada Caldas, febrero 2015. |
A veces llegan cartas… La escuela de la vida* Vivir es luchar, vivir es reaccionar, aunque sea contra toda esperanza. Saber convivir con todo lo negativo que nos rodea es una de las lecciones más difíciles que se deben aprender en los bancos de la escuela de la vida, ¿qué tengo que hacer para descubrir el sentido de la vida y de la muerte? En esta agenda revolucionaria, la vida vence a la muerte, y la propia muerte se transforma en vida. Quien siembra esperanza en los caminos de los hombres, recoge paz y amor en la escuela de la vida. Una de las cosas buenas de la vida o existencia, es vivir cada segundo, como si fuera el último. El mundo no envejecerá en cuanto tú y yo continuemos sonriendo, creyendo y empeñándonos para transformarlo. Lo que mata y envejece es el egoísmo, la prepotencia, la cobardía, la omisión. Desde lo profundo de todo mal que existe, yo creo en el bien, como el vientre de la noche, creo en el amanecer. ¿Por qué llorar por lo que se perdió? ¡Mejor hago valer el pedazo que me quedó! La vida nos machaca, mutila y desafía constantemente, ¿por qué llorar lo que perdimos? Hagamos valer con tenacidad y perseverancia, con fe y gratitud, el pedazo bueno y sano que nos queda. Cuando llueva, en vez de llorar, acuérdate de mí. La soledad me libera y me valoriza, mientras estoy solo creo mi mundo y me basto, pero una persona es siempre un rayo de sol, dentro de la revolución. Siempre hay que seguir buscando la paz con justicia social, para una Colombia mejor.
* Cartas de Giovanni Vieira, prisionero de guerra, Farc-ep B/Sur, capturado el 16 de febrero de 2014 en el Caquetá. penitenciaría – Dorada Caldas, febrero 2015. |
Leave a Reply