
“No es posible tener verdaderos buenos medios sin verdadera democracia y no se puede tener una buena democracia sin buenos, fiables e independientes medios”.
(parafraseando a Alexis de Tocqueville)
Reconocido como un referente de buen periodismo, Noticias Uno es, pese a ello, o precisamente por eso, perseguido y ahora abocado al cierre de sus emisiones. El mes de septiembre nos ha sorprendido con la noticia, dada por el gerente de la productora, de que Noticias Uno, el noticiero del canal televisivo Canal 1 en antena los fines de semana y los festivos, dejará de salir al aire con el agotamiento del 2019, que en octubre ya anuncia su ciclo final.
En sus 18 años en antena, entre 1992 y 2001 funcionaba bajo el rótulo NTC Noticias, el programa ha sido fiel a su lema “La red independiente” y ha demostrado que se puede hacer información seria sin “venderse” al capital o al poder, que tanto da. Su labor ha sido reconocida en diez ocasiones con el premio anual India Catalina de la Industria Audiovisual colombiana al mejor noticiero nacional.
Aunque el canal ha declarado que la decisión de salir del aire es corporativa y los motivos son solamente financieros, parece que detrás de este anuncio hay presiones externas que la motivan. Esas dificultades económicas se presentan por la falta de financiación procedente de anunciantes, y éstos son presionados por otros canales para no inyectar recursos a Canal 1 por contar con un informativo que incomoda.
En las palabras de Ramiro Avendaño, presidente de ese canal televisivo, se puede entrever algo del trasfondo de esa decisión al afirmar que el final del noticiero tiene que ver con “la situación particular de prácticas restrictivas de la libre competencia encontradas en el mercado colombiano de la televisión abierta”. El panorama mediático de Colombia no es transparente ni se desenvuelve bajo la libre competencia. Una muestra de ello es que cincuenta entidades, lo que supone el 75 por ciento de la publicidad del canal, no pueden pautar porque tienen contratos de exclusividad con los dos grandes canales privados. Así lo ha declarado el gerente del noticiero Jorge Acosta.
Noticias Uno no se encuentra entre los programas con mayor índice de audiencia, dicen que apenas un 0,6 por ciento del rating, lo que significa poco más de doscientos mil televidentes, pero en sus 28 años en antena ha obtenido numerosos reconocimientos y premios por la calidad de su periodismo de investigación. Además de los India Catalina, ha recibido el premio nacional Simón Bolívar de periodismo, el CPB del Círculo de Periodistas de Bogotá y el Nuevo Periodismo de la Fundación Gabriel García Márquez en 2010.
Este noticiero fue el que destapó casos como el de la “Yidispolítica”, en el que la congresista Yidis Medina confesaba haber recibido plata por votar a favor de la reelección como presidente del hoy senador Uribe, o el del escándalo detrás de los negocios de la empresa constructora brasileña Odebrecht al obtener grabaciones del contratista Jorge Pizano en las que declaraba las irregularidades en contrataciones de obras con el Estado. Investigación esta última que probablemente provocó la pérdida de la publicidad del Grupo Aval, entidad vinculada a Odebrecht.
Esa gran labor informativa no le ha servido al programa para mantenerse al aire. O tal vez ese compromiso social con el periodismo de verdad es lo que le ha acarreado el cierre. Un programa que se había ganado fama de independiente, riguroso y crítico. Conceptos que en el escenario mediático colombiano son “peligrosos” para la salud de quien los practica.
Según Julián F. Martínez, premio nacional de periodismo Simón Bolívar en 2017 por su libro ChuzaDAS. Ocho años de espionaje y barbarie y exreportero de Noticias Uno, la cancelación de un noticiero que aportaba pluralidad y diversidad a los medios es “un golpe contundente a la columna vertebral de la democracia en Colombia (1)”.
Así son las cosas en este siglo XXI de tecnologías, posverdades y “libertades”. Un informativo que defiende los hechos frente a las creencias, que no “come cuento” con las noticias falseadas (adulteradas) o falsas (que faltan a la verdad de forma premeditada o involuntaria); que no construye la mal llamada opinión pública a partir de las opiniones de quienes mandan, sino que plantea las noticias contrastando las fuentes, poniendo en práctica los cimientos del periodismo clásico, pasará a ser historia cuando amanezca el nuevo año.
Ese es el funcionamiento de la censura hoy. Ya no lo hace a la manera clásica de prohibir o recortar la libertad de expresión, aunque siguen dándose casos como el más reciente de Twitter suspendiendo ciertas cuentas. Actualmente todo es más sibilino, pero más eficaz porque se hace dentro de un sistema que creemos “democrático” que “garantiza” que todo se lleva a cabo dentro de la ley. Aunque esa “ley” sea la del más fuerte. Si no quieres actuar directamente coartando libertades, lo mejor es que lo hagas subrepticiamente de manera indirecta pero exitosa. Presionando a quienes sostienen un programa con sus aportes económicos para que los retiren y así se vea obligado a cerrar.
