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Brindar la vida por un derecho

Brindar la vida por un derecho

Todo lo normal fue tomado como camino, pero todas las puertas fueron cerradas. Trancadas. No fueron suficientes los reclamos a viva voz ante la patronal. No surtieron efecto alguno las cartas y reclamaciones certificadas ante el ministerio del trabajo. No logró nada el mitin. Tampoco las anteriores 3 huelgas de hambre, las cruxificciones ni los entierros. La indiferencia y la negligencia de las autoridades correspondientes se impuso, y no quedó más remedio. Desde el pasado 26 de agosto, los extrabajadores de General Motors Colmotores (GMC), despedidos injustamente por sufrir de enfermedades profesionales, regresaron, como recurso extremo, a la huelga de hambre, enterrándose y cosiéndose sus bocas. La vida en peligro. La vida por un derecho. Todo ello frente a la embajada estadounidense.

Los despedidos por esta causa suman 200, y completan tres años y dos meses de lucha contra la filial criolla de la multinacional gringa de los automotores.

Entre las enfermedades adquiridas en de-sempeño de sus funciones son múltiples las dolencias e incapacidades: enfermedades músculo-esqueléticas, tendinitis, tendinosis del supraespinoso, hernias discales y problemas del túnel carpiano, todas contempladas como enfermedades de tipo profesional por la Organización internacional de trabajo (OIT) y aceptadas en la legislación colombiana por el decreto 2566 de 2009. Su despido fue justificado en agosto del 2011 por medio de actas fraudulentas que desconocen estas enfermedades como laborales, y desconociendo toda responsabilidad por parte de la empresa, hecho por el cual la Procuraduría sancionó en 2012 a Luis Alvarado Vásquez, inspector del ministerio del trabajo, quien autorizó y colaboró directamente en el despido de los trabajadores.

Dilación tras dilación Hasta el mes de septiembre de 2014 los desmanes de la empresa contra los trabajadores siguen sin ser compensados; la Procuraduría dejó el caso en manos de la Fiscalía general de la nación, institución que pareciera, según los trabajadores, estar empeñada en dilatar el proceso, de lo cual dan cuenta los 6 cambios de fiscal responsable del mismo, y la ausencia de un pliego inicial de cargos en contra de la GM.

Buscándole salida a esta situación, los otrora trabajadores, representados en la Asociación de Trabajadores y extrabajadores enfermos de GMC (Asotrecol), reclamaron en 2012 la presencia de un organismo internacional que sirviera de mediador; éste papel lo desempeñó en septiembre de ese mismo año el ente norteamericano del servicio federal de mediación y conciliación, pese a lo cual –y luego de 3 días de negociación– las partes no alcanzaron ningún acuerdo. Desde entonces la empresa no ha aceptado otro escenario de diálogo.

Las únicas “soluciones” planteados por parte de la empresa ante estos reclamos se reducen a un proyecto de “re-cualificación y proyección empresarial”, que tiene la intención de convertirlos en vendedores ambulantes de comidas rápidas, iniciativa calificada de indignante y miserable por Asotrecol, teniendo en cuenta que el trabajador que menos tiempo laboró en la compañía le dedicó a la misma 7 años de servicio.

Como si esto fuera poco, los extrabajadores terminaron amenazados por parte de la vigilancia de la embajada, transformados en objeto de acoso e intimidación mediante la presencia permanente de agentes con cámaras y micrófonos que los monitorean día y noche.


 Exigencias mínimas

Los trabajadores despedidos y desconocidos en sus derechos, demandan:

1) Reintegro y re ubicación en la empresa a oficios que se ajusten a sus discapacidades físicas,

2) Re-entrenamiento técnico para dichos puestos y,

3) El pago de los salarios dejados de percibir desde el momento del despido hasta el momento en que sean reintegrados.

 

Dispersión

Existen dos sindicatos históricamente en la empresa, pero actualmente estos no alcanzan a representar el 50 por ciento de los trabajadores para que puedan negociar una convención colectiva que los cobije a todos como dicta la ley; y ni siquiera llegan al 33 por ciento como para acordar una convención colectiva que les aplique a ellos mismos o para poder votar una huelga.*

* La última huelga que tuvo la empresa se presentó a mediados de 1990, cuando el sindicato era mayoría, coincidencialmente antes de la llamada “apertura económica” y la famosa ley 50.


 

¿Por qué frente a la embajada estadounidense?

La GM es una de las empresas insignia de los Estados Unidos. Está registrada como una de las compañías históricas de la industria automotriz a nivel mundial. Su utilidad neta para el año 2013 ascendió a un total de 3.800 millones de dolares1, su mayor accionista es el mismo gobierno norteamericano, el cual la salvó de la bancarrota en la crisis del 2008 mediante la polémica utilización de fondos de pensión. Para el caso colombiano, su ensambladora filial, Colmotores, con instalaciones en Bogotá, reportó para el 2012 utilidad neta de hasta 3.6 billones de pesos,2 de las cuales a los trabajadores promedio solo les correspondieron entre 2 y 4 salarios mínimos mensuales.

General Motors, con su filial criolla, muestra en sus políticas contractuales una clara tendencia anti sindical: antes de la firma de los tratados de libre comercio, como era común, contrataba por medio de cooperativas de trabajo asociado y bolsas de empleo, ahorrándose prestaciones sociales, riesgos para la empresa, problemas con trabajadores y negociaciones con sindicatos.

Luego de la firma de los tratados comerciales, en especial con Estados Unidos, le imponen al gobierno colombiano la abolición de la contratación por medio de las cooperativas ya mencionadas. La maniobra no da espera: Colmotores, entonces, contrata a sus trabajadores a termino fijo o por prestación de servicios; en la actualidad cerca del 90 por ciento de ellos están sometidos a esta modalidad, la que los somete a la indefensión y la inestabilidad laboral. Además, en la actualidad rige en la empresa un pacto colectivo al que asisten 5 representantes de los trabajadores, elegidos por relaciones de afinidad con Colmotores, al cual todo trabajador nuevo debe acogerse de manera obligatoria.

¿Y los derechos de los trabajadores? Asotrecol le exige al gobierno norteamericano, a su empresa GM y al gobierno colombiano que cumpla sus mismas leyes y que respete la dignidad del trabajo en todos sus niveles, así mismo hacen un llamado a todos los sindicatos de Colombia y al país en general. ya que se sienten abandonados por sus propios compatriotas. Su mayor y casi único apoyo proviene hasta ahora de las bases del sindicato de la matriz en Detroit de la GM en Estados Unidos, la United Auto Workers.

Todo esto sucede mientras el presidente Juan Manuel Santos y los grandes medios de comunicación enarbolan la cifras de crecimiento de nuestro país en los últimos años, jactándose de disminuir las cifras de desempleo a un solo dígito, al tiempo que enuncian las innumerables ventajas de los acuerdos comerciales con el capital transnacional.

1 http://media.gm.com/media/mx/es/gm/news.detail.html/content/Pages/news/mx/es/2014/feb/0206-earnings.html
2 http://www.larepublica.co/empresas/colmotores-y-sofasa-sumaron-ventas-por-5-billones-seg%C3%BAn-el-balance-de-la-supersociedades 

Información adicional

TRABAJADORES GENERAL MOTORS
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