Cuando se habla o escribe de la revolución rusa, por lo general la referencia apunta hacia el movimiento obrero o campesino, a los soviet o al Posdr, pero casi nunca al movimiento estudiantil o al barrial; es como si ellos no hubieran existido, como si no hubiesen desempeñado papel alguno en la revolución, por lo cual son tratados como algo secundario y sin valor alguno.
Sin embargo, el movimiento estudiantil fue el precursor de la lucha revolucionaria que sacudió los cimientos del imperio zarista a finales del siglo XIX. Podría decirse, incluso, que con sus luchas se inició la revolución rusa, armando el torrente de 1905. No es exageración, pues fueron las asambleas estudiantiles uno de los lugares que dieron origen al soviet. Corresponde también a este movimiento el periodo del terrorismo, del socialismo democrático, del inicio del marxismo y de la construcción de los partidos revolucionarios en Rusia.
Fueron los debates y luchas de los estudiantes universitarios en 1899 el inicio de todo, o de casi todo lo que sería un poderoso movimiento revolucionario que con avances y retrocesos llegaría a 1905, 1907, a la represión y el reflujo revolucionario que solo superaría su sequía en 1917.
Los albores
En sus inicios, la oposición al zarismo estuvo en la universidad, y en cierta forma debía ser así pues allí confluían profesores, estudiantes y expulsados politizados bolcheviques, mencheviques, anarquistas, feministas, social-revolucionarios y liberales radicales. Los intelectuales y parte de la intelligentsia se expresaban en la Universidad, la que desde 1864 poseía un estatuto orgánico que le daba bastante autonomía. En el Imperio Zarista para 1870 existían diez universidades y escuelas que enseñaban filología, derecho, medicina e ingeniería, y también teología. Según historiadores, eran 35.000 los estudiantes, en su abrumadora mayoría “intelectuales pobres”, nada que ver con la intelligentsia. Eran hijos de sacerdotes, de burócratas, de comerciantes y campesinos; los nobles hereditarios eran la minoría igual que los judíos.
El gobierno necesitaba gente instruida pero no radical, por eso perseguía a los estudiantes, organizados o no, que tenían ideas por fuera de lo tradicional.
Después del asesinato del Zar Alejandro II el gobierno revisó los estatutos y recortó la autonomía universitaria, prohibió que los profes nombraran el rector, prohibió las organizaciones estudiantiles, colocó a las Universidades bajo la dirección del Min educación, nombró como responsable de la disciplina a un externo estatal que hacia las funciones de policía. La tasa se fue llenando cuando el gobierno nombró como Min educación a un conservador intransigente e indolente, el señor Mijail Bogolepov, que logró apaciguar los ánimos entre 1887-1890.
La tasa se llenó el día de la celebración del aniversario de la Universidad de San Petersburgo, que incluía fiestas y rochelas por las calles, las cuales no le gustaron al gobierno; dada la condición de Rusia cualquier acción callejera era tratada con dureza, lo que la convertía en un hecho político, así no lo fuera. Los policías reprimen, los estudiantes se defienden, y luego celebran asambleas durante dos días para ir a la huelga general si la policía no le respetaba sus derechos.
El movimiento queda en manos de los “radicales” dirigentes revolucionarios que posteriormente fueron miembros del soviet de Petrogrado (San Petersburgo). Para la conducción del movimiento se constituyó un Comité Organizador desde donde enviaron delegados a las otras universidades para cohesionar el movimiento. La mayoría de las universidades se unieron al llamado de huelga, en la que participaron 25.000 estudiantes exigiendo respeto a sus derechos y en contra la brutalidad policial. El Gobierno arrestó a los dirigentes del movimiento; se integra la comisión Vannovsky que logra levantar la huelga, y el retorno a los estatutos de 1864.
Los revolucionarios llaman a los estudiantes a seguir en las protestas, pues lo sucedido era una muestra de lo que significaba el régimen opresivo y, por lo tanto, la tarea era luchar por derrocar el zarismo. Sin embargo el Gobierno decidió en 1899 castigar a los estudiantes revolucionarios con el servicio militar. En 1900 son expulsados dos estudiantes de la Universidad de Kiev, lo que detonó una vez más el movimiento; en respuesta el Gobierno ordenó que 183 estudiantes fueran llevados a prestar servicio militar. La U. de San Petersburgo entra en huelga de solidaridad y la respuesta gubernamental es llevar 23 estudiantes a la leva. Acto seguido un activista social-revolucionario mata a tiros al min educación, Bogolepov, responsable de las medidas represivas.