¿Por qué puede ser molesta la existencia de un programa con tan poca audiencia dentro de un canal que según Kantar Ibope Media, empresa de investigación de medios, apenas alcanzaba en 2018 una cuota de pantalla del 2 por ciento? Porque lo distinto es peligroso, porque la reflexión provoca malestar y porque lo discordante invita a pensar de otra manera y los poderes no quieren que la gente recapacite. Todo eso se acaba eliminando un programa de las características de Noticias Uno, lo que hace que los grandes medios sigan concentrando poder y, en el caso de la televisión, aumentando su cuota de pantalla, “Esa concentración, además, les sitúa (a los medios) a pasos agigantados más cerca de los poderes que de la ciudadanía, lo que dificulta la construcción de una soberanía comunicacional (2)”.
El noticiero que dirige la periodista Cecilia Orozco Tascón “no es un espacio noticioso en el sentido tradicional. Es más bien una unidad investigativa audiovisual especializada en denuncias, que publica historias que otros medios omiten” según recoge la revista Semana (3).
El panorama de concentración mediática y de presiones sobre los medios llamados alternativos (4), no es exclusivo de Colombia. El mundo está en la misma situación al existir seis entidades transnacionales que controlan la comunicación a través de sus miles de emisoras, canales televisivos, medios escritos y editoriales. Ese dominio no es solamente de propiedad y distribución de noticias sino también de creación de contenidos, lo que hace que los discursos dominantes sean los mismos en casi todo el planeta. Como ya dijeran Marx y Engels en La ideología alemana: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época (5)”.
Eliminar un medio es, en cierta medida, matar la verdad o, al menos, eliminar una manera de narrar esas verdades que no siempre nos cuentan y que, a veces, nos acechan. Es una acción más de lo que Aharonian (6) llama la guerra de cuarta generación mediante la cual implantan, de manera hegemónica, los imaginarios colectivos, las narrativas y los discursos y las verdades “únicas”, las suyas.
Si queremos que el periodismo no abdique de la función social que tiene encomendada debemos defender los medios críticos, a sus profesionales y a quienes promueven no sólo la libertad de expresión y de información, sino el no tan demandado y necesario derecho universal a la comunicación. Es una lucha desigual en la que la ciudadanía es David frente al Goliath de las corporaciones mediáticas.
¿Cuál es la verdad detrás del anuncio del cierre de Noticias Uno? Crisis económica de la cadena, presiones políticas, decisión comercial… La verdad es que, si nada lo impide, en 2020 desaparecerá de la parrilla televisiva uno de los programas que ha sido referente del periodismo de investigación en los últimos años. Su producción ha calado en la opinión pública, no solamente por lo que informaban sino porque suponía una confrontación con los poderes dominantes.
A partir de ahí, se producirán posverdades, se lanzarán bulos y opiniones, las más de las veces sin argumentos que las respalden, para pintar del color del interés personal de quien las diga lo que convenga en cada caso. Hoy la posverdad es el arma preferida para la desinformación masiva “el arma de desorientación masiva de la opinión pública que emplean los grandes medios de comunicación y todos los líderes políticos (7)”. Es la manera de mantener ocultas las otras verdades, las que no interesan.
Si aceptamos que el periodismo es “una forma de dirección política, y su carácter de clase está determinado por el de la organización social (8)”, la acción sobre Noticias Uno es una manera de presionar a un medio que ve cercenada su salida al aire por una dirección política determinada por la organización económica que le corta el grifo de los ingresos y blanquea lo que en el fondo es, ni más ni menos, pura y dura censura a la libertad de expresión. Condicionan su existir por excusas económicas de trasfondo político.
Noticias Uno es probablemente el penúltimo ejemplo de cómo el poder ejerce toda su fuerza frente a las voces contrarias al statu quo que no se pliegan a los dictados de quienes gobiernan el mundo, ya sea el político, el económico o el mediático. Una muestra más de cómo los poderes establecidos nos quieren condicionar la existencia e imponernos qué ver, qué escuchar, qué leer y qué pensar. A veces, la subordinación se produce sin hacer ruido y bajo la máscara teatral de la democracia.
Tal vez con el cierre de este noticiero se haga más evidente lo que los grandes conglomerados mediáticos y los poderes financieros se empeñan en negar u ocultar, que la información no es inocente, que las noticias son mandatos de quien gobierna y que el periodismo es, cuando no se ejerce libremente, una forma de dirección social. En este mundo neoliberal, capitalista y competitivo se informa para dirigir, para condicionar conciencias y para crear imaginarios colectivos que no cuestionen el poder.
