Una singular jornada de movilización experimentó el Chocó durante el pasado mes de agosto. Más del 10 por ciento de su población se movilizó en las calles de su capital –Quibdó–, y en cada uno de los municipios del departamento. Negociar ante un Paro Cívico robusto y unificado, fue la única alternativa del gobierno nacional. Los alcances de la protesta quedaron por refrendarse en un Conpes que debe ser presentado en los próximos meses. Los resultados del paro traen de vuelta la esperanza y nuevos aprendizajes respecto a la pertinencia de la movilización social como último recurso para exigir los derechos.
El Paro Cívico del Chocó, iniciado el pasado 17 de agosto y extendido hasta el 24 del mismo mes, es uno de los más grandes procesos de movilización regional emprendidos en el último año. Su masividad, el gran consenso en torno a la protesta (ver pliego1), así como los resultados obtenidos (ver acuerdos2), dan cuenta de un proceso poco común entre las numerosas protestas que toman cuerpo, mes a mes, en el país.
El descontento que comenzó a evidenciarse en las calles de Quibdó, con la marcha del 20 de julio de 2016, tal como lo había planeado el Comité Cívico por la Salvación y la Dignidad del Chocó3, derivó en una gigantesca movilización que en una sola jornada sacó a las calles a más de 60.000 personas en torno a un pliego de peticiones construido por los habitantes del departamento.
El Chocó dijo no más a décadas de abandono estatal que lo han conducido a ocupar las últimas posiciones en términos de indicadores socio económicos4 en el país, a poseer las peores condiciones en infraestructura, atención médica y servicios públicos, educación, entre otros indicadores5. Lo múltiple y lo difundido de estas afectaciones en todos los segmentos sociales es indudablemente una de las variables que contribuyó a que cuajara un amplio consenso, un total acuerdo frente a la alternativa de movilización como único recurso para exigir los derechos, ante el agotamiento de todos los demás mecanismos.
Pero eso no fue todo. La participación de instituciones embestidas de autoridad ante la sociedad, la naturaleza de la organización que lideró la protesta, así como la estrategia de negociación empleada, contribuyeron a darle una identidad histórica a esta movilización, que puede considerarse como un ejemplo y un referente para las protestas que se perfilan para los próximos años en Colombia.
Para precisar la dinámica que comportó esta jornada de lucha, el periódico desdeabajo habló con Feliciano Moreno, miembro del Foro Interétnico Solidaridad Chocó y del Comité Cívico, quien aporta una lectura del paro “desde adentro”, sobre sus principales características, alcances y logros que hicieron de esta una movilización particular.
Un líder comprometido con el Chocó
desdeabajo –da– ¿Cómo empezó a fraguarse esta movilización en el Chocó?
Feliciano Moreno –F.M.– El detonante fue el producto de los quince muertos en la carretera Quibdó-Medellín el pasado 9 de junio; para nosotros fue indignante que el gobierno nacional ni siquiera hiciera presencia para manifestar su dolor o algo al respecto; para ellos del dolor desprendido de esa desgracia no valía la pena, parecía que no eran colombianos. Eso fue fundamental, allí empezamos a decir que no valía la pena celebrar un 20 de julio si a nosotros el gobierno nacional no nos tenía como colombianos, porque no nos daba la igualdad de condiciones y empezamos a crear ese gran movimiento, ese gran Comité donde a partir de esa fecha nos identificamos con la bandera del Chocó y no con la bandera de Colombia.
da. El Comité Cívico por la Salvación y la Dignidad del Chocó, la organización ciudadana que lideró el paro, es bastante particular ¿podría explicarnos algunas de sus características?
F.M. Este Comité es amplio, para efectos organizativo tiene un coordinador y un secretario, compañeros con gran experiencia. El Comité solo surge en los momentos coyunturales, cuando los compañeros así lo convocan. Una cosa importante es que allí no hay requisitos, cuando empieza esta gesta las personas se van enamorando del proceso.
