Sin perder de vista, el primer intento de asaltar el cielo en la Comuna de París, y el episodio de solidaridad mundial con la lucha del pueblo vietnamita, la consigna ¡Proletarios de todos los países, Uníos!, bajo el ejemplo de las revueltas obreras en 1934, tuvo y ha tenido su máxima expresión humana e intelectual, con ocasión de la guerra civil española (1936-1939) y las Brigadas Internacionalistas dispuestas al combate por la libertad. Voluntarios extranjeros en número, entre 40.000* y 59.480** de 53 países.
Con arriesgo de la tradición, postura ‘sistémica’ y no autocrítica, en los análisis de izquierda; la Guerra Civil española alcanzó más compromiso y mapa, en los imaginarios por una sociedad revolucionaria, que todo el resto de las épicas contra el capitalismo en sus fases de globalización.
Fue una guerra que desencadenó en su ambición, Francisco Franco, el déspota general de ejército y dictador, alzado contra el gobierno republicano, democráticamente elegido del presidente Manuel Azaña, en las elecciones generales del 16 y 23 de febrero de 1036, al grito y las banderas del Frente Popular (republicanos, nacionalistas catalanes y asturianos, Central Nacional de Trabajadores, comunistas, socialistas, y el Partido Obrero de Unificación Marxista, Poum), con Francisco Largo Caballero como presidente del Consejo de ministros y Ministro de la Guerra. Antecedente un tanto olvidado, de la elección en 1950 de Jacobo Arbenz en Guatemala, y de Salvador Allende en Chile ‒Asturias 4 de septiembre 1970.
Una página con desborde de todas las pasiones, de heroísmo y de tragedia. Guerra que desde el bando de la Segunda República, enfrentó a la falange derechista, a la intervención con tropa del fascismo italiano, bajo el poder de Benito Mussolini; y al apoyo y bombardeo nazi de Hitler, que en su descarga más conocida, lanzó muerte sobre la tierra vasca. Un crimen que Pablo Picasso pudo inscrustar en la memoria por los años, con un arte que conmueve. Con los trazos de luz y oscuridad de su mural Guernica: blancos, grises y negros, y unos ojos ante todos los espantos –que una connotada izquierda descalificó, con reclamos de composición y de formas en “realismo socialista”.
La respuesta armada de los demócratas republicanos, patriotas españoles y militantes revolucionarios, en convocatoria legítima a su pueblo; tuvo eco en 1.200 cubanos y 600 argentinos Brigadistas. Llegó a un gran número de origen judío, cuyo combate contra el franquismo, iba de la mano en su lucha contra el creciente antisemitismo que ascendía poder en Europa. También alentó la participación de voluntarios, desde Colombia, Chile, México, Costa Rica. Asimismo, de Abisinia, Polonia, Albania, Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Suecia, Suiza, Holanda Rumania, San Marino y Nueva Zelandia. Desde Francia llegaron más de 10.000, incluídos obreros mecánicos de la Renault y la Citrōen. Desde Alemania y Austria cerca de 5.000. Desde Italia 4.000. Y, 2.500 británicos, 2.000 estadounidenses, 1.700 yugoeslavos y 1.500 canadienses. También llegaron árabes y abisinios, hindúes y chinos, argelinos y sudafricanos. Con noticia, desde París arribaron.
Guerra civil española, con más compromiso y extensión más grande que todo el resto de las épicas. Una afirmación que aguanta. Aun, ante el hecho de que en una correlación del mundo y una geopolítica diferentes; el factor de retaguardia segura, de apoyo con artillería pesada y solidaridad con Vietnam, se mantuvo a toda costa, por parte de la Urss y China –en medio de su rompimiento, desde 1958. Ambas potencias protegieron de la CIA y el Pentágono, una secreta línea fronteriza, para el aprovisionamiento estratégico y el triunfo del Vietcong y la revolución vietnamita.
Como retrato del germen social, y de la profundidad y calidad del conflicto; la Historia señala que en Octubre de 1934, la CNT, la Alianza Obrera, la UGT y el Psoe, convocaron a la huelga general revolucionaria en Asturias. Intento derrotado y reprimido con saña, que sumó 1.400 muertos en las fábricas y barricadas, y 30.000 encarcelados que desbordaban las prisiones.
¡No pasarán!, emotividad: sin rectificación ni análisis concreto
La causa obrera, republicana y antifacista, tuvo en España, el abrigo y clarín de la revolución bolchevique, y de los resultados económicos en industrialización y colectivización de la URSS. En todo caso, urge una pregunta grande, que correlación de fuerzas militares existían cuando la sublevación fascista avanzó sobre Madrid. Largo Caballero niega una orden de movilización general y subestima la fortificación y obras de defensa de los puntos altos “posiciones dominantes”.
Primera gran derrota…, un enunciado que abre camino para otro, con consecuencias en la credibilidad para construir y acumular una alternativa radical: ¿Constituye la derrota de la Segunda República, el comienzo de la caída del “socialismo real”? Si no, ¿en qué momento se torció el mundo, a un periodo de unipolaridad-imperialista, que tiende a superárse ahora?
* Hugh Tomas. La guerra civil española 1961. Ruedo Ibérico
** Andreu Castells. Historiador
Ante la pregunta difícil, porqué la II Segunda República perdió la Guerra
En la búsqueda de respuesta, un recurso aproximado puede ser, la lectura de unos apartes (Pág. 176 de El Hombre que amaba los perros, del escritor, novelista, guionista, periodista y crítico nacido y residente en Cuba, Leonardo Padura)
“–Ya me sé de memoria ese cuento del tiempo, Caridad.
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