
Los muros de la estación Avenida Primero de Mayo, al sur oriente de Bogotá, cuentan parte de la historia de la localidad cuarta de San Cristóbal, la cual habla y camina soñando en medio de colores. El Colectivo Arto Arte invita a conocer esta obra y al mismo tiempo preguntarse por la ciudad y su historia.
Camina soñando es una intervención mural que se pretende convertir patrimonio local por la forma en que se construyó su concepto y todo el contenido histórico y de identidad que carga consigo. La propuesta de mural fue creada por habitantes de la localidad Cuarta de San Cristóbal, en un ejercicio de reconocimiento propio, de la historia local y sus elementos de identidad; de aspectos personales y naturales que hacen sentir su paisaje, su historia, su trasegar y su construcción.
Como muchas localidades y regiones del país, la historia y construcción de la localidad de San Cristóbal está trazada por el trabajo familiar y obrero –generalmente explotado–, de miles de personas que trabajaron sin descanso en los chircales, para llenar de ladrillos –trabajados por mucho tiempo de manera artesanal– el proceso de modernización y de construcción de la ciudad.
El paso del tiempo dejó en el olvido esta historia de las fábricas de ladrillo artesanal que existían entre la primera mitad de siglo XX (años 50), de las cuales quedan cuatro buitrones (chimeneas gigantes), que representan ese portal inter dimensional del pasado al presente. El proyecto Conectando Primero de Mayo (1) del Colectivo Arto Arte (2), posibilitó volver a rememorar esta historia.
Tejiendo memoria en comunidad
Esta propuesta colectiva contó con el apoyo de los habitantes del barrio Sosiego, quienes abrieron sus puertas para generar espacios de diálogo amenos y en confianza, donde muchos se enteraron de algunos aspectos de la historia local y así mismo se construían algunas pistas de lo que configura la identidad local, mediante el auto-reconocimiento, y el reconocimiento de la colectividad de la que se hace parte.
Conversar acerca de la identidad llevó a identificar esos elementos que parecieran permanecen inmutables en el tiempo y que llevan a afirmar la vitalidad del espacio cohabitado como el territorio, y dentro de este las montañas, el río Fucha, el clima frío, la música y sus habitantes, que muchas veces cuentan con una historia común, la misma que hace parte de una lucha permanente por el reconocimiento de los derechos que se expresa en la cantidad de organizaciones sociales y de carácter artístico y cultural que brotan como las plantas de páramo de la localidad.
Es así como la historia de un mural pasa a ser parte de la historia de la localidad, con las montañas de lienzo, que representan la permanencia del pasado en el presente y sobre el cual se sigue construyendo. Allí, en ese mural están los colores de la vida y del recuerdo, la memoria que se mantiene a pesar del tiempo, que fluye sin detenerse, y de esta manera van apareciendo los cuadros de lo que somos y lo que hemos venido siendo, como una historia que se construye con fotografías que nos cuentan de nosotros mismos.
Camina soñando
Los personajes principales del cuadro son la vida del agua que viaja bajando de la montaña y la vida que es gestada y transmitida de generación en generación entre aquellos que marcamos día a día el camino del territorio, que se representa con una madre que sostiene la esperanza de esa vida sobre sus manos.
La vida misma y la identidad, sin embargo, no tienen mejor representación que aquella que se levanta como emblema de lo ancestral en resistencia con el Frailejón de páramo andino, que permanece aún en los cerros de la cordillera oriental, pese a la insistencia de la modernidad de convertir las ciudades en megalópolis, pretendiendo satisfacer “necesidades” ficticias de consumo del ser humano “modelo”, que no nos contempla en nuestra autenticidad. Este mismo proyecto de modernidad, que tiene manos y rostro, que no son las manos y los rostros de quienes trabajan la tierra, ni de quienes laboran a bajos salarios en las ciudades, pretende que la ciudad se expanda al punto de no reconocer la naturaleza, los animales y las plantas, como factores imprescindibles que mantienen en equilibrio nuestras vidas y nuestra permanencia; es por esto que reivindicamos igualmente la existencia del Guache en los cerros orientales como un ser que justamente permanece y mantiene ese equilibrio, generalmente desconocido, también porque nos cuesta vernos y reconocer lo propio cuando el mundo afuera exige crecimiento sin límites, ni éticos, ni lógicos.
Esta historia que nos cuenta la obra mural acerca del territorio, también es nuestra porque en él han habitado nuestros ancestros, porque nos reconocemos en su diversidad y autenticidad y, sobre todo, porque la cuidamos, la transmitimos y la conservamos. Cierra con la labor de una mujer trabajadora, que recoge las labores artesanales y nuestro espíritu cultural y festivo, que reivindicamos porque nos permite encontrarnos en la alegría y la diferencia, ella va uniendo en su hacer, esos hilos que nos tejen, a nosotros con el pasado y a todos con nuestra identidad.
Soñar en colectivo y construir a muchas manos
Este ha sido el resultado de un proceso que nos invitó a soñarnos, en el que participaron y nos encontramos con personajes que hacen que permanezca nuestra memoria como las señoras Cecilia, Yolanda y Alcira, o aquellos que con su espíritu joven imaginaron para todos nosotros como Ivonne, Pablo y Juan David, así como quienes viniendo de otros lugares nos permitieron enseñarles lo nuestro como María Irma, Vanesa y el profesor Victor de la Torre. Invitamos a todos a seguirnos soñando desde el reconocimiento de lo propio y de nuestras virtudes, que se pueden expandir, no como el concreto sobre la naturaleza, sí como la labor creativa que tenemos, la responsabilidad de generar espacios para encontrarnos todos en un lugar tejido colectivamente y en el respeto, partiendo de la garantía de derechos y la no exclusión.
Desde nuestro colectivo manifestamos esta obra, que es historia, memoria y vida, como un regalo a la ciudad y a nuestra localidad; un presente que recuerda el pasado y prepara el futuro, que a pesar de los tropiezos institucionales, por la naturaleza de su estructura, no nos detuvo, nos mantuvo en nuestro compromiso con la comunidad, aun trabajando en jornadas ilógicas que nada tienen que ver con el respeto y la valoración del trabajo y la labor de quienes entregamos nuestro tiempo, nuestro conocimiento y nuestros sueños a un proyecto común, para el disfrute y la reflexión de todos.
Esperamos que este, que nos ha parecido como colectivo y artistas, un gran resultado del trabajo constante, crítico, comprometido y de calidad, sea el punto de partida para generar más espacios en los que conversemos de manera participativa acerca de la ciudad, de cómo la construimos colectivamente, de cómo ejercemos nuestros derechos en ella; y que desde la institucionalidad, se respete este ejercicio, que permanezca y la obra se convierta en referente patrimonial, además que, en su objetivo de convocar espacios que expresen las ciudadanías, aprovechen esta intervención mural como punto nodal hacia la apropiación del patrimonio público y colectivo de la ciudad y la localidad de San Cristóbal, que se generen recorridos para su conocimiento y reconocimiento, abriendo sinceramente los lugares al diálogo y la reflexión desde la gente que habita y rehace cotidianamente el territorio.
1 www.facebook.com/conectandoprimerodemayo
2 www.colectivoartoarte.blogspot.com
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