Al interior del Comité hay diferentes expresiones políticas, pero tenemos un concepto muy claro y definido: una vez se esté en el Comité, las directrices, los colores y las camisetas políticas de los partidos se quitan. Es decir, tú estás en el Comité, pero te tienes que quitar la camiseta partidaria porque está totalmente prohibido sacar dividendos políticos, de la dinámica que el Comité tiene, para un partido político en específico. Esto es muy bueno porque aquí lo que brota es el sentimiento chocoanista, el sentimiento de clamor de justicia, el sentimiento de buscar igualdad social, el sentimiento de reclamar al Gobierno todas esas injusticias con el departamento del Chocó, y ese es el lenguaje que utilizamos […]. Estuvimos casi tres meses trabajando continuamente por amor al Chocó, estos son los requisitos: esa disposición, disponibilidad –en el poquito tiempo que tenga–, y amor al Chocó.
da. En el momento de la negociación, el Comité de Solidaridad generó una estructura peculiar de decisión, ¿cómo funcionó este mecanismo?
F.M. Bueno, los comités se organizaron de acuerdo a temas, por ejemplo, había una comisión en salud, había otra en infraestructura, etcétera., había una comisión de diez personas, de quince personas, todos los que sabían el tema, dentro de esas personas se elegían cinco que eran los que iban a negociar con el Gobierno, pero de las cinco había un solo vocero. La idea era que ese vocero(a) era él que iba a poner en la mesa lo acordado y los insumos que ya se tenían, en cualquier momento que ese vocero, de pronto, olvidara algo que ya habíamos acordado en cada uno de los temas, pues entonces los otros cuatro compañeros que estaban allí aportaban, de tal manera que pudiera sustentarse los temas de una manera técnica, de una manera política y de una manera estratégica. Esos fueron los componentes que utilizamos, y esa metodología fue en todas las mesas, máximo quince personas y de esas salían los voceros y salía la comisión. Después de tres días de negociación, donde las comisiones entablaban negociaciones por cinco, seis, siete horas, nuestros delegados llevaban el informe de lo alcanzado a la asamblea, y ésta daba la última palabra. Posteriormente se le informaba al pueblo.
da. ¿Qué tan significativo e importante fue el apoyo de la Diócesis de Quibdó?
F.M. La Diócesis de Quibdó tiene una particularidad, en relación a las otras diócesis del país, y es que es muy cercana al pueblo. Es una Diócesis con unos principios y unas funciones pastorales cuya principal misión está orientada a luchar por esa gente oprimida en el departamento del Chocó. En ese orden de ideas, ese contacto con lo social, y con las comunidades, llevaron a que se identificara plenamente con las peticiones demandadas […]; el Obispo estuvo en todas las marchas, intervenía en los momentos claves de concentración de la gente, y esto fue supremamente determinante; también es histórico haber tomado la decisión de suspender las misas. El día que empezó el paro, a las tres de la mañana, se tocaron las campanas en todas las iglesias, mientras estábamos en paro hubo solo una misa los domingos; ahora el Obispo es garante del cumplimiento de lo acordado. El acompañamiento de la Diócesis sigue y el pueblo así lo notó, así lo calificó y así lo valoró.
da. ¿El apoyo de la Diócesis al paro fue similar al apoyo del gobernador y de los alcaldes municipales?
F.M. Como sucede normalmente, se escudan en que son funcionarios públicos, en tal calidad –ya que de una u otra manera dependen para su gestión del gobierno nacional–, casi siempre se salen por la tangente, ellos terminan colocándose más al lado del Gobierno que del lado de las comunidades. Es decir, yo no puedo tirarme de enemigo al Gobierno, no lo puedo enfrentar porque mi gestión puede depender de la voluntad política del Gobierno, entonces uno hasta cierto punto logra entender esa posición, pero hay momentos donde uno le hubiese gustado que tuvieran un papel más protagónico. El Gobernador y el Alcalde (de Quibdó) bajo los cuidados que ellos como funcionarios tenían que tener, siempre tuvieron como la voluntad de apoyar las justas causas que se venían levantando.
da. Durante el paro salió a flote el tema de la corrupción del Chocó, ¿cree usted que esta ha sido otro de los determinantes de la situación que hoy vive el departamento?