Libertad de prensa
Decía Lenin que la “libertad de prensa” en una sociedad burguesa, hoy diríamos sociedad capitalista de la información, es la que tienen los ricos, los que detentan el poder, de engañar al resto, a la mayoría excluida y explotada. Algo que todo el mundo sabe pero que “casi todos” silencian y esquivan.
Según la clasificación de la libertad de prensa elaborada por la organización Reporteros Sin Fronteras (9) (RSF) para 2019, Colombia ocupa el puesto 129 de los 180 países clasificados con una puntuación de 42,82 ubicándose en la zona “roja” que reúne a los países con una “situación difícil”. Dicho informe se elabora con un cuestionario conformado por una serie de temas como: el pluralismo, la independencia de los medios, el ambiente en el que las y los profesionales llevan a cabo su trabajo, la posible autocensura que se imponen, el marco legal en el que se desempeñan, la transparencia y la calidad de la infraestructura con la que cuentan en sus labores. En ese trabajo se explica para Colombia que las y los periodistas siguen padeciendo “presiones, intimidaciones, actos de violencia”, en un país en el que los medios tienen vinculación con “grandes empresas y con políticos, lo que pone en peligro su independencia editorial y favorece la autocensura”. En el cierre del documento, esta ONG, bajo el título “Un clima de violencia y autocensura”, afirma que “El nuevo presidente, el conservador Iván Duque Márquez, elegido en agosto de 2018, no ha dado señales que permitan pensar que la situación de la libertad de prensa en el país mejorará”. El caso de Noticias Uno es una muestra más de que la situación de los medios y sus profesionales en Colombia está en riesgo.
Permitir la desaparición de voces críticas en los medios es ceder ante las corporaciones mediáticas que gobiernan el mundo. Éstas terminan siendo “armas de propaganda de un modelo que se resiste al cambio y son el sustento del imaginario imperante en torno a la felicidad proporcionada por el consumo (10)” lo que hace crecer la concentración mediática y el pensamiento único que homogeneiza la ciudadanía y anula la capacidad de cuestionar y rebelarse contra las injusticias sociales. La falta de democracia en los medios y la ausencia del derecho a la comunicación son falencias imperdonables de sociedades que se ven determinadas por la información dominante producida por los conglomerados del eduentretenimiento.
Finley Peter Dunne afirmó en el siglo XIX que la tarea del periodista es “tranquilizar al afligido y afligir al tranquilo”. Un siglo después, también en los EE.UU., el Comité de Periodistas Comprometidos, después de encuestar a varios profesionales de los medios, concluyó que: “El propósito esencial del periodismo es dar a los ciudadanos la información precisa y fidedigna que necesitan para desenvolverse en una sociedad libre”.
Eso es lo que perderemos si consentimos que sucedan cosas como el cierre de Noticias Uno y que hagamos como que no ha pasado nada.
1. “El fin de Noticias Uno: la muerte de la libertad de prensa”. Disponible en: https://www.youtube.com/revelados
2. Chaves, I. y Gordo, R: “La concentración mediática en Colombia. Para descentralizar la mirada”, en Chaparro, M., Espinar, L. y Gabilondo, V. (coords.) (2019): Transparencia mediática, oligopolios y democracia. Salamanca, editorial Comunicación Social.
3. “Noticias UNO: la voz critica que se apaga”, en revista Semana, 8 de septiembre de 2019. Disponible en https://www.semana.com/nacion/articulo/noticias-uno-saldra-del-aire-crisis-economica-en-los-medios-de-comunicacion/630983
4. “Alternativo”, término utilizado en demasía y que no significa mucho pero por el que nos referimos generalmente a los medios que están enfrentados al poder establecido (nota del autor).
5. Marx, K. y Engels, F. (1974). Obras Escogidas. Moscú, editorial Progreso, 3 tomos.
6. Aharonian, A. (2017). El asesinato de la verdad. Concentración mediática, redes y comunicación popular. Bogotá, La Fogata editorial, Periferia y FILA.
7. Taufic, C. (2012). Periodismo y lucha de clases. Madrid, ediciones Akal.
8. Reporteros Sin Fronteras, Informe sobre la libertad de prensa en Colombia disponible en: https://rsf.org/es/colombia
9. Manuel Chaparro en la introducción de Chaparro, M., Espinar, L. y Gabilondo, V. (coords.) (2019): Transparencia mediática, oligopolios y democracia. Salamanca, editorial Comunicación Social.
*Doctor en Comunicación y Ciencias Sociales
Director de la maestría en Comunicación, desarrollo y cambio social de Uniminuto (Colombia)
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