Estos hechos iniciaron otra fase del movimiento revolucionario en Rusia. Las huelgas y marchas se recrudecen por todo el país. Vannovsky es nombrado min-educación, para calmar la situación de huelgas en Varsovia, Járkov, Moscú y otras universidades –en donde centenares de estudiantes habían sido expulsados–; para lograr el propósito para el cual fue nombrado trata de resolver la situación con concesiones, pero el movimiento ya estaba en su apogeo. Las universidades se van convirtiendo, paulatinamente, en centros de agitación política estudiantil, obrera y popular.
Los Zemstvos (organismo de autogobierno provincial) entran en agitación y en 1902 un estudiante radical mata a tiros al min-interior Sipiauguin generándose una oleada represiva de grandes proporciones por orden de Plebe, sucesor del asesinado Ministro, incluyendo el progrom antijudío de 1903 en Besarabia. Esa arbitrariedad dio lugar, entre otras cosas, a la fundación de un frente de lucha llamado Movimiento de Liberación.
Al mismo tiempo que toman forma sindicatos organizados y dirigidos por la policía –llamados Zubatovshchina, por el nombre de su fundador–, los Zemstvos celebran congreso nacional y realizan campañas de banquetes pidiendo democracia representativa, parlamento y Constitución; otros pedían Asamblea Nacional Constituyente. Para colmo de males para el zarismo, Rusia pierde la guerra contra Japón lo que agudizó su situación política y social.
Hay agitación y nuevas organizaciones, pero sin trascender la lucha a niveles cualitativamente diferentes. Pero se prende la chispa. La calma chicha fue rota por la masacre de obreros y pobladores de barrios populares en San Petersburgo el 9 de enero de 1905, “el Domingo Sangriento”, que puso en movimiento a toda Rusia. Huelgas obreras, protestas de estudiantes universitarios y de secundaria, de barrios populares, de la burguesía. El gobierno ordena cerrar todas las universidades durante el año de 1905. En esos meses ocurrieron varias masacres de obreros, como la de Odesa. En febrero de 1905 el Gobierno llama a delegados obreros a negociar y ellos celebran asambleas para tal fin: estamos ante el gérmen del soviet de San Petersburgo.
El Gobierno saca el Manifiesto de febrero, concediendo la Duma de Estado (asamblea consultiva), lo que da paso a una impresionante campaña de peticiones o demandas de todas las clases y sectores sociales. En este periodo surgió la Unión de Uniones impulsada por los liberales radicales, eran organizaciones de todas las profesiones por derechos políticos.
Pero la realidad era que los liberales burgueses, atemorizados por la revolución, no hacían nada; su pasividad propicia que en septiembre de 1905, una vez más, entren en escena los estudiantes. En respuesta el Gobierno concedió cierta autonomía, aprovechada por los revolucionarios para convertir los recintos universitarios en centros de agitación obrera y popular. Se realizaron asambleas nacionales para votar, si o no, al reinicio de las clases, ganando la reanudación pero con la concesión de que los activistas, fueran o no estudiantes, podían usar la universidad como centro de agitación política.
Los mencheviques, anarquistas, bolcheviques, social-revolucionarios, todos estaban de acuerdo en transformar las universidades e instituciones de educación superior en lugares de reuniones populares y mítines políticos. De manera paulatina los obreros fueron llenando los salones de clases para los debates con los estudiantes. Suceso acaecido, en parte, por la influencia de los estudiantes revolucionarios se iniciaron las huelgas en toda Rusia.
De septiembre a mediados de octubre las universidades fueron el centro de coordinación de la lucha huelguística, de los debates políticos, de las orientaciones, de la organización de las brigadas de agitación. Se dice que durante ese lapso miles de obreros, habitantes barriales, campesinos y estudiantes, hombres y mujeres, participaron en los mítines políticos y cursos de educación política. Una razón para que esto sucediera: la universidad era la única institución donde la policía no podía entrar.
Es de esta manera como en 1905, las universidades rusas se convirtieron en alternativas de poder, gérmenes activos de lo que fue llamado el soviet, después de octubre el Soviet de Petrogrado. La universidad de San Petersburgo y el instituto Tecnológico, jugaron un papel muy importante en la huelga general de octubre de 1905.
Los datos y cifras fueron tomados de:
Carr Hallett Edward, 1917, Antes y después (La revolución rusa), Sarpe, Madrid, 1985.
Kussow Samuel, “the Russian University in Crisis, 1899-1911”, tesis doctoral Universidad de Princeton, 1976, también del mismo autor otro texto del mismo tema, 1986. El texto más completo sobre el tema.
Pipes Richard, La Revolución Rusa, 1990, 2016, Debate.
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