F.M. Lo primero es decirte que la corrupción administrativa es en todo el país, por desfortuna en el departamento del Chocó, por no contar con ninguna empresa privada, donde no hay fábricas, se nota más porque la fuente de empleo mayoritaria es el Estado, las entidades públicas. Yo, particularmente, utilicé un lema dentro del proceso del paro, era que cuando las personas querían como meterse por el lado de que el problema era de los nuestros, pues dije que no estábamos haciendo un paro por lo poco que nos habían dado, sino por lo mucho que estaban por darnos.
La responsabilidad es compartida, es compartida porque inclusive nosotros dentro del paro en ningún momento quisimos encubrir o justificar la corrupción administrativa de nuestros mandatarios, no, esa no es la idea. Sino que en este momento no estábamos haciendo un paro contra la corrupción interna, sino frente a todo lo que el Estado nos ha negado, y a partir de allí tendrán que salir responsables. Entonces, si el Estado da un aporte a nivel nacional para determinadas obras, y si tiene unas entidades de control, si los órganos de control locales no están dando resultados, entonces que desde lo nacional empiecen a retomar el tema.
da. Hay quienes ponen en tela de juicio el alcance del Paro, quienes dudan que el paro haya sido en realidad “departamental”, ¿qué puede decirnos al respecto?
F.M. El paro era departamental, se decretó en todo el departamento y por ende en todos sus municipios hubo cese de actividades. Teniendo, lógicamente, mayor impacto en los municipios más grandes, llámese Istmina, Quibdó, pero definitivamente el Chocó estuvo paralizado completamente por tierra, por agua, por aire, la parálisis fue total. Claro, lo que pasa es que, como puede entenderse, la noticia siempre se concentra y se cubre en las cabeceras departamentales y en los municipios más grandes, pero los reportes que nosotros teníamos como Comité Central del Paro Cívico es que en todos los municipios se movilizó la gente el día 17, y quedaron en cese de actividades permanente.
da. Podría contarnos algunos de sus recuerdos gratificantes del Paro Cívico Departamental en el que usted participó
F.M. Lo que uno recuerda es que cuando el pueblo se une no lo detiene nadie. Es inolvidable lograr que en torno a un llamado justo se hayan presentado acontecimientos históricos como movilizar más de 60.000 personas en las calles de Quibdó, y a eso agregarle lo de todos los municipios, esas son cosas que no se pueden olvidar, que las recuerda uno de una manera grata.
1 https://www.desdeabajo.info/colombia/item/29526-lanzado-el-paro-civico-indefinido-en-el-choco.html
2 https://www.desdeabajo.info/colombia/item/29539-antes-que-extinguirse-se-fortalece-paro-en-el-choco.html
3 https://www.desdeabajo.info/colombia/item/29312-sin-precedentes-la-marcha-del-20-de-julio-en-el-choco.html
4 Ibíd.
5 “El Departamento presenta bajos indicadores de condiciones básicas de vida con relación al país, con un índice de pobreza extrema de 39.1% y de 65.9 % de pobreza, frente a los índices nacionales que son de 8.1 % y 28.5%; sobre las Necesidades Básicas Insatisfechas NBI en el Chocó es de 79.2%, mientras en el país es de 27.7%. La esperanza de vida en el Chocó es 70.64 años, mientras que el promedio nacional es 76.15. El 79% de los habitantes de Chocó presenta al menos una necesidad básica insatisfecha, mientras que a nivel nacional este indicador es del 27.6%. El indicador de calidad de vida es el más bajo del país (58 puntos frente a un promedio nacional de 79)”: Tomado del Plan de Desarrollo Departamental del Chocó 2016–2019, “Oportunidad para todas las subregiones”.
Leave a